Capitulo 45: Una Nueva Carrera
—¿Cuánta es la probabilidad de que me caiga en esta especie de patineta de volver al futuro?. —Jesus la observa por todos lados.
—Yo creo que la misma probabilidad que tenemos aquí de morir, o sea un 100 por ciento. —Alejandro comienza a probar que tanto se puede equilibrar en la mencionada tabla.
—Si, y bueno, ¿Que tenemos que hacer para conseguir la dentia?. —Fany la tira al piso para comenzar a probarla como lo hace Alejandro.
—El que tenga más agilidad será el que la tendrá. —Alejandro repite las palabras del guardian. —Pero seamos sinceros, unas patinetas flotadoras, la muraya china convirtiéndose en una pista, claramente habrá una carrera y el que llegue al último sin caerse gana. —Alejandro les explica su suposición.
—Pues entonces, a ver quien es el que tiene mayor agilidad. —Jessi con su tabla se dirige a dónde los ahora 8 guardias están formados.
Los chicos caminan detrás de Jessi y tambien ocupan un lugar de formación.
—No necesito previsión para saber que la voy a cagar— Angela se sube a su tabla.
—Antes en Nick había una caricatura de patinadores, no recuerdo muy bien su nombre pero estaba muy cool. —Benitez sonríe y se sube a su tabla.
—¿Y ese dato en que nos ayuda?. —Magali pregunta confundida.
—No lo se. —Luis se sube a la tabla. —Solo quería compartirlo.
—Ya. —Magali roda los ojos. —¿Y bueno, cuando empieza esto?.
—La cuenta regresiva comenzará cuando todos los retadores estén preparados. —Responde el guardia principal.
Todos voltean a ver quién es el que falta de subirse a la tabla.
—¿Ahhh ya?. —Dyllan se prepara. —Lo siento, lo siento.
Los castillos se hunden dejando más libre la pista donde van a competir.
—Esto es tan surreal. —No puede evitar el comentario Alejandro.
—¿Sabes que es surreal?. —Pregunta Jessica sonriendo.
Alejandro rie.
Hay un gran silencio.
Los chicos no escuchan ninguna cuenta regresiva.
—¿A qué horas empieza o como?. —Jesus voltea a ver a los guardias.
Uno de ellos sonríe. —Ahora.
Los guardias a pesar de estar atrás de los chicos, rebasan velozmente a todos y los dejan atrás.
Todos se miran entre ellos.
—¡Eso no es una cuenta regresiva!. —Alejandro grita confundido.
—¿Cómo le hacemos?. —Pregunta Fany comenzándose a desesperar.
—Pues... Solo hagan lo que ellos hicieron. —Jesus avanza con su pie derecho y sale disparado hacia la pista.
Alejandro observa a Fany.
Ella alza los hombros y hace lo mismo que Jesus introduciéndose a la carrera.
Alejandro se ríe. —Bueno muchachos, tenemos una carrera que ganar.
Con mucho nervio y mucho temor, Alejandro agarra impulso con su pie derecho y comienza a avanzar velozmente.
A aproximadamente 40 kilómetros por hora.
—¡Voy a madrearme!. —Alejandro trata de permanecer arriba de la tabla. —¡Me voy a caer!. —Rie por la tensión que en este momento enfrenta el chico.
No tiene que moverse o hacer algo especial para dar una vuelta, la tabla solita lo hace por el.
Después de 1 minuto y medio recorriendo la muralla no observa que les este dando alcance a Fany, Jesus o los otros guardias que fueron los primeros en avanzar y también empieza a observar como su velocidad disminuye poco a poco.
—Espero no suicidarme si es que eso puede suceder en un sueño. —Dice y con cuidado, con su pie derecho vuelve a impulsarse. —¡Gran error!. —Alejandro siente como empieza a desequilibrarse y con movimientos trata de regresar a la normalidad.
Con ese impulso basto para por fin alcanzar a Fany y Jesus con los otros guardias que en lugar de estar concentrados en su tabla y la carrera, más bien parecía que estaban luchando.
—¡Ten cuidado Fany!. —Grita Jesus apuntando con su arco a uno de los guardias.
—¡Eso no me ayuda en nada!. —Fany tiene su espada para esquivar unas bolas de metal bastante pesadas que estaban unidas con una cadena y que los guardias lanzan.
—¿¡Que eso no es trampa!?. —Alejandro grita posicionándose atrás de la chica.
—¡Aquí estás!. —Fany lo mira y devuelve la vista al frente mientras esquiva a uno de los guardianes cayendo. —Mierda. —Fany pierde por un momento el equilibrio pero se estabiliza. —¡No!, No es trampa, es totalmente válido, asi que si quieres ayudar a tirarlos serás de gran ayuda. —Fany lanza su espada pero descubre que es pésima para el tino. —¿Dónde están los demás?. —Fany pregunta con un tono de molestia.
—Supongo que vienen atrás. —Alejandro ríe. —Quiero creer que vienen atrás.
—¿Acaso no los viste?.
—¡No!, Estaba tan concentrado en no caerme que ya ni siquiera voltee para ver si venían detrás de mí. —Alejandro confiesa.
—No estoy entendiendo muchas cosas, mejor te preguntó después. —Fany regresa la mirada a los guardianes pero uno de ellos le lanza su ya mencionada arma justo a su tabla provocando que caiga.
Alejandro logra esquivarla. —¡Mierda, Fany!.
La dejan rápidamente y el chico logra ver cómo alza su pulgar de su brazo derecho.
Alejandro ríe. —¡Wey, tiraron a Fany!. —le habla a Jesus.
—¿Pues como no la van a tirar si están como pendejos hablando?. —Jesus lanza otra de sus flechas provocando que otro guardian caiga.
—¡Bien Jesus!. —Celebra Alejandro e invoca la espada de sirio. —Espero que con esto sea suficiente.
—Espero que tú si le atines. —Jesus lanza otra flecha pero al guardian al que apunta lo esquiva muy bien.
Y Alejandro al lanzarla, no tiene éxito y la espada desaparece.
—Me lleva. —Alejandro observa a sus contrincantes. —¿Ya vamos a llegar a la meta?. —Pregunta a Jesus.
—Estamos como por la mitad supongo. —Jesus no para de lanzar flechas.
Alejandro sigue viendo al frente.
—¿Solo quedan esos tres?.
—Si. —Jesus lo confirma.
—Tres contra dos... ¡Si podemos!. —Alejandro invoca otra espada y la lanza, pero vuelve a fallar.
Un guardia trata de tirar a Alejandro pero el lo esquiva muy bien.
El chico invoca otra espada de sirio, suspira, se concentra, entrecierra los ojos.
Y lanza.
El guardia mas cercano a ellos cae haciendo que la lucha solo sea de dos contra dos.
Jesus mira a Alejandro.
—¡Bien cabron!. —Celebra Jesus.
Y en lo que lo mira, el segundo guardian mas cercano lanza su arma dando justo en la tabla de Jesús provocando que este caiga.
—¡No!. —Alejandro alza su brazo sin poder creerlo.
El guardia lanza otra de sus armas.
Y Alejandro también cae.
Da un poco de vueltas hasta que para.
Jesus corre hacia el. —¿Estás bien?.
Alejandro lo ve preocupado.
—Perdimos...
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