Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6: Una celebración con revelaciones 🧑‍⚖

Al fin el ansiado viernes llegó, aunque la verdad, ya no importa, no tengo empleo. Con mis amigos iremos a un bar a reventarnos los pies como no pudimos hacer el día de mi cumple por culpa de mi odiado ex jefe. Annalisa también irá, le hace falta despejar y salir de la maldita depresión que se carga por culpa del imbécil de su marido.

—¡Tú me quieres tener toda la noche espantando moscas! —exclama mi amigo al ver mi vestimenta. La verdad es que me arreglé de infarto. Venga, que en el cumpleaños uno tira la casa por la ventana, aunque yo más bien tiré mi closet encima de la cama y luego todo de nuevo al closet. Mañana cuando lo abra, todo caerá sobre mí. Ser desordenada, es mi pasión.

Chiara, Carina, Luciano y yo nos montamos en el auto del machote, pues esta noche tiene prohibido beber. Es el responsable de traernos sanas y salvas a mi departamento. Pasaremos la noche aquí. Le doy la dirección del modesto hotel donde Annalisa se está quedando y llegamos en un santiamén. Cuando pido el número de habitación, la recepcionista amablemente me dice que no se encuentra.

Intento llamarla después de que la mujer me mire contrariada ante mi cara de asombro. El teléfono suena y suena, pero no contesta. Cuando voy a marcar de nuevo, la veo entrando por la puerta del hotel con su rostro triste, tiene rastros de lágrimas y camina despacio.

—Annalisa, ¿qué te sucedió? —interrogo acercándome a ella. En cuanto me ve, se echa a llorar nuevamente. Joder, ¿qué habrá pasado ahora? Su vida últimamente es un caos total y los problemas aparecen solos.

—Pensé que lo peor que me podía pasar en estos momentos es que me declaren culpable, pero ahora, definitivamente, si hay algo peor. —No entiendo nada de lo que dice. Parece hablar en clave—. Estoy embarazada y tengo riesgo de perderlo. —Un balde de agua fría ahora no me hace ni brincar. No reacciono. No me muevo. ¿Qué le voy a decir? La verdad que a la pobre le ha caído todo encima, una cosa tras otra.

—Tranquila, estarás bien. Yo estaré para apoyarte —le recuerdo—. No estás sola, Anna. Más que tu abogada, quiero ser tu amiga. Tú y tu bebé estarán bien. —No sé si intentar darle ánimos esté funcionando, pero es lo único que me sale ahorita.

Entiendo cómo se siente, perdida, desamparada y sola. Conozco ese sentimiento, viví lo mismo cuando mis padres murieron, pero tal y como yo lo hice, sé que Annalisa saldrá adelante. Es una mujer fuerte y ahora lo será más aún por esa criatura que tiene en su vientre. No estará sola, me tendrá a mí como apoyo.

—Gracias —agradece.

—Bueno, pues mi cumpleaños se pospone. Ahora, vamos a cuidar de ti y ese pequeño —afirmo. Este año, definitivamente, no me toca festejar, ni modo.

—Nada de eso. Sé que el día que fue, no pudiste festejar. Nos vamos a la disco, solo que yo me quedo sentadita en el vip.

—¿No tienes que hacer reposo? —pregunto.

—Estoy en el hospital desde la madrugada, Anto. —Abro mis ojos, fulminándola con la mirada—. No te enfades, ya tienes bastantes cosas con las que lidiar. Solo tuve un sangrado fuera de lo común y no sabía que estoy embarazada ni que es de riesgo. He estado todo el santo día en cama. Despejar, no me hará mal —me explica la situación—. Prometo que a partir de mañana me quedo en cama.

—Vale, estaremos pendientes. Si te sientes mal...

—Yo te digo —termina la frase por mí.

—Nos entendemos. —Ella sonríe, negando.

Le presento a los chicos y automáticamente mis niñas la hacen sentir que es parte de nuestro grupo. Mis perras son las mejores. Al que noto bastante raro es a Luciano. No para de mirar a Anna y eso me preocupa. Sea como sea, está casada y por desgracia, enamorada del marido, para colmo de males, embarazada. No tiene nada que hacer ahí. Hablaré luego con él. ¡Qué festejo estoy teniendo!

Llegamos a la disco y gracias a mi amada Chiara, tenemos pases VIP. Pedimos unas bebidas para nosotras y un jugo para Anna. Me tomo dos copas de un Sex on the beach para entrar en calor y arrastro a las chicas a bailar, mientras Anna se ríe de mí. La verdad, dos copas, me ponen, pues contenta.

Nos movemos al ritmo de la música adueñándonos de la pista. Parecemos locas chillando. Culpa del alcohol. Pero a la mierda, hoy es mi cumpleaños y tengo derecho. Veo como Luciano se va de donde estamos y sube al VIP con Annalisa. Suspiro.

Casi a las dos de la mañana, estamos llegando al hotel de Anna para que descanse. Me bajo con ella a pesar del nivel de alcohol que corre por mis venas, pero nos encontramos con una pequeña sorpresa en la entrada. Donato y Martín, están allí.

—¿Qué haces aquí, Donato?

—¿Cuándo pensabas decirme que estás embarazada, Annalisa? —¿Cómo se ha enterado tan rápido? Las dos nos miramos de seguro con la misma pregunta rondando en la mente—. La doctora me llamó para felicitarme y decirme que te cuide. Imagina mi cara al no saber de qué hablaba —eso lo explica todo. Doctora chismosa—. ¿Me lo ibas a decir cuando tuvieras que entregármelo porque estarás presa? —Era demasiado bonito para ser verdad. Ya metió la pata.

—Eres un imbécil de mierda —explota Annalisa sorprendiéndonos a todos, incluida yo—. Supe que estoy embarazada hoy en la madrugada porque comencé a sangrar. —Su cara se desfigura de preocupación—. Tengo dos meses y medio. Es un embarazo de alto riesgo y adivina quién tiene la culpa —inquiere furiosa—. Tú y únicamente tú. Por tu maldita desconfianza. No dudaste ni un segundo. Me culpaste sin ponerte a pensar en nada. No me has conocido nada en el tiempo que llevamos casado. Soy una extraña para ti y para colmo de males le haces caso a este idiota que tienes por abogado. —Nunca mejor dicho. Quiero aplaudirle, pero no es el momento.

»—El día del juicio, cuando me declaren inocente, te hincarás sobre mí, Milano, ¿y sabes que pasará? Tu arrepentimiento me va a valer una mierda. Ni diez vidas te alcanzaran para pedirme perdón. Ese día, firmarás el divorcio y yo podré vivir mi vida con mi hijo.

—Ese niño es mío también —refuta.

—No me hagas iniciar un proceso legal, Annalisa —interviene Lefevre y quiero matarlo. Solo sabe decir sandeces.

—A ti Martín, también te voy a cerrar esa boca que tienes. Con ningún proceso lograrás quitarme a mi hijo. Recuerda que, a jugar sucio, aprendí del mejor —aclara y los dos abren sus ojos. Me encanta esta Anna que está frente a mí. Ella está defendiendo a su pequeño a capa y espada—. Haré lo que sea, pero mi hijo. Es mío.

—No iniciarás ningún proceso, Martín. —Hasta que dice algo inteligente y le canta sus verdades al otro—. Deja de meterme mierda en la cabeza. Estoy empezando a creer que te equivocaste. — Sus palabras me dejan mucho en qué pensar.

¿Qué cosas le metió Martín a Donato en la cabeza? Evidentemente, es sobre el desfalco. ¿Habrá sido él quien incitó a Donato a desconfiar de su esposa? Todas estas preguntas me dan luz verde para un nuevo sospechoso, el abogadito, Martín Lefevre.

Si las chicas me escucharan, dirían que es lo más descabellado que se me ha ocurrido en la vida, pero pensémoslo por un momento. Si él incitó a Milano a culpar a su esposa sin pruebas, hay posibilidades de que esté implicado directa o indirectamente. Joder, este caso cada día me teje más hilos que investigar y lo peor, esta vez, es un hilo bastante difícil. Un abogado con su experiencia puede desviarme del camino. Tengo que tener mucho cuidado con él.

¿Creen que sea Martín? 

Les agradezco por leer y comentar, lo valoro muchooooo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro