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||TREINTA Y TRES||

|33|Condenados

Los aplausos y aclamaciones inundaron todo el inmenso teatro. La familia de Miguel Rivera eran los más entusiasmados que no solo aplaudían, sino su esposo gritaba eufórico y los niños intentan chiflar por el gran espectáculo que dio su padre, a pesar que no fue el protagonista ellos estaban orgullosos. Al igual que Mirabel; quien estaba a su lado aplaudía emocionada, sin borrar aquella sonrisa hermosa y enamoradiza dedicada solo para el gran Madrigal; quien al verla en uno de los mejores asientos le guiño el ojo. Matías noto esos gestos sintiendo asco en sus adentros pero no lo demostró, simplemente aplaudía con una sonrisa relajada hasta que noto como su cita aplaudía con una sonrisa dedicada a su mejor amigo. Sonrió de lado y abrazo a Paguro, acercándolo más a él y procurando que el otro italiano los viera, le susurro en su oreja:

–Me gusto estar a tu lado –sonrió al verlo sonrojado.

La cara molesta de Alberto era diversión para él, sonriendo complacido simplemente se la pasó junto a su pequeña llave, quien lo llevaría a su objetivo. Cuando el telón cerro y todos comenzaron a levantarse, los niños estaban emocionados de ir a felicitar a su padre y tíos, como los consideraban ellos. Tanto Mirabel como el papa de ellos les decían con una sonrisa que tuvieran paciencia, pero los gemelos no hicieron caso, siendo que al ver a su tío bisabuelo no dudaron en ir corriendo hacia él para felicitarlo también. Los adultos rieron lo niños eran unos fanáticos del teatro al igual que Mirabel, quien al ver a teresa siendo ayudada a quitarse esa odiosa peluca no lo pensó dos veces y corrió hacia ella para felicitarla. No podía ir a abrazar a su novio por obvias razones.

No obstante cuando Camilo la vio en los brazos de su amiga, ella le sonrió y le susurro un: "Lo hiciste increíble, amor". Sonrió con tristeza, quería ir hacia ella abrazarla como Luca lo hacía con Alberto o besarla como el esposo de Miguel con él.

Mirabel se separó de Teresa regalándole una hermosa sonrisa antes que ella se fuera a cambiar. Bruno se acercó a ella, sorprendido por lo hermosa que estaba su sobrina esa noche. Ella le sonrió levemente, ya no sentía tanto enojo como hace más una semana, ambos se querían. Mirabel lo abrazo con fuerza y Bruno sentía que se derrumbaría, extrañaba a su sobrina, era lo más cercano que tenía a una hija que no dudo en abrazarla con fuerza contra su pecho.

–¿Cómo estuvo? –pregunto con una sonrisa nerviosa al separarse.

Ella sonrió con lágrimas de emoción que amenazaban arruinar su tan hermoso maquillaje, no solo era la primera obra de Camilo en la que asiste, si no, también era la primera obra que dirige su tío que ve. Estaba tan feliz de verlos al fin; ambos superaron sus expectativas.

–Estuvieron increíble, ame cada escena –susurro con una bella sonrisa mientras limpiaba delicadamente sus lágrimas–, sin duda hicieron un gran trabajo.

–Tu nos ayudaste con los vestuarios, Bel –dijo Alberto acercándose junto con Miguel, ambos le sonrieron.

Encantada ella se lanzó a abrazarlos con fuerzas, ellos al instante le correspondieron con cariño. Ella era su pequeña hermanita de otra madre. Camilo sonreía a lo lejos, estaba feliz que Mirabel saliera de su zona de confort y comenzara a tener verdaderos amigos que la apoyen.

–¿En verdad la amas? –escucho una voz seria detrás de él.

El actor suspiro y no le dirigió la vista, solo se mantuvo serio mirando a sus amigos y pareja en silencio.

–Creí que me odiabas.

–Lo sigo haciendo –hablo Bruno con firmeza también mirando la felicidad de su sobrina–, solo quiero protegerla.

–¿Y crees que yo no?

–Nadie de la familia aprueba esto, ni sus hermanas y ha peleado mucho con sus padres por esta relación que sabes que no terminara bien –lo miro molesto–. Y no hablemos de la tuya, ¿Crees que tendrán un final feliz?

No respondió solo agacho la mirada, resignado. Bruno suspiro y peino hacia atrás su cabellera.

–Solo trato de protegerla, no de ti. Solo veo que su relación será un completo desastre, uno donde ambos saldrán lastimados.

–¿Nunca lograre convencerte? –reclamo irritado, levantado su vista hacia el mayor.

Bruno cerro sus ojos y respiro hondo.

–Puedes estar con ella esta noche, buscare una excusa para sus padres, solo intenta que no los descubran. Tómalo como una recompensa por tan excelente trabajo –se fue lo último que dijo para después irse.

Camilo gruño apretando sus puños, sabía que eso significaba que no lo aprueba. Desvió la mirada queriendo irse a su camerino, pero sintió un escalofrió al sentir dos manitas tomando sus manos. Bajo la mirada y se encontró con la miradas asombradas y emocionadas de los gemelos.

–¡Tío Camilo, estuviste increíble! –exclamo uno de los gemelos con un gran brillo en sus ojos oscuros.

–¡Si! ¡Eres el mejor actor! –grito eufórico el otro.

Él rio, agachándose para estar a su altura, aunque no lograba diferenciarlos. Literalmente era idénticos que no entendían como sus padres los lograban reconocerlos casi al instante. Les sonrió y revolvió sus cabelleras con cariño, haciendo reír a ambos. Cargo a ambos infantes en sus brazos, ellos estaban más que emocionados. Admiraban mucho a Camilo.

–¿En serio lo creen?

Los dos niños asintieron con emoción y energía. Provocando que el hombre de rizos se sintiera bien en su interior. Con los menores en brazo se acercó con los demás, Mirabel dejo de prestar atención a su conversación con Alberto al verlo llegar con los pequeños; quienes abrazaban a su tío. Ella sonrió sintiendo una calidez en su pecho con solo imaginarse a Camilo como el padre de sus hijos.

–Tío, tu novia es muy bonita –susurro con suavidad uno de los niños en su oreja al notar a la joven viéndolos.

–Sí, ella es muy bonita parece una princesa –susurro el otro sonriendo avergonzado al ver a Mirabel mirándolos con una sonrisa.

–Lo sé, soy un hombre afortunado –les respondió en el mismo tono.

–¿Te casaras con ella?

–No lo sé, ¿Ustedes que opinan? –pregunto mirando a ambos.

–¡Sí! –gritaron con alegría pero rápidamente taparon sus boquitas con sus manitas para que Mirabel no los mire.

Camilo rio y miro de reojo a su amada; quien ahora estaba riendo y sonriendo con Matías y Miguel. Por primera vez se sentía bien con su vida.

[...]

–¿Seguro que no quieres quedarte? –pregunto Mirabel con un tono triste–. Estaremos aquí, por si cambias de opinión.

Matías rio y negó, con sus manos metidas en sus bolsillos. Estaban todo el grupo en las jardineras dentro del teatro, se quedarían a descansar y convivir esa noche festejando el gran trabajo de los actores. El estudiante miro a Luca de reojo regándole una sonrisa coqueta. Él estaba apenado por no querer admitir que también le gustaría que se quedara que disfrutaba su compañía. Matías volvió a mirar Mirabel.

–Tengo que cuidar a mi hermanita, mi mamá tiene el turno nocturno –explico con una sonrisa relajada para luego acercarse a Luca–. Espero volver a repetir esta cita. Eres alguien interesante, en verdad lo disfrute.

El italiano sonrió coqueto y sonrojado. Mirabel negó con una sonrisa despidiéndose de su amigo para irse con Teresa, ella fumaba recargada en una de las paredes junto con Miguel quien solo espera a su esposo volviera después de llevarles a los niños con una niñera.

Por otro lado Camilo miraba extrañado la expresión seria del italiano mayor, Alberto solo miraba como su mejor amigo coqueteaba descaradamente con su cita. Soltó un gruñido dejo de prestarle atención al cigarro de sus manos que se consumía.

–Tú nunca le mostraste lo que sentías por él.

Alberto suspiro frustrado y lo miro.

–Es que no se con claridad lo que siento por él, hasta que...

–¿Hasta que te acostaste con Teresa? –lo interrumpió con una mirada seria.

Estresado y furioso con su mano libre peino su cabellera hacia atrás.

–He creído toda mi vida que me gustaban las mujeres, he tenido novias que me hacían sentir el hombre más feliz del mundo...tengo veintisiete años creyendo que he sido hetero en toda mi vida –dio una larga calada a su cigarro casi terminándolo y expulso hacia el cielo nocturno el humo–. Luca es alguien importante para mí, por no decir que es la persona que más valor tiene a mi vida más que mi familia. Saber que siente algo por mí...fue un golpe duro, no me gustan los hombres pero sé que él no es cualquier persona.

Camilo coloco su mano en su hombro en forma de apoyo.

–Él se ve feliz con él –murmuro mirando de nuevo al castaño oscuro sonriendo.

–Lo sé –respondió desanimado–. ¿Cómo le haces para parecer tan fácil tu relación con la mujer menos indicada?

Camilo rio, tuvo la desgracia que el amor de su vida sea un caos para todos su alrededor.

–Simplemente ignoramos nuestros problemas cuando estamos juntos. Sabemos que nos estamos arriesgando –de reojo miro a Mirabel jugando con los demás y sonrió–, pero cuando sabes que es la persona indicada vale la pena luchar.

Alberto esbozo una risa.

–Van a irse a la mierda.

–Pero lo haremos juntos –aclaro con una sonrisa divertida–, sé que es difícil aceptar que puedas sentir sentimientos por tu mejor amigo, MIRAME A MI –exclamo apuntándose– que sufrí toda mi adolescencia creyendo que estaba mal enamorarme de una chica que todos nos hicieron creer que éramos primos. Todos nos presentaban así que creí que en verdad lo éramos.

Alberto rio, tenía razón su caso también era complicado, volvió a dirigir su vista hacia su mejor amigo, pero no le gustó nada de lo vio. Apretó su cigarro en su puño ignorando el dolor que sintió ante la quemadura. Estaba furioso y decepcionado de ver a Luca besarse tranquilamente con Matías. Camilo miro preocupado a su amigo, quien solo dejo caer con furia el maltratado cigarrillo y se largó de ahí sin decir nada.

[...]

Todos reían mientras degustaban un poco del alcohol que trajo Miguel. Solo Camilo, Luca y Hiro no bebían al ser los encargados de llevar a los demás, estaban tan tranquilos disfrutando la noche solitaria bajo las luces blancas de las farolas. El único matrimonio descansa en suelo, Miguel tenía su cabeza en hombro de su esposo recibiendo mimos de su parte, mientras que Teresa junto con la otra pareja estaban tranquilos sentados en el banco, Camilo estaba tranquilo acariciando la larga cabellera –ahora suelta– de su novia quien mantenía su cabeza en sus piernas y sonreía de manera calmada. Dejando solo a los mejores amigos sentados en el borde de la jardinera, ambos hablaban en italiano un poco alejados de todos los demás. Luca hablaba mientras que Alberto le prestaba toda su atención.

–¡¿Por qué no hablan español quiero mi chisme?! –se quejó Miguel un poco ebrio.

Su esposo se pellizco la fuente de su nariz para después darle un zape para que se calle.

–Ni hablan más allá de consejos para expresiones y movimientos, su conversación es aburrida –comento Camilo con indiferencia.

Todos menos Luca lo miraron extrañados y sorprendidos que el supiera italiano, Mirabel se levantó e igualmente lo miro sorprendida. No sabía que Camilo supiera lo que decían, tal vez todos exageraban su reacción ante el nivel considerable de alcohol en sus venas, pero era sorprendente. Camilo soltó una exagerada queja y suspiro:

–Cuando Luca y yo trabajamos en una serie infantil, a mí me obligaron dominar el inglés e italiano –explico con molestia y desinterés.

Luca asintió dándole la razón.

–El programa era muy exigente, teníamos reglas muy extritas –añadió con indiferencia–. De todos los que participamos solo Camilo y yo quedamos.

–Debieron ser de los mejores para representar a Latinoamérica e Italia –exclamo Teresa golpeando delicadamente su cigarrillo con su dedo para tirar las cenizas.

–Luca no es muy conocido aquí pero en Europa, Estados Unidos y mucho más Italia es una celebridad a un gran nivel e incluso estando más de diez años retirado. Él y su familia dominan los medios incluso más que los Madrigal –explico Alberto mirando a su mejor amigo–, es alguien inalcanzable y increíble –sonrió de lado.

Él lo miro extrañado y con cierto dolor en su pecho en sus palabras, ¿Por qué seguía jugando con sus sentimientos?

–¿Por qué sigues haciendo esto? –murmuro.

Alberto desvió la mirada con culpa, sabia muy bien a que se refería.

–Necesitamos hablar –dijo levantándose y tomando del brazo de su mejor amigo.

Todos los miraron irse, dejando un ambiente denso. Hiro detenía a Miguel a que fuera solo por su chisme mientras que Mirabel asustada creyendo que eso no terminaría bien, volteo para que Camilo la abrace ante la tensión, pero se quedó congelada al ver a su novio abrazando a Teresa. Ella mordía con tristeza su labio inferior en lo que se acurrucaba en los brazos del hombre. Intentaba no desmoronarse ante lo que pueda pasar, Camilo le susurraba que todo estaría bien.

Mirabel no dijo nada solo desvió la mirada sintiéndose un poco mal.

[...]

Alberto lo arrastro hacia un pequeño callejón entre los deicidios, Luca lo miraba confundido que al momento de estar lo suficientemente lejos termino soltándose de manera brusca.

–Quieres hablar, aquí estoy –recalco serio Luca.

El mayor respiro hondo y molesto lo miro fijamente. Estaba aterrado y furioso de que las cosas se vuelvan incomodas que terminan afectando a los demás.

–¿Por qué no me has dicho que sientes algo por mí?

Fue directo al grano estaba harto de todo esto. Luca lo miro sorprendido, parpadeo un par de veces analizando la pregunta pero termino enojándose sabiendo que él estaba enterado y no hacía nada.

–¡Contesta! ¿Estas o no enamorado de mí?

–¿Y eso te importa?

–¡Claro que me importa! ¿Por qué no me lo has dicho? –exclamo disminuyendo en sonido de su voz, odiaba gritarle cuando no se trataba de un juego o una de sus bromas. Estaba dolido de no saber qué hacer con él.

–¿Y que gano? ¿Tu rechazo? ¿Qué caso tenia? –Escupió con frustración sintiendo como se formulaba un nudo en su garganta– ¡¿Qué caso tenia si te decía que estoy enamorado de ti?! –sus ojos castaños comenzaron a cristalizarse–. Que me gustas, ¡Que solo me quede en Colombia por ti!

–Yo...

–¡Solo recházame, Alberto! –le grito desesperado queriendo terminar ya con esto– ...solo recházame –susurro entre llanto–. Quiero volver a ser solo tu amigo.

Alberto lo miro sorprendido y sintiendo un dolor en su pecho, no quería hacerle daño ni mucho menos iniciar una relación cuando aún no está de todo seguro si en verdad siente algo más allá de una amistad.

–Me acosté con una mujer aun sabiendo tus sentimientos –comento, desviando su mirada. No era capaz de aceptar sus sentimientos por él, aun sabiendo que hay alguien si puede corresponderle como lo merece.

–¿Q-qué? –su voz tembló.

–Luca no me gustan los hombres, siempre me gustaron las mujeres, quería evitar decírtelo...no quería perderte o herir tus sentimientos.

Luca mordió su labio inferior. Desvió su mirada, soltando un suspiro.

–Solo tenías que decirme que no...pero decirme que te acostaste con una cualquiera solo porque siento algo por ti, Dios –lo miro con repulsión–. ¿Tan asqueroso es que yo guste de ti?

Alberto respiro hondo y lo miro, no podía aceptarlo no podía darle lo que en verdad merece la persona que más lo ha apoyado. No estaba listo para aceptar que él corresponde. Luca lo miraba disgustado y asqueado.

–Sera mejor que me vaya.

–Luca –intento tomarlo del brazo, pero el otro se zafo.

–No quiero saber nada de ti por hoy, solo quiero olvidar todo. Olvidar el por qué te amé, solo olvidemos esto.

Él se quedó callado, solo desvió su mirada y dejo que se fuera. Luca suspiro, sabía que él no lo detendría por más que quisiera que si lo hiciera y simplemente se fue.

Una vez solo Alberto termino derramando lagrimas ante sus acciones; sentía rabia y odio hacia sí mismo que no dudo en golpear con tanta fuerza la pared más cercana, dañando sus nudillos en el proceso. Él no merece a Luca, sabe bien que podría ser feliz con Matías quien no dudaba en expresar lo que siente.

Estaba tan ciego en ira y desprecio que no noto una presencia no muy lejos escondido entre las sombras, admirando cada una de las fotografías que tomo junto con la grabadora que poseía. Matías suspiro con una expresión seria. ¿En serio eran tan tontos?

Sentía asco por todos ellos, pero por lo menos lo harían ganar un buen dinero. Guardo la grabadora en su pequeña maleta y saco su teléfono. Marco cierto número tan conocido, no sonó ni el primer tono cuando la asquerosa voz de su ex jefe atendió la llamada:

–Escucha bien, no te daré a los primos enfermizos...aun, pero sé que te va encantar un triángulo amoroso y más con dos grandes figuras como: Montenegro y Paguro –comento serio como miraba las fotos que tomo de Camilo consolando a Teresa y la imagen de un rechazado Luca.

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