— ¿Qué te sucede Hyuck? Eso fue muy grosero de tu parte, Johnny solo quería ayudar —se quejó Mark una vez que ya se encontraban lejos de la escuela.

— No sé, es la primera vez que alguien nos ayuda después de tanto tiempo, algo no me cuadra, es la primera vez que lo veo.

— Tal vez sea nuevo —comentó sentándose con cuidado en un banco que hallaron cerca, con la ayuda de su amigo, sentándose él a su lado para tomar un descanso

— Tal vez... Pero bueno, ahora ¿Qué vamos a hacer? —miró a Mark con preocupación, viendo sus heridas— ¿Crees que tu padre este en tu casa ahora?

— No lo sé, si mi mamá me ve así se va a preocupar —suspiró y cerró los ojos echando su cabeza para atrás— Soy tan débil Donghyuck...

— No no no no, no digas ni pienses eso Makku, ya verás que todo mejorará.

— ¿Pero cuándo? ¿Hasta cuándo tendré que soportar esto? —algunas lágrimas empezaron a caer por su rostro.

— Ya te di opciones, solo queda en ti y en Seulgi en aceptar mi ayuda, se que es difícil pero no es imposible, ustedes deben de ser fuertes juntos para poder salir de eso —secó con delicadeza su rostro como si se tratara de una figura frágil de porcelana.

— Lo sé... —suspiró— Pero a veces siento que no puedo más, que todo esto es demasiado para mí. Pero gracias por estar ahí para mí, Hyuck. Eres mi mejor amigo.

— Siempre estaré aquí para ti, Mark. Siempre. Ahora, ¿qué te parece si vamos a mi casa? Mi mamá seguro nos preparará algo de comer y podrás descansar un poco.

Mark asintió con una pequeña sonrisa en su rostro, agradecido por tener a alguien como Donghyuck a su lado. Juntos se levantaron del banco y se dirigieron hacia la casa de Hyuck. Sabía que está mínima acción tendría consecuencias pero ahorita no quiere pensar en eso.

Juntos caminaron en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos. Mark agradecía tener a Hyuck a su lado, mientras que Hyuck se sentía preocupado por la situación en la que se encontraba su amigo. Al llegar a la casa, fueron recibidos por la cálida sonrisa de la madre de Hyuck, quien los invitó a pasar y les preparó algo de comer.

Mientras compartían la cena, Mark y Hyuck pudieron relajarse un poco y olvidar por un momento sus problemas. Sin embargo, sabían que debían enfrentar la realidad tarde o temprano. Después de la cena, se retiraron a la habitación de Hyuck para descansar después de un largo día.

Mark se acurrucó en la cama, agradecido por tener a Hyuck a su lado. Con él como su apoyo incondicional, Mark se sentía más aliviado y seguro. Siempre han estado juntos en todo y se sentía feliz pero también se sentía mal por el, por tener que cargar con sus penas y dolores, que le hacía preocupar demasiado por él.

— Te quiero Hyuckie.

— Lo sé, yo también, ya duerme Mark —murmuro con los ojos cerrados y una voz notablemente cansada.

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