De todos modos era difícil seguir sus propios principios con aquel albino, ahora que sabía la verdad, que sufría mucho más, no podía estar de manos cruzadas.

Sin embargo su cuerpo nunca reaccionaba, no hallaba valor y los recuerdos del temor de años atrás salían a flote, como un trauma que lo seguía como un fantasma.

Pese a que él mismo tratara de tener ánimos para confrontarle, sabía que no podía obligar a Ink para hablar con él.

¿Debiera rendirse ya con él? ¿Seguir con su vida? Es lo que más tormento le provocaba, ser un cobarde por no saber qué hacer, ni poder hablar con él.

¿Pero qué debería decir? ¿Otra vez un lo siento por no hacer nada para protegerlo y ya? ¿Quién era él para tener que hacerlo?

Siempre pensaba que Ink era fuerte, pero después de ver la verdad, notaba su debilidad, no era un defecto desahogarse, sabía lo incomodo que era no ser aceptado, pero no saberlo de una forma tan directa.

Muchas veces se quedaba pensando de esa forma, sintiéndose como un idiota y cobarde.