Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 13

<<Aleeza>>

—¿Y bien, doctor?, ¿cómo está?.

Me muevo incómoda en mi asiento. Los síntomas que he tenido últimamente aunado a la cara de pocos amigos del doctor no me produce una sensación de tranquilidad.

Escucho atentamente lo que vaya a decir el doctor preparándome mentalmente para la noticia.

—Bueno, ¿cuándo fue la última vez que te vi?—me pregunta sin despegar la vista de las hojas que contienen los resultados.

—Hace un mes y dos semanas—no responde y se queda un rato en silencio, todavía con su mirada fija.

Volteo a ver mi papá con preocupación, él se encuentra igual pero me sostienen la mano y me da una ligera sonrisa.

—Bueno—nos mira. Principalmente a mí a los ojos—los niveles de proteínas en tu orina han aumentado. Es por eso la hinchazón. ¿Has tomado tus medicamentos de manera correcta?.

No pude responder rápido. Mi cabeza se sumergió, se hundió en mis pensamientos al escuchar aquellas palabras los niveles de proteínas han aumentado. Eso no era bueno, en lo absoluto.

Cuando las proteínas aumentan en tu orina quiere decir que tu riñón comienza a presentar problemas, lo cual debe ser rápidamente tratado para evitar algo más grave, como podría ser un trasplante.

—Sí, los ha estado tomando bien—muevo mi cabeza regresando a la realidad. Mi padre ha respondido por mi.

—Bien, no es grave, por el momento. Necesitamos aumentarte la dosis de ácido micofenólico. De aquí en dos semanas que te volveré a ver tiene que hacer efecto. De lo contrario, sabes a lo que tendremos que recurrir.

No tenía que decirlo porque yo lo sabía a la perfección.

Terminó la cita y me dirigí con mi papá a la casa. Todo el camino fue en silencio. Únicamente me dediqué a escuchar música a través de mis audífonos y observando la ventana. Mis ojos se cristalizaron, sin embargo, me abstuve de derramar alguna lágrima, tenía que ser fuerte por mi, mi papá y mi familia.

Llegamos a casa y entramos, me dirigí rápidamente a mi cuarto.

—Hija, ¿no vas a cenar?.

—No tengo hambre, pa—él se acerca y me abraza. Le correspondo y mis ojos no aguantan más.

—Todo estará bien, ¿sí?, tomarás tu medicamento como dijo el doctor y no habrá necesidad de que te hospitalicen—me miraba directamente a los ojos.

Aparentaba ser fuerte pero tanto él como yo, estábamos seguros de que él estaba tan angustiado como yo.

Únicamente le sonreí de lado y fui a mi cuarto.

—¿Qué ocurrió?—logro escuchar que su mujer le pregunta, pero no lo demás ya que cierro la puerta.

Saco mi celular y rápidamente le marco a mi mamá.

Pese a que no quiero preocuparla, necesito sus palabras, necesito saber que todo estará bien, porque ella estará para mi.

—¡Hija!, ¿cómo estás?, ¿cómo va todo?, ¿cómo te fue con el doctor?.

La miro triste y no logro articular voz. En mi, es muy notorio cuando lloro o tengo ganas de hacerlo.

—Aleeza, ¿qué ocurre?—vuelve a preguntar mi madre y no me contento más. Comienzo a llorar sin poder decir nada—Por favor, no me digas que otra vez...

—Las proteínas han aumentado en mi orina otra vez—sorbo mi nariz—no es grave, me han aumentado la dosis de ácido. De aquí en dos semanas debe hacer efecto, de lo contrario...

—Te tendrán que hospitalizar—me mira seria.

—Sí—comienzo a llorar más—¡Tengo miedo mamá!, tú sabes qué es lo implica y ahora no estás tú, yo no podré sola y...

—Hey, hey, hija, tranquila, ¿sí?—hizo una pausa pero pude distinguir que su voz comenzaba a quebrarse—me duele el no poder estar allá contigo. Sin embargo, está tu papá y él verá por ti como yo. Estoy segura de que no habrá necesidad de que tengas que estar hospitalizada de nuevo. Yo sé que no, sólo por favor, sigue tu tratamiento como es. No llores, ¿sí?, porque me quedo intranquila—veo cómo rápidamente se limpia una lágrima y me sonríe tratando de demostrar fortaleza.

—No le digas a los demás—logró articular un poco más tranquila.

—Sabes que debo hacerlo, por cualquier cosa. No te preocupes, veré la forma en que sea ameno.

La observo un rato y le sonrío.

—Quiero descansar, hablamos luego, ¿sí?.

—Sí hija, descansa. Te amo mucho, eres mi pequeña guerrera.

—También te amo, mamá—le sonreí.

Dejé el celular y decidí acostarme, cerré los ojos. Sin embargo, fui interrumpida nuevamente por el sonido del celular. Lo observé.

Dave.

Realmente en ese momento no tenía ganas de hablar, me sentía cansada, asustada. Sin embargo, tomé la llamada.

—Hola.

—¿Qué tal te fue en tu cita?—pregunta con un tono un poco irritado.

—No tuve una cita. Simplemente acompañé a un amigo a algo importante de él.

—¿Ahora la haces de niñera?.

Bien, ¿qué diablos le pasaba?.

—Eh no, ¿estás bien?.

—¿Por qué no debería estarlo?.

—Suenas molesto.

—¿Por qué debería estarlo?.

—No lo sé, ¿por qué me marcas?.

—Si no quieres que lo haga, no lo haré. Lo siento.

Colgó.

Y eso, fue la gota que derramó el vaso.

Lloré y lloré hasta que en algún instante me sumergí en un sueño profundo.

Me la pasé durmiendo parte de la tarde y toda la noche. Se me hizo raro que mi papá no me despertara, sin embargo, entiendo que él comprendió que me sentía indispuesta.

Me estoy preparando para asistir a clases. Mis dolores siguen, mis temblores igual. Pero debo seguir, debo mostrar de lo que estoy hecha, debo luchar por sentirme bien.

—¿Y si hoy te quedas a descansar?, quizá toda la semana, te ayudará.

—No papá, incluso me estresará más. Debo ir a clase.

—Tu papá tiene razón, Aleez. Deberías quedarte—por un momento miré mal a Aldair pero me arrepentí inmediatamente. Él sólo se preocupaba.

—No quiero, me sentiré peor yo...

—No es algo que esté a discusión, Aleeza. ¿Quieres volver al hospital?—esta vez noté un tono más serio en mi papá.

—No—dije lo más bajo posible. Mi papá se encaminó a la camioneta para llevar a Aldair. Éste, antes de irse se acercó a mí.

—No te preocupes por la escuela, ¿sí?. Recuerda que...

—Sí, sí. Mi salud es más importante. No tienen que repetírmelo todo el tiempo—lo interrumpí mientras me volvía para dirigirme a mi cuarto.

—Te traeré tus apuntes y todo lo que necesites.

Me detuve en seco al escucharlo. ¿Realmente Aldair me había dicho eso?. Para cuando giré para poder agradecerle, ya había desaparecido.

Sentada sobre mi cama, saqué mi libro y comencé a leer. A los minutos fui interrumpida.

—Aleeza, iré a dejar a tus hermanas y a Ulises—Era Fabiola—Lo que necesites, ya sabes puedes tomarlo. ¿Quieres que te traiga algo para desayunar o prefieres esperar a tu papá?.

—Esperaré a mi papá, muchas gracias—le respondo dándole una sonrisa.

Mis hermanas se acercan a mí y me abrazan, yo les correspondo y me despido de todos.

He quedado sola en casa. Dejo a un lado mi libro y atraigo mis rodilla al pecho envolviéndolas con mis brazos. Las lágrimas comienzan a salir.

No, no otra vez. No quería volver a pasar por lo mismo. Estar hospitalizada es la peor experiencia que alguien puede pasar, al menos, para mí.

El entrar en aquel lugar triste, escuchar a más personas que se quejan, ver cómo sufren y verte a ti misma sufrir...simplemente es aterrador. No quiero volver a sentir miedo, no quiero volver a sentir aquella pequeña aguja atravesar mi brazo. Quiero quedarme a dormir aquí, en mi cama. No en la fría y dura de un hospital.

¡Desearía tanto estar bien!, ¡ser normal!

Lloro con más fuerza y me abrazo. Necesito tanto a alguien en este momento, alguien que me escuche. No importa si no dice nada, simplemente una compañía.

Un abrazo.

Mi celular suena indicándome que me ha llegado un mensaje.

Pensé que el primer mensaje que te mandaría sería un: estoy afuera, sal. Sin embargo, es este, ¿por qué no has venido hoy?.
Decock 8:35 am.

Una sonrisa se dibuja en el rostro.

Decidí que hoy no eras digno de ver mi belleza.
Aleeza 8:40 am.

Puedo admirarla desde tu foto de perfil.
Decock 8:41 am.

No lamas tanto la pantalla.
Aleeza 8:42 am.

Muy tarde, tendré que cambiar la pantalla.
Decock 8:43 am

Reí ante esto último y dejé mi celular. Quería descansar, olvidarme de todo.

Cuando decidí ir hacia la sala. Mi celular sonó nuevamente.

Te extraño, niña.
Decock 9:10 am.

Otra sonrisa apareció en mi rostro. Incluso más amplia que la anterior.

El sentimiento es mutuo, Decock.
Aleeza 9:13 am.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro