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CAPÍTULO 43

—¡Hey vamos!, ya es la última semana y vacaciones—Edwin se muestra eufórico por la noticia que nos ha dado el rector el día de hoy.

Ya hemos pasado lo del proyecto, lo cual contó como prueba de este primer parcial, por lo que pronto ya podremos salir de vacaciones.

Luego de lo que me sucedió el lunes, descansé unos dos días más y regresé a la escuela. Mi padre llegó junto a Fabiola y nuevamente las cosas están en orden, a excepción de que ahora ellos saben de la existencia de Pamela con Aldair, así que más tarde habrá una cena familiar donde la conocerán. Si pudieran ver la cara de ella en estos instantes...

—¿Debo ir formal?, ¿con vestido?, ¿pantalones?, ¡dime Aleeza!—me decía Pame al tiempo que me jaloneba de un lado a otro. Yo únicamente reía.

—No tienes que preocuparte por eso.

—Sí, tengo.

—No. Bueno sí es importante que causes una buena impresión, pero es más importante tus modales. Y no sólo con ellos, con quien sea. No te preocupes, sé que les caerás muy bien.

—¿Y si no?, ¿y si piensan que soy mala para Aldair?. Aleeza, quiero llegar a más con Aldair y el pensar que no me acepten yo...

—Hey, hey, tranquila. Para empezar no pienses así porque sino terminará sucediendo y en segundo, estaré ahí, ¿sí?, te ayudaré en todo lo posible. Además, quiero que seas parte de la familia, así que abogaré hasta que así sea.

—Gracias por tanto, Aleez—dice al tiempo que me abraza y yo le correspondo.

Suena el timbre y cada quien recoge su respectiva basura, antes de girarme para seguir mi camino Gian me jala del brazo haciendo que quede frente a él

—El viernes ya es último día...

—¿Y...

—Mis papás quieren que vayas otra vez a la casa a comer—me dice con una gran sonrisa.

—No lo sé, Gian. Con todo lo que pasó...no culparía a tu mamá o a tu papá de odiarme.

—No te odian—dice entre risas—De hecho, me han insistido mucho para que te lleve...entonces, ¿qué dices mi lady?.

Reí ante esto último y lo observé, ¿cómo negarse a esos ojitos marrones con esa gran sonrisa?.

—De acuerdo.

Al instante el saltó de emoción para luego tomarme de la cintura y acercarme a él, depositando un suave beso en mis labios.

—Te veo al rato—asentí y cada quien se dirigió a su respectiva área.

—Tranquilo, Alda. Todo saldrá bien—dije mientras le ayudaba a acomodar su corbata.

Sí, Aldair se había puesto traje.

Era cómico ver cuán nervioso se encontraba y lo mucho que tardaba en arreglarse frente al espejo. Nos había obligado a todos vestir formal.

—¿Por qué diablos debo parecer abogado divorciado para impresionar a tu novia?—pregunta Ulises con disgusto.

—Porque no querrá ser novia del hermano de un niño rata.

—Porque quizá quiera ser novia del niño rata...—llevó su mano a su barbilla haciendo mueca pensativa—interesante, quizá te robe a tu chica—le guiña el ojo para salir. Mis hermanas y yo sólo nos reímos.

—Y listo. Luces fenomenal—le digo mientras sonrío, él se voltea a ver el espejo.

—Ahora veo porqué está enamorada de ti—dice una de mis hermanas. Aldair la abraza.

—Estoy nervioso, Aleeza. Es la primera vez que traigo a una chica a la casa y...tengo miedo de que las cosas no salgan como lo planeé.

—Siempre he creído que no es bueno hacer planes, por lo que te debes dejar llevar. Tranquilo todo saldrá bien.

—Tú crees que...—soltó un suspiro—Que Pamela y yo...lleguemos a ser algo más.

—¡Por supuesto!, pfff Alda, si tan sólo vieras la manera en que ella te mira...no dudarías de eso ni por un instante.

—Dudo en no ser lo suficientemente bueno para ella.

—Todos lo somos para quién corresponde. Y estoy segura de que tú le correspondes a ella como viceversa.

—Pero...

—¡Basta, Alda!. Sal de esa burbuja de inseguridad en la que siempre has vivido. Eres un chico increíble, eres muy guapo y tienes cualidades que muchos no. Sabes dar buenos consejos, tus pláticas siempre son muy interesantes...Eres único, Alda. Y si no lo eres para ella, lo serás para alguien más, lo importante es que nunca dejes de ser tú porque algún día, todos esos pequeños defectos que ves en ti, serán los que enamoren a alguien que realmente te merezca—finalizo sonriéndole.

Aldair también me sonríe levemente y me envuelve en sus brazos.

—Te quiero, hermana.

Quedé atónita ante su comentario. Sin embargo, la felicidad llegó de lleno a mi corazón.

—Y yo a ti, hermano.

Hasta el momento, la cena ha transcurrido con tranquilidad.

Aldair trajo a Pame justo a las ocho de la noche. Entró, se presentó y ahora nos encontramos todos en la mesa cenando tranquilamente.

—Y bien, Pamela; ¿Qué es lo que estás estudiando?—pregunta Fabiola mientras la observa.

—Estoy en la facultad de arquitectura, en primer año.

—Es algo chica eh, Aldair.

—Mamá...—susurra éste un poco apenado y con las mejillas coloradas.

—Pame es la más inteligentes de su salón—interrumpo haciendo que todos posen la mirada en mi—Gian me ha comentado que sus proyectos son los que más destacan. Sus notas son muy altas y es muy tranquila—digo mirándola con una sonrisa.

Ella me la devuelve con un gesto de "gracias".

Continuó la charla, mi padre y Fabiola se encargaron de averiguar absolutamente todo acerca de Pame. Era una escena graciosa de contemplar entre los titubeos de ella al hablar; la cara roja de Aldair cada vez que su mamá hacía otra pregunta; Ulises coqueteando a Pame.

En fin, una cena muy peculiar.

—Eres muy agradable, Pamela—suelta mi padre—Nos dio gusto conocerte.

Eran alrededor de las diez de la noche, por lo que habíamos finalizado y era hora de que ella se fuera.

—Sí, espero verte muy seguido por aquí—esta vez fue Fabiola quien habló con un semblante serio—Y enséñale a divertirse a esta hombre.

—Lo haré. Fue un gusto.

Pamela nos regaló una última sonrisa para salir junto a Aldair quien la iría a dejar a su casa.

Me desplomé en el sillón y al poco tiempo mi padre se sentó junto a mi.

—Muy bien, Aldair ya pasó la prueba. Estoy esperando la tuya.

—¿La mía?—le pregunto frunciendo el ceño.

—Estoy esperando a ver cuándo ese tal Gian venga a pedir permiso formalmente.

Reí ante su comentario.

—¿Tú?, ¿Alejandro Luján permitiéndome tener novio?, ¡esto es un sueño!, para ti una pesadilla.

Suelta una carcajada y luego posa su mirada en mi.

—Ese chico ha demostrado lo mucho que le importas y aunque no me cae del todo bien por lo entrometido que a veces es...Sé que es bueno para ti.

Nos sonreímos y luego él se dirigió a su habitación, todos los demás también dejándome ahí en la sala pensando.

Gian y yo ahora sabíamos que nos queríamos, pero no habíamos tocado el tema de alguna formalidad.

¿Y si no quiere que sea así?, ¿quizá solo un rato?.

Tragué saliva un poco consternada ante mis suposiciones. Pero eran eso, sólo eso.

Sacudí mi cabeza alejando aquellas ideas cuando me llegó un mensaje.

Ya quiero que sea sábado.
Gian 10:33 pm.

Me consumen los nervios, pero yo también.
Aleeza 10:35 pm.

¿Cómo le fue a Pamela?.
Gian 10:36 pm.

Digamos que ya puedo llamarla cuñada en voz alta.
Aleeza 10:37 pm.

Así como tu padre pronto me llamará yerno. Descansa preciosa.
Gian 10:38 pm.

Sonreí ante aquel mensaje.

Descansa, Decock.
Aleeza 10:39 pm.

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