CAPÍTULO 34
La semana pasó volando. Y no ha sido del todo buena.
Lamentablemente las únicas veces que he estado cerca de Gian ha sido en la escuela, en el momento del receso y por las mañanas. En la salida me apuro todo lo que puedo para irme sin que me siga.
Me duele hacerle esto, pero aún no reúno el suficiente valor para decírselo. He estado hablando todos estos días con Pame y ella me alienta a hacerlo, pero simplemente no puedo.
Hoy es sábado, Dave me ha invitado al cine y he aceptado ya que las cosas marchan bien en la casa.
—¿Entonces cuál te apetece que veamos?—me pregunta mientras estamos en la fila.
—Dunkirk. Definitivamente.
—Dunkirk será.
Compramos los boletos y entramos a la sala para disfrutar de la película.
A medida que transcurría el tiempo, toda mía atención se enfocaba en la pantalla. Primero, era una película bélica y amaba ese género; y segundo, ¿cómo no despegar los ojos de la pantalla si en esta sale el precioso Harry Styles?.
Hasta entonces había ignorado por completo la presencia de Dave hasta que sentí cómo su mano se posaba en la mía por encima de mi rodilla.
Sentí cómo mis mejillas comenzaban a acalorarse, sentía su mirada puesta en mí, pero no hice por voltear, ni por quitar mi mano.
Continuamos un rato así cuando vibro mi celular, haciendo que soltara el agarre.
Hey, ¿qué haces?
Gian 6:12 pm.
Me puse nerviosa al instante que leí el menssje, Dave me miraba con el ceño fruncido a lo que yo simplemente le sonreí.
Ayudó a mis hermanos con su tarea, ¿y usted Decock?
Aleeza 6:17 pm.
Qué gran hermana mayor
Gian 6:18 pm.
Siempre ;)
Aleeza 6:19 pm.
Me sentía muy mal por mentirle, él no se merecía eso y lo sabía muy bien.
Por cierto, paso por ti como a las cuatro.
Gian 6:21 pm
¿Eh?
Aleeza 6:22 pm
Quedamos que mañana iríamos a los cenotes.
6:23 pm.
¡Mierda!, ¡lo había olvidado completamente!. No puede ser, ¿por qué me pasa eso?
No podré ir, Gian. Lo siento.
Alezza 6:24 pm.
Me lo prometiste, fora :(, en verdad quiero mostrarte algo.
Gian 6:25 pm.
En verdad, perdóname Gian, te prometo que para la próxima sí :(.
Aleeza 6:27 pm.
¿Huelo mal?, ¿te fastidia mi presencia?, ¿mis chistes son malos?.
Gian 6:28 pm.
Eh...no, ¿por qué preguntas todo eso?.
Aleeza 6:29 pm.
Porque últimamente te alejas mucho de mí, quiero saber qué hice.
Gian 6:30 pm.
Solté un gran suspiro, no me gustaba la forma en que esto iba.
No, Gian; bueno sí, tienes pésimos chistes pero no por eso me estoy alejando de ti. Es...es complicado.
Aleeza 6:32 pm.
Dímelo y trataré de entenderlo, en serio lo haré.
Gian 6:33 pm.
Vacilé por unos instantes, quizá era el momento o quizá no. Se merecía una explicación, sí, pero no lo veía prudente a través de un mensaje de texto.
Te contaré luego, ¿sí?.
Aleeza 6:34 pm.
¿Por qué no puedes decirme de una vez?.
Gian 6:36 pm.
Porque simplemente no puedo. Hablamos después, Gian.
Aleeza 6:38 pm.
Y con ese último mensaje, di por finalizada la plática, esperé una respuesta más, pero no llegó. Revisé el celular: visto.
La película finalizó, después de eso ya no la disfrute tanto como en un principio. Mi humor había cambiado y Dave lo notó, sin embargo, se mantuvo callado y agradecí profundamente eso.
—¿Te encuentras bien?—me pregunta Dave mientras intento abrir la puerta de la casa.
—Sí, ¿por qué?.
—Cambiaste tu semblante desde que te llegó aquel mensaje.
Tragué saliva y lo miré.
—No, simplemente me sentí un poco cansada de la nada.
—¿Has tomado correctamente tus medicamentos?.
—Por supuesto.
—Es aquel chico, ¿no es así?.
Lo miré sorprendida sin poder articular una sola palabra. Él simplemente me sonrió de lado y me señaló la puerta incitándome a que la abriera.
Entramos a la casa, aún seguía avergonzada por lo que acaba de ocurrir.
Cuando me disponía a abrir la segunda puerta que es la principal, alcancé a escuchar unas risas.
Volteé a mirar a Dave frunciendo el ceño y él simplemente se encogió de hombros.
Abrí la puerta y...
¡Por todos los michis del mundo!, ¡¿acaso esto es una broma punk?!
<<Gian>>
Porque simplemente no puedo. Hablamos después, Gian.
Con ese simple mensaje me bastó para saber que no debía molestar más a Aleeza en ese momento, así que decidí ya no responder.
No entiendo, ¿qué ocurre?.
Por más que mi cabeza le daba vueltos al asunto, no lograba hallar una respuesta lógica.
Toda la semana en la cual me evitaba en la salida, en la que rechazaba mis invitaciones, decidí armarme de valor y preguntarle a Aldair qué ocurría con ella. Sin embargo, no obtuve información útil y sí una posible amaneza de no andar de metiche.
Daba vueltas por mi habitación intentando hallar algo, pero nada.
Finalmente, me decidí.
Mañana a primera hora estaría en casa de Aleeza para saber la razón de todo.
<<Aleeza>>
—¡No es lo que parece!—grita Pamela al mismo tiempo que se levanta de un brinco sumamente rápido de las piernas de Aldair.
Sigo mirándolos con los ojos y boca sumamente abiertos. Escucho cómo Dave se ríe levemente y volteo a mirarlo entre cerrando los ojos. Él cesa rápidamente su risa y se pone serio mirando al frente.
—¿No-no se suponía regresarían más-más tarde?—pregunta Aldair.
Cielos chico, respira. Estás que explotas de color rojo.
—Se suponía...—comienzo a hablar—se suponía que te quedarías a estudiar en casa para tu examen.
—Eso estábamos haciendo, estudiando—responde Pamela nerviosa.
—¿Qué?, ¿anatomía humana?—digo riendo un poco.
Ninguno de los dos habla, decido cerrar la puerta y sentarme en el sillón de en frente, Dave a un lado de mí.
—Bien, escucho—digo mientras los miro seriamente.
—Eh...—Aldair bufa y se toma la cabeza para luego mirarme—hemos estado saliendo desde hace un par de...seamanas.
—¡¿Semanas?!—digo exaltada.
—Sí ummm...no tiene mucho—responde Pamela un tanto tímida.
—¿Y no pensabas decirme?, ¿después de que te conté todo lo mío?.
—Aleeza es que...
—Creí que teníamos confianza.
—No la culpes a ella—intervino Aldair—yo le pedí que fuéramos discretos.
—Al parecer tú tampoco me tienes confianza, al menos no de la misma forma en que yo te tengo.
—No, no es eso...escucha, Aleeza. Nunca he sido bueno para estas situaciones, ¿sí?. Antes, quien me ayudaba, me aconsejaba era mi padre. Él ya no está, mi madre...no falta describirla como para que sepas el porqué no me gusta decirle las cosas y contigo...bueno, me dio miedo que te enojaras conmigo por ser tu amiga.
Sus palabras fueron sinceras, al igual que su mirada mientras me las decía.
Él tomó la mano de Pamela, ella le devolvió una leve sonrisa y luego me miraron.
—Quiero intentarlo con ella, Aleeza. Piensa lo que quieras, pero creo que por fin he encontrado a una chica por la que vale la pena arriesgarse. Sin embargo, quiero estar bien contigo, yo...yo te considero como una hermana más.
Ante estas últimas palabras me quedé perpleja.
Aldair me consideraba una hermana más, para él mi opinión y aprobación era importante. Una gran felicidad me embargó en ese momento. Nunca creí que podría llegar.
Fingiendo enojó los miré a ambos, ellos lo sintieron y Pamela agachó la mirada.
—Lo siento—musitó por debajo.
Me levanté y me coloqué con los brazos cruzados en frente de ella.
—Lo lamentarás aún más si no me pides ser tu dama de honor.
Al tiempo en que le respondía, ella giraba a verme con asombro y una gran sonrisa. Rápidamente se incorporó y me abrazó, le devolví el gesto.
Aldair observaba y sonreía.
—Bien, solo...no la lastimes, ¿quedó claro—observé a Aldair y el rodó los ojos para luego decir un pequeño sí—Ni tú a él—miré a Pamela y luego me dirigí a Aldair—es mi hermano.
Los dos sonreímos y nos dimos un fuerte abrazo.
Luego de esa intervención, llamamos a los más pequeños para hacer la cena e ir a descansar, era todavía temprano. Sin embargo, para entonces me sentía sumamente cansada, no sabía el porqué.
Mientras mirábamos una película, mis pensamientos se hundieron nuevamente en Gian. Estuve tentada a enviarle mensaje, pero no lo hice.
Dave acarició mi mano, me sonrió y me señaló con su cara que girará a ver a mi izquierda.
Así lo hice y cualquier estrago de preocupación o tristeza se había esfumado.
En ese momento sólo sentía felicidad, y no por mí, sino al ver a aquellos dos chicos mirándose y conversando con una gran sonrisa.
Mi corazón dio un suspiro de satisfacción al ver a aquel chico tan serio y solitario esbozando una gran sonrisa y demostrando que al fin, había llegado alguien para hacerlo feliz como él merecía.
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