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♡ ; cuarto.

ADVERTENCIA

momento MUY serio y sensible
se trata el tema del SA, autolesiones, relaciones abusivas

   JeongGyeon suele leer cuando se angustia, para salirse de la realidad un momento. Cuando vuelve a la misma, suele descubrir que quizás lo que le angustia es algo que no puede controlar, que está fuera de su alcance o que simplemente tiene una solución y que, por más simple o difícil que sea, está ahí y es alcanzable. Pero ésta vez, sentada en el cubículo de su oficina de madera y con los auriculares encajados en las orejas, no puede evadir el sentimiento caluroso y molesto que se acumula con rabia en su pecho, piernas, en su cabeza. Traga saliva al escribir el reporte que le ha pedido el jefe, haciendo muecas involuntarias que daban a entender lo ansiosa que se siente en éste momento. El estrés se la está comiendo viva, no aguanta más y necesita salirse de ahí lo más pronto posible, pero no es tan fácil: este es el único trabajo en donde la han aceptado incluso tras descubrir que tiene un diagnóstico de TEA.

   Ahora no es tan fácil como ponerse a leer y ya, porque las letras del teclado salen de sus sitios para ponerse a bailar frente a sus ojos, y ella cansada sólo puede mirar el espectáculo, respirando, sintiendo que el pecho va a explotarle de sólo existir. Se ve bastante miserable, pero al menos faltan dos minutos para terminar el día y podrá irse. El problema es que el reporte no está finalizado y se lo han pedido hace unas horas, ¿cómo es que no puede terminarlo pronto como siempre lo hace, dejándose en orgullo a sí misma como debía ser siempre? Suspira para intentar aliviar el dolor de su pecho, pero no resulta. La cabeza le da tumbos cuando recuerda que le pidieron el reporte para la semana que sigue, que no es necesario terminarlo ahora cuando tiene tiempo de sobra, pero es que no se puede permitir no ser excelente y terminarlo en una jornada de trabajo como es su costumbre.

   (Sí, sí puede).

   Media hora más tarde, logra llegar a su apartamento. JiYu cocina algo al parecer, pero la comida está en el horno y la joven en la ducha, por lo que JeongGyeon se saca las zapatillas que usa para salir a trabajar y prosigue a dejar el bolso en el perchero, soltarse el cabello mientras camina a la habitación que comparte con JiYu y, al llegar ahí, comenzar a cambiarse de ropa de una vez por todas. El Sol de nuevo está oculto tras las gruesas nubes de la zona, por lo que el ambiente es temperado gracias al calefactor que tienen encendido a tope. La piel expuesta de JeongGyeon se pone de gallina al sentir el aire bastante helado en comparación a tener ropa cálida puesta, y la mujer se va hacia el calefactor para ponerse una sudadera gigante que le gusta mucho por su textura suave y esponjosa.

   Arrodillada en la alfombra, frente al aparato electrónico, y con la piel de gallina aún, siente el momento en que JiYu se acomoda a su lado con lentitud. Tiene el cabello húmedo y viste un pijama mullido que la hace ver más pequeña de lo que ya es, al menos al lado de JeongGyeon. Con esa mirada perdida, la más alta no puede evitar fijarse más de la cuenta en su expresión taciturna, las comisuras de sus labios haciendo una mueca que dennota la energía de sus pensamientos. De la vorágine dentro de su cabeza. JiYu luce preciosa en cualquier situación, pero esa expresión negativa le aprieta el corazón a JeongGyeon de una mala manera y le hace querer que no fuera real. Le hace desear que su sufrimiento deje de existir porque no se lo merece.

   La rubia suspira con fuerza, sus hombros intentan dejar atrás la tensión pero ella no cede fácilmente a agarrarse a la única emoción que conoce en este momento. No recuerda las cosas buenas, pero JeongGyeon siempre está preparada para recordarle lo que vale la pena y lo que es bueno. Suele ser así, y a la más alta no le molesta hacerlo porque, al darle esas palabras, JiYu termina sonriendo con más calma; y JeongGyeon siente que está en el Cielo cuando la mira sonreír, sus ojos pequeños desapareciendo tras las mejillas abultadas y sonrosadas por la emoción de volver a vivir la felicidad que tanto le cuesta mantener en algunas ocasiones.

   ─── Recordé. Cuando me pegó por vez primera. ─── susurra JiYu. JeongGyeon se queda en silencio, sabiendo que no tiene que interrumpirla. Pero estira su mano para tomar la de su amada, mirando su rostro lo mejor posible.─── Estaba saliendo de la ducha y hacía frío... como hoy. Lo recordé porque el golpe vino desprevenido. Nunca me explicó por qué lo hizo, qué le enojó de mí. ─── la rubia aprieta la mano de JeongGyeon, cierra sus ojos, muerde su labio inferior con nervios.─── Y ahora que salía y terminaba de vestirme... sentí que el momento se iba a repetir.

   ─── El déjà vu te impactó. ─── murmura en respuesta su pareja, sintiendo que el dolor de su alma era compartido. Le gustaba saber que compartían esa sensación, porque al menos no estaban solas. Y ninguna de las dos deseaba estarlo, no cuando la soledad significaba tanto dolor para ellas.

   JiYu suspira en un intento por soltar el dolor que la ahoga un poco en el pecho, las puntas de sus dedos pequeños y adorables yendo hacia su cuello, como si recordara un ardor que ya no está.─── No quiero seguir así, JeongGyeon. Siempre recuerdo cosas cuando no tiene sentido hacerlo, sufrir por cosas que ya pasaron y pensar que sigue ahí cuando sé de sobra que ya no. Que ya se fué. Que él no está y que te tengo a tí, que me haces sentir amor y felicidad de todas las formas posibles.

   ─── Mi vida... ─── la más alta atrae a su novia en un abrazo, sosteniendo su cabeza con dulzura y acariciando la coronilla de la misma, suavecito, demostrando la intimidad de la situación.─── Todos nos vamos al pasado de vez en cuando. Todos sufrimos por algo, y pareciera que no es justo, pero es algo que le da propósito a la vida. Si sufres, entonces puedes avanzar con el propósito de aceptar el sufrimiento pero sin olvidar que hay cosas mejores viniendo. ─── el silencio entre palabras hace que lo que esté afuera se escuche más fuerte qu nunca, y es en ese momento que ambas se dan cuenta de que en el apartamento de arriba alguien está tocando piano. Una sonata que desconocían pero se escuchaba reconfortante.─── Ya no estás ahí, y es completamente normal que a veces sientas que sí. No es algo que uno quisiera sentir pero, ¿quién de repente no tiene miedo de algo que ya no está ahí?

   ─── Es que no quiero sentir. ─── dice JiYu con el aliento cálido chocando contra el pecho descubierto de JeongGyeon, húmedo y cargado de dolor.─── No quiero sentirlo tocándome cuando no está. No quiero sentir sus manos en mi cuello, ni la forma en que me abría e ignoraba que yo no quisiera. ─── la voz le tiembla, pero no tiene ya tanta vergüenza en decirle esas cosas a su novia, porque sabe que ella no la va a juzgar.

   JeongGyeon no juzga a JiYu; juzga al imbécil de su ex novio.─── El recuerdo está ahí pero observa tu alrededor y... reconoce el presente. Estás aquí y ahora, y nadie va a hacer algo que no quieres.

   ─── Es que lo quiero. ─── se atreve a interrumpir JiYu, y al bajar la mirada, JeongGyeon puede ver las orejas de la rubia tan rojas que teme vaya a explotar. Y la más alta no puede evitar sonrojarse también, con una sonrisa tímida que no sabía muy bien qué significaba. Quizás los nervios.─── Quiero compartir ese sentimiento de... de placer... contigo. Quiero que nos hagamos sentir bien y... pensar en la experiencia como algo positivo.

   El corazón de JeongGyeon duele de lo fuerte que está latiendo, pero ella lo siente con mucho gusto, con una alegría inmensa; no tanto por finalmente experimentar eso con JiYu, si no que por finalmente ella se está atreviendo a enfrentar un miedo profundo, ¡y la ha elegido a ella para que sea su compañera en el proceso! No puede sentirse más honrada de recibir esas palabras, de ser capaz de ser la que se incline a su nuca para darle un beso casto en la cabellera de oro, húmeda y un poco cálida por el electrodoméstico frente a ellas.

   ─── Yo también quiero eso, JiYu ah, pero esperaré el tiempo que tú necesites para recibirte con los brazos abiertos.

   ─── Y también las piernas.

   ─── No dije eso pero bueno— si quieres, no me niego.

   La risa de JiYu hace que JeongGyeon sienta mil cosas en su interior, muchas cosas que pueden resumirse en amor. En una devoción intensa que la llena de energía cálida, más agradable que el calor de la estufa al frente de ellas. El piano del vecino sigue sonando cuando la más alta seca el cabello de su mayor, ambas se sirven la cena recién salida del horno (verduras horneadas y macarrones con queso) y se sientan en el sofá a ver una serie liviana del otro lado del mundo. Afuera sopla un viento helado bastante potente, el color de las hojas es vibrante al terminar de caer al asfalto húmedo y oscuro, la gente no camina sin estar abrigada ni en compañía. El vecino deja de tocar el piano con un tecleo gracioso que hace reír a JiYu. Ambas se acuestan en la cama doble que comparten desde hace ya unos meses, y JeongGyeon siente que el silencio al lado de JiYu es lo mejor que puede pasarle. Porque incluso si necesita ponerse los tapones de oídos para no escuchar su respiración profunda y relajada, puede mirar su rostro y la forma de sus labios sutilmente iluminada. Y es capaz de decir que el presente la hace sentir feliz, porque lo comparte con JiYu.

debo aceptar q soi jeonggyeon pero adicta al té ceylan

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