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— ¿Enserio los vas a apoyar a ellos? — Digo con dolor.

— Cam, son nuestros padres — Me contesta mi hermana con nerviosismo — Tu aún estás chiquita pa eso, quizás estás confundida.

— Tengo 18 años, no 8 — Digo con los ojos cristalizados — ¿Sabes que? Haz lo que quieras, no me importa.

Salgo de la habitación de mi hermana y me encierro en la mía, escucho como ella toca mi puerta pero no le abro.

¿Por qué simplemente no me pueden apoyar? Son mis padres, mi familia, las personas que más deberían apoyarme.

Prendo mi laptop para distraerme y veo que me llegó un correo hace un par te horas, lo cual me parece extraño.

"Ha sido aceptado a la universidad de Barcelona con una beca total incluida"

Abro la boca shockeada y mis ojos se llenan de lágrimas.

Entre a la universidad.

ME IRE A ESPAÑA.

Busco mi teléfono con rapidez y entró a ese chat que me quita el sueño, de la buena manera.

La mía vita:

Oye, ¿Está todo bien?

CamiCam:

QUEDE EN LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA.
ME IRE A ESPAÑA

La mia vita:

¿¡Enserio?! No lo puedo creer.
Ya quiero verte.

CamiCam:

Ya falta cada vez menos, mi amor.

— Camila, baja a comer — Escucho la voz de mi padre y hago una mueca.

No contesto nada y me decido por no bajar a comer nada, no quería verles la cara a mis perfectos padres.

Preferí leer con detalle el correo que me habían enviado.

Debía llegar a España en poco tiempo, me darían mis estudios, utilices escolares, comida y si quería, podía quedarme en una de las habitaciones que brindaba la universidad, o también podía vivir fuera de ella. Lo único que tenía que hacer, era pagar el vuelo a España.

La razón por la cual llevo ahorrando un año sin que mis padres se den cuenta, solo me faltaba un poco, y sabía quién me ayudaría.

— Hola cuñado, ¿Podemos hablar?

— Claro, Cam, ¿Que necesitas? — Me pregunta.

— 200 pesos — Digo.

— ¿Puedo saber para que?

— Si te digo, no puedes decirle a mi hermana, ni a nadie — Le digo y se queda callado por un buen rato.

— ¿Pelearon?

— Le dije a mis padres que me gustaban las mujeres y claramente no lo tomaron bien, y tú querida novia no dijo nada y solo estuvo de lado de mis padres — Digo con dolor.

Mi hermana era la persona más importante para mí, me sentía totalmente traicionada.

— Ay Cami — Dice con lástima.

— Por favor, cuñadito, necesito esos 200 pesos — le ruego.

— ¿Que vas a hacer con eso?

Me quedo callada por unos segundos y suelto un suspiro.

— Me iré a estudiar a una universidad fuera del país con una beca completa, ya tengo a donde llegar, pero me falta un poco de dinero para el vuelo — Suelto la bomba.

— ¿Te irás sin decir nada?

— Mis padres me dijeron que si no cambiaba esto de mi, me tendría que ir de casa — Un sabor amargo se instala en mi boca al dicer esas palabras — No perderé la oportunidad de mi vida por contentar a mis padres.

Lo escucho quedarse callado de nuevo.

— Te los daré, con una condición — Vuelve a hablar.

— ¿Que cosa?

— No quiero perder comunicación contigo, quiero saber si estás bien y todo eso.

Sonrió levemente al notar lo preocupado que se oía y se me apachurra el corazón al saber que tendría que dejarlo.

Sabía que Félix si me quería como una hermana y siempre me apoyaría.

¿Que le costaba a Samy ser así?

— Si prometes no decirle nada a mí hermana, te mandaré mensajes semanales de mi vida — Le digo.

— Trato.

— ¿Seguro? No te quiero meter en problemas si Samantha se entera.

— No te preocupes por eso, Cami — Le resta importancia — ¿Cuando debes estar en ese sitio misterioso? ¿Me puedes decir dónde es?

— España — Contesto con una sonrisa — Debo estar en una semana, pero quiero irme mañana mismo si es posible.

— ¿Tienes todo listo?

— Si, solo me falta el boleto.

— Yo me encargo de comprartelo para pasado mañana, para que te tomes el día de mañana con calma y acomodes todo sin que te falte nada.

— Muchas gracias, Félix — Digo con los ojos llorosos — Me alegra que estés con mi hermana.

— No agradezcas, cuñadita, sabes que te quiero como mi hermana — Me dice con cariño — Debo irme, nos vemos pasado mañana, cuidate.

Colgamos la llamada y limpio mis mejillas, esto estaba doliendo más de lo esperado.

Empiezo a buscar todos mis documentos, los cuales estaban en regla, y los guarde en mi mochila. Luego empecé a guardar de apoco mis cosas en mi maleta, mañana cuando mis padres salgan a trabajar y mi hermana a estudiar, terminaría de guardar todo y llevaría mi maleta a la casa de Félix.

Miro la hora y decido acostarme ya, tenía sueño y mañana sería un día pesado.

Luego de cambiarme, me acuesto en mi cama y empiezo a revisar mi teléfono, contesto el mensaje de esa chica que alegra mis días, aunque no espero respuesta, ya que en España era muy tarde.

Escucho unos pasos acercarse a mi puerta y apagó mi teléfono, disimulando que estoy dormida y escucho como la puerta se abre lentamente.

Reconozco los pasos de mi hermana y como mi cama se unde en el lado donde se sienta.

— Perdón por ser una cobarde — Dice acariciando mi cabello — Eres mi hermanita menor y no soy capaz de defenderte, soy una pinche cobarde y mala hermana.

Mi corazón se acelera al oír sus palabras pero sigo aparentando que estoy dormida.

— Se que podremos salir de esto, yo lo intentaré — Escucho inseguridad en su voz — Aunque estés dormida, te amo.

Siento sus labios en mi frente y aprieto mis manos debajo de las sábanas, sin que ella se de cuenta.

Tenía un nudo gigante en mi garganta.

Samy se queda un rato a mi lado y luego de soltar un suspiro, sale de mi habitación.

Cuando escucho que está bien lejos, las lágrimas empiezan a salir de mis ojos y los sollozos escapan de mi boca.

¿Por qué justo ahora, Samantha?

• • • • • • • •

— Puedes ir a terapia — Dice mi padre en el desayuno.

— O a un campamento de conversión — Dice mi madre y hago una mueca horrorizada.

— Si tienes idea de lo que hacen allí, ¿No? Golpean, torturan, violan y han llegado a matar, aparte de que es ilegal — Digo con asco — Si me quieres muerta, simplemente dime y listo.

— Camila, no le hables así a tu madre — Me regaña mi padre y bufo, apartando mi plato.

— Se me quitó el apetito.

— Camila, ni se te ocurra irte de la mesa así — Dice mi madre pero la ignoro, yendo a mi habitación.

¿Quieren saber dónde estaba Samantha todo momento mientras mis padres me decían todo eso? Si, a mí lado, totalmente callada.

Me siento en mi cama y paso mis manos por mi cara, totalmente estresada.

Mi teléfono empieza a sonar y lo contesto al ver que es Félix.

— Holis — Contesto sin ánimos.

— Volvieron a pelear, ¿Verdad?

— Algo así — Hago una mueca — ¿Que pasó? ¿Ya lo tienes? — Pregunta ansiosa.

— Tu vuelo sale mañana a las 10 am, debes estar en el aeropuerto a las 7 o 8, yo te llevo.

Sonrió ampliamente y pegó pequeños brinquitos en mi habitación, pero me controlo y vuelvo a sentarme en mi cama.

— Muchísimas gracias, Félix, enserio — Le digo con cariño.

— Lo que sea por mi cuñada favorita.

— Le voy a decir a Vero que yo soy la cuñada favorita, con permiso — Bromeó.

— eh, ni se te ocurra, mocosa — Me dice y suelto una risita — Te dejo, tengo que hacer algunas cosas.

Me despido de Félix y entro de una vez al chat de mi novia.

CamiCam:

Ya tengo el boleto, Félix me lo compro!!!
Mañana a las 10 am hora México sale el vuelo, según mis cálculos llegó a las 8 o 9 de la noche.

La mía vita:

Joder, ya quiero que llegues.
Le diré a mi padre para que te vayamos a buscar.

CamiCam:

¿Segura? No quiero molestar a tu padre.
Puedo tomar un taxi, idk.

La mia vita:

Camila, no seas tonta, eres mi novia y no te dejare sola en España en la noche.
Mi papá no tiene ningún problema con buscarte, está emocionado por conocerte.
Ya le dije y me dijo que estaríamos allí, y que dejes de pensar eso.

Sonrió bobamente al leer esos mensajes y mi corazón se calienta, como amaba a esa chica.

— Cami — Escucho la voz de mi hermana y la miró, apagando la pantalla de mi teléfono.

— ¿Que quieres, Samantha?

Noto una expresión triste en su rostro al oír como le hablo y suelto un suspiro.

— Yo intenté hablar con mis padres, y me dijeron que lo del campamento de conversión si está mal, pero que debes ir a terapia con el doctor Rafael Rodríguez — Me dice.

Suelto un bufido — Ese viejo es un homofóbico, machista y antiguado que no sabe hacer su trabajo, Samantha, los que debían ir a terapia son ellos.

— Por favor, Cam, solo ve a esa terapia y listo, puedes aparentar que si funcionó y ya, yo te puedo ayudar — Me pide con desesperación.

— ¿Quieres que aparente ser alguien que no soy? ¿Como tú lo haces? — Suelto con rabia, pero me arrepiento al ver la mirada de dolor de mi hermana — Lo siento, pero no puedo hacer esto, Samy.

— ¿Entonces que? ¿Te irás de la casa?

Y no solo de la casa, también del país.

— No es mi decisión, es la de ellos.

— Maldita sea, Camila, ¿No puedes hacer un poco de esfuerzo para que esto no termine así? — Dice estresada.

— ¿Y porque me lo dices a mí? ¿Por qué no se lo dices a ellos también? Estamos en pleno siglo 21, no estamos en la era de los cavernícolas para tener esa mentalidad.

— E..Ellos son nuestros padres — Tartamudea un poco.

— Entonces quédate con ellos y déjame — Le doy un empujón fuera de mi habitación — Dile a tus papis que en cualquier momento me voy de su casa, que no se preocupen.

Le cierro la puerta en la cara y suelto un suspiro, recostando mi frente en la puerta... Sin saber que Samy hacia lo mismo del otro lado.

¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?

• • • • • •

La casa estaba sola, Samy estaba en la universidad y mis padres estaban trabajando.

Suelto un suspiro mientras dejo una carta sobre la cama de mi hermana y uno de mis peluches favoritos, un pollito de color morado con una corona.

Miro la habitación de mi hermana por ultima vez y unas ganas de llorar enormes me entran, ¿Enserio sería capaz de dejar toda mi vida atrás?

Seco las lágrimas que bajan por mis mejillas y me doy la vuelta para salir de la habitación rápido, pero una foto me detiene.

Somos Samy y yo cuando teníamos unos 6 y 3 años, ese día habíamos ido al campo de flores y Vero nos tomó esa foto desprevenidas. Samy me había hecho enojar y me estaba abrazando para contentarme, lo cual logro.

Saco la foto del cuadro y la guardo de mi bolsillo, un recuerdo para la vida.

Salgo de mi casa con rapidez, solo llevaba mi mochila, ya que Félix tenía mi maleta.

— Se nos está haciendo tarde, apúrate — Dice abriendo la puerta del copiloto desde dentro del carro.

Me subo al auto y pongo mi mochila en la parte de atrás, quedándome solo con mi teléfono.

— ¿Estás segura de hacer esto?

Me quedo callada y saco la foto que le quite a Samy, mirandola con nostalgia.

— La vida sigue, Félix, con o sin ella, será diferente pero debo seguir, por mi, así que no me hagas esa pregunta por favor — Le pido.

— Entiendo, lo siento.

Saco mi teléfono para distraerme, y sonrió estúpidamente al ver los mensajes de mi novia.

La mia vita:

Llega ya :(
Te necesitoooo
Necesito besar esos labios ya.
Quiero que mis padres conozcan al amor de mi vida.
Estoy contando las horas con ansias.

— Cami — Me llama Félix y levantó la vista de mi teléfono — ¿Por qué estás sonriendo tan estúpidamente?

Suelto una risita avergonzada y siento mis mejillas calientes.

— Queti — Le saco la lengua.

— Grosera — Me dice con diversión.

— Estoy hablando con mi novia — Le digo.

Este abre los ojos cómicamente y me mira cuando estamos parados en un semáforo.

— ¿Como? Creo que te escuché mal.

Ruedo los ojos con diversión.

— Mi novia, Félix, n-o-v-i-a — Deletreo la palabra y este rueda los ojos — Digamos que por esa razón pedí la beca en España, aunque mis otras opciones eran Inglaterra, Estados Unidos y Suiza.

— Increíble — Murmura — Pero, ¿Como se conocieron?

— Internet — Contesto.

Luego de un extenso interrogatorio por parte de Félix, llegamos al aeropuerto y mis manos empezaron a sudar frío.

— Bueno, ya estamos aquí — Dice Félix bajando mi maleta — Vamos, debemos hacer el check in.

Estoy totalmente agradecida de que Félix me ayudará en cada paso, si lo hubiera hecho sola, capaz quedo en Japon por pendeja.

— En media hora sale tu vuelo — Me dice con tristeza — ¿Llevas todo? ¿Dinero? ¿Teléfono? ¿Todos tus documentos?

— Todo está en orden, Félix — Acaricio su brazo — Estaré bien, no te preocupes, te estaré enviando mensajes.

— Te voy a extrañar, Cam — Me dice con tristeza — Pero me alegra que te saliera esta oportunidad.

— Y yo te voy a extrañar a ti, Félix — Lo abrazo y este corresponde el abrazo — Gracias por ser como un hermano para mí.

— Eres mi hermanita menor, Cam, siempre te apoyaré en todo — Siento como besa mi cabeza — Y Samy también te ama, pero sabes cómo es.

— La voy a extrañar un chingo, pero no puedo seguir así — Siento como las lágrimas ya empiezan a bajar — Prométeme que la vas a cuidar, Félix, por favor.

— Con mi vida, Cami, la cuidare con mi vida — Me asegura.

”Pasajeros del vuelo con destino a España, Barcelona, por favor abordar por..."

Mi corazón se descontrola y un pequeño sollozo escapa de mis labios mientras abrazo a Félix con fuerza.

— Espero volver a encontrarnos en un futuro, Felix — Digo con la voz temblorosa.

— Espero que tengas una buena vida, Camila — Lo veo con los ojos llorosos — Buen viaje, cuñada.

Le sonrió y limpio mis lagrimas luego de darle un ultimo abrazo.

Camino hasta la puerta de abordaje y no volteo a verlo, sería el doble de doloroso.

Bienvenida nueva vida.

• • • • • • •

Luego de bajar del avión y buscar mi maleta, busco con mi mirada a mi novia con desespero.

— ¿Buscas a alguien? — Escucho esa voz a mi espaldas y me doy la vuelta.

Quedó frente a frente con la española que hace que mi corazón se caliente con solo una sonrisa.

— Hola, el meu amor — Dice con esa hermosa sonrisa.

— La mia vita — Murmuró.

— ¿Y mi abrazo?

Me tiro a los brazos de la española y siento sus manos pasar por mi cintura, pegándome a ella.

— Ya estás aquí, mi amor — Me dice contra mi oído.

— Estoy aquí, lo estoy — Digo abrazándola con fuerza.

La pelinegra se separa de mi y toma mis mejillas, estrellando sus labios contra los míos.

Quedó sorprendida por unos segundos, pero correspondo cuando está aprieta mi cintura.

— Joder — Murmura y vuelve a besar mis labios — Ya necesitaba hacer esto.

— Ahora lo puedes hacer las veces que quieras, mi amor — Digo acariciando su mejilla.

La española sonríe con ilusión y vuelve a besar mis labios.

Mar Serracanta sería mi maldita perdición.
























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