1 de marzo.
Martes, 1 de Marzo 2016
—Por esa sonrisa deduzco que te fue de maravilla— asentí recordando los sucesos del día de ayer, después de salir corriendo Mike me había atrapado y de venganza me llevó en brazos hasta el jacuzzi. Fue divertido la verdad, pero yo no podía ignorar el hecho de las mil veces que estuvimos a punto de besarnos, si teníamos algo eso era: química. Y me gustaba tenerla, él era diferente y muy atractivo. Sigo sin creer que yo una chica... paranoica haya tenido una cita con un chico así.
—Fue genial— sonreí y no quise dar más explicaciones. Mis abuelos estaban muy románticos en la playa, y ahí estábamos. Bahamas y yo en vez de hacer algo típico que se hace en la playa, me encontraba leyendo. Además de que no me atrevo a quitarme el vestido.
—Deja ese libro y ve al mar— me riñó mi mamá arrebatándome el libro y bufé.
—Deberías alegrarte que no ande mostrando mi cuerpo, y que estoy leyendo como toda persona culta, eh— le acusé con el dedo y mi papás se acerco.
—Ni se te ocurra quitarte esa blusa, mi bebé no puede mostrar su cuerpo. Hay muchos tiburones vacilándote y mi bebé no estará expuesta— bufé, siempre tan melodramático—Lee mejor y tu amor, dale ese libro, que la vean extraño y no como una presa.
—Tengo dieciocho años— le recalqué—. No soy una bebé— mi papá sonrió.
—Lo sé, pero para mí sigues siendo mi bebita y yo evitaré que chicos como ese — señaló a... oh joder ¡Él estaba aquí! —. Se te queden viendo y desnudarte con la mirada— mi papá volvió a ver a Mike. — Oye tú, deja de ver a mi bebé ¡Qué está muy chiquita! — traté que la arena me tragara. Esto era tan vergonzoso.
—Pero está muy lindo el chico— dijo mi mamá—. Deja de espantarles a los chicos que la quieren— él acusó severo mi mamá y mi papá la vio. Ya iban de nuevo.
—Él fue mi cita a ciegas— dije callando a ambos. Mi padre no se lo tomó bien, mi madre pegó brinquitos mientras me abrazaba y me decía que había acertado con ese chico. Pero lo que no me esperaba era...
* * *
—Lo siento tanto— sinceré y pedí disculpas en honor a mi padre que... bueno, se le abalanzó encima.
—Es tu papá y supongo que yo no aporté mucho— se sonrojó—. Pero no pude apartar la vista de ti— susurró y me sonrojé, desde ayer que no ha perdido el efecto.
—Eso ya no importa ¿vale? — cerré el botiquín cuando terminé de curarle unos rasguños de su cara, y era que mi padre fue como león contra él. Pobre, ya no querrá ni salir conmigo.
— ¿Qué tal si me das un besito de recompensa? — hizo un puchero y besé su mejilla.
—Apenas te conozco de ayer, no te besaré— él sonrió y cuando traté de levantarme de mi silla de playa, él me atrajo hacia él, quedando en sus piernas. Esto era... Sin palabras, nada como ayer.
—Estas completamente hermosa, Phia— sonrió y acaricio mi mejilla. Yo inmediatamente me sonrojé. ¿Qué era todo esto?
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