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WonWoo finalmente se dejó caer, recostando su desnuda espalda sobre el frío suelo de mármol. El escalofrío viajó desde el lumbar, por toda la espina, desplazándose entre la carne de los brazos y debilitando sus manos. Cansado. Tardó en acostumbrarse a la temperatura, pero lo hizo de algún modo.
El ventilador de techo se mecía lento, sus ojos lo siguen mientras se permite dejar de pensar; las luces estaban apagadas, una pequeña candela ilumina la mesita ratonera que trae consigo papeles con indescifrables escritos y poesías. Palabras sueltas, frases, algunas con conexión y otras tachadas de forma violenta. Estrofas escritas con el amor característico de un corazón envenenado por el irrevocable malestar de un presunto egoísmo, despistado, confundido.
En esas hojas, manchadas de distintos líquidos, se insinúa un nombre. Quebradizas, el elegante trazo de una práctica diestra que se interrumpe por goteras de rabia, dolorosas burbujas clavadas y asfixiantes arrugas. El dolor en su zurda, esa cicatrizada herida abierta y que se seca con el pasar de los segundos, es la principal responsable; la botella de contenido espeso y claroscuro apenas tiene algo que ver.
Aquél nombre, dicho nombre, de una apariencia bien conocida, se esconde en lo profundo de su pecho y suena como un estertor. Solitaria y lóbrega noche, el suave tacto y las sutiles curvas del innominable se presentan a contra voluntad, y recuerda entonces el perfume de nerviosos claveles. Tan pequeño y escurridizo como un conejo albino, con su largo cabello mancillado y rojizos labios fruncidos en disgusto; imposible de olvidar o dejar de lado.
Soltó un gruñido en signo de frustración, girándose y dándole la espalda a esa cálida luz, siendo abrazado por la obscuridad y el frío nocturno. Distintiva sensación a lo que le hacía sentir él, curiosa, pues era similar al cariño conjunto al rechazo que roza la inerte obsesión, pero diferente por la cercana lejanía.
Los ojos del foráneo se posaron en su cuerpo, y WonWoo otra vez se vió quemando palabras que no saldrían jamás de sí.
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