33.
¿Acaso se había rendido? No tenía nada en contra sobre las personas que decidían ser del sexo adverso, pero sentía muy en el fondo la razón del por qué Ink se veía de esa forma. No podía dejar de mirarle, frunciendo ligeramente el ceño desde su puesto atrás, hasta había recibido codazos de Dust con frases iguales a "Te estás comiendo con la mirada a la chica albina, negro".
Error tan absorto le ignoraba con solo sutiles gruñidos, todavía reflexivo de la situación que estaba viviendo, sentimientos encontrados que no eran los esperados, sino, un malestar, una decepción de ver a quien tanto añoró cayendo tan bajo. No podía rendirse como tal disfrazándose de lo que no era para escapar, huir no era la solución y varias veces él mismo vivía la experiencia de las repercusiones que podía obtener.
¿Pero tenía que decir algo al respecto? ¿Debía quedarse callado? Quizás había muchas otras razones, y solo estaba siendo prejuicioso, pero tampoco sabía qué hacer, después de años sin saber nada sobre el albino para tenerlo ahora cinco días a la semana, era un choque impresionante. Impotente, trató evitar su mirada, trató de evitar que viera su presencia, por lo menos el tiempo suficiente para poder ordenar sus ideas.
Los primeros días serían fáciles.
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