Una Vieja Amistad
Capítulo 4. Una Vieja Amistad
Un fuerte dolor de cabeza lo dominaba en su totalidad, sus recuerdos de las últimas horas eran completamente nulos, tan solo intentaba ejercitar su mente, con tal de refrescarla, solamente obtenía intensificar el dolor producto de su borrachera.
Sus sentidos poco a poco fueron recuperándose, aún con sus ojos cerrados, procuró verificar su paradero. La superficie sin duda era bastante cómoda, suave y mullida, parecía estar recostado en una cama. Por un momento se atrevió a pisar en su dolida mente el hecho de que fue secuestrado para así ser violado sin piedad o compasión, sin duda una alocada posibilidad.
Tan solo sus parpados se abrieron la vista que le otorgaba aquel momento era sumamente tierna. Unos lindos ojos del color del tulipán, lo observaban atentos y preocupados mientras que una delicada sonrisa decoraba aquella imagen.
Waverly- Cubo... ¿Te encuentras bien...? -sentada al borde de su cama observaba el rostro de su amigo.
Cubo- ¿Waver Itan...? -tan solo su mirada se disipó, le dedicó una linda sonrisa en buena señal.
Ambos eran y son muy buenos amigos, desde que Cubo tenía diez años su amistad comenzó. Desde pequeños eran muy unidos, cuando se necesitaban mutuamente, su confianza llegaba a ser inmensa. Waverly siempre ha sido un año menor que el ojiverde, sin embargo, ocultaba dentro de ella un gran secreto que jamás reveló ni a su pequeño grupo de amigos... Desde sus doce años ha estado completamente enamorada de su gran amigo, a pesar de que luego de la secundaria no se veían tan seguido sus sentimientos prevalecían como su vida.
A pesar de que jamás ha tenido el valor de confesar sus sentimientos a Cubo, existían miles de impedimentos que hacían de su confesión, inexistente... Cubo había estado en pareja... Su relación duró cierto tiempo, hasta que los problemas se presentaron, haciendo de esa relación un recuerdo del pasado. Al ver el estado en el cual Cubo terminó, optó por no interferir y continuar con su bajo perfil.
A pesar de las cosas buenas y malas que han ocurrido, su amistad prevaleció y era un gran tesoro que le dolería perder.
Waverly- ¿Cubo, que te pasó...? -con un tono de voz sutil y delicado le hablaba- Me preocupaste...
Cubo- Ni preguntes... -recordando lo sucedido con su maquinaria, optó por no dar detalle alguno- Me duele mucho la cabeza...
Waverly- Estabas borracho... Ahora te dolerá unas horitas la cabeza luego se te pasará...
Cubo- No sé cómo darte las gracias... Si no hubiera sido por vos creo que en este instante estaría en la puerta del café...
Waverly- Mira, haremos esto si te parece -con un tono entusiasta, comenzó a exponer su idea- Como no quiero que te hagas daño en lo absoluto, te cuidaré, además, no me quiero imaginar desde hace cuánto tiempo no tienes contacto con íconos... Desde que terminamos el colegio, creo que de todo el mundo, eres el ícono más aislado que conozco.
Cubo- No está tan mal... Tampoco me he vuelto loco para vivir solo... Solo quería alejar los problemas de mí...
Waverly- Cinco años es demasiado -con cierto sarcasmo dio aquel comentario.
Cubo- Bueno, confío en vos, además... Tu sopa es deliciosa... -sonrió.
Fue así, el momento en que el más grande, quedó al cuidado de su mejor amiga, la resaca no dejaba de generarle una incomodidad increíble, solo era cuestión de paciencia.
Waverly jamás dio a conocer el porqué de su invitación, fueron sus sentimientos la que la impulsaron a cuidar de su amor platónico, además de su bondad y generosidad. Un gran pretexto para poder convivir junto al mayor y así recuperar todo ese tiempo perdido. Sin duda una gran idea.
Continuará.
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