𝐄𝐋𝐄𝐕𝐄𝐍
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Start Where We Left Off
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Los hermanos Xavier recibieron un nuevo día, sabiendo que estaban juntos de nuevo, recordando todo lo que habían vivido y manteniéndose al día sobre lo que había pasado después del distanciamiento que les fue impuesto.
—No puedo creer que hicieran todo eso— Eva se llevó un trozo de fruta a la boca
—Si algo heredamos de papá fue su inteligencia— Aaron bebió un sorbo de café— en el condado es bien sabido que papá era un hombre brillante, destacaba en donde fuera.
—¿Qué me dicen que estudiaron?— les pregunta la rubia
—Yo soy abogado penalista— Aaron le responde primero— pero me estoy dando un descanso
—Yo soy bióloga—Cassandra es la siguiente en contestar— pero prefiero practicar la teoría desde aquí. Quiero usar lo que sé para ayudar a los nuestros de alguna forma— y quiero empezar un doctorado en genética
—Yo soy profesor, pero estoy preparando una tesis enfocada en la genética mutante— Charles continúo— parece que vamos por el mismo camino
—Yo soy profesora igual, y también soy genetista— Eva sonríe— trabajé un tiempo en el FBI y otro tanto en una preparatoria— contó— solo que en este último empleo no me fue tan bien como quisiera
Los tres pudieron darse cuenta de que para Eva, resultaba un tanto incómodo hablar de eso. Así que optaron por cambiar de tema. Cassandra los miró, animándolos a tocar el tema de Sharon. Aaron se aclaró la garganta mientras su mano estruja su rodilla debajo de la mesa.
—Mira…— Aaron la observó, apretando los labios— yo no tenía la más mínima intención de tocar este tema, pero dadas las circunstancias creo que es básicamente una obligación que lo haga— curva una ceja mientras el tono de su voz se vuelve aún más serio— al final de cuentas la decisión queda en tí, no es necesario que accedas
—Es sobre mamá— Cassandra le dice, mientras deja el tenedor sobre su plato— al parecer está en las últimas
—Richard vino anoche, mientras estábamos cenando— Charles es quien toma la palabra ahora— Por eso Cassandra salió. Él habló con ella sobre su estado, más creo que no le especificó qué era lo que padecía, solo le pidió que nos pensaramos si queríamos verla una última vez— la mira, preocupado por su respuesta
Eva suspira, mientras se instala una presión en su pecho
—Bueno…— evita mirar a cualquiera de ellos— yo prácticamente no crecí con ella, así que no creo que pueda tener algún tipo de reacción a lo que sea que pueda pasar. Ninguno de nosotros podría, porque de ser diferente, ya estaríamos en el hospital angustiados por saber cuándo es que va a morir finalmente— Eva deja rodar una lágrima— pero, quiero verla, confrontarla por habernos hecho tanto daño— aquella confesión los tomó por sorpresa, pero ella de inmediato aclaró:— no de una manera violenta, claro que no. Pero si quiero dejar claras un par de cosas.
Todos se quedan en silencio, sabiendo que su relación con Sharon no fue la mejor y que tuvieron todo menos una madre. Aunque ellos lo hubieran dado todo porque Sharon les hubiera demostrado el más mínimo amor. Pero eso nunca fue así. Y a final de cuentas, después de tanto añorarlo, simplemente un día eso dejó de ser una necesidad.
—¿Y si tiene el descaro de pedirnos perdón?— Aaron preguntó de la nada— tenemos años sin verla, los cuatro nos graduamos de la universidad, construimos nuestras vidas y a ella jamás se le ocurrió pensar en si estábamos bien, ni siquiera cuando éramos más pequeños. Si muere sola, estaría cosechando lo que sembró
Lo que su hermano mayor había dicho la dejó fría. No era mentira pero le costaba trabajo ver las cosas desde una perspectiva apática.
—Que duela no significa que tengamos que cargar también con las consecuencias de ese dolor— Eva lo miró, con una sonrisa— nosotros somos mejores que esto y lo sabemos. Hay que dejarlo atrás, y si lo que quiere es vernos, deberíamos cumplirle ese deseo, hacer que se vaya tranquila, con un peso menos en su conciencia.
—Si es que la tiene— murmuró Cassandra, con la rabia brillando en sus ojos
—Como sea, tenemos que hacerlo— Charles se levantó de la mesa— y entre más pronto mejor
—¿Ahora?— Cassandra lo sigue con la mirada, sorprendida por su impulso
—Ahora— Aaron se levantó —yo también quiero que pase este trago amargo.
Fueron a sus habitaciones a prepararse, y lógicamente la más nerviosa era Eva. Tomó una ducha rápida y se vistió en un tiempo récord. Abrió uno de los cajones de su tocador, tomando un cepillo para peinar su cabello. Su teléfono comenzó a sonar, con su mano libre lo alzó, viendo que quien la llamaba era su amigo Bayezid. Curvó una sonrisa y contestó:
—¡Hola!— fue lo primero que salió de sus labios— tengo que contarte muchas cosas, no sabes lo que ha pasado en tan solo un día
—Hola, me alegro de oírte así— Beyazid la saludó mientras se reía entre dientes— tu papá acaba de llamarme y dijo que tiene que reunirse contigo y tus hermanos en el hospital— continuó— ya me dió la buena noticia por cierto. Me pone muy feliz saber que los encontraste, pequeña— dijo él en turco
—A mi también, no puedo esperar a qué los conozcas— Eva dejó el cepillo sobre el tocador— ¿Dijiste que papá quería vernos? Debe ser por lo de mamá, iremos a verla al hospital
—Ah, mujer hipócrita— volvió a mascullar, en turco
—Bayezid…
—Venga, ya no hablo más— Beyazid rodó los ojos del otro lado de la línea— esperemos y todo salga bien con tu madre
—Tengo entendido que será una visita breve, así que no me preocupa tanto— Eva se miró al espejo una última vez, levantándose para salir de su habitación— tengo que colgar, hermano. Nos vemos luego.
Lanzó su celular a la cama y abrió la puerta de su habitación para salir. Caminó hasta la sala, viendo a sus hermanos junto a los Lehnsherr y Raven. Ateleia la saludó con un beso en la mejilla y le dió un apretón de manos a Erik, mientras les sonreía a ambos, para luego ponerse al lado de Cassandra, mientras veía a Charles hablar con Raven.
—Vamos, Richard sabe que no están obligados a verla— Raven habló desde el sofá— no sabe si Sharon está emocionalmente preparada dado su enfermedad…. bueno tal vez sí lo sepa pero no se sorprendería si decidieran no hacerlo. Aunque igual….
—Ella no deja de ser su madre— Ateleia opinó en voz baja, arrepintiéndose casi al instante. Charles le agradeció con una mirada
Aaron suspiró, no sabía si era un gesto de melancolía o cansancio. Descolgó su chaqueta del perchero, extendiéndole la suya a Charles, y abriendo la puerta.
—Volvemos más tarde— Cassandra barrió la mirada por la sala antes de salir, mientras Eva les sonreía a quienes se habían quedado.
El conductor designado fue Aaron, ninguno fue capaz de entablar una conversación, todos iban con la mirada fija hacia las calles, algunos más nerviosos que otros mientras se preguntaban si realmente debían hacerlo.
—Eva, si no quieres verla, no tienes porque hacerlo— Cassandra tomó la mano de la rubia— es difícil para tí, lo sé.— la mira a los ojos— pero si puedo darte un consejo, jamás pienses que debes hacer algo solo porque "estás obligada" o "es lo correcto". Porque si tú sabes que no es así, nadie puede obligarte a absolutamente nada.
Eva recargó su cabeza en el hombro de Cassandra sin soltar su mano, quedándose así todo el camino. al llegar a la recepción, Richard ya los estaba esperando.
Cuando los vio, no pudo contener su sonrisa y mucho menos las lágrimas que lo delataron apenas comenzaron a rodar por su rostro. Les dió un abrazo a cada uno, mirándolos amorosamente al apartarse, tal como Brian lo hubiera hecho. A él le hubiera encantado verlos juntos
—¿Están listos?— les pregunta, viéndolos a todos con especial atención
—No tanto como quisiéramos pero supongo que sí— Charles fue quien contestó, forzando una sonrisa— ¿La has visto?— le preguntó mientras Richard les indicaba que avanzaran hacia el elevador
—Una vez solamente— le contestó cuando estuvieron dentro, subiendo al piso donde Sharon se encontraba— ya no conserva esa actitud mordaz, la enfermedad la cambió bastante
—Genio y figura hasta la sepultura, doctor Beckham— Aaron lo mira de reojo— lo que sea que esté pasando ahora y la motive a actuar así es solo por causa de un arrepentimiento que si me permite —agregó— llegó muy tarde
—la actitud mordaz la heredaste tú, hijo— pensó Richard, haciendo que Cassandra volteara el rostro al lado contrario para ocultar su sonrisa burlesca.
El timbre del elevador sonó, mientras este se abría. Charles respiró hondo y tomó la mano de Eva, no sabiendo si la estaba confortando a ella o a sí mismo, ambos se sonrieron nerviosos al mismo tiempo que salían del elevador.
Richard los guió por el pasillo, el cuál estaba repleto de enfermeras que iban y venían, familiares de los pacientes allí internados. El olor a alcohol impactó a sus fosas nasales y el ambiente no hizo más que tensarlos
—Aquí es— susurró Richard antes de intentar abrir la puerta— ¿Quién primero?
—Orden cronológico, por favor— Cassandra lo miró, mordiéndose el labio en un gesto ansioso
—No, qué va— Aaron bufó— todos de una vez, coño. Ya hemos perdido suficiente tiempo.
Richard abrió la puerta, cubriendo a los hermanos con su cuerpo para que la visión de Sharon no los distinga
—Tienes visitas— le anunció, mientras ella lo miró asombrada.
El primero en entrar fue Aaron, seguido de Charles. Después las dos hermanas entraron tomadas de la mano. Charles se sentó en la orilla de la cama mientras del otro extremo, Cassandra se acomodaba en una silla. Aaron se quedó de pie, recargándose en la fría pared, mientras sentía las manos de Eva enredarse en su antebrazo, él colocó una de sus manos sobre las suyas en un gesto de consuelo. En ese instante se dió cuenta del parecido físico que ellas dos compartían, y con ello entendió la reacción de su hermana menor.
Sharon no sabía qué decir. Miraba a Richard y luego a sus hijos, y así lo hizo un par de veces. Hasta que por fin tuvo el coraje de exclamar:
—¿Charles?— pregunta la mujer, mientras el nudo en su garganta le dificulta el habla
Él asintió, curvando una sonrisa —que más allá de ser una sonrisa en toda su extensión, era un gesto de dolor—
Luego, terminó por reconocer a Aaron y Cassandra
—¿Y de mi no te acuerdas?— fue lo primero que salió de los labios de la rubia, oyéndose un tanto dolida, las lágrimas escaparon de sus ojos
Sharon jadeó, entendiendo a qué se refería la rubia que, hasta antes de que esa pregunta fuera hecha, parecía ser una completa desconocida.
—¿Eva?— Sharon recargó su espalda entre las almohadas, la mencionada asintió
Sharon empezó a llorar, no soltó ningún quejido o sollozo, estaba lo suficientemente impactada como para hacerlo. Lo único de lo que fueron testigos es de la manera en la que sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Ojalá, hayas tenido tiempo de arrepentirte por lo que hiciste— Aaron la confronta, con voz tranquila— y tampoco pienses que vas a recuperar décadas en un par de minutos, eso no es posible. Aún así quisimos venir, para ver si eso te daba al menos un poco de alivio
—Yo sé muy bien que no me merezco su perdón, yo lo sé hijo. Mucho menos el de Eva— la mujer solloza— me dí cuenta muy tarde de todo el daño que les causé, y créeme cuando te digo que ya he pagado con creces por todos mis errores
—Y el más grande lo cometiste conmigo, mamá— Eva dijo mientras su mentón se tensa— pero puedes pasar tus últimos momentos sabiendo que a pesar de todo ese daño, yo supe salir adelante
Sin decir nada, sus hermanos salieron, siendo Richard el único que se quedó dentro.
—Y si salí adelante fue porque a pesar de ser tan pequeña, también fuí muy fuerte— continuó— tú jamás vas a entender el martirio por el que yo pasé cuando me abandonaste, y no vale la pena que me desgaste, explicándote como un hombre peor que tú me usó para potenciar su asquerosa existencia y poder sentirse importante
—Eva…— la mujer soltó un quejido
Fuera de la habitación, Aaron abrazaba a Cassandra quien se deshacía de llanto entre sus brazos, mientras Charles sollozaba con sus manos cubriendo su rostro, las palabras de su hermana los estaban destrozando. Eva siguió hablando.
—No, mamá— Eva la mandó a callar— tú no sabes cuánto tiempo pasé preguntándome si yo en realidad tenía un hogar, todas las veces que esa pequeña niña lloraba sin consuelo por un abrazo de su madre después de que ese bastardo hijo de puta agotara todas sus energías mientras la examinaba como a una rata— alzó su antebrazo mostrando la cicatriz— si a alguien quieres pedirle perdón, que sea a esa niña que en su momento, te amó con toda su alma a pesar de no recibir lo mismo de ti. Yo ya no lo necesito.
» vé y deja que esa niña reciba el perdón que tanto añora
Eva escucha aquel pensamiento de Richard y decide avanzar con pasos lentos hacia la cama, luego se sentó en la orilla, viéndola de frente. Su parecido era como una daga que le desgarraba el corazón de tajo. Sharon abrió sus brazos y ella se recargó en su pecho, mientras la mujer la abrazaba.
—No me pidas perdón— le pidió la rubia mientras la soltaba— bien sabes que no arreglarás nada— se levanta, decidida a irse y sin mirar atrás, pero decide mirarla sobre su hombro y decir— solo confortate sabiendo que estoy viva, y con mi familia.
Después de eso salió sin mirar atrás, yendo hacia el elevador sin importar que sus hermanos seguían ahí.
No quería mirarlos, si lo hacía iba a romperse ahí mismo.
—¿Qué pasó Eva?— Cassandra limpia sus lágrimas con el dorso de su mano
—Lo que debía pasar— le contestó con el nudo en la garganta— por fin dejé salir todo lo que me atormentaba respecto a ella, ya no siento esa opresión en mi pecho, pero como Aaron dijo, tampoco se pudo revertir el daño que nos causó. Sólo la ayudé a ocultar el sol con un dedo.
Richard se quedó con Sharon, viéndola ahogar su llanto.
—Sabes bien que tenía el derecho de decirte eso y mucho más— dijo, haciendo que ella volteara a verlo— nunca actuaste acorde a tus circunstancias, nunca intentaste ser una buena madre, ni siquiera una buena persona.
—Ese sermón lo he escuchado muchas veces ya— la voz de Sharon se volvió más grave debido al llanto
—Pero nunca pareciste entenderlo— Richard se cruzó de brazos mientras negaba con la cabeza— Brian sabía muy bien quién eras y por eso me dejó a mi a cargo de sus hijos, y si no te quedaste en la calle fue porque no tuvo tiempo de cambiar su testamento.
—¿Qué?
—Brian inicialmente me iba a dejar a mí como albacea y tutor legal de los niños, sabía que tenía los días contados desde que descubrió a Sebastian Shaw así que quiso asegurar a sus hijos, pero ese desgraciado lo encontró antes de tiempo.
Sharon no le respondió y simplemente bajó la cabeza
—Mi amigo adoraba a sus hijos, más de lo que te quiso a tí— continuó— ellos eran todo para él y quería un mejor futuro para ellos. Sabía lo que Shaw estaba haciendo con los niños a los que encontraba, sabía que el proyecto de captura que inició el gobierno, era para experimentar con ellos. Él trató de protegerlos, pero sus planes llegaron a oídos de Shaw y lo liquidó. Tenía miedo de que ese proyecto alcanzara a sus pequeños. Y algo me dice que eso pasó.
—¿Los muchachos saben esto?— preguntó temerosa
—No, nunca he tenido la hombría suficiente para decirles— declaró mirando como Sharon se hallaba cabizbaja— además de que se lo juré a Brian. Solo me pidió que los vigilara, que estuviera allí si me necesitaban. Básicamente me pidió desde el fondo de su corazón que tomara su lugar. Y eso hice, especialmente con Eva. A mí no me concierne si ese hombre le hizo algo aunque viéndolo en retrospectiva, considerando lo mucho que se expuso, tal vez fue así
Sharon de nuevo rompió a llorar, mientras el monitor cardíaco palpitaba cada vez más rápido. Brian de inmediato se puso de pié, mientras abría la llave del sedante intravenoso que le había colocado en la mañana. Salió para dejarla descansar.
Trató de alcanzar a Eva pero cuando salió, ellos ya se habían ido.
Habían ido al cementerio, para visitar la tumba de Brian, llenándolo de flores, y pasando un tiempo, sentados frente a su lápida.
—Estaría tan feliz— Aaron descansa su cabeza en el hombro de Cassandra
—Si, claro que lo estaría— Charles sonríe— estaría vuelto loco de felicidad
—Lo está, desde allá arriba— Cassandra mira hacia Eva— él habría querido que supieras que él lo intentó todo por nosotros. De seguro ahora estuviera recuperando el tiempo perdido igual que nosotros, no tendríamos la necesidad de estar aquí
Se quedaron un par de minutos más, hasta que unas espesas nubes grises empezaron a cubrir el cielo y un suave viento hacía crujir los árboles.
—Hay que volver a casa— Charles desliza su pulgar derecho por su mejilla, limpiando una lágrima
—Si, puede empezar a llover en cualquier momento— Aaron suspiró viendo por una última vez la lápida de Brian.
Los truenos comenzaron a oírse, mientras el viento arreciaba gradualmente. Los cuatro se subieron al coche para regresar a su hogar.
Beyazid seguía rebuscando la más mínima pista sobre Sebatian, buscando en toda clase de archivo ultra secreto al que su rango le diese acceso. Pero al no encontrar nada que no hubiera visto antes, decidió recurrir a su compañero
—¡Adam! ¿Qué tal te va?— presiona el celular entre su hombro y oreja, para que sus dos manos puedan maniobrar en el portátil
—Beyazid, qué gusto me da oírte— contestó él— ¿Todo va bien por allá? ¿Cómo están?
—Pues en cuanto a mí, no me puedo quejar— el turco ríe— por otro lado, Eva está mejor que nunca, créeme. Nunca la había visto tan feliz
Adam sintió que su corazón había dejado de latir apenas Beyazid le mencionó a Eva, sonriendo. Agitó la cabeza mientras tocaba el puente de su nariz con los dedos buscando no perder la concentración mientras le pregunta
—¿Pasa algo?
—Quiero saber si en la CIA no hay algo relacionado a Sebastian Shaw. Es por el caso del orfanato de Westchester, creemos que puede estar involucrado— le contestó mientras le echaba un ojo al archivo que había descartado por alguna razón— como dato extra, Sebastian Shaw es sólo su seudónimo. El verdadero nombre es Klaus Schmidt.
—No hay nada salvo un archivo que explica lo que hizo en los setentas y ochentas con decenas de mutantes— le informó, viendo dicho archivo en su computadora— demonios, si que estaba enfermo
—Lo sigue estando— Beyazid lo corrigió, jadeando sorprendido por lo que leyó después— bastardo…
—¿Qué?— Adam estaba intrigado por la reacción de su amigo
—Te tengo que colgar pero quiero que sigamos en contacto— luego de eso, se apresuró a colgar
En el archivo había bastantes fichas descriptivas de los sujetos de prueba. Hombres, mujeres, niñas y niños. La gran mayoría de ellos murieron, y se les clasificó como defectuosos.
Pero hubo un par de excepciones. Dos niñas y un niño.
—Oh, allah— Beyazid siente un nudo en su garganta cuando logra ver a la pequeña rubiecita, y siente una presión en su estómago cuando lee su nombre.
Eva Elizabeth Xavier.
Habían regresado a casa, se hallaban en la sala bebiendo té y poniéndose al día.
—Él ya me había hablado de nuestro padre— comienza, refiriéndose a Richard— Me dijo del accidente que lo mató en Alamogordo— Eva deja la taza en la mesa de centro— ya me había dicho de dónde venía pero nunca me habló de ustedes, ni de la casa.
—Yo se lo pedí— Charles le contesta— sólo recordabas que mamá fue quien te dejó ahí y fue lo único que pude hacer para que no sintieras dolor
—Fue una medida desesperada— Eva lo miró, recargándose en el reposabrazos del sillón— y como dijiste, era lo único que podías hacer
—Cambiando de tema— Cassandra tomó la palabra removiendose en el sillón para enderezarse— ¿Cómo estuvo lo del orfanato?— le pregunta, mientras Eva se gira para verla
—Pues, yo fuí a dejar unas cuantas donaciones y Erik, a lo que recuerdo, fue por asuntos personales— les contó— estábamos en esas cuando la recepcionista tenía la cara contorsionada por el miedo, pero no era la primera vez que estaban ahí según la mujer— les narró, mientras usaba sus manos para gesticular mientras hablaba— tuvimos que usar nuestros poderes ya que venían armados y nadie ahí dentro tenía como defenderse, mucho menos los niños
—¿Y cómo lo lograron si aún no controlan sus poderes?— Aaron quiso saber, sonaba genuinamente interesado
—Supongo que fue por la adrenalina del momento— Eva se alzó de hombros— aunque al final terminaron suicidándose con no sé qué cosa. Solo mi amigo Beyazid lo sabe— coloca un mechón detrás de su oreja— antes de morir nos dijeron que la revolución iba a empezar y que él no iba a dejar que nada saliera como hace años o algo así. La policía llegó y nos llevaron a la comisaría, donde mi amigo nos estaba esperando para interrogarnos. Cuando vió que no teníamos nada que ver nos dejó ir.
—¿Hubo secuelas después de usar tus poderes?— Charles bebió un poco de su té
—Solo un dolor de cabeza leve, un poco de sangrado nasal y un dolor muscular horrendo— Eva recordó
—¿Qué habrán estado haciendo ahí?— Aaron siseó
—Erik y yo estamos seguros de que alguien los envió— Eva estira sus piernas en el sillón, acomodándose— tal vez en ese orfanato hay pequeños mutantes. No sería de extrañar dado el rechazo que hemos recibido por décadas. Si quien sea que esté detrás de esto decide actuar, todo su plan se va a descubrir apenas logren investigar aunque sea un poco.
Siguieron hablando de distintas cosas, disfrutando de su compañía mientras se pasaba la tarde.
Charles iba por la mitad del borrador de su tesis. El lápiz se movía por el papel tan fluidamente como las ideas por su cerebro, hilando la coherencia del texto que iba escribiendo.
Sus hermanos estaban viendo la televisión junto a Raven y los Lehnsherr, cambiando de canal al no encontrar nada interesante y haciendo comentarios aleatorios de vez en cuando.
Hasta que algo capta su atención.
"Se reporta que las tensiones entre Rusia y los Estados Unidos que desde hace meses tienen en jaque al gobierno americano, siguen en aumento, información que fue confirmada desde la casa blanca por el mismo vicepresidente. Hasta el momento no se sabe de ningún acuerdo entre ambos países pero ambas partes dejaron en claro que no bajarán la guardía y están preparadas para lo peor"
Fue lo que anunció un presentador de noticias. Todos en la sala voltearon a verse
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