Alejandro se lamentaba por tener que vivir en una sociedad (como diría el bromas) en donde todos te citaban temprano.

Aunque esta vez no se podía quejar pues era el quien lo había echo.

Pero tenía una razón.

Y es que tampoco le podía decir a Fany que la veía en una de su casas.

Si así a la chica le parecía raro.

El punto es que no podía permitir que nadie viera lo que hacía aquel objeto o estaría en problemas.

Y con esa razón, hoy se levantaba aunque con mucho trabajo para mostrarle a Fany lo que incluso había practicado en los pasados dos días.

De echo, como pocas veces en su vida, había llegado puntual.

Esperó en la entrada por 15 minutos, luego apareció Fany.

—¡Hola!. —Alejandro se acerca para saludarla con un abrazo.

—Hola. —Fany lo corresponde.

Alejandro se aleja y sonríe. —Bueno, ahora hay que entrar. —El chico comienza a caminar pero Fany lo detiene. —No... Es que, hay que esperarnos tantito aquí.

Alejandro se extraña. —¿Para que?.

Fany aún no le quiere decir que tiene un invitado. —Tu espérate. —Le dice un poco nerviosa. —Por favor ven. —Piensa en su mente.

—Pero... ¿Por qué?. —Alejandro ríe extrañado. —¿Esperas a alguien?.

—Nooo. —Fany ríe. —Bueno...

—¡¿Bueno!?.

—Es que... —La chica ve como se acerca un camión. —¡Ajá!, Espera. —Cuando llega a la parada, alguien se baja y Fany suspira por su alivio.

—¿Jesús?. —Alejandro pregunta pues el camión lo dejo lejos pero tiene un gran parecido con el.

—Es que... No quería venir sola y... Le dije a Jesús y acepto. —Explica la chica.

Alejandro expresa molestia con una mueca. —Es que solo tenías que venir tu.

Fany ríe. —Pero no creo que haya problema, ¿O si?.

Alejandro se lleva las manos a la cabeza. —¿Pues como voy a decir que si?.

Jesús llega, saluda a Fany de beso y a Alejandro con un "Que onda", aunque es muy notorio su enfado.

—Bueno, ya que llegó Jesús, ahora si, puedes mostrarme lo que quieras. —Fany sonríe.

Jesús reacciona. —A oye si cierto. —Se dirige a la chica. —¿Ya me vas a decir para que querías verme?.

Alejandro ríe y negando suspira.

Se adentran al parque y a pesar de que Fany ya le explicó a Jesús el por qué de la invitación, Alejandro se reserva su razón para la chica.

El parque ecológico es bastante grande, por lo que Alejandro los lleva al lugar más remoto de aquel espacio donde estaba seguro que nadie más estaría a excepción de ellos 3.

Una vez ahí, atrás de un árbol, Alejandro los detiene y piensa un poco.

—¿Ya me vas a mostrar?. —Fany sigue creyendo que es una tontería.

Alejandro mira por última vez que no esté nadie y saca el objeto que tanto problema le dio desde que fueron a la excursión.

—Lo sabía. —Fany suspira molesta

—¿Qué es eso?. —Pregunta Jesús extrañado.

Alejandro tiene intenciones de explicarle pero Fany le gana la oportunidad.

—Una madre que se robo de la exposición de cuando fuimos a Chichén Itzá y le dije claramente que no quería volver a saber del tema. —Fany se escucha bastante molesta.

—Pero es que si te decía... —Alejandro quiere justificarse.

—¿Te robaste eso Alejandro?. —Jesus pregunta incrédulo.

El chico solo se limita a suspirar. —Tengo algo que mostrarte. —Muestra el objeto y después mira a Jesús. —Bueno, algo que mostrarles, siéntense.

Jesús obedece.

Fany sigue molesta, Jesús le indica que se siente y a pesar de que no quería, termina haciéndolo.

Alejandro se coloca en posición de flor de loto y encima de sus manos sostiene el objeto.

—¿Recuerdas que te dije que había unas palabras en náhuatl que antes no estaban?.

Fany asiente.

—En realidad eran instrucciones. —Confiesa Alejandro.

—¿Como?. —Pregunta desorientada la chica.

—Si, Las palabras en español significan "Sentir y Respirar". —Explica Alejandro.

—¿Y luego?. —Pregunta Fany aún irritada.

—Mira... O bueno, miren.

Alejandro cierra sus ojos y comienza con sus respiraciónes profundas.

—Este wey enloqueció. —Fany se burla.

—Aun no entiendo muy bien lo que está pasando. —Jesus se sincera.

—Y no tienes que entenderlo, pero aquí estamos como sonsos viendo como este wey...

El objeto comienza a desprender su brillo azul mientras flota lentamente.

—¡Ay mierda!. —Dice Jesús y retrocede mientras Fany también lo hace.

—¿¡Qué pedo Alejandro!?. —Dice la chica asombrada.

Alejandro abre los ojos y sonríe. —Esto era lo que quería mostrarte.

Los chicos ven como el objeto comienza a agrandar su volumen y se asustan más.

—¡Wey, va explotar!. —Fany termina por levantarse y Jesús hace lo mismo.

—No lo sé, nunca eh visto más allá de ese proceso. —Confiesa Alejandro.

—¡Apagalo!. —Fany está asustada.

—¡No!. —Alejandro en lugar de alejarse, se acerca un poco. —Creo que es momento de ver qué hace esta cosa.

El objeto que apenas media unos 4 centímetros de largo x 4 de ancho, ahora era totalmente una esfera que dobló su tamaño.

Fany se oculta detrás de Jesús.

El objeto que comienza a temblar, finalmente cae al suelo y convertido en esfera.

Alejandro se acerca. —¿Qué?, ¿Eso fue todo?.

Fany y Jesús, aún en posición defensiva se acercan cuidadosamente.

—Creo que me emocioné demasiado. —Alejandro suena decepcionado. —Pero... Cambio su forma. —Alejandro acerca su mano para tomarlo, pero el objeto crea una especie de agujero y comienza a proyectar una luz.

—Wow. —Los tres retroceden asustados.

La luz comienza a formar una especie de hologramas en tercera dimensión y al final, una luz los recorre por el suelo como si fuera una onda.

—¿Qué está pasando?. —Parece que Jesús comienza a tranquilizarse.

—No tengo idea, nunca había llegado tan lejos. —Alejandro comienza a observar que nadie esté alrededor.

En eso, el objeto lanza luces hacia los tres para escanearlos aunque ellos siguen sin saber lo que está sucediendo.

El objeto finalmente proyectos un holograma de la tierra.

—Bienvenidos futuros defensores. —Se escucha desde el objeto una especie de voz femenino..

Los chicos se miran entre ellos.

—Les daré una pequeña introducción de lo que es el musdux.

—¿El que?. —Pregunta Jesús.

—Para eso, necesitamos ir al lugar de entrenamiento.

El objeto crea un círculo brillante y amarillo arriba de el y abarcando a los tres los teletransporta a otro lugar.

Los tres habían desaparecido en un instante.