https://youtu.be/-BG2DSed1Bc

Seguía sentada en el sofá indecisa de saber si ir a la fiesta de gala, a la cual había sido invitada, o quedarme en casa y hacerle caso a mi mejor amiga. Ella, sabía en estas circunstancias, ya me avisó hace meses de que Álvaro no me merecía, pues no era digno de mi amor. Yo no me creía más que nadie, era una sencilla chica que se había enamorado de un chico empresario que había expandido sus empresas alrededor de todo el mundo y que comenzó a creerse más importante que otros. Dejé de ser su primera opción hasta que le reclamaba un poco más de atención, era ahí cuando me hacía suya, me regalaba los oídos y yo seguía cayendo a sus brazos. Mi amiga tenía razón cuando decía que era tóxico para mí, pues siempre terminaba llorando por él por cualquier cosa que sucediera entre ambos.

No era la primera vez que me replanteaba dejarle, aun así me era imposible. Había una conexión demasiado fuerte entre ambos o, al menos, por mi parte. ¿Debía dejarle plantado en la fiesta?, ¿debía ir y ser la novia que se merece?, ¿debía arruinarle una de las cenas más importantes de su vida? Eran muchas preguntas y ninguna de ellas me daba la respuesta que tanto ansiaba encontrar.

Su nombre aparecía en mi móvil una vez tras otra, al final, terminé contestándole.

—Pequeña, ¿dónde estás? —preguntó con una voz dulzona, la cual arropaba mi corazón para que no se derrumbara.

—Álvaro...

Fue lo único que conseguí decir antes de que mi voz se quebrantara y rompiera a llorar. Él me hablaba intentando tranquilizarme, no quería perderle, pero, al mismo tiempo, sabía que esta relación me estaba afectando más de la cuenta.

—Cariño, tranquilízate. —En verdad su voz sonaba preocupada, pero ¿y si estaba fingiendo como tantas veces había hecho? —. Peque, ábreme, estoy afuera.

Mi corazón comenzó a bombear tan rápido como la primera vez que nos conocimos, las mariposas reaparecieron y los nervios se instalaron en mi cuerpo. Me levanté y le abrí, allí estaba él, con el móvil todavía pegado a su oreja y mirándome preocupado. Guardó su móvil en el bolsillo del pantalón y me abrazó, besando mi cabeza y diciéndome que para él era lo más importante. Me relajé entre sus brazos y me dejé abrazar de esa manera tan cautivadora. Escondí mi cara en el hueco de su cuello y él, lentamente, cerró la puerta y nos llevó hasta el sofá. No me soltó, íbamos a hacer tarde a la cena de gala y a él parecía no importarle. Mis lágrimas cesaron y él seguía acariciando mi pelo y espalda con dulces caricias que terminaron en besos apasionados y yo, a horcajadas sobre él.

Desabotonaba su camiseta con rapidez hasta dejar su torso al descubierto. Lo besaba y recorría mi lengua por él, entreteniéndome en su cuello. Lo mordía provocando que los gemidos inundaran la habitación. Desabroché su cinturón y lo quité con sigilo. Me besaba con pasión, nuestras lenguas se entrelazaban y jugaban entre ellas bailando un excitante baile que podía llevarnos al más puro infierno.

Álvaro levantó la camisola de pijama y comenzó a rozar su miembro ya erecto sobre mi zona húmeda que deseaba que nos quitáramos la ropa que nos faltaba. Sin embargo, la toxicidad volvió a tomar control de la situación. Me levanté juguetona y subí a la habitación. Lo escuchaba detrás, corriendo hacia a mí mientras se desnudaba. Me escondí tras la puerta y le golpeé la cabeza no demasiado fuerte, pues no quería que muriera en ese instante. Lo arrastré hacia la cama y lo até a cada extremo. Mojé un algodón con alcohol, me senté sobre él y comencé a pasárselo por bajo de la nariz. Abofeteaba ligeramente su cara hasta que comenzó a reaccionar.

—¿Qué pasa, cariño?, ¿te han hecho daño?

—Estás loca, ¿qué coño estás haciendo?

—¿Pensabas que no me iba a dar cuenta de que estabas acostándote con tu secretaria?, ¿piensas que soy idiota?

—No seas ridícula, ¿cómo me voy a acostar con mi prima?

—¿No puedes ser más creativo?, ¿tu prima?, ¿enserio?

—Te estoy diciendo la verdad.

Le di un bofetón, del cual se quejó con un gruñido.

—Debería haberles hecho caso a mis amigos cuando me dijeron que eras demasiado tóxica para mí, que me estabas separando de ellos, que me arrastrabas a ti...

Me reí cuando intentó soltarse de las esposas, pero era imposible, estaban bien apretadas. Tocaba su pecho desnudo y descendía hasta su miembro que ya no estaba erecto, una pena. Comenzó a respirar agitadamente y se movía inquieto, abría la boca intentando coger más aire, pero era inútil.

—Siento que me estoy ahogando.

Asentí cuando le enseñé la jeringuilla que le acababa de inyectar en su costado y sonreí malvada.

—Me estás reteniendo y me estás matando lentamente —dijo, dándose cuenta de la situación. Había caído en mi trampa.

Volví a asentir y fue cuando envolví el cinturón alrededor de su cuello. Saltaba intentando quitarme de encima, sus movimientos furiosos y llenos de ahogo me mostraban que mi objetivo estaba siendo conseguido.

—Siento que me estoy ahogando.

Volvió a repetir. Apreté más fuerte, viendo como su tono de piel cambiaba a un rojizo azulado que me afirmaba que se estaba quedando sin oxígeno.

—No vas a ser de nadie si no eres mío.

¡Hola corazones! Aquí os dejo el nuevo reto. Éste trataba de escribir un relato entre 600 y 300 palabras. Debíamos elegir una canción de las que nos proponían, yo elegí "I feel like I'm drawing" (después de mucho debatir, pues había otra que me encantaba) y escribir sobre ello, encajando un párrafo que nos pusieron (marcado en cursiva).

Espero que os haya gustado <3 ¡Un abrazo fuerte!