Tuve un sueño, y en el estabas tu, hermosa, y radiante apenas te contemple, llegué hasta ti y comencé a tocar tu cuerpo, hasta el punto de llevarte a la excitación,  miré tus ojos brillantes y tus labios rojos, temblorosos. En mi sueño, deslizaba suavemente mis manos en medio de tus provocativos pechos , baje poco a poco, rosando con mucha sutileza tu ombligo.  Desabroche tu  pantalón y metí mi mano dentro de tu sexi  y delicada ropa interior, se sentía húmedo y caliente, mi corazón agitado Igual que mi respiración, tu cuerpo me decia que necesitaba ser amado, sentí temblar tus piernas, todo tu cuerpo se estremecía. Y mi piel pedía a gritos complacerte, y hacerte toda mia.

Bese tu cuello, tus pechos y baje hasta tu entre piernas descargando en tu piel un sin fin de besos hasta llegar a tu pelvis, quité esa tanga que me estorbaba suavemente para descubrir tu vagina, y poder lamer tu clítoris con la punta de mi lengua, sentí como intentabas acallar tus gemidos, tu cuerpo estaba inquieto, tu piel completamente erizada respondías a mis caricias, seguí lamiendo y chupando tus labios mientras tu tomabas con tus manos mi cabeza, me hundías más entré tus piernas, pidiendome que siguiera sin decir una palabra, aunque tu piel dejaba saber tus deseos más íntimos.

Tus gestos y tu humedad eran la prueba de lo que estabas sintiendo, lamí cada parte de tu ser, dejándome llevar por cada indicación que me hacías con tus manos volviéndose todo mas intenso, hasta sentir como todos tus líquidos impregnaban mi rostro con un gemido que está vez no pudiste acallar.

Te habías enmudecido no podías articular una sola palabra, tus gemidos y la expresión de tu cara eran la prueba más real de lo que estabas sintiendo tu sonrisa pícara me hacia darme cuenta de lo bien que la estabas pasando.  Que toda tu eras una explosión de erotismo y deseo.

Y yo aún, no había empezado.