A L C O H O L
Y ahí estaba él. Sentado sobre el borde de la banqueta, sorprendentemente sin su cigarrillo en mano, sino con otra cosa más entre ellas.
Alcohol.
Tenía una botella a medio tomar de vodka en su mano derecha.
No se dio cuenta que yo había tomado asiento junto a él; estaba sumido en sus propios pensamientos como para hacerlo. Tomó otro trago de la bebida directamente de la botella. Le pregunté si era tan amable de compartir, puesto que había tenido un mal día. No fue hasta ese momento que por fin había notado mi presencia.
Ninguna emoción se reflejó en su rostro cuando me extendía la botella, pero sus ojos me dijeron algo completamente diferente. Al darse cuenta que lo miraba fijamente, desvió la mirada a otro lado mientras sacaba el tabaco de su bolsillo izquierdo y lo calaba.
Combinaba la bebida con el tabaco.
¿Cuántos defectos más podría tener este hombre?
***
La mera verdad es que ese día yo no fui la única que lo estaba pasando pésimo, sino que él también. Pero al parecer, por lo que vi en esos apagados ojos, realicé que él traía dolor y pesar desde hace más tiempo que yo.
Pero a diferencia de los cigarros, el alcohol sí le gustaba, y mucho.
Esa era una de sus maneras de curar sus penas; la tóxica era, pero le ayudaba a olvidar aunque sea por unos momentos.
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Solo porque estoy de buenas publiqué otra parte:)
Espero les esté gustando la lectura hasta ahora. Díganme qué piensan ;*
¡Hasta mañana!
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