Nunca pudo decir su respuesta a Ink, todo lo que escondía, todo lo que pensaba de su perfección. Cada minuto que pasaba era un minuto menos de tener oportunidad de decirle.

Seguía sin saber cómo, o por qué empezar con eso, con tal de pensarlo sentía que perdía toda la reputación que se había ganado.

No era porque le gustaba dar miedo, si no que así lo dejaban tranquilo.

Decidió por salir al patio a tomar aire fresco, estaba extrañado de que Ink ni Dream estuvieran hablando en las clases, o las miradas del peliblanco a su persona.

Se fue a uno de los pasillos más vacíos, uno que estaba detrás de unas salas, pensaba que estaría tranquilo viendo los árboles muertos del lugar, pero unos gritos le hicieron detenerse en su andar.

Prestó atención a las palabras, y no tuvo que esperar mucho más que dos frases para entender el objetivo de sus vulgares adjetivos, y quién era la víctima.

Palabras crueles, insultos por su rostro tan perfecto para él, se acercó poco a poco para que no supieran de su presencia, con leves temblores en su cuerpo que le producían los nervios de acercarse a una situación de peligro.

Dos chicos pisaban el cuerpo del albino que estaba en posición fetal, también aplastando su cabeza y su costado, riendo ante las burlas que le apelaban, Ink solo estaba sollozando pidiendo que lo dejaran en paz, pero parecía no haber tregua.

Error frunció el ceño sin creerse lo que estaba viendo como lastimaban al chico que creía que era perfecto, pero no sabía qué hacer, eran dos contra uno y no era muy bueno en las peleas, su cuerpo estaba paralizado y deseaba cuanto antes escapar, no se creía capaz.

Sin embargo recordó las palabras que su hermano mayor le dijo antes, uno no tenía la obligación de ser siempre valiente cuando no es posible, cuando uno se siente cobarde, pero hay momentos que sí hay que ser fuerte, valiente por ti mismo.

O por alguien.

Sus manos formaron puños llenos de adrenalina, sintiendo como sus uñas se incrustaban en su piel haciendo las pequeñas marcas hasta llegarle a doler, respiró profundo, asomándose por completo, iba a protegerlo, haría lo posible para que ellos dejaran en paz a Ink.

Corrió hacia los mayores llamando su atención, impulsando uno de sus brazos para poder darle un puñetazo a uno de los dos.

Iba a hacerlo.

Dejaría de ser un niño cohibido.