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𝐓𝐄𝐍

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Después de lo que Aaron le había dicho, ella curvó sus cejas.

—A veces parezco recordar cosas de mi pasado, pero nada muy revelador. Pero intento hacer que las piezas encajen—Eva le dijo mientras iban de camino al comedor

—¿Has hablado con alguien sobre esos sueños?—  Aaron le pregunta, volteando a verla mientras ella mantenía su vista fija hacia adelante

Eva negó ante su pregunta

—No del todo, porque hay sueños que, de alguna forma, se sienten demasiado reales.—Eva siente que un escalofrío la recorre, encogiéndose de hombros— y no creo que alguien que en realidad conozca tenga una manera de resolver mis dudas, o de buscar en mi memoria

—Nosotros podemos hacerlo si tú quieres— entonces Aaron se mordió la lengua, estaba dejando que sus sentimientos tomaran el control y eso era algo que no se debía permitir.

¿Pero cómo no iba a ceder? Estaba tan cerca de algo que había estado esperando por toda su vida, a punto de acallar esa duda que desde pequeño, aquella mujer que se hacía llamar su madre, nunca resolvió. A nada de calmar ese dolor que punzaba en su corazón a cada latido

—¿Crees que ellos quieran?— Eva le preguntó, mientras volteaba a verlo

—Por supuesto, pero ellos no harán nada que tú no estés dispuesta a hacer— Aaron esboza una sonrisa un tanto imperceptible— si estás aquí es para recibir nuestra ayuda

Ninguno dijo algo después de eso, llegaron al comedor, mientras Aaron se sentaba junto a Raven y sus hermanos, Eva se sentó a un lado de Ateleia,  gran parte de la cena transcurrió en silencio, mientras ocasionalmente, algunos de ellos sostenían una conversación breve.

Pero el repique del timbre mandó a todos a callar, los Xavier se miraron unos a otros.  Raven fue a ver quién pudiera estar llamando a la puerta, al ver al hombre, se quedó boquiabierta, mascullando un breve 'ahora vuelvo'

Caminó de nuevo hacia el comedor, diciendo

—Alguien los busca

—Yo atiendo— Cassandra se levantó con calma de la mesa, yendo hacia la entrada, mientras el timbre sonó otra vez

Al llegar, abrió la puerta y vió a Richard detrás de ella

—¿Qué pasó?— Richard estaba un poco confundido por el comportamiento de Cassandra, mientras esta lo empujaba hacia afuera

—Eva está ahí, y ella no sabe que nos conoces, ni sabe que tú eres amigo de papá— dijo la castaña entre dientes— ¿Pasa algo?— le pregunta una vez que sus nervios bajaron un poco

Richard asintió, mirando hacia la mansión.

—Si, pasó algo pero no es sobre tu hermana— Richard baja las escaleras y Cassandra lo sigue— es sobre tu madre— añadió

—¿Sharon?—Cassandra sintió curiosidad

—Tu madre

—Por eso, Sharon

Richard suspiró, ya sabiendo como era Cassandra

—Me llamaron del hospital, está mal— continuó— dijeron que no pasa de este mes y que solo un milagro la puede salvar

—Bueno, Dios descanse su alma ya— se encogió de hombros— todos nos vamos a morir algún día

—Niña, vayan a verla. Lo necesita ella más que ustedes, tal vez saber que son sus últimos momentos de vida la hagan recapacitar— la toma por los hombros con delicadeza

—Mi hermana necesitaba un hogar y ella se lo quitó, nosotros pudimos habernos despedido de papá y ella nos negó esa oportunidad— Cassandra sintió como si una puñalada hubiera atravesado su cuerpo— lo que ella necesite ya no es de mi interés al menos, si quieres convencer a alguien, hazlo con Charles. Aaron te va a decir lo mismo, o es incluso capaz de inducirle una eutanasia solo para hacerle el favor.

—¿A ella o a ustedes?— Richard alzó las cejas

—A nosotros, obviamente— una sonrisa amarga se posó en su rostro— porque si ella se hubiera esforzado en ser más una buena madre que una bruja maldita, nada de esto estaría pasando— gruñó, limpiando una lágrima— aunque me gustaría, me gustaría ir a verla, para que se dé cuenta de que no le sirvió de nada, y que la dinastía de mi padre sigue aquí. Si, eso haré.

—Yo sé que ella hizo mal, y por un tiempo pensé igual que tú. Tal vez solo fué por el dolor que sentí al perder a alguien que consideraba mi mejor amigo para después ver cómo ella rehacía su vida con alguien más en el hogar que él conservó y cuidó para sus hijos,— él cerró los ojos en un gesto de dolor— pero con el tiempo aprendí a soltar cargas que no eran mías, y ustedes deberían hacer lo mismo. No carguen con los errores de Sharon, eso ya quedó en el pasado— la abraza— construyan su futuro ahora, ustedes están destinados a algo mejor que esto, yo lo sé

Cassandra corresponde al abrazo, estrujándolo un poco

—Por eso te odio— masculló aún abrazándolo, soltándolo despacio— tengo que volver adentro

—Habla con ellos, Cass— le pide— no quiero que se sientan presionados, pero es algo que deberían tomar en cuenta

La castaña asiente y empieza a caminar hacia la mansión.

—Cuídenla, acaba de regresar.—le escucha decir a Richard, a lo que ella sonríe

—Ve con cuidado, Richard— Cassandra se despidió, entrando a la casa de nuevo.

Una vez ahí, se encontró con que ya todos habían dejado el comedor. No le tomó importancia, se encaminó a la habitación de Charles, llamando a Aaron por telepatía en el trayecto. No pasó mucho para que él llegara a su lado

—No te quedaste a cenar— fue lo primero que salió de los labios del británico— ¿Hay algo que tengamos que saber?

—Richard vino— le contestó, mientras volteaba a verlo sin dejar de caminar

—¿Y todo está bien?— Aaron la ve por el rabillo del ojo— el horario del hospital es agotador, debió haber sido algo de importancia

—Si, lo es hasta cierto punto— Cassandra se detuvo frente la puerta de Charles, tocándola para que los dejase entrar

Charles no tardó en abrir la puerta, y Cassandra menos tardó en abrirse paso hacia adentro

—Buenas noches, por cierto— le dijo, un tanto agitada, mientras Aaron cerraba la puerta

—¿Pasa algo Cassandra?— Charles se cruzó de brazos, mientras Aaron se recargaba en la pared

—Si, y parece que a tí es al único al que le pueda generar cierto interés— le dijo, sentándose en el borde de la cama, con los brazos extendidos ligeramente a los lados

—Adelante, explícame— le pide él con calma

—Richard vino, dice que le llamaron del hospital, al parecer Sharon está en las últimas. No me consta, pero… ya sabes cómo es él— Cassandra le dijo, notando que Charles estaba un tanto más impresionado de lo que hubiera imaginado

—¿Al marido se le acabó el dinero y quiere que le hagamos un servicio fúnebre de caridad?— Aaron soltó con desprecio, con el ceño fruncido y sus ojos brillantes de rabia

—Aaron, deja que te explique— Cassandra intenta relajarlo

—Ah, si la cosa es así, entonces puedes ir llamando a todas esas ancianas arribistas que se hacen llamar sus amigas y no hicieron más que llenarle la cabeza de mierda para que pudiera manejar a papá a su puto antojo— farfulló con voz ronca

—No es eso, quiere otra cosa en realidad— Cassandra nerviosamente jugaba con los bordes de su ropa mirando a sus dos hermanos— yo no estoy muy de acuerdo pero, creo que deberíamos hacerlo igual

—Y esa otra cosa en realidad, ¿Cuál es? —Charles se acerca a Cassandra

—Quiere que vayamos al hospital, a verla— dijo entre dientes— dijo que era solo una sugerencia, que dependía de nosotros, pero él me dió a entender que la cosa era sería, muy seria—continuó, viéndolos a los ojos— nos puede hacer el favor en cualquier momento

—¿Solo hacer acto de presencia, o "convivir" con ella?— le pregunta Aaron, sin moverse de su lugar, ni estando muy de acuerdo en hacerlo— no creo que tenga los ovarios de pedir perdón a estas alturas

—No lo sé, pero me parece prudente que Eva sepa la verdad en caso de que Sharon sí esté a nada de abandonar este plano— Cassandra se levanta de la cama— solo para que no la tome tanto de sorpresa

—Yo me encargo de eso— Charles la sigue— pero quiero hacer un avance con su mutación antes de alterar su sistema de memorias de una manera tan drástica. No creo que Sharon nos haga la vida imposible también en eso

Cassandra y Aaron se van, dejándolo solo en su habitación.

Ya entrada la noche, ninguno de los cuatro pudo conciliar el sueño en realidad. Eva había tenido una pesadilla, y los demás no podían dejar de darle vueltas al asunto con su madre. Eva había pasado casi una hora sentada junto a la ventana de su habitación, pero quiso bajar para caminar por el jardín. Lo hizo con cuidado, cerrando la puerta despacio para no despertar a nadie, comenzó a caminar por el corredor, que se hallaba alumbrado por esas bombillas de luz cálida. Bajó en dirección a la cocina, al notar que la luz estaba encendida, al avanzar a pasos lentos, se encontró con que había alguien, de espaldas

—¿Tú tampoco puedes dormir?— le preguntan, y cuando el hombre se voltea, Eva puede notar que se trata de Charles

—No— sonríe un tanto nerviosa —padezco insomnio— le dice— pero puedo manejarlo

—Me alegro por ti— él le sonríe igual, mientras abre el refrigerador— ¿Quieres agua?— pregunta luego de sacar una jarra llena de dicho líquido

—Si eres tan amable— Eva se sienta en la pequeña mesa de centro al igual que él

Charles sirvió dos vasos, tomando uno para él y extendiéndole otro a ella, ambos bebieron un sorbo

—En realidad quería ir al jardín, para pensar— Eva rompe el silencio, uno que no era incómodo, lo cuál a ella le pareció extraño

—¿Y porqué no lo hiciste?— Charles le pregunta

—Porque ví que estabas aquí, y vine— Eva le contesta esperando no incomodar— hablé con tu hermano Aaron, sobre ciertas cosas que han estado sucediendo conmigo— la rubia bebe otro sorbo más de agua— él me dijo que podías hacer algo por m

—¿Él te dijo que hablaras conmigo?— el se ríe entre dientes, conociendo muy bien qué era lo que Aaron quería hacer

Eva asiente

—Bien, entonces hagámoslo— Charles se levanta de la mesa, caminando hacia la puerta de la cocina, esperándola a ella desde ahí

—Gracias Charles— Eva se levanta y va con él

Los dos salieron al jardín. Iban caminando juntos mientras lo único que se oía era el movimiento de las hojas de los árboles con el viento, el grillar de los insectos y el crujido de sus pasos en la tierra.

—El insomnio tiene un motivo, Charles— Eva se oía angustiada, a pesar de la confianza que él le inspiraba, no sabía si tenía el valor suficiente de hablar esas cosas con él, cuando ni siquiera había podido hacerlo con su padre, no sin echarse a llorar

—Como todo en la vida— le contestó él en un tono reconfortante— ya sea bueno o malo

—Así es— Eva suspiró, quedándose en silencio por un rato

—Quieres hablarme sobre eso, ¿no es así? —él la observó por el rabillo del ojo

—Mis sueños se dividen en lo que fué mi pasado, y en algo que tal vez solo fué eso, un sueño— le dijo

—¿Cómo es eso?— Charles la mira

—A veces suelo soñar con este lugar, la mansión, este jardín. El último que tuve, fue en donde yo corría por el césped, mientras un niño llamaba mi nombre, ambos reíamos íbamos corriendo de un lado a otro, desperté mientras esa vocecita aún me llamaba— le dijo, mirando los alrededores del jardín sin poderlos apreciar del todo dado a la poca luz— eso me dejó con más preguntas que respuestas

—¿Qué hay de los otros sueños?— ambos seguían caminando, él escuchaba atentamente, esperando una respuesta, si es que ella quería dársela

—Mis pesadillas tienen un origen muy profundo— empezó, con la voz baja, apenas perceptible. Tomó una bocanada de aire antes de seguir

» Charles

el castaño escuchó la voz de Cassandra en su conciencia, llamándolo. Frunció el ceño

» házlo, se siente en paz contigo

fue lo último que ella le dijo antes de romper el contacto, mientras Eva empezaba a hablar.

—Mi madre me dejó en un orfanato, ni siquiera se tomó la molestia de cerciorarse de que yo estaría segura en lo más mínimo— contó— en ese lugar experimentaron conmigo de formas horribles, usando mi mutación como vía de potenciación para otras. El nombre de la persona que me hizo conocer el infierno en carne propia, es Sebastian Shaw— una lágrima se deslizó por sus mejillas— le pedía que se detuviera, que no me hiciera más daño. Pero eso sólo parecía seguir invitándolo a lastimarme, con tal de ver qué tan lejos podía yo llegar.

Su voz se quebró, y Charles luchaba para no derrumbarse  ahí mismo. No podía permitirse eso porque Eva lo necesitaba. Él la miró, tratando de consolarla con solo eso, no quería invadir su espacio.

—Hubo un día, en que mi dolor fue tal, que me desmayé y quedé inconsciente. No sabría decirte cuánto tiempo es que pasó, pero sólo recuerdo el dolor, era punzante, no podía moverme y si lo intentaba, mis músculos se tensaban, solo era capaz de dejar salir mis lágrimas— solloza, incapaz de verlo— ese experimento me dejó esta cicatriz—  mostró su antebrazo, mientras Charles observaba cómo en él, se hallaban unas marcas que simulaban la apariencia de unas venas, estas eran largas y se extendían por casi todo su antebrazo, y eran de un color particularmente blanco.

Ahí, el corazón de Charles terminó por romperse. Se acercó y acarició su antebrazo, sin dejar de ver esa cicatriz.

—Eso es algo de lo que antes me sentía avergonzada, pero ahora ya no es así— lágrimas corrían por las mejillas de la rubia, mientras esos tiernos ojos azules se enrojecen por el llanto— ahora sé que esto me demuestra lo fuerte que fuí y que sigo siendo.

—Eso es— Charles la felicita, con el llanto enfrascado en su garganta, mientras se toma la libertad de abrazarla.

Y ahí fue donde ya no pudo contenerse.

Empezó a sollozar, pidiéndole perdón, no solo por el repentino estallido de emociones, sino por no haber sido fuerte cuando lo necesitaba. ¿Pero qué podía haber hecho un niño de once años contra las malas decisiones de una mujer mezquina y podrida por dentro a la que difícilmente podía llamar madre?

Ella lo abrazó, enternecida por lo que ella percibía como pureza en su corazón, y también confundida por la súplica que salía de su boca. ¿Por qué tendría ella que perdonarlo si no le había hecho daño en ninguna forma?

Él rompió el abrazo, colocando sus manos sobre la parte superior de sus brazos, sosteniéndolos con cuidado, mientras le da una sonrisa, con lágrimas aún rodando por sus mejillas, sintiéndose realmente herido, casi derrotado. con un último sollozo, apoya su frente contra la de ella y cierra sus ojos y cierra sus ojos

—Hoy lo recordarás— susurró antes de abrazarla de nuevo mientras dos de sus dedos se colocan en la sien de ella

Y Eva empezó a ver todo con claridad. Ella siempre tuvo un hogar, un padre amoroso y tres hermanos que la adoraban y que ella adoraba también. Tenía a sus compañeros de aventuras siempre a su lado, siendo cómplices en lo que fuera, compartiendo risas y pequeñas peleas. Peleas que al final no significaban nada.
Pero también recordó el dolor que trajo la muerte de su padre consigo, las risas fueron disminuyendo y ahora solo había soledad, el color se había vuelto gris y la alegría se redujo a simples moléculas que el viento se llevó cuando Sharon los separó. Ella los destruyó por completo y Charles solo pudo reducir su pena de la única manera que sabía, y que detuvo a la mitad de su corazón.

Eva abrió los ojos, y miró a Charles, acunó su rostro entre sus manos

—Charles— sus pupilas se dilataron por la impresión, una risa nerviosa se escapa por sus labios y vuelve a abrazarlo con fuerza

—Mi pequeña— sollozó alzandola en sus brazos para girarla— perdóname, por favor perdóname. No sabía qué más hacer estaba desesperado y tenía mucho miedo— recargó su rostro en su pecho y siguió llorando— sufriste tanto, y no pudimos hacer nada

—Ya estoy bien, estoy en casa, eso ya pasó— ella intentó consolarlo, sabiendo que eso no era verdad. Ella aún sentía el dolor que su pasado le causó

Cuando él por fin se pudo tranquilizar, ambos entraron a la mansión, dándose cuenta de que ya iba a amanecer. Aaron y Cassandra estaban esperándolos en la recepción, ellos también lloraron esperando lo peor, creyendo que Eva los había repudiado por haber dejado tanto tiempo pasar.  Las manos de Cassandra —y todo su cuerpo en realidad— estaban temblando, y Aaron ya no pudo guardarse todas las lágrimas que por años se privó de soltar. Él fue el primero de ellos dos que se lanzó a sus brazos, sosteniéndola con fuerza, queriendo reparar un alma rota que él nunca lastimó, pero que para él era muy preciada. Al soltarla, acunó sus mejillas entre sus manos y besó su frente

—Mi niña— le dijo dulcemente— esperamos por esto muchos años, vivimos gran parte de nuestra vida con una parte de nuestros corazones fuera de nosotros, porque tú te los llevaste contigo ese día. Y hoy, por fin volvieron

Ella le dejó un beso en la mejilla, apartándolo amablemente para ir hacia Cassandra, quien se había quedado en shock, aún cuando ella fue quien alentó a Charles para que hiciera esto suceder. Eva apresuró su caminar, y solo cuando ambas estaban abrazándose, Cassandra fue capaz de volver en sí.

—Te extrañé mucho— en ese momento, ya no había una mujer, tan solo estaba una pequeña de cuatro años que desde entonces, jamás dejó de preguntarse dónde estaba su hermana, y mucho menos de extrañarla. Esa pequeña estaba sanando una herida que llevaba demasiado tiempo infringiendo un dolor inmenso.

Luego de las lágrimas, ninguno dejó de sonreír, y se abrazaron.

Al fondo, se escuchaba un tierno llanto, todos voltearon de inmediato tan sólo para encontrar a Raven con su rostro escondido entre sus manos, llorando, y a su lado, Erik posaba su mano en el hombro de Ateleia, quien dejó caer una lágrima, pues esa sola imagen le trajo recuerdos de lo que a ellos también les faltaba.

—Perdón— Charles los miró, secándose una lágrima

—Oh no, no te disculpes— Ateleia les sonríe— eso fue muy lindo. Estamos muy felices por ustedes— le asegura, a lo que Erik asiente, no queriendo pensar demasiado

Raven fue directo hacia ellos, abrazándolos mientras la reciben con gusto y una sonrisa en sus rostros.

Ahora todo estaba bien






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