Déjame poder decirte, expresarte, exponerte lo que siento entre pecho y espalda, lo que me provocas, déjame tratar de explicar todo lo que generas en mi corazón, que ha convocado la reunión de todos y cada uno de mis sentimientos sin excepción todos y cada uno de ellos están aquí ante ti con gran honor, hasta la rabia y la tristeza hacen acto de presencia.

Extrañarte me hace sentir melancólico, tu ausencia me llena de una rabia indescriptible, conmigo mismo ¿Porque, como es que he llegado a ser tan dependiente sentimentalmente de alguien? Cuando mi bandera ha sido siempre el orgullo.  Ese que me ha permitido construir la muralla que sin más hiciste tambalear con una mirada y que terminaste de derrumbar con tan solo una sonrisa.

Y ahora mis manos ansiosas, esperan ese pequeño instante en el que mis pensamientos dejen de ser lo que son y tocar tu piel, esa tan anhelada, tan deseada por este mortal que ante ti se hace más débil que el resto.  Esperando con ansias se haga realidad que tus labios esbocen hacia mi un te quiero, que ni en sueños he podido disfrutar.

Entonces podría morir en paz de la más exquisita felicidad, quién diría que tu sola existencia condicionará tanto mi estado emocional en este mundo, es tan ilógico sentirme tan vulnerable contigo que incluso me odio, quizás el no sentir nada sea un privilegio, uno del que estoy seguro jamás podré gozar, solo me resta vivir anhelando lo que jamás podrá ser, solo me queda palidecer y soñar, solo soñar, sabiendo que jamás esos sueños se harán realidad.