Capitulo veintidós: La belleza de un Ángel
La tristeza no cambia, no se va, solo se estanca en ese vacío corazón anhelando por completo el amor.
Tae estaba en ese solitario lugar lleno de malos sentimientos sin abrumar el mar del llanto, cuando Jimin vio esa maldad destellar en sus ojos no pensó ni un segundo en alejarse, por qué después de encontrar a su amigo en ese estado perdería su vida por mantener a su niño a salvó, recuerda desde el principio hasta el fin de la existencia de Kim Taehyung y aunque no debió hacerlo, la preferencia que tenía por él era inegablen.
Su pequeño híbrido especial...
¿Por qué ese lindo ser desterraba tanta irá?
Entendió la razón desde que entró en este oscuro bosque que lo condenaba a una historia de amor encadenada a una horrible maldición de dios.
Ese árbol había formado el primer encuentro amoroso de Taehyung, su corazón solo puede enamorarse una vez y es por eso todo ardía en llamas, el amor es peligroso.
- La amo y la deseo con mi ser Jimin, tengo sed de ella, estoy listo para acabar con este extraño mundo, Jungkook no tiene idea lo que acaba de perder, no seré más justo, tengo una oportunidad. - El viento soltaba silencioso silbidos. Los cabellos de Taehyung cubría completamente sus ojos destellantes, el Ángel suspiro derrotado.
- ¿Mi niño que harás? - sus ojos se encontraron fugazmente no hicieron falta palabras
- Voy a convertir la tierra en infierno si es necesario, no solo le cortaré las alas, le voy a arrancar el corazón lo estrujare entre mis manos y me robaré todo lo que piensa que le pertenece... - sus ojos color sangre, sus venas sobresaliendo de su cuellos, esa apariencia demoníaca hizo temblar al pequeño Angel.
- Tea el castigo divino no es un juego. - él rubio moría de miedo, no esto no...
- Y por qué estoy aquí entonces?, lidiare con lo que tenga que lidiar y peleare con quien tenga que pelear.-
El caos estaba ahí en sus ojos decididos nadie era capaz de detenerlo y era peligroso sí Tara recobraba la memoria ahora, antes pensaba que sería buena idea, ahora sabe por qué Namjoon era tan insistente.
¿Por qué mandarían a un híbrido a cuidar a una simple mortal?
Tenía que ser un alma demasiado especial.
Y si que lo era, no por tener dos seres celestiales tras ella, si no antes, antes de todos.
- No voy a detenerte, ya nadie lo hará... pero cuando las consecuencias lleguen espero no te arrepientas.- El Ángel resignado dejo a Taehyung solo, el curso del destino no estaba escrito y esperaba que todo volviera al orden.
(...)
Tara estaba inmersa en sus pensamientos con un montón de sensaciones abrumadoras invadiendo su cuerpo, su mortal mente no era capaz de comprender en su totalidad lo que había visto.
Solo quería encontrar a Jungkook al menos eso se obligaba a creer...
Desde que vio las gruesas alas salir de la espalda de Kim Taehyung el muchacho con adorable sonrisa y enmielados ojos su corazón pedía sin parar respuestas.
No tenía idea de que camino tomar, su corazón latía desesperado.
Jungkook...
Tenía que ser Jungkook, por qué si no era él, todo lo que alguna vez creyó autentico se presentaba como una bonita mentira, su mente traicionera la invade de momentos pa ella inexistente, recordaba a Tae, sus ojos, besos y a ella misma envuelta en sus brazos, pero también el azabache está ahí mirándola con el anhelo de un amor no correspondido, a su lado en todo momento mirándome con la esperanza de un te amo, como siempre había sido.
Y aunque toda la verdad regresaba a ella, nadie podía quitar el echo de que el ahora no es con ese muchacho extraño de piel morena.
Quería a Jungkook
Pero como podría encontrarlo, sin tener un rumbo fijo salió a la calle corriendo, apresurada buscando alguna pista para encontrarlo, no tenis idea de dónde vivía si quiera, y ahora con lo sucedido dudaba que tuviera una casa...
¿Qué hacía por las noches mientras ella dormía?
¿Él también dormia?
¿El también comía?
¿Pasaba frío?
Estaba estresada, teniendo dudas incongruentes, se paró frente a la carretera esperando el paso, viendo los carros llevar una velocidad constante, no sospecho ni por un momento que una pequeña niña de seis años pasaría corriendo tan rápido que al conductor le sería imposible frenar.
No hubo tiempo de reaccionar, un grito agudo invadió sus oídos mientras ella seguía en shock, la sangre había salpicado su rostro, los órganos quedaron esparcidos en el piso, sus manos temblaron y no pudo moverse, solo giro si cabeza un poco notando a la madre de la pequeña a su lado que había caído de rodillas gritando fuertemente el nombre de la pequeña...
- Tara!! - gritaba tan fuerte como si eso la pudiera regresar a la vida, su mente la traicionó unos segundo mostrándole un pequeño recuerdo, uno donde la mitad de su cuerpo era aplastado por una pared muy pesada, se miraba a ella misma a los seis años perdiendo la conciencia para luego ser recibida por una encantadora sonrisa.
Entonces el grito de la mujer desesperada volvió a sus oídos.
- Lara!! - por un segundo se vio en esa niña, y juraba que escucho su nombre ser llamado.
Entre suspiros débiles su sorpresa fue grande al ver a la pequeña correr hacia ella sin un daño encima, solo con una gran mancha de sangre en su cabello, la niña llamaba con todas sus fuerzas a su madre, buscando llamar su atención, pero la madre ya estaba en la terrorífica escena viendo a su pequeña aplastada.
Tara entro en una pequeña confusión, había muerto, su cadáver está ahí, pero la niña al mismo tiempo estaba al lado de su madre llorando, intentando que la vieran...
- Es impactante ¿cierto? - Una voz ronca se colo por sus oídos como un susurro.
Tara volteo a todos lados buscando al dueño de aquella voz
- Estoy por aquí.- dijo el hombre misteriosos tocando su hombro, había aparecido a su lado de repente, sabía que él tampoco era humano.
- Es una lastima que no me recuerdes, debiste haber sentido mi presencia en ocasiones, pero jamás has volteado a verme como ahora.- Tara estaba extrañada, el olor a azufre era fuerte, vio como el hombre estaba cubierto con una capucha negra que no dejaba ver más que sus largas manos huesudas, aún así su presencia era pacífica y relajante, sentía que podía confiar en él sin dudarlo a pesar de ser algo inexplicable y desconocido.
- ¿Qué eres? - pregunto nerviosa, escucho la risa profunda de aquel hombre, este sin decirle nada más se separó de su lado.
Avanzo hacía el lugar del accidente pisando la sangre pero, sorprendentemente ninguna gota manchan sus bien pulidos zapatos, como si fuera algo completamente normal para él ver un cuerpo sin vida, no siquiera se inmutó...
La niña seguía llamando con desespero a su madre, hasta que en un momento donde miro sus pies noto la sangre, su propio cuerpo sin vida ante sus inocentes ojos, dejo de hablar quedando en estado de shock y las lágrimas empezaron a deslizarse los sus mejillas, el hombre se paró frente a la pequeña, está seguía viendo sus pies y soltando lágrimas lastimeras, el hombre se arrodilló frente a ella sin miedo alguno, el también podía verla...
La niña levanto la mirada, el hombre con sus dos pálidas manos seco su lágrimas con delicadeza y se quitó la capucha que cubría sus rostro dejando ver un rostro atractivo adornado de una bonita sonrisa con hoyuelos, su cabellos cenizo bien peinados y su piel lisa y pálida, la niña detuvo el llanto de forma inmediata viendo los ojos del hombre y perdiéndose en ellos...
- Es hora de irnos.- le dijo.
- Mamá...- la pequeña no termino lo que quería decir, por qué fue como si él supiera exactamente lo que ella preguntaría.
- Ella estará bien, yo me encargaré de ello.- La niña miro hacia atrás, y luego sonrió.
- Te amo mami, estaremos bien...- susurro, la mujer que lloraba de forma incontrolable, sorprendentemente pareció oírlo, por qué después de eso el llanto se detuvo por un momento reemplazado por uno más bajo y pausado...
- Mi bebé...- se aferró a una pequeña chaqueta ensangrentada que pertenecía a su hija.
El hombre cargo a la pequeña en sus brazos dirigiéndose hacia donde yo estaba...
- Alguna vez tambien fuiste cargada por la muerte de esa forma tan dulce, claro sin la necesidad de morir.- dijo una dulce voy a sus espaldas, un hombre rubio con dos grandes alas había aparecido a su lado, su rostro era angelical, su mirada dulce su piel brillaba, era alguien muy hermoso.
Espero pacientemente, hasta que el hombre de negro llegó para entregarle a la niña.
- Es un Angelito, ¿no crees? - pregunto el hombre de capucha negra mientras acariciaba las mejillas de la pequeña.
El rubio sonreía como si se hubiera ganado la lotería.
Tara no podía reaccionar no entendía que pasaba.
- Voy a llevarte con él, solo deja termino con este trabajo, no tardaré, Namjoon te acompañará mientras.- el rubio abrazo a la niña arrullandola, la miro con una expresión de felicidad inexplicable y luego una luz cegadora pareció cubrirlos para luego desaparecer.
- ¿Qué tal si limpias eso y luego me acompañas a un lugar? - había olvidado la sangre en su rostro.
- Tú?... -
- Voy a responder todo, solo ten paciencia, me gusta la limpieza.- Tara no le quedó más que asentir y seguir al tal Namjoon, aún no reaccionaba por completo y aunque el echo de irse con dos seré sobrenaturales desconocido podría sonar aterrador por alguna razón se sentía más segura que nunca.
Se desconcertó al notar que el hombre le tomaba la mano al principio se deshizo del agarre pero este al verla le dió una ligera sonrisa brindándole confianza, la tomo nerviosa y avanzo a su lado, no supo en qué momento paso de estar en la calle a el baño de su universidad.
- Es un lindo lugar, antes aquí era un bonito castillo, lastima que ya no sea así, me encantaban los candelabros- Namjoon se retiró la capucha mostrándose vistiendo un elegante traje negro a su medida, saco un pañuelo, abre la lleve y lo humedece, con cuidado procedió a limpiar el rostro de la azabache hasta ver su pálida piel limpia.
- Seré breve... Últimamente viste algunas cosas increíbles, mostrarse ante un humano no es tan exageradamente peligroso como dicen, a menos que sea a un gran grupo, nadie podría creerle a alguien sobre seres sobrenaturales con alas y apariencias encantadoras, pero aún así es violar una regla importante, a final de cuentas tiene consecuencias...- La azabache estaba atenta a cada palabra, y por alguna razón no podía distinguir los ojos de Namjoon cuando quería mirarlos directamente la invadir un pulsante dolor de cabeza haciendo que baje la mirada, no entendía como la niña pudo cruzar miradas con él, era los ojos, por qué pudo apreciar su sonrisa, piel y hoyuelos pero no los ojos.
- Bueno esto en el caso de ser un Demonio o un Ángel en su mayoría, es por eso que hay bastantes anécdotas sobre ellos la misma religión indaga en el tema, no todo es correcto claro, pero menciona la existencia de cosas reales que aunque te las digan mil veces son falsas en tu cabeza, ni siquiera es necesario borrar memorias, te tomarán como un religioso apasionado, un loco que merece el manicomio o una persona que tuvo un sueño lucido bastante extraño, la muerte tiene una legión de Ángeles extensa...- guardo silencio por unos momen y su sonrisa se convirtió en una nueva irónica.
- Estos no pueden mostrarse a las personas vivas por si solos, de echo es imposible que te muestres si eres una ángel de la muerte a personas vivas, podría perjudicar a ambos lados si fuera así, mirar los ojos de la muerte es como mirar tu propio infierno o paraíso, depende quien lo haga, y te condena a irte conmigo, solo las persona lista para irse pueden tener esa paz o tormento, la niña estaba muerta, su espíritu se fue al cielo junto con Jimin, es un Ángel muy bonito ¿no crees? - No podía procesar tanta información, si es así por qué tenía a estos seres frente a ella...
- ¿Tú eres un?...- pregunto dudosa, el muchacho rio bajo y respondió.
- Técnicamente no, soy de los pocos que pueden mostrarse a voluntad propia, por qué no soy un Angel de la muerte... Soy la muerte, no poseo alas y no las necesito, soy algo más allá que un ser inmortal soy una representación y un líder, no tan poderosos como dios, pero lo bastante cerca para tener el poder de dar órdenes y trazar los hilos de cualquier destino mientras involucren la vida y muerte.- Tara no comprendió por completo quiso mirar más allá de lo que su cuerpo permita pero el dolor traicionó sus sentidos.
- Podría acabar con tu vida tan solo mirándote a los ojos, tu cuerpo humano no esta listo para morir, pero si eres insistente vas a forzar cosas irreversibles.- Namjoon acaricio lento los cabellos de la muchacha y soltó un ligero suspiro.
- Hay varias categorías Tara, tu novio está en la de Jimin, pero viendo sus acciones no se por que aún no ha sido corregido, y tu hilito rojo está en una cercana a la mia, tiene suerte, dios le dió luz verde a sus acciones, no entiendo muy bien por qué, pero estoy tranquilo si él lo está, nunca comete el mismo error dos veces.-
- ¿Mi hilito rojo? -
- Taehyung, un híbrido, el cielo tiene deudas con él al igual que tú, y aunque no fuera así tu alma está enlazada, de alguna forma vas a terminar de su lado, Jungkook se cruzo en su camino y te cortejo tantas veces que e perdido la cuenta, a pesar de eso nuca a logrado ganarse tu corazón por completo, a pesar de sus diversas vidas juntos, mucho dicen que por qué Taehyung y tú están enamorado eternamente, pero yo soy de los único que dudan, si ese enlace no existiera a quien amarías? Una cosa es que te hayas quedado al lado de Jungkook otra muy diferente que lo ames, es un lindo cliché dónde amas a un hombre mientras estás con otro.- El cuerpo de Tara temblaba por qué las imágenes venían a su mente, se miraba a si misma en un hermoso vestido bastante pesado y a un guapo muchacho de ojos enmielados a si lado sonriendo.
Namjoon lo noto.
- ¿Los recuerdo viene a tu mente? No crees que es demasiado para procesar? Te recomiendo una cosa Tara, antes de recibir toda la verdad toma una decisión, no necesitas las memorias solo sigue lo que sientes hoy y ahora, por qué dios y yo somos los único que sabemos que ese enlace se fue desde que naciste en esta vida, ya no hay mentiras en tu corazón, más te vale hacerlo antes de que algunos de los dos haga algo peligroso por ti, a final de cuentas eres la única que puede controlar todo esto...-
- Yo realmente estoy confundida, no sé quién es quien, ella nos son lo que creí-
- Tara... Ellos son las mismas personas que estuvieron contigo, son auténticos y reales, solo omitieron un pequeño detalle de origen.- Namjoon sonrió irónico, y acariciando la mejilla de Tara.
- Solo por qué realmente te tengo cariño te lo diré, tomes o no una decisión, nuestras miradas se cruzarán en algún momento no muy lejano, es mejor que no te tomes tanto tiempo las vidas humanas nunca vienes con fechas límites, pero tus propias acciones escriben tu destino, y alguna de esas dos elecciones que tomes dejarán que veas mis ojos, no mandaré una ángel por qué tú curiosidad está en mí...- Tara iba preguntar a qué se refiere exactamente...
¿Por qué tenía que cambiar su vida tan drásticamente?
¿Cómo es que hablar con la muerte no es tan aterrador como pintan?
Pero un bonito rubio apareció frente a sus ojos sonriente.
- Termine, ¿Estás lista para verlo? -
Gracias por leer.
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