Antes solía pensar en las nubes como algo simple en el cielo, algo que solo adornaba el cielo porque sí y que no cumplía ninguna función.

No sé el porque de mi pensamiento.

Tampoco el porqué cambió de repente.

Pero...

Hoy vi el cielo, por la tarde cuando el arrebol adornaba las nubes y pensé "El color rojo es más bonito de lo que había pensado antes" y sentí... Sentí nostalgia y quise llorar porque las nubes parecían algodones. Algodones repletos de azúcar que hacían que su esponjosidad reluciera un bonito color rosa. Y quise llorar de nuevo mientras lo veía porque nunca me detuve a pensar en lo especial del cielo, ni del color azul que contrasta perfecto con el lienzo gris que se pinta a rayas cuando el sol desaparece, mucho menos del blanco de fondo que es cubierto por las manchas naranja que se desvanecen mediante el ocaso cae, entonces lloré.

Lloré en silencio y con mi corazón afligido sonreí después. Fue un llanto silencioso escuchado por el dolor de mi alma que fue apaciguado tiernamente por mi corazón enternecido. Y mi mente gritó porque no entendió el dolor por el cual lloraba mi corazón ni el porqué del desmoronamiento de mi alma. Le hice saber cuidadosamente que llorar en silencio por las nubes estaba bien.

Llorar por lo bonito del cielo y las nubes estaba bien.

Llorar viendo como el cielo se pinta de rosa y las nubes aglomerándose parecen espuma del mar, por las distintas aves que surcan, cruzan y se pasean por el cielo índigo, el color vivo que permanece latente en el día o que cambia conforme el día acaba o comienza... Eso... Eso está bien.

Y ha llegado mi parte racional y ha preguntado "¿Porqué lloras? ¿Porqué te sientes triste viendo el cielo?" Y le he respondido sin quitar la vista del mismo, "No lloro de tristeza o simplemente porque veo el cielo. Él no es simple. Me siento triste porque jamás entenderé la complejidad de su centro y porque creo en la veracidad de las nubes. Porque es tan complicado y hermoso a la vez que sentirme triste por no poder acompañarlo no es nada. No poder pertenecer a su astro es un castigo que llevaré conmigo cada que le vea sonreír. No es simple y no estoy triste, lloro porque es increíble que exista y yo en él."

Ella no dijo nada después de eso y solo atinó por llorar silenciosamente a mi lado.

Luego quité la vista del cielo que parecía ser rayado y pintado por un enorme pincel por manos de algún Dios y pensé que sus colores favoritos cada que yo lo veía eran el gris, el azul claro y oscuro y un bonito rosa que a veces le hacía juego el anaranjado.

Sonríe y mis lágrimas se deslizaron por mis mejillas que aún sentía calientes quizá por el dolor, la emoción o quién sabe... Ya había enfermado.

Las nubes volvieron a bailar en un suave balanceo que acabó cuando las siete en punto dieron y mi vista se nubó una vez más y mi corazón aún dolido y enternecido asintió porque ya era suficiente por hoy.

Veo las nubes todos los días, me gusta más cuando cae la tarde y el viento sopla suavemente en mis mejillas y las copas de los árboles son abrazados por el viento bailando con ellos y haciendo que derramen sus lindas hojitas de distintos colores por todo el suelo y pasto.

Veo las nubes cuando nadie me ve porque de ser lo contrario alguien pensaría que me he vuelto loco y por consiguiente harían demasiadas preguntas.

Preguntas que tienen respuestas pero que para ellos serían estúpidas. Así que, veo el cielo sin miedo alguno cuando nadie está cerca.

Entonces veo el cielo, luego las nubes y pienso que jamás existirá algo igual a ello.

Jamás existirá algo más bonito que un arrebol en las nubes y un sentimiento de agobio y felicidad mezclado con una hermosa vista.

Me gustan las nubes y la complejidad del cielo.

✓Katsu🖤