epílogo.
— Un café doble. Por favor.
Riki, quien hasta ese momento no se había movido para nada, tomó sus manos congeladas por el frío que azotaba a Canadá y las frotó una sobre la otra buscando calor. Sus botas de invierno estaban llenas de nieve por la caminata extensa que había tenido que hacer desde su departamento hasta la cafetería más cernaca, y desde luego que con el calor del lugar sentía que en cualquier momento se descompensaría por el cambio de temperatura radical. Pero no quería aún quitarse sus abrigos, no hasta que recibiera su café y pudiera sentarse en algún lugar sin problemas.
Su teléfono celular vibró. Así que supo de inmediato que se trataba de su amigo.
Jake. 19:34 p.m
¡Mira Riki! Heeseung ha comprado
su traje de novio, lo llevé a mi
casa para que Jay no lo mirara.
¡Es hermoso!
¿Vendrás a Corea a tiempo?
Luego, dos fotos adjuntas del traje y Heeseung con él puesto, su amigo lucía muy feliz.
El pelinegro se alegró tanto por ello que envió una carita feliz junto a un corazón.
Riki. 19:36 p.m
Hablamos más tarde, Jake.
Se me congelan los dedos.
Dicho eso volvió a guardar su teléfono. Y suspiró como si se sintiera agotado, aunque en realidad se sentía feliz. Pleno.
Había estado viviendo en Canadá por cinco largos años, aún mantenía contacto con Heeseung y Jake. También en muchos de sus viajes a su país natal se hizo cercano a otros chicos que sus amigos le habían presentado, Jay, Yeonjun y Beomgyu. Heeseung y Jay estaban saliendo y habían decidido comprarse una casa juntos y apostar al amor y a una vida hermosa llena de buenos recuerdos. Por otro lado Jake, Yeonjun y Beomgyu no habían tenido mucha suerte en el amor, pero estaban felices por sus dos amigos. Ellos estaban planeando la boda y serían los pajes de honor junto a Riki, quien había prometido llegar un día antes o el día de la boda.
Riki, estudió diseño de modas y después de eso comenzó su carrera de modelo. Le iba bien, bastante la verdad, había modelado para algunas marcas importantes como Givenchy y Adidas. Tenía su vida soñada, por así decirlo. Vivía en un departamento algo apartado de la ciudad, era del tamaño perfecto para él. No tenía muchos amigos por ahí, pero apreciaba las presencias de algunas personas que había conocido a lo largo de su carrera. Había tenido mucho tiempo para pensar y conocerse a sí mismo, había aprendido a estar cómodo él solo, ni siquiera el amor había sido un tema en esos seis años.
Estaba bien con su familia y con sus amigos. Y pudo darse cuenta que para todos (a pesar de la enorme distancia que los separaba) había un final feliz. Y suspiró agradecido de saber que todo estaba bien.
— ¿Joven?
Riki se desvió de sus pensamientos inmediatamente para que sus ojos se posaran en la chica que tenía frente a él.
— ¿Me hace un espacio en el sofá?
Entonces se dio cuenta al instante que inconscientemente estaba adueñandose de todo el sofá. Las mejillas se le colorearon de inmediato.
— L-Lo siento.
— Tranquilo. No eres el único agotado aquí. — bromeó la chica sonriendole cálidamente — Me llamo Eunchae.
— Riki. — dijo éste. Ofreciéndole su mano.
— ¿Qué hace un chico como tú por aquí? — preguntó la chica curiosa.
— Solo vine a tomar un café, vivo aquí hace cinco años, estoy ascendiendo mi carrera como modelo — dijo, sonriente — ¿Y tú?
La chica abrió y cerró su boca como un pez fuera del agua.
— Wow. — exclamó Eunchae — ahora me siento una completa inútil. Yo vine a visitar a mi abuela. Me mudé aquí hace un tiempo.
Ambos rieron a la par.
— Es bueno ver gente que aún se preocupa por su abuela...
— Oh, vamos. No te obligues a hacerme sentir mejor. — hizo un ademán con la mano restandole importancia.
Riki asintió con la cabeza.
— Si necesitas algo alguna vez. — parecía anotar algo en un papel. Acto seguido se lo entregó a Riki — Llámame.
Riki se sorprendió por el gesto, tanto que tardó unos segundos en reaccionar. Más decidió no dudar más de la cuenta y tomó el papel de inmediato.
— Gracias Eunchae. Lo tendré en cuenta.
Algo le decía que no hablaba precisamente de trabajo.
— Me gustaría tomar otro café contigo algún dia. — volvió a decir.
Riki sonrió avergonzado.
— Lo siento. Me encantaría pero....
— ¿Tienes pareja?
— Claro que no. — rió un poco nervioso — solo no quiero... distracciones. ¿Comprendes? no te ofendas.
Eunchae asintió con la cabeza intentando ser comprensiva.
— Pues si cambias de idea, mi sugerencia sigue en pie. — le guiñó un ojo, para luego salir de ahí a paso tranquilo.
Riki alzó ambas cejas sorprendido.
Simplemente... ¿qué?
Quiso decir, más calló a su boca porque sabía que era mejor mantener el silencio.
Riki negó divertido con la cabeza luego de aquello. Era imposible hacer amigos si lo único que querían eran otras intenciones.
El pelinegro mientras terminaba su café ya no tan humeante, pensaba solo en Eunchae y sonreía con diversión.
Más eso decayó un poco cuando esa chica, inevitablemente le recordó a alguien. No por su físico ni nada por el estilo, sino por recordar a la última persona que gustó de él y su saber sobre eso.
¿Qué habrá sido de su vida?
Perdió contacto total con Jungwon y Sunghoon desde que se fue, ni siquiera por redes los había visto y nunca le preguntó a sus amigos sobre ellos, y más específico sobre él.
Sonrió inconscientemente al recordar al menor perseguirlo y darle besos no deseados por todo su rostro. Fue abrumador, y muy tonto, pero ahora lo encontraba gracioso.
Cuando finalmente terminó de tomar su café con medialunas, limpió las migajas que quedaron en su ropa. Acto seguido se quitó su abrigo y decidió dejar la taza vacía en una mesa.
Iba a pedir otro café. Se levantó de un salto y caminó a paso firme hasta llegar a la pequeña barra que había allí.
Sin embargo, no pudo llegar a tiempo. Porque terminó chocando con una persona. Persona cuyo café se derramó un poco en Riki.
Este último abrió la boca en "o" sorprendido y miró al causante de ello con el ceño fruncido.
— Lo siento tanto, yo...
— Está bien. — dijo Riki cuando vio que estaba por darle un pañuelo. Lo tomó con una de sus manos sonrientes y luego lo miró a la cara para saber quien era la persona con la que estaba hablando.
Y de repente, su respiración se entrecortó, sus ojos se agrandaron un poco más y se quedó petrificado al ver lo que tenía frente a él.
Ambos se quedaron allí sin saber qué decir o qué hacer.
— J... — Riki tragó duro e intentó respirar hondo. Simplemente no podia creer que estaba ahí. — ¿Jungwon?
¿Qué hacia Yang Jungwon en Canadá?
El más bajo, petrificado de la sorpresa, decidió sonreír un poco. Aunque fue incómodo.
— Riki.
Riki lo miró fijamente por un segundo. Su cabello era rosa ahora.
— ¿Cómo estás? — le preguntó Riki, sereno. Mientras limpiaba el café derramado.
— Bien. ¿Y tú? — preguntó.
— Sí, bien. — respondió en voz baja. Ambos hicieron silencio luego de eso.
Jungwon no sabía qué decir. Se quitó el gorro de lana blanco que cubría su cabeza y lo miró dubitativo.
— ¿Quieres un... café? — volvió a hablar Riki.
Jungwon asintió con la cabeza acompañado de una sonrisa nostálgica.
— Sí, claro...
— Ya vuelvo entonces. — dijo. Dándose media vuelta y desapareciendo de su vista.
Recordaba que Riki le había dicho en su última charla que se iría a Canadá, pero lo había olvidado por completo. Fue una sorpresa enorme encontrarlo así.
Jungwon se sentó en un sofá sintiendo sus piernas temblar. Al rato llegó Riki confirmando que nada era un sueño y se sentó a su lado con dos cafés.
— Aquí sí hace frío. — comentó.
— Siento lo de-
— No hay problema. — interrumpió Riki rápidamente. — mi ropa puede lavarse.
— Tienes razón. Pero aún así lo siento.
Riki asintió mirando hacia el suelo. Quiso buscar las palabras adecuadas para iniciar otro tipo de diálogo, pero nada salió de él.
— ¿Que coincidencia encontrarnos aquí, no? — preguntó de repente, mostrandose sorprendido.
Riki asintió intentando dar una sonrisa.
— Lo es, ¿Qué haces aquí?
Tomó un trago de su café mientras miraba atentamente al contrario.
— Soy fotógrafo. — sonrió al decirlo. Fue una sonrisa tan grande que Riki se descolocó por unos cuantos segundos. Y de repente él también se encontró sonriendo en grande.
— Jungwon, de verdad me alegro por ti. — Riki tomó una de sus manos y demostró su felicidad por medio de ese tacto. Jungwon se tensó, mas no dijo nada por ello. Le agradaba tenerlo cerca y era bueno tener las vibras de su última charla.
— Gracias. — respondió sincero colocando su palma arriba de la suya — ¿Y tú? ¿Qué ha sido de ti?
— Estudié diseño — Riki sonrió al recordarlo — Y ahora estoy trabajando como modelo, no soy muy conocido, pero en unos meses haré un viaje importante para estar en la portada de una importante revista.
— Eso es genial, Ni-ki. — se asombró Jungwon. Usando el apodo que recordaba del mayor.
Jungwon con el tiempo aprendió a soltar muchas cosas, pues sabía que tendría que convivir con ello lo quiera o no. Pero cuando él se le venía a la mente, preguntaba si estaba bien, si era feliz o si también Riki pensaba en él después de la ultima charla.
Jungwon ya era más maduro. Ya no se dejaba llevar por sus impulsos como un niño ni era tan torpe. Incluso sus facciones se habian vuelto más adultas. Su mirada podía hipnotizar hasta al más inteligente y su forma de hablar y manera de ser resultaba ser bastante cálida. Te hacía no querer despegarte de él nunca.
Lo de Riki y él, solo se quedó como un recuerdo de adolescentes.
Y aunque Jungwon hubiera querido otra cosa para ambos...
La vida es hoy y ahora. No había tiempo para lamentos.
— Me gustó mucho charlar contigo, Jungwon. — dijo finalmente, luego de unos instantes — debo irme. Espero verte de nuevo. Me saludas a Sunghoon.
— Lo haré.
Riki asintió con la cabeza.
Hecho esto, hizo una pequeña reverencia y se dio media vuelta para irse de ahí. Pero antes de poder salir del lugar Jungwon habló.
— Quiero...
Riki lo miró a los ojos.
Y finalmente, lo dijo.
Aún así sintiera la piel lastimada de tanto apretar sus puños.
— Quiero empezar de nuevo. Quiero conocerte bien, sin prisas ni etiquetas. Sin tratos ni nada que se le parezca. Tranquilos, sin presiones.
Riki al oírlo hizo silencio.
Uno.
Dos.
Tres segundos pasaron.
Entonces, cuando Jungwon sintió que su respuesta sería una negativa y su mundo se rompería en pedacitos, Riki ofreció su suave y gran mano dejandolo estupefacto.
— Bien — nunca tuvo otras intenciones con el menor, pero no perdía nada al conocerlo. — Me parece un chico extraño, pero aceptaré su propuesta. Soy Nishimura Riki. — respondió, haciendo a Jungwon abrir los ojos como platos.
— Riki. — susurró él, incapaz de creerlo. Hasta que Riki sonrió en grande y él lo imitó sin ningún escrúpulo. — yo soy Yang Jungwon.
Jungwon ofreció su mano también y ambos la estrecharon.
Dicho eso, comenzaron a caminar a la par mientras charlaban de cosas sin sentido, o quizás si. Viendo donde los llevaría el rumbo de la conversación y sobre todo dejándose llevar por el momento, sin asustarse del mañana y disfrutando el ahora. Olvidándose del pasado. Comenzando a crear nuevos recuerdos, nuevas líneas, nuevos caminos. Quizás ahora sí era el momento, sus vidas habían vuelto a cruzarse por segunda vez. Y esta vez ambos se encargarían de que todo saliera como hubieran querido en el colegio.
Quizás ahora sí era el momento. Pensó Jungwon.
Tenía que hacerlo.
Y lo harían. De eso no había dudas.
Fin.
-
tan lindo </3
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