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일. real life



Seoyeon se miró en el espejo antes de lavarse la cara y sonrió: estaba hecha un asco.

Las ojeras adornaban ligeramente su rostro debido al cansancio de llevar tantas horas en el hospital, tenía la piel apagada y su cabello estaba enmarañado, como si no se hubiera peinado en días.

Pero le dio igual. Nada de lo que veía no tenía solución, era parte de su trabajo, el no poder dormir lo suficiente, el ir de un lado para otro con tanta prisa que el pelo se enredaba y el uso de las mascarillas en quirófano hacía que su piel no transpirase lo suficiente y se viera tan mal.

—Estás igual de guapa que siempre, no te ofusques. —Seoyeon se giró para negar con la cabeza al ver a su amigo, apoyado en el marco de la puerta y con los brazos cruzados—. Si no me crees, se lo preguntamos a quien quieras, me darán la razón. Como siempre.

—¿Qué quieres, Hyunjae? —Fue directa, sin adornarlo porque no hacía falta, no con él, que odiaba a la gente que daba rodeos o no iban directas al grano—. Este es el baño de mujeres.

—Sé perfectamente que es el baño de mujeres.

—¿Entonces? ¿Qué haces aquí?

—Bueno, hay confianza, no es como si fuera a ver algo que anatómicamente no conozco y tengo mucho conocimiento, sobre todo por mi campo de especialización.

Seoyeon alzó una ceja y lo miró incrédula. ¿Acababa de intentar hacer un comentario divertido? Porque no le había salido bien.

—¿Eso es tu intento de broma? —murmuró de forma lenta.

—Podría decirse que sí.

—Sigue probándolo, siguen sin hacer gracia.

Escuchó una carcajada medio disimulada al volver a centrar su atención en el espejo, se deshizo la coleta para hacerse una nueva y sacó el pequeño neceser que siempre llevaba encima con un poco de maquillaje para este tipo de ocasiones.

—Podrán pasar los años, pero me sigue sorprendiendo que seas tan coqueta —apuntó Hyunjae, acercándose para revisar la máscara de pestañas, abriéndola con curiosidad y oliéndola para acabar poniendo una mueca—. No te pega en absoluto con lo que eres y demuestras.

—Y yo volveré a decirte, ¿por tener los objetivos claros en la vida y ser inteligente no puedo ser presumida? —rebatió, quitándole el rímel de las manos para ponérselo—. Tengo mis aficiones y mis gustos.

—Sigo sin entenderlo —afirmó, encogiéndose de hombros—. No lo de tus gustos y aficiones, eso es más que obvio, es más el hecho que quieras maquillarte cuando eres guapa al natural. No es necesario.

—Me gusta hacerlo.

—Pero no te hace falta —rebatió de inmediato—. No vas a encontrar al amor de tu vida aquí en el hospital, aunque...

—No lo digas.

—Vamos, Seoyeon, hay muchos rumores sobre vosotros dos, ¿no puedo interesarme por ti? Es una preocupación sincera de amigo y oppa.

—Odio cuando te refieres a ti mismo como oppa, Hyunjae.

Hyunjae y ella se conocieron en su primer día como internos, hacía ya tiempo. Pese a que habían ido a la misma universidad, no habían coincidido en ninguna clase,  probablemente porque Seoyeon al haber estado en el extranjero unos años convalidó asignaturas y no cursó las mismas que él, o porque a simple vista se veía que no tenían nada en común y ni compartían grupo de amigos.

Él era solitario, no le gustaba hablar sin ningún motivo, siempre lo hacía cuando creía que aportaba algo en concreto, fuera un beneficio intelectual o de otro tipo, era crítico y directo, a veces sin empatía y le costaba relacionarse con la gente porque según sus palabras, no la entendía ni tampoco quería.

Y el hecho de que fueran tan distintos, era lo que les había unido tanto. Seoyeon no buscaba alguien que le diera la razón de forma constante, ya sabía que era lista, no hacía falta un recordatorio; Hyunjae quería en su vida alguien que le aportase intelectualmente, que le hiciera ver los matices de las cosas sin ser tan dicotómico.

Casi nunca estaban de acuerdo, y acababan discutiendo para hacer que el otro entrase en razón, pero sabían que el otro estaría para lo que fuera.

—Cuando me preguntaste la primera vez ya te respondí —respondió para luego suspirar, buscando las palabras exactas—, a la gente le encanta hablar, el doctor Yoon es mi mentor y es como un padre para mí, mi padre en el trabajo —remarcó muy segura—. ¿Por qué la gente piensa cosas que no son?

—De forma objetiva, si lo piensas, los rumores tienen sentido —empezó, apretando los labios. Se quedó callado unos segundos, unos que aprovechó para colocarse mejor las gafas—. Empezó a trabajar aquí y de inmediato conectasteis, fuiste tú la que le enseñaste el hospital, siempre intenta que estés en su servicio de pediatría, te trae cafés, es exageradamente agradable...

—El doctor Yoon es exageradamente agradable con todo el mundo —lo cortó usando sus mismas palabras—. No lo niegues, es uno de los mejores doctores del hospital, trata a todo el mundo por igual ya seas interno, residente, adjunto o cualquier otro trabajador.

—Eso sí —admitió— y es uno de los mejores profesionales en su campo, no podemos negar lo evidente. Pero...

—Pongámonos objetivos de nuevo —lo interrumpió. Sabía que Hyunjae tenía que usar ese tipo de argumentos lógicos para que viera otro punto de vista—. ¿Por qué hay rumores del señor Yoon y de mí cuando paso más tiempo contigo? Míranos ahora, en el baño de mujeres, ¿no crees que eso también puede generarlos?

—No.

—¿Cómo que no? —se rio y negó con la cabeza. Era tan terco y obcecado cuando creía que tenía razón—. Hyunjae, ¿en serio?

—Somos dos amigos hablando de forma tranquila en un lugar sin gente, ¿qué pueden pensar los demás?

Seoyeon volvió a reírse y recogió todo su maquillaje. Esos comentarios, en lugar de enfadarle, le causaban gracia porque, aunque no lo admitiese, Hyunjae era demasiado inocente en algunos aspectos de su vida.

—Cuando dices estas cosas eres tan tierno, Hyunjae —musitó y le dio un beso en la mejilla—. Vamos a trabajar, no perdamos más el tiempo.

El aludido frunció el ceño ante esas palabras, sin entender a qué se refería, lo que hizo que Seoyeon se riera de nuevo. Al salir del baño, recibieron alguna mirada curiosa de trabajadores que estaban por ahí, pero a ninguno de los dos pareció importarles. A ella, como ya había dicho, le eran igual los rumores, fueran los que fueran, y Hyunjae no lo entendía, su única realidad era lo que él podía ver con sus ojos y comprendía al observarlo, no era intuitivo en ese aspecto.

Como ni sus buscas ni móviles habían sonado, aprovecharon para ir a la cafetería para desayunar algo mientras seguían hablando de los rumores que la envolvían. No se sentaron solos, lo hicieron con otros compañeros residentes con los que tenían una relación cordial y amistosa, que también decían lo que pensaban respecto al tema.

A ella le era igual que hablasen de ella, no iba a cambiar de actitud por lo que gente que ni conocía opinaba de su vida.

—Buenos días, Seoyeon —la saludó el señor Yoon, acercándose a ella aún con la ropa de calle. Solía llegar una media hora antes de que empezase su turno, era muy puntual—. Y buenos días a los demás —añadió con una gran sonrisa—. Te traigo tu café favorito para que te apiades de este pobre hombre y quieras estar en mi servicio hoy.

—Buenos días, señor Yoon.

—¿Cómo te he dicho que puedes llamarme? —Alzó una ceja y le guiñó un ojo con complicidad—. No hace falta que seas tan formal cuando no hay pacientes delante, puedes decirme por mi nombre. Tienes más o menos la edad de mi hija y si me hablas así, me siento mayor y soy un hombre moderno y joven.

—Hoy estoy con la doctora Lee, lo siento, doctor Junghwan.

Por mucho que le hubiera repetido en muchísimas ocasiones que podía tutearlo y llamarlo por su nombre, no acababa de sentirse cómoda al hacerlo de otra gente, era irrespetuoso.

—¿De nuevo? —Suspiró y Seoyeon vio un ligero puchero en sus labios, un gesto casi imperceptible que solía hacer cuando algo le disgustaba o se quedaba pensando en algo. Se había dado cuenta de ello a medida que pasaban más tiempo juntos en el trabajo, que le salía de forma involuntaria—. ¿No estuviste con ella ayer?

—Y con... —El doctor Yoon la miró para interrumpir su siguiente palabra, casi como si supiera que lo iba a tratar de usted—. La semana pasada estuve en pediatría.

—¿Querer que te decidas por mi especialidad es mucho pedir? —Negó con la cabeza, derrotado—. Tendré que hablar de forma muy seria con la doctora Lee, no puede robarme a mi discípula. —Y dejó el café encima de la mesa, delante de ella—. Tened un buen día, chicos —se despidió—. Tú no, Seoyeon, espero que sea muy malo y te arrepientas de no haber venido conmigo.

—¡Doctor Yoon!

Se escuchó una carcajada mientras se alejaba, dejando a Seoyeon con el ceño fruncido de forma leve por la broma que había hecho y a Hyunjae mirándola de forma fija.

—¿Y te extrañan los rumores? —fue directo sin adornarlo, sin anestesia. La juzgaba con la mirada—. Te ha traído café.

—Tú también me traes café a diario, es lo mismo.

—Yo cuando os conocí creía que estábais juntos —habló Sooyoung, una de las chicas con las que mejor se llevaba—. Eres de las pocas personas que está tanto tiempo al lado de Hyunjae sin perder la paciencia.

Y todos, menos el aludido, empezaron a reírse.

—No entiendo vuestras risas, soy alguien encantador.


❥❥❥


—Así que el doctor Yoon se ha quejado de que estés de nuevo conmigo, ¿no? —comentó la doctora Lee mientras se dirigían a su consulta. Solo llegar le había mandado un mensaje para que se reunieran cuanto antes y que la pusiera al día con cómo habían pasado la noche sus pacientes—. Este hombre...

—Según sus palabras: "me roba a mi discípula, tendré que hablar con ella".

Se sentía tan cómoda con la cirujana que casi siempre bromeaban o le contaba las cosas cómo eran, porque sabía que no se enfadaría. La doctora Lee era una experta en hacer sentir bien a los demás.

—Por mí bien, así le haré ver que es él el que te roba, llegó mucho más tarde al hospital y ya llevabas en mi servicio un par de años.

—Soy consciente, doctora Lee y...

—¿Tantos años y me sigues llamando así? —la cortó con una sonrisa—. Llámame Chaewon, sabes que no me gusta la formalidad, siempre te lo digo. Tampoco soy tan mayor, soy una mujer moderna, a veces tantas formalidades me aburren.

Seoyeon se mordió el labio para reprimir una carcajada, acababa de decir lo mismo que el doctor Yoon, casi las mismas palabras. ¿Era acaso una señal?

—Estuve mirando los artículos que me sugirió —cambió de tema por completo—. Y me encantaría ver un procedimiento así en persona.

—Intentaré que lo hagas, si llega un caso al hospital, estarás en mi equipo.

Una de las cosas que más le gustaban a Seoyeon de la doctora Lee era su eficiencia. No era una de esas doctoras que perdían el tiempo en cosas que no hacían falta, tampoco en explicarle procedimientos que ya sabía solo para demostrar sus grandes conocimientos, iba al grano, esperando que si tenía dudas, le preguntase, generando el ambiente adecuado para ello.

También le gustaba mucho la confianza que depositaba en ella, le dejaba hacer, sin perder esa autoridad como mentora y doctora con mucha más experiencia.

Desde pequeña había tenido claro que quería ser cirujana plástica, por eso estar con la doctora Lee y aprender de ella en su servicio era la opción lógica, lo que había hecho una vez que había pasado la etapa de interna.

Sin embargo, al conocer al señor Yoon y el amor que tenía por su especialidad, la manera en la que se le notaba lo que disfrutaba su trabajo con los niños, esa forma de enseñarle sin que lo pareciera, hizo que le entrasen las dudas. Como aún no tenía que decidir la especialidad que haría, se iba turnando entre ambos servicios.

—Despejad lo que queda de agenda, solo atenderemos a los pacientes que están programados para antes de la comida—le indicó mientras se giraba en la silla, entre visita y visita de consulta, hablándole a ella y a la enfermera que las acompañaba—. El jefe del hospital me ha hecho una petición expresa —murmuró mirando el móvil—. En unas horas va a venir un paciente vip y quiere que lo atendamos.

Esa era otra de las cosas que apreciaba mucho de la doctora Lee, que hablaba en plural cuando sucedían esos asuntos, remarcando de forma indirecta que eran un equipo.

—¿Un caso muy grave?

—Por lo que me ha dicho, no, solo un paciente importante que quiere la máxima discreción posible y que su presencia en el hospital no se filtre a la prensa.

No era extraño, más de una vez habían atendido a pacientes de ese tipo, que se dedicaban al mundo del espectáculo y que tenían que ir al hospital como cualquier otra persona.

Lo único que no le gustaba a Seoyeon era que tenían que despejar toda su agenda para atenderlos, centrarse en su bienestar, que estuvieran cómodos y contentos para que volvieran y así ganar más dinero.

Después de hacer lo que la doctora le había pedido, y de comer junto a ella de forma rápida para no llegar tarde, fueron directas a la planta en la que se alojaban los pacientes vip, que era la última. Las pocas veces que había estado ahí, porque no era muy habitual que la incluyeran ya que solían llamar a los mejores, había podido ver las diferencias, más que obvias, de acabados, muebles y estancias.

—Vale, según me ha dicho el director —comentó la doctora Lee antes de entrar—. Es un idol junto a uno de sus managers y es algo sencillo, nada que no podamos solucionar de forma rápida.

—A veces los idols son los más complicados —terció Seoyeon—. Sobre todo depende de lo que sea, viven de su imagen y...

—Lo sé, nada de lo que preocuparse —la calmó—. Se ha hecho un corte en un rodaje y al ser muy profundo quieren que se lo cosa un cirujano plástico para que le quede la mínima cicatriz. —Seoyeon asintió y entró después de ella a la habitación, haciendo una reverencia pronunciada—. Hola, soy la doctora Lee, y ella es la doctora Kang, vamos a ser las médicos que vamos a atenderte —se presentó con mucha educación—. Eres Seonghwa, ¿no? Un placer.

Seoyeon disimuló lo mejor que pudo su reacción al escuchar ese nombre. Debía ser una coincidencia y casualidad, habría algún otro idol con ese hombre.

¿No?

Tenía que haberlo.

No era que estuviera muy metida en ese mundo, escuchaba algunas canciones de forma casual, sin fijarse en miembros, o si eran muy conocidos no. Solo disfrutaba la música.

No obstante, cuando escuchó la voz del paciente, grave, con matices que tan bien conocía, supo que no era así.

Tragó saliva para que no le notase la sorpresa en el rostro, buscando ser lo más profesional posible. Pero no pudo, no cuando al alzar la mirada vio que él tenía la misma expresión que ella, si no se estuviera esforzando para disimular y mantener la profesionalidad, con los ojos brillantes y la misma sonrisa que cuando era adolescente, muy contento por verla.

—¿Seo?

Y ahí delante tenía a Seonghwa. Su primer novio, su primer amor y su primer todo.














Helllloooo, feliz sábado :)

¿Cómo va?

Aquí empieza la historia de los 2seo jeje, los días de subir serán los martes, pero iré intercalando entre esta y la de San. Es decir, este martes que viene será Arisan, ya el siguiente 2seo y así (Ayaka irá los sábados as always)

¿Qué os ha parecido?

Como veis en los banners de inicio, al ser una saga diferente, se especificará bien que narra arriba, y bueno, le copiaré lo de los flashback a doña ruth

Y no sabéis la ilu que me hace poder escribir al señor yoon haha, ¿EL ENEMIES TO LOVERS CON CHAE? QUIERO EXTRA DEL SEÑOR YOON.

Muchos besos xx

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