Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 38

<<Gian>>

Esto es simplemente una pesadilla, de lo que llevaba conociendo a Aleeza, nunca creí que llegaría a pensar en no querer verla. Sin embargo, es lo que ahora mismo siento, aunque muy en el fondo me martiriza saberlo.

El incidente fue el día domingo, hoy es martes y las cosas siguen igual, ella ha intentado acercarse a mí pero yo he puesto la barrera entre nosotros. Me he estado sentando con Megan y las huecas de sus amigas, aunque no quiera, supongo así duraremos un buen rato.

Extraño los malos chistes de Edwin, los comentarios sarcásticos de Pamela y por supuesto, lo bien que me hacía sentir Aleeza.

¿Y si olvidamos lo que ha pasado?, ¿y si iniciamos todo de nuevo?, ¿y si me eliges a mí?.

—Hey, ¿en qué tanto piensas?—pregunta Megan.

—Nada—respondo mientras sigo jugando con una manzana entre mis manos.

—Al rato habrá una fiesta. Pasa por mí a las cinco, Marco estará esperando.

—Espera, ¿qué?.

—¿Qué?, ¿no te quieres divertir un rato?, vamos, Gi; la última vez estuvo bueno.

Megan en ningún momento se volteó a observarme mientras hablaba, estaba sumergida en cómo hacer que su ceja se viera delineada. Vi a Aleeza por el rabillo del ojo, se veía apagada, no tenía la sonrisa de siempre y eso me dolía.

Mis intentos por arreglar las cosas cada vez se hacían más fuertes pero mi orgullo, mi maldito orgullo siempre era mucho más fuerte que yo.

—¿Y bien?, ¿iremos?.

Di una última mirada a Aleeza, esta vez se conectaron.

—Iremos.

—Bien, entonces pasa por mí al rato. Tengo mucho por hacer.

Megan se levantó acompañada de sus tres fieles amigas falderas. Suspiré y observé el suelo, no sé cuánto tiempo pasó hasta que supe que tenía que volver a clases.

Pasé por el mismo camino de siempre, a un lado de Aleeza y del lugar donde solíamos sentarnos, sentí las miradas puestas en mí pero las ignoré muy a mi pesar.

<<Aleeza>>

—Ya tenemos el proyecto. Ya está todo listo, ahora sólo falta la presentación—Edwin hablaba mientras revisaba las hojas que contenían nuestro trabajo.

El viernes sería ya la presentación y yo no estaba nerviosa ni en lo más mínimo, simplemente mi cabeza no estaba aquí.

Edwin movió su manos en frente de mí, haciendo que le devolviera la mirada. Tenía que concentrarme.

—Yo eh...yo me encargo de presentar todo.

—Ufff, menos mal, tengo pánico escénico.

—Está bien—reí por debajo—únicamente ayúdame con las gráficas, yo haré lo demás.

—Me parece perfecto, ¿te parece si voy a tu casa hoy?, podemos avanzar juntos.

—Te espero a las seis.

—De acuerdo—di la vuelta para girar pero me detuvo agarrándome del brazo—No pienses tanto en él, concéntrate en nuestro proyecto.

Sonreí de lado y salí.

Edwin no tarda en llegar, mi día se ha ido un poco lento. Llevé a mis hermanos a sus clases, preparamos comida, busqué la ropa para el viernes. Todo tan aburrido como siempre.

Oh, cuánta falta me hacía Gian en ese instante.

Los dolores comenzaban a aparecer poco a poco, mientras observaba la televisión, pude sentir el dolor asomarse en mis articulaciones. Entendía que era normal, estos días no me he sentido bien, en lo absoluto. Anel me ha aconsejado intentar distraerme y tranquilizarme así que decidí volver a sacar mi puesto, la compañía de Aldo cada vez que viene a comprarme me hace sentir mejor.

Llaman a la puerta y con pesadez voy a abrir.

—Vaya, luces como si un autobús te hubiera pasado por encima—nos dirigimos hacia el comedor.

—Así me siento.

—Entre más rápido acabemos, más rápido podrás descansar. A darle.

Dicho esto, cada quien empezó a hacer su parte, él con las gráficas y yo con la presentación y preparando el discurso que diría.

Había pasado una hora y decidimos descansar un rato, saqué mi celular para revisar si tenía alguna notificación nueva.

Ningún mensaje de Gian.
Ningún mensaje de Dave.

Suspiré y me dirigí a la parte donde aparecen los estados.

Gian había subido uno apenas hace media hora, indecisa lo abrí. Por alguna razón sentía nervios de verlo.

Mi corazón y todos mis ánimos cayeron al ver el video. Era él bailando y sonriendo, disfrutando a todo lo que da su compañía con Megan en una fiesta.

Mis ojos se humedecieron e intentaron ignorarlo, pero aquello era más fuerte que yo. Aquel sentimiento de tristeza, de ira.

—Ya lo viste, ¿no es así?.

—¿Ver qué?—sorbí mi nariz. No me había dando cuenta en qué momento dejé que mis lágrimas fluyeran.

—El estado de Gian.

—Oh sí, lo he visto...no importa.

—Aleeza...

—No me importa, Edwin. Él puede hacer lo que él quiera con quien sea...no somos nada y nunca lo fuimos.

—No entiendo porqué se hacen esto. Ambos se quieren pero no hacen nada por buscarse y arreglar las cosas.

—Error, yo lo he buscado para hablar pero él simplemente me ignora, ¿qué más quieres que haga?.

—Insistir, no hay otra manera.

Moví mi cabeza de lado a lado y finalmente la recosté sobre la mesa encima de mis manos.

Estaba perdida.

<<Gian>>

Llegamos a la fiesta justo media hora después de que pasé por Megan, como siempre, ella iba vestido de lo más provocativa con su mini falda
y una blusa que no dejaba a la imaginación.

Adentro nos estaba esperando Marco, como siempre, lo primero que hizo fue ofrecerme droga. Sin embargo, no acepté, había hecho una promesa y no iba a romperla. Sobre todo, por mi bien.

La fiesta continuó como cualquier otra: música, alcohol, olor a cigarro, chicas restregándose a tu cuerpo por todas partes.

En fin, estaba cansando y estaba optando por irme cuando Megan me jaló para bailar, esta vez no me resistí. Comenzamos a movernos de manera lenta, ella bailaba tan sensual en frente de mí que me dejé llevar, me dio una pequeña copa con un líquido que olía fuertemente a alcohol, dudé pero finalmente le di un sorbo. Éste, al pasar por mi garganta me quemó, pero sé sentía bastante bien.

Luego de otras tres, sus efectos comenzaban a aparecer en mí. Megan y yo bailábamos sincronizadamente, tenía la total libertad de tocar su cuerpo. En un instante, saqué mi teléfono y comencé a grabar nuestro pequeño baile, ella reía y se acercaba más a mí, mientras yo no desaprovechaba para agarrarla.

Cuando terminó aquel baile, nos fuimos a sentar cerca la barra, me ofreció beber más. Sin embargo, estaba consciente de que tenía que manejar, así que me negué.

Entré a mis redes sociales. Ni una sola notificación. Ni un sólo mensaje de Aleeza.

Seguramente estaría hablando con su preciado Dave, y yo no le pasaba ni por un instante por su cabeza.

La adrenalina que me hacía sentir el alcohol más la ira y celos que aún sentía por lo ocurrido me incitó a subir el video a mi estado.

Aleeza visto 7:05 pm.

Observa, Aleeza. Observa cómo soy feliz sin ti.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro