16.
Qué tonto se sentía por ahora ser él quien evitara a toda costa alguna conexión con Ink, siempre al tener un contacto visual.
Y su comportamiento estaba siendo delatador no solo por él, sino por su familia, sabían lo que había vivido en su escuela anterior, y le habían ayudado en superar parte del temor, pero existen heridas que no se pueden curar.
La puerta de su habitación tocó, interrumpiendo en sus intentos de tarea, siempre terminaba escribiendo garabatos por estar desconcentrado.
Su hermano mayor entró mirando como este se pasaba las manos por el cabello después de tirar una bola de papel al basurero, como estaba colmado de hojas la pelota terminó rebotando y cayendo al suelo.
Al principio se mostró reacio a contar lo que le sucedía, pero a falta de la ayuda paternal ya que ellos trabajaban todo el día, Geno se había transformado en el apoyo que necesitaba, terminó por contar solo una parte de su dilema, el odiar ser un cobarde.
El de bufanda terminó por abrazarlo aunque al menor le costó corresponder, dándole su apoyo y diciendo suaves palabras del cómo a veces uno no puede ser siempre valiente, pero habrán momentos que serán necesarios.
"Yo creo en ti, Error."
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