Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐅𝐈𝐕𝐄


𝐒𝟏 𝐄𝟓:  orfanato y un crímen

Eva acomodó las cajas de donativos en una de las paredes y decidió llevarlas a primera hora de la mañana. Se sacudió el polvo de las manos y tomó una inhalación profunda antes de girar sobre sus talones y salir.

Avanzó hasta la sala de estar, viendo a su padre sentado en el suelo sobre un cojín frente a la mesa de centro donde reposaban dos tazas de té y un cojín más estaba a su lado. Richard lo palmeó como indicación de que se sentara.

—Me alegra que hayas decidido volver— Richard acerca una de las tazas hacia la rubia, acompañado de un pequeño tarro de miel— si las circunstancias fueran otras te habría pedido que te quedaras

—¿Cuáles son esas circunstancias?— cuestionó ella mientras vertía un poco de miel en el té 

—Si no tuviera algo que decirte, si de verdad fueras mi sangre… todo esto no estaría pasando. Hace aún más sentido cuando recuerdo que, lo que voy a decirte ahora, debí hablarlo hace un tiempo.

Eva lo observó detenidamente, queriendo que en algún momento pudieran verse a los ojos.

—Me estás preocupando— eva murmura.

—La verdad no tendría porqué preocuparte. La verdad te hace libre, y a algunos, los hace temer— dijo eso como una indirecta a sí mismo, viéndola por fin a los ojos.

Los dos se quedaron en silencio por un instante que parecía eterno.

—Yo sé que crees que aparecí en tu vida por una milagrosa casualidad, pero eso está muy lejos de lo que pasó realmente. —Richard habló por fin— Pasé bastante tiempo buscándote cuando supe que tu madre te dejó en ese lugar. Y recordando lo que has tratado de decirme otras veces, puede que haya llegado demasiado tarde.

—Tú… ¿Conociste a mi madre?— Eva estaba desconcertada, la impresión era evidente, se percibía en su voz y en la forma en la que lo miraba.

—Por desgracia —ríe nervioso al recordar que la  relación que tuvo con Sharon fue más que incómoda —, una mezquina mujer de la que en parte me alegro que hayas crecido alejada. Considero que fuí más cercano a tu padre, Brian.

—Entonces fue por eso que me adoptaste— aquello más que pregunta fue una confirmación —¿Mi padre lo sabe?

Richard niega, sabiendo que había llegado la parte más difícil de su diálogo con ella.

—Él no pudo saber que estabas en ese lugar ni que tu propia madre te había dejado ahí

—¿Qué?

—Cariño, me cuesta mucho decirte esto. Dar noticias como éstas no es algo en lo que sea un experto, precisamente

—Sólo ve con calma..

—Tu papá fue un acaudalado científico nuclear, y cuando se dió cuenta de que los mutantes existían y que algunos de sus experimentos contribuían al aumento de personas con el gen x, decidió ser cuidadoso y ocultar los efectos de su trabajo para protegerlos

—¿Protegerlos de qué?

—De nuestros superiores. Ellos iniciaron con un proyecto llamado el vientre negro, en el que usaban pequeños mutantes como parte de ciertos experimentos autorizados por el gobierno de los estados unidos. Y todos sus intentos cobraron fuerza ahora que él, era padre de una niña que poseía el gen x. Se vió obligado a tratar de evitarlo.

—¿Murió por eso?— Eva siente un nudo en la garganta

—No, pero conociéndolo estoy seguro de que lo hubiera considerado. Él murió por una explosión accidental que ocurrió en la planta. Yo no estaba ahí en el momento exacto del accidente, pero teniendo en cuenta sus planes y adelantándose a los hechos, me dijo que si algo llegaba a pasar,  hiciera lo posible por cuidarte. Y así fué.

Eva deja salir la primera lágrima de las muchas que derramará a lo largo de la conversación

—Fue muy noble de tu parte que cumplieras esa promesa. —su voz de quiebra— Muchas gracias. Estoy segura de que, donde quiera que esté, él está más agradecido que yo por lo que haz hecho todos estos años.

Mientras decía aquello, lo abrazó. Fue un abrazo relativamente corto, pero ese breve contacto expresaba un poco de lo que ella sentía.

—Si tú, después de todos estos años has podido hablar con la verdad —pasa ambas manos por su rostro, limpiando inútilmente las lágrimas que aún seguían con intenciones de recorrer su rostro—, no veo porqué yo no lo haga. Además ya es estrictamente necesario

Tomó un poco de su té, que estaba comenzando a enfriarse. acomodó un mechón de cabello tras su oreja removiendose sobre el cojín.

—Mi madre me dejó ahí, no te puedo dar detalles exactos de cómo llegué al primer lugar porque no recuerdo nada. No pasé en él mucho tiempo, me seleccionaron junto a otros niños y me llevaron a algo que tenía pinta de todo menos de un orfanato decente.  Nuestras habitaciones eran como celdas y en mi caso, lo único que ví por días fueron esas cuatro paredes y la luz del sol que entraba por una especie de ventana.

—Y entonces….

—Un grandulón llegó un día y me dijo que me llevaría con alguien importante, que me diera prisa, y tuve que obedecer. Claro está que no esperaba todo lo que vino en las semanas y meses siguientes.

FLASHBACK




La pequeña rubia caminaba temerosa a lado del que estaba segura era el hombre más alto que había visto en su corta vida. Iba descalza, sentía frío y estaba un poco temblorosa.

El camino fue un poco largo, había una que otra puerta en ciertos tramos del camino, pero no le tomó importancia.

Cuando finalmente llegó. Otros dos hombres igual de altos que ese que la escoltaba, custodiaban la puerta.

Uno de ellos la abrió sin apartar la vista del frente y sin ningún tipo de expresión en su rostro

—Entra— demandó el tipo que la acompaña.

Con pasos lentos e inseguros, ella entró y la puerta se cerró apenas notaron que ella estaba dentro.

Había una persona de espaldas, con los brazos posicionados en aquella parte. Dió unos cuantos pasos para girarse y ver a la niña que había ordenado que le trajeran.

No tuvo necesidad de preguntarle su nombre, ni de dónde venía puesto que lo sabía todo. Y aún si no lo supiera, no haría falta. No le importaba todo lo que sabía de ella, lo único relevante era lo que haría con ella, en lo que la convertiría.

—¿Sabes por qué te han traído aquí?— fue lo primero que le escuchó enunciar, su voz le provocó una incómoda sensación

—Porque u-usted— tartamudeó —quiso que viniera. Eso me dijeron

—Así es. Y también, porque serás parte de una revolución— comienza a acercarse a ella —una dónde nuestra especie reinará, y seremos los dueños del mundo

—¿Para qué?

—Cuando crezcas, y te involucres aún más en mi propósito, lo entenderás. Y estarás agradecida

Esa oración dió inicio a meses en los que la infante pasó un verdadero infierno.

Primero, muestras de sangre.

Luego, cuando los informes de sus contactos le desvelaron a detalle los dones de la menor, el 'entrenamiento' comenzó.

La absorción de energía era lo único que realmente le interesaba. Probó con energía cinética, eléctrica, lumínica y nuclear. Siendo cuidadoso con esta última.

Aquello solo le traía a la pequeña insoportables dolores de cabeza, hemorragias nasales y en el caso más extremo, llegó a quedar inconsciente un par de veces.

La última vez, el experimento provocó que una marca con la apariencia de una vena se grabara en gran parte de su antebrazo. Lo peculiar de aquella marca era su color blanco.

Aunque toda esa travesía la dejó marcada psicológicamente, más bien.




ACTUALIDAD

—No suelo estar orgullosa de esa marca. La maquillo solo para evitar las preguntas de cualquier curioso que pueda llegar a verla— gira su brazo derecho para mostrar la cicatriz—. Esto no es una marca de nacimiento o una cicatriz que pude haberme hecho al jugar cuando era niña. Esto es una muestra de cómo alguien experimentó conmigo para no dañarse a sí mismo como me dañó a mi. Esto es egoísmo puro.

Richard acaricia esa parte del antebrazo con suma delicadeza y las lágrimas que contuvo mientras Eva le contaba lo sucedido, comenzaron a salir.

—No deberías ocultarla— le dice —. Esto debería ser un recordatorio de cuán fuerte eres. Dale un nuevo significado, que esto ahora sea una muestra de que si alguien, por el motivo que sea, quiere lastimarte, no lo permitirás, porque ya no eres débil. Ya no

—Lo intento, de verdad. Pero no es fácil porque cada vez que la veo… recuerdo todo lo que viví— su voz se quiebra —todo lo que me forzaron a hacer en nombre de una causa que no era la mía. Pienso distinto a él, no soy cómo él. Sus intentos no sirvieron de absolutamente nada y solo me dejaron  traumas.

Ella guardó silencio, soltando un sollozo. Richard descansó una mano sobre su hombro, llorando en silencio junto a ella.

—¿Qué pasó después de ahí?—  interrogó.

—Supongo que nada. Cuando cumplí con el propósito que él me había dado, simplemente me envió a un orfanato distinto.  Creo que en ese lapso de tiempo tú me encontraste.

Ya no pudieron seguir hablando, eran demasiadas cosas qué procesar y ya no sabían qué decirse.

—Será mejor que vayas a descansar. Puede que mañana sea un día largo— Richard besó la sien de Eva —, buenas noches

APARTAMENTO DE LOS HERMANOS LEHNSHERR


—¿Los vas a buscar?— ateleia toma un bocado de comida

—Si, iré mañana temprano a un orfanato que está aquí cerca. Si no los encuentro entonces iré a la embajada— Erik se escuchaba muy convencido de sus palabras

—Yo… quiero buscar ayuda— añade la menor con cierta timidez

—¿Ayuda con qué exactamente?

—Mi mutación— responde con aún más pena que antes

—Te sugeriría que tengas cuidado— Erik la mira de reojo mientras bebe un poco de agua— si vas a buscar ayuda de ese tipo significa que vas a confiar lo suficiente en alguien para que estudie cuidadosamente tus dones y tal vez tenga intenciones de sacar provecho de tus debilidades

—Que bonita manera de meterme miedo— ateleia sonríe

—Por Dios, soy tu hermano. Lo último que quiero es que vivas con miedo

—¿Pero que no dijiste que-?

—No se atreverían a hacerte daño a no ser que vean el suicidio como alternativa

—¿Por qué?

—Porque me tienes a mí. Y mientras yo esté contigo nadie te va a hacer daño. No lo permitiría





DÍA SIGUIENTE

Eva terminó de dar unos toques al sencillo maquillaje que había decidido usar en su rostro como todos los días. Richard le había ayudado con las cajas la noche anterior así que lo único que le quedaba era marcharse.

—Tengo guardia nocturna en el hospital, no me esperes despierto hija— le escuchó decir antes de que cerrara la puerta 

La rubia tomó su bolso y las llaves de la casa luego de asegurarse que todo estuviera en orden.

Salió cerrando la puerta y asegurando la manija con una de las llaves.

Condujo hacia el orfanato. Encendió la radio y fue cambiando de estación en estación hasta que encontró una que la convenció lo suficiente como para dejarla sonar.

El clima seguía lluvioso y no se veía intenciones de que eso cambiara hasta al menos, dentro de un par de días.

Veía de reojo las gotas de lluvia caer sobre el parabrisas o cualquier cosa que la distrajera un poco.

Erik iba decidido a encontrar a sus hijos. No quería hacerse falsas ilusiones aunque tampoco se iba a amargar aún más pensando en que ir ahí era una pérdida de tiempo.

El clima era uno no tan favorable según su punto de vista. Rara vez estaba de acuerdo con algo y a veces no podía evitar preguntarse desde cuándo se había vuelto tan indiferente y en ocasiones… amargado. La respuesta no tardó en llegar a su cabeza y era en parte por eso que no le gustaba sobrepensar las cosas.

Podía sentir sobre él las penetrantes miradas de algunos entrometidos que muy seguramente lo juzgaban en su interior.

Solo quería llegar y recibir cualquiera que fuera la respuesta que tuviera que escuchar y regresar a casa.

Y por fin había llegado.

Igual que ella.

Eva bajó del coche y se dirigió hacia la entrada lo más rápido posible para no mojarse.

Él la vió. Una mujer rubia de baja estatura.

Decidió cederle el turno por más prisa que tuviera.

—Gracias— le dice, a lo que él asiente en respuesta.

El alemán decide sentarse a esperar en uno de los pocos asientos que había ahí.

La rubia empezó a bajar caja por caja, hasta que:

—¿Necesita ayuda, señorita?— preguntó él

La mujer dirige la vista hacia el lugar donde escuchó que venía la voz.

—Creo que un poco de eso no vendría mal.

Esta vez los dos salen para tomar un par de cajas y dejarlas en una esquina para que no resultaran un estorbo.

Cuando terminaron, Eva volvió a agradecerle pero antes de que Erik respondiera algo, un estruendo en la entrada principal los interrumpió.

Por inercia los dos voltean a ver a la recepcionista y la expresión en el rostro de esa mujer les hizo esperar lo peor

—Son ellos otra vez— es lo único que pudo llegar a decir antes de que varios hombres vestidos de negro irrumpieran en el lugar

Trataron de amenazarlos con armas e incluso uno de ellos se había atrevido a disparar pero Eva extendió sus brazos hacia el frente para crear un campo de fuerza que contuvo y desintegró el proyectil.

—¡Vaya con los niños!— demandó

—Cuando yo te diga, deshazte de esa cosa, ¿de acuerdo?— la mira esperando una respuesta

—¿Estás seguro?

—Creo que no nos queda de otra

Eva tragó duro antes de aceptar.

—Bien— fue lo que le escuchó decir al hasta ese momento desconocido.

Y entonces pasaron los segundos más largos y angustiantes en la vida de  Eva.

—Ahora— indicó posicionándose para comenzar a atacar.

Ella se deshace de la barrera que había creado, absorbiendo la energía.

Erik detuvo con sus manos las balas que no tardaron en disparar al momento en que Eva los había dejado supuestamente indefensos.

Eva lanzó esferas de energía en dirección a sus atacantes, derribándolos al menos por un momento, ya que estos no tardaron en ponerse de pie con ciertas expresiones de dolor en sus rostros.

Erik separó las armas pieza por pieza para poder expandir algunas de estas y usarlas para someterlos.

La rubia comenzó a sentir un molesto —mas hasta cierto punto soportable— dolor de cabeza gracias a el repentino uso de su mutación.

Esto no impidió que avanzara hasta los sujetos con los que habían peleado.

—¿Qué están buscando?— les preguntó el castaño

—Solo queremos liberarlos— se excusó uno de ellos

—¿A quiénes?— interrogó la rubia esta vez— ¿De qué hablas?

—La revolución pronto vendrá…— aseguró otro— y nadie podrá hacer nada para evitarlo

—Alguien los envió— afirmó Lehnsherr —no es posible que hagan esto por su cuenta, alguien más los alentó

—Él no va a permitir que algo falle esta vez. Ya lo dejó pasar con esos mocosos de hace años… pero esta vez… otro será el final.

Eva tuvo un mal presentimiento al escucharlo decir eso. Quiso saber más

Pero cómo si estuvieran programados, sus ojos se pusieron en blanco y un hilo de sangre salió de la boca de ambos sujetos.

Eva desintegró el metal, sintiendo una punzada de dolor en su cabeza.

Unas sirenas se oían a lo lejos, tal vez la mujer había llamado a la policía.

Erik se encaminó hacia la puerta que la recepcionista había cruzado y la vió ahí, atrincherada con los niños y el resto de empleadas. Aprovechó para buscar de reojo a sus gemelos pero ellos no estaban ahí

Vaya mierda…

—Ya no hay peligro— dice— pueden estar tranquilos

Los niños agradecen en murmullos y eso le sacó una sonrisa imperceptible.

Vuelve a la recepción sólo para ver cómo varias unidades de policía se estacionaban.

Los uniformados comenzaron a salir de sus unidades para ingresar al orfanato.

El hombre a cargo los miró de arriba a abajo con cierta condescendencia y habló

—Así que ustedes son los ángeles de la guardia que mencionaron en la llamada

—Si, así es— respondió Erik con seguridad

—Creo que tendrán que acompañarnos a rendir una declaración

Maldita. Sea.

Aceptaron a regañadientes. Así que mientras los forenses examinaron los  cuerpos, los dos fueron llevados a la estación de policía más cercana

—Creo que tendríamos que extender este caso al FBI— sugirió uno de los policías —. Ellos son los adecuados para este tipo de casos


NUEVA YORK, NY

El turco iba de un lado a otro, llevando carpetas al archivo muerto pues estas empezaban a estorbar en su oficina.

Un pitido en su comunicador lo desconcertó. Con una de sus manos hizo presión en él para poder escuchar.

—Gulbahar, te necesitamos en Westchester— le indicó su superior— hay un caso que los perezosos que hay por policías ahí no pueden, o tal vez no quieren resolver

—Señor, ese es su trabajo y-

—Lo sé, pero sugiero que vayas tú y veas qué puedes hacer.

—Voy a su oficina— bufó

Beyazid se dio la media vuelta y encargó los archivos a la primera asistente que se cruzó en el camino.

Ya en la oficina de su jefe, el mencionado no esperó ni a qué se sentara antes de empezar a parlotear sobre el caso.

—Dos individuos. Femenino y masculino. Se dice que ambos estaban por asuntos particulares en el lugar antes de que los sospechosos llegaran ahí amenazándolos con armas a ellos dos y a la recepcionista

—¿Los capturaron?

—No, cuando la policía llegó ya habían muerto. Presunto suicidio

—Tendré que ir entonces…

—Los individuos que mencioné, junto a la recepcionista del orfanato, se ofrecieron como testigos

—Te mantendré informado. No quiero perder más tiempo.






WESTCHESTER, NEW YORK

Después de manejar de maneras irresponsablemente rápidas por la carretera y parte del condado, el agente turco llegó a la estación de policía de la cual entraban y salían elementos policiacos a diestra y siniestra.

Se hizo camino entre ellos y al llegar a la recepción mostró su placa

—Agente Gulbahar, FBI— anunció —sus superiores debieron informarle que venía.

—Sígame— el de uniforme se levantó de mala gana para guiarlo al área de interrogatorios.

—¿Cuál fue el lugar del siniestro?

—El orfanato municipal, señor

Beyazid frunció el ceño. No creía que fueran tan estúpidos como para atacar un lugar como ese, aunque nunca faltaría un imbécil que quisiera hacerlo.

—¿Hubo infantes heridos?

—Afortunadamente no

—Gracias a Allah— pensó él

—Los nombres de los testigos— pidió viéndolo de reojo

—Erik Lehnsherr y Eva Beckham

Bueno, la vida da muchas vueltas.

Un guardia le abrió la puerta de la sala de interrogatorios y él entró.

—¿Qué carajos pasó?— exigió saber nada más entrar

—Pasaron muchas cosas, siéntate— alegó la rubia un tanto exasperada.

Él se sienta del otro lado de la mesa de metal y espera a que ella hable.

—Fuí al orfanato a dejar unos donativos, estaba en eso cuando de la nada escuchamos un golpe. Estábamos viendo a la recepcionista y ella tenía una cara de horror que nunca había visto.

—¿Dijo algo?— preguntó sin dejar de anotar lo que había oído

—Si… dijo algo como "son ellos". Después,  él y yo nos volteamos hacia la puerta principal y vimos a dos encapuchados con ametralladoras y uno de ellos soltó un disparo. El hombre que estaba conmigo y yo, tuvimos que hacer algo

—¿Qué hicieron exactamente?

—Usamos nuestras mutaciones. Yo creé un campo de fuerza y él… controlaba el metal así que pudo usar esas mismas armas para atacarlos.

—No me vengas con que…

—No, no los matamos. Cuando él ya los tenía sometidos, nos acercamos y quisimos saber qué era lo que buscaban

—No lo decía por eso— soltó, tal vez un poco indignado— ¿Dijeron algo?

—Cosas bastante raras. Que querían liberarlos, que la revolución pronto comenzaría y que alguien no permitiría que algo fallara esta vez. Luego, algo los mató. Debió ser algo que ingirieron antes porque empezó a salir sangre por la boca y sus ojos comenzaban a ponerse blancos

—Son solo un par de conspiradores fanáticos, entonces

—Es lo más seguro.

Beyazid asintió mientras se levantaba con su libreta en mano

—Bueno, querida mujer maravilla. tengo que ir a conseguir la declaración de tu Steve Trevor. Nos vemos.

La fémina rueda los ojos

—¿Me van a dejar salir?

—Si su declaración coincide con la tuya, no veo por qué no. Además tendrían puntos a su favor si no cuentan con antecedentes penales

El moreno salió de una sala para entrar a otra en la que estaba Erik.

—Buenas tardes, mi nombre es Beyazid Gulbahar y voy a tomar su declaración

—Ni yo ni la señorita hicimos nada.— comenzó, un tanto a la defensiva, pero sobre todo cansado y sorprendido por cómo habían  acabado las cosas— Yo solo estaba ahí buscando a mis hijos y eso es todo.

—¿Luego de eso pasó algo más?

—Escuchamos un ruido en la entrada y unos tipos armados a los que ninguno pudo verle el rostro, quisieron disparar pero nosotros lo evitamos

—Y el método que usaron nadie lo va a saber, créame. Ya tuvieron suficiente por hoy. Voy a dar la orden de que los dejen salir.

—Gracias

El agente salió del área de interrogatorios un tanto enfadado.

—¿En serio tuve que hacer yo su parte del trabajo?— cruza los brazos— al menos díganme qué ya tienen las identidades de quienes cometieron un crimen.

Uno de los policías de mayor rango le entregó un par de carpetas negras.

—Ahí también están los resultados de las autopsias de cada uno— añadió uno de ellos

—Bien, ahora sí voy a trabajar. Díganle a los testigos que pueden ir a sus casas. No sería justo que se quedaran aquí más tiempo.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro