
ÚNICO
Cada día, desde que se había independizado, su rutina era la misma, levantarse, arreglarse para trabajar, hacer aburridas cosas de oficina, comer el insípido almuerzo de la cafetería, regresar a casa para ver una serie, las cuales siempre terminaban siendo románticas porque su necesidad de encontrar a alguien lo hacía ver cosas así de cursis.
El problema era que no le gustaba socializar, las salidas con los compañeros de trabajo se volvían repetitivas y aburridas, regresaba a su apartamento, siempre sintiéndose mareado, encontrando un lugar vacío, tirándose en la cama sin alguien con quien al menos hablar sobre su día.
No es que no pudiera estar solo, pero ya lo había estado por demasiado tiempo y las citas a ciegas no eran lo suyo, se estaba quedando sin opciones.
Sin embargo, desde hace unos meses su vida había dado un vuelco de 180 grados, todo gracias a que escuchó por accidente a las chicas de mensajería hablar sobre una aplicación donde podías encontrar personas con tus gustos similares, podías conversar con la persona si la otra aceptaba, tu solicitud de match.
Le dio tanta curiosidad que terminó dándole una oportunidad a la aplicación, pasó una noche entera viendo perfiles, descartando cada match que le proponían hasta que se terminó su límite de declinaciones, fue entonces que llegó a él aquel bonito chico con mirada tierna.
Nombre: Jeon Jungkook
Edad: 26
Profesión: Florista
Lema: Cada ramo de flor tiene una nueva historia por contar.
Porcentaje de match: 30%
Taehyung frunció su ceño, abultando sus labios al leer el porcentaje que tenían de match, se suponía que la aplicación te mostraba los porcentajes más altos de coincidencias, los más bajos que había encontrado eran con un 80% y le parecieron personas poco interesantes, superficiales, con veinte fotos para prácticamente venderse, pero este Jungkook...
Estaba de más decir que le atrajo ver esas bonitas mejillas sonrojadas que tenía en la foto de perfil, en la cual ni siquiera se le podía ver el rostro completo porque estaba mirando para abajo mientras sostenía un ramo de flores, podía ver el mandil sobre su torso y el resto de flores rodeándolo.
Eso era todo en ese perfil, no había nada más que una fotografía, la edad, su profesión y un lema. Taehyung no podía creer que hubiera personas que limitaran tanto sus perfiles, es decir, él tardó horas en hacer que sus datos fueran exactos, precisos, perfectamente identificados para que cualquier persona que viera sus cinco fotografías supiera todo de él.
¿Quizá esa era la razón del porqué todos sus matches eran así? Cada chica o chico que veía tenían perfiles elaborados, con detalles de sus gustos, por eso eran tan superficiales, sus propios mensajes eran tan vacíos, empezando por ¿dónde trabajas? ¿Ganas mucho dinero? ¿Vives en una zona V.I.P.? ¿Qué clases de preguntas eran esas?
Ya había hablado con personas vacías, ¿qué más daba darle una oportunidad?
"Esta persona no hace el match perfecto contigo.
¿Aún deseas darle match e iniciar una conversación?"
Una tonta notificación no le iba a impedir hablar con una persona, sin embargo, al darle aceptar recibió el mensaje más cansino que le haya dado la misma aplicación.
"Lo sentimos: Jeon Jungkook. No puede ser contactado en estos momentos, ¿quieres dejarle un mensaje aun así?"
Él no necesitaba que una aplicación dudara, el mismo Taehyung dudaba de cada cosa que hacía, ¿por qué era tan difícil solo enviar un mensaje? Estúpida aplicación inteligente, aun así le dio en aceptar para enviar lo que daría inicio a algo ¿a qué?, pues a tener un rechazo más o iniciar una conversación amena con alguien nuevo. Dudó algunos segundos, borró en tres ocasiones el mensaje hasta que finalmente se decidió a enviarlo, no estaba seguro si tendría respuesta.
La aplicación no solamente enviaba una advertencia al emisor del mensaje, también lo recibía el receptor, donde daba una breve notificación mencionando que alguien había encontrado su perfil y quería iniciar una conversación. Mostraba el índice de porcentaje de match y quedaba a disposición de la persona en responder. Taehyung declinó muchas de esas notificaciones, no le extrañaría que el karma juegue en su contra obteniendo una negativa, al menos tenía las expectativas por los suelos gracias a que se le había advertido.
VnTae
Hola.
Las manos le sudaban, comenzó a morder constantemente su labio mientras veía la pantalla casi sin pestañear, el chat no mostraba nada más que su mensaje, y un offline en la parte superior con un horrible tono gris. ¿Por qué debía ser gris? ¿Para deprimirlo más? ¿Para desilusionarlo? ¿Acaso esa era su manera de gritarle "deja de insistir a un pobre chico que no tiene nada en común contigo"?
Un suspiro pesado fue lo que su pecho estaba guardando en el momento que colocó el teléfono sobre su cuerpo, estaba cansado, sus ojos comenzaban a pesar, afortunadamente la mañana siguiente era domingo, así que podría descansar, vería alguna serie, de esas que ya había repetido unas cinco veces y luego se hundiría en su rutina semanal.
Estuvo a punto de caer ante el sueño cuando el sonido de una campanita junto con una vibración lo despertó. Sus manos buscaron el aparato que aún descansaba en su pecho, alzándolo de inmediato, sin embargo, no duró tanto frente a él, pues ni bien encendió la luz de la pantalla, sus ojos dolieron haciendo que soltara el teléfono, terminando con buen golpe en el pómulo.
Aún estaba quejándose, cuando volvió a recibir otra notificación, esta vez proveniente de la aplicación, mencionando que Jungkook había aceptado hacer el match con él. La emoción lo invadió, pues la aplicación tenía cierta seguridad de que no enviaba el mensaje a menos que la otra persona consintiera aquello. Se sintió tonto porque su estúpido mensaje era un simple Hola.
Con el temor de ver la respuesta contraria abrió el chat obteniendo lo mismo que él había enviado un simple Hola, eran las cuatro de la mañana y le estaba respondiendo un saludo tan... tan...
J_Kookie
¡Hola!
VnTae
Hola...
Gracias por aceptar mi mensaje, no pensé que fueras a responder.
Lo siento, soy nuevo en esto y no sé cómo entablar una conversación con alguien más.
J_Kookie
Espero no seas una clase de acosador extraño, me he encontrado con muchos de esos en esta aplicación.
¿Por qué esperar hasta esta hora para enviar un mensaje?
Taehyung no iba a mencionar que se había quedado despierto toda la noche, declinando otros matches hasta encontrarlo.
VnTae
Bueno...
Yo debería decir lo mismo de ti, son las 04:00 am. y estás respondiendo mi mensaje.
J_Kookie
Esta es mi hora usual para estar despierto.
Jungkook era bastante directo con sus respuestas, aunque algo esquivo como se esperaría de cualquier persona que apenas conoce a un completo desconocido en una aplicación que promete encontrar a tu alma gemela.
El mayor se pregunta constantemente qué está haciendo, sin embargo, no abandonando el chat, esperando otro mensaje más del chico, si él no continuaba la conversación ahí quedaría todo, con una triste conversación fallida a las cuatro de la mañana.
VnTae
Eres ¿médico acaso?
Había lanzado el peor anzuelo para hacer que la conversación durara más, esperando que Jungkook al menos se riera o le reclamara ¿por qué se estaba esforzando tanto por mantener la comunicación?
J_Kookie
No, ¿seguro que eres nuevo por aquí?
Para ser alguien que dice ser principiante tienes demasiadas cosas en tu perfil, pensé que eras alguien más experimentado.
A juzgar por lo que vi, creí que llevabas un tiempo usando esto.
VnTae
¿Leíste mi perfil?
¿Eso quiere decir que te interesaste aunque sea un poquito?
¿Si es así, ignorarías el porqué estoy aquí a las cuatro de la mañana y me dirías la razón de responderme a esta hora?
J_Kookie
Claro que lo leí, la aplicación te advierte y muestra un resumen del perfil.
Soy florista, ¿cuál es tu excusa?
VnTae
Me quedé despierto toda la noche declinando cada match hasta que te encontré
Te escribí ... y te esperé...
Había sido la declaración más humillante de toda su vida, estuvo a nada de cerrar el chat, borrarlo para siempre, desinstalar la aplicación y así nadie sabría de su triste intento de conectar con alguien más, pero antes de hacer eso Jungkook decidió darle un poco de tranquilidad.
J_Kookie
¿Así esperas que no crea que eres un acosador?
...
Definitivamente, esto de los sitios de citas no es lo tuyo.
Aunque de hecho te pareces un poco a mí... Soy Jungkook un gusto hacer match contigo.
Eso solo había sido el inicio de la aventura más grande de su vida, cada día las conversaciones con Jungkook eran más frecuentes, hasta llegar al punto de compartir sus contactos para kakotalk. Era divertido tener a alguien con quien compartir la rutina del día a día.
Jungkook tenía su propia floristería, hacía arreglos florales de todo tipo, cada vez que hacía uno nuevo se lo enviaba a Taehyung, ya fuera en una fotografía o bien en un mini video, lo distraía de la rutina de oficina, le daba un aire fresco y también nuevas motivaciones.
El mayor se descubrió así mismo levantándose a las cuatro de la mañana porque Jungkook despertaba a esa hora para comprar flores frescas, así que siempre le enviaba una fotografía de él comprando o bien simplemente diciendo que ya estaba en el lugar, a lo que Taehyung siempre estaba listo para responderle, pidiendo ver su flor de nacimiento o bien preguntando cuáles eran las favoritas del menor.
Este siempre se negaba a decirle cuáles eran porque decía que eso solo le haría fácil el camino y que para eso debía conocerlo. De ahí el gran dilema de Taehyung, era un cobarde; por mensaje era todo un galán, pero en persona, era un poco diferente.
Taehyung seguía mirando la pantalla de su computador como si ahí estuvieran las respuestas de todo lo que le aquejaba, pero en realidad solamente tenía gráficas porcentuales.
— Hey, Tae – el mencionado se quejó por el golpe brusco en su espalda, sintiendo el dolor y la falta de aire, llevó su mano hacia el lugar previamente lastimado, no esperando recibir otra palmada más – no sea dramático, apenas te toqué.
— Seokjin hyung, eso duele. ¿Por qué me agredes como si fuera tu próximo encuentro sadomasoquista?
— ¡Yah! No es mi culpa que no respondas cuando te hablo, llevo diez minutos de mi vida hablando con tu versión zombie respondiendo solo con murmullos – Seokjin se recostó sobre el escritorio del menor, quien seguía quejándose del dolor en el hombro – ¿ahora si responderás mi pregunta?
— ¿Qué pregunta?
— Aish, ves cómo no prestas atención. Dije que si ya tienes listo el reporte para enviarlo al jefe, muero de hambre, hay que salir.
Taehyung alzó la mirada fuera de su pequeño espacio de trabajo, donde tenía a plena vista los asientos del resto de sus compañeros de trabajo completamente vacíos, ¿cuánto tiempo se había perdido en sus pensamientos? Observó su teléfono con el último mensaje de Jungkook aun sin tener su respuesta y la hora le advertía que se pasaba treinta minutos de su supuesto horario de almuerzo.
El sonido estridente de la silla golpeando con la esquina del cubículo vecino hizo que Seokjin frunciera el ceño con una mueca de desagrado.
— ¿Y ahora qué te sucede? – cuestionó el mayor notando que de pronto Taehyung comenzaba a guardar todas sus cosas.
— Es hora de comer hyung, no hay que perder tiempo.
— Oye no iremos de nuevo a ese lugar, ¿cierto?
— Por supuesto que sí... — mencionó Taehyung saliendo de su cubículo, comenzando a dirigirse hacia la salida, siendo seguido por su hyung.
— Pero queda a tres calles de aquí, tienes una cafetería, dos niveles abajo de este mismo, ¿por qué de nuevo quieres ir a ese restaurante? Ni siquiera es buena la comida.
Seokjin se rindió en siquiera hacerlo entrar en razón, era completamente imposible que eso sucediera, no cuando se trataba de su hora de comida y al parecer la obsesión era tan grande como para correr tres calles abajo del edificio donde trabajaban solo para estar ahí a la hora justa.
Jamás había sido el más atlético, mucho menos tener la mejor condición física, pero vaya que esas semanas haciendo la misma rutina a la hora de la comida le hacía tener más resistencia, porque ahora Taehyung casi no se ahogaba con la falta de oxígeno, sus piernas se habían vuelto más resistentes, haciendo que llegara en menos tiempo del estimado.
Además, estaba sacando provecho de levantarse temprano y había decidido salir a caminar, claro, con el fin de quizá ir al encuentro de Jungkook en el mercado de flores, cosa que nunca sucedía porque, siempre se acobardaba. Tenía su hora de almuerzo para una segunda oportunidad de tener una vista fugaz del chico, también con el objetivo de quizá un día tomar valor para cruzar la calle.
Nunca sucedía, de ahí la razón para que Seokjin comenzara a cansarse de la misma rutina, era agotador correr todo el tiempo para la hora de la comida, pero ahí estaba de nuevo persiguiendo al menor, quien le llevaba demasiada ventaja.
Con rapidez, Taehyung llegó hasta el mostrador del pequeño restaurante, pidiendo un menú del día, sin perder de vista el ventanal que le daba la mejor de las vistas y no se refería a la calle transitada, no, se trataba de cierto local, lleno de flores y dentro de este mismo la razón de estar ahí.
— ¿De nuevo aquí? – cuestionó aquel mesero que conforme a los días comenzaba a notar el interés de aquel tipo bien vestido, definitivamente no era por la comida económica, tampoco era de extrañar que siempre buscara la mesa junto a la ventana, perdiéndose en la vista de la calle – ¿esta vez vienes solo?
— Maldito, loco de mierda – se quejó Seokjin llegando hasta la mesa, jadeando por aire y llevándose el vaso de refresco a su boca para beber casi todo el contenido – ¿puedes rellenarlo?
— Seguro – sonrió burlón el mesero, quien se perdió de su vista con el vaso vacío y la bandeja debajo de su brazo.
— ¿Por qué mierda saliste corriendo sin esperarme? Acaso no querías mi compañía hoy.
— Lo siento hyung es solo que... — Taehyung dejó de hablar en el momento que lo vio saliendo de la floristería.
— Ahí está la razón de tu delirio.
Se veía hermoso, Jungkook siempre utilizaba diferentes mandiles que hacían juego con su ropa de trabajo, esta vez estaba vestido completamente de negro con un mandil café, en sus manos tenía el teléfono el cual veía constantemente ¿estaría esperando su mensaje?
Taehyung tomó su teléfono para entrar al chat que no había cerrado, con la ausencia de su respuesta. Lo último que habían hablado era que Jungkook había mencionado que quizá estaría un tanto ausente en los próximos días, el mayor no había cuestionado su actitud, pero sí le pareció completamente extraño.
Tan pronto como intentó comunicarse con Jungkook pudo notar la sonrisa radiante del menor al ver hacia el lado derecho de la acera, Taehyung desvió su vista hacia el lugar donde observaba el contrario, notando por fin a otra persona de cabello oscuro corriendo al encuentro del otro.
¿Qué estaba sucediendo? Su corazón aceleró de solo notar la emoción de Jungkook en su rostro, abrazando con efusividad al más bajo, lo hizo pasar de inmediato a la floristería, perdiéndolo de vista.
— Eso fue muy de K-drama, todo un encuentro romántico – mencionó el mesero, quien estaba mordiendo un sandwich, observando la escena, mientras que Seokjin asentía teniendo sus labios abultados mientras masticaba – ¿le has hablado aunque sea una vez o solo eres un acosador?
— ¡No soy un acosador! Y ¿por qué estás aquí? – se quejó Taehyung tomando un gran bocado, frunciendo el ceño, intentando ver algo al otro lado de la calle.
— Es mi hora libre, los meseros también necesitamos comida.
— ¿Y lo debes hacer aquí?
— Es divertido ver tu rostro, debiste ver como tus facciones se contorsionaban, parecía que matarías al otro chico.
La risa de Seokjin no se hizo esperar, teniendo al mayor riendo a carcajadas, ahogándose con la comida que aún tenía en la boca, haciendo que el mesero le extendiera el vaso de refresco.
— ¿Está bien? – Seokjin alzó su pulgar mientras recobraba el aliento y su garganta dejaba esa sensación incómoda.
— Eres muy gracioso, ¿cómo te llamas? – mencionó el mayor luego de recobrar el control de su respiración.
— Min Yoongi, un gusto.
— Kim Seokjin y el tarado de ahí es Kim Taehyung.
— ¿Y el chico que acosa todos los días a la hora de la comida es...?
— No lo estoy acosando, él es... es... — Joder, ni siquiera podía decir que eran algo porque verdaderamente no eran nada más que buenos amigos. Amigos. La palabra le seguía incomodando, como la primera vez que Jungkook le llamó de esa manera mientras conversaban.
— Es su amigo de internet al cual no se atreve a hablarle en persona.
— ¡Hyung!
— Es verdad, lleva meses conversando con él por mensajes y llamadas, dice que es su chico, pero jamás se ha atrevido a tener una cita, así que hace unas semanas recibió el peor sobrenombre...
— ¿Lo envió a la friendzone?
— Yo diría a la cyberzone – Seokjin comenzó a reír de nuevo, mencionando lo divertido que era mientras que Yoongi lo veía con incomodidad, mientras negaba. No había sido para nada gracioso.
Yoongi dirigió la mirada hacia Taehyung, quien comía con odio su comida, sin perder de vista el otro lado de la calle, en especial la floristería. El mesero conocía muy poco al dueño, pero sabía que era muy agradable, tenía una bonita sonrisa que lo hacía ver adorable y por alguna extraña razón era de los pocos que amaba la leche de banana con su desayuno.
— Entonces, ¿no hablarás con él?
— Es demasiado cobarde – mencionó Seokjin dando un sorbo a su refresco.
— No creo ser tan bueno para él, es decir, si lo fuera no habría dicho que soy un buen amigo – Yoongi hizo una mueca mientras se sostenía el pecho del lado del corazón como si aquello hubiera dolido tanto.
— Admítelo Taehyung-ah lo arruinaste, le dijiste que sería mejor mantenerse así a distancia.
— ¿Por qué decir algo tan estúpido?
— Porque ese día dijo que había alguien que le estaba interesando después de preguntar si tenía interés de entablar una relación.
— Bien, no soy experto en parejas, pero esa fue una indirecta a preguntar quién era esa persona – Yoongi se tomó el atrevimiento de tomar asiento al lado de Taehyung, quien no se inmutó ante el actuar – ¿por qué no lo hiciste? No he salido con muchas personas, pero según lo que me dijo una persona una vez fue que debía preguntar.
— Tuve miedo.
— ¿De qué? – cuestionaron ambos, tanto Yoongi y Seokjin completamente interesados en escuchar aquello.
— De leer en ese mensaje que era otro y no... yo.
Pronto la silueta de Jungkook hizo que Taehyung suspirara de manera enamorada, notando ese semblante con el cual parecía un tonto perdido y ambos mayores no soportaron ver lo patético que se veía desde su lugar, mientras que el chico al que decía querer conocer se encontraba a unos metros.
— Oye, si ese chico de ahí es por quien suspiras, deberías intentar al menos hablar con él... en persona – recalcó aquello último el mesero, quien no podía evitar sentir un poco de pena por la situación.
— Es lo que le he dicho, se ha sentado en esa mesa durante semanas durante la hora de almuerzo, observándolo, por favor Taehyung-ah está a unos cuantos metros.
Taehyung no respondió, observó el otro lado de la calle, podía notar casi perfectamente como dentro de la floristería Jungkook se movía de un lado a otro, teniendo detrás de él a la otra persona, parecía rogarle por algo. ¿Sería esa persona el hombre que le interesaba? Si estaban discutiendo puede que ya no existiera un interés. Podría tener una oportunidad.
— Lo haré – alzó la voz de pronto, dejando a ambos espectadores sorprendidos – le hablaré. Lo invitaré a salir esta noche después del trabajo y le diré todo lo que debo decir.
— Así se habla, Tae – le apoyó Seokjin aplaudiendo a su poca valentía, mientras que a su lado Min Yoongi tomaba asiento.
— ¿Crees que lo haga?
— Ni en diez años, pero si no lo hace lo haré cruzar la maldita calle – mencionó entre dientes sin quitar su sonrisa y la vista de Taehyung, quien escribía algunos mensajes a Jungkook intentando llamar pobremente su atención.
— Yo lo saco del restaurante y tú lo empujas hacia el otro lado de la calle, ¿trato?
— Trato.
Jungkook, por su parte, se encontraba un tanto desconectado de la propia realidad de cierto alguien que lo observaba con anhelo, estaba distraído con Jimin, sonriendo ampliamente, intentando convencerlo de aceptar aquella propuesta.
— Hablo en serio, me necesitas aquí – mencionó Jimin siguiendo de cerca a Jungkook, quien comenzaba su tarea de meter su cartel y decoraciones de exterior en el interior de la floristería – no has tomado un descanso desde que abriste este lugar.
— Una tienda necesita atención, Jimin hyung, no puedo descuidarme.
— No lo harías, prometo ser un buen compañero de trabajo. Solo dame una oportunidad – el mayor se puso frente a Jungkook obstaculizando la entrada – por favor Jungkookie, tómalo como una ayuda mutua.
— ¿Mutua?
— Sí, podemos tomar turnos...
— Ni siquiera he considerado la opción de darte el empleo y ya decides sobre mi tienda ¡hyung!
— Dame una semana, prometo que quedarás encantado con mi ayuda y me pedirás quedarme.
— ¿Irás a comprar las flores y follajes por la mañana?
— ¿Qué hora es por la mañana?
— Cuatro...
— ¿¡Cuatro de la mañana!? ¿Las flores saldrán corriendo si no vas a esa hora? ¿Por qué no pides a un proveedor que las traiga para ti?
— Porque me gusta escogerlas, ¿quieres ayudarme si o no?
Jimin lo pensó por algunos segundos, abultando sus labios en un pronunciado puchero, fijando su mirada hacia el frente, encontrando a su menor, quien aún sostenía el cartel de bienvenida, mientras que él seguía en la puerta bloqueando el paso.
Su vista viajó hasta el otro lado de la calle, encontrando a un hombre de traje, mirando fijamente hacia ellos, intentando cruzar, haciendo ademanes extraños como si estuviera discutiendo, sorprendiéndose por ser descubierto, desviando su vista hacia otro lado, había otros dos con él que se escondieron muy mal, uno detrás de uno de los árboles del exterior del restaurante y el otro fingiendo limpiar el cristal.
— ¿Hyung? – Jungkook comenzaba a cansarse de aquella actitud, su hyung no parecía interesado en lo que hablaban – ¿escuchaste lo que dije? – nada, Jimin seguía perdido con la mirada hacia el otro lado de la calle, el menor intentó saber lo que robaba la atención del mayor, mas este lo tomó de los hombros.
— Sabes, levantarme a las tres de la mañana para ir por flores, no suena tan mal – lo siguió tomando de los hombros, guiándolo hasta el interior, mientras que él mismo seguía mirando la actitud extraña de esos tres – es más, por qué no me pones a prueba ahora mismo ¿no querías salir y sorprender a alguien ahora en la tarde?
— Bueno, sí... por eso tengo que cerrar.
— No lo hagas, yo me quedaré – Jimin arrastró al menor hasta detrás del mostrador, tomando el cartel en sus manos – pon tus mágicas manos a la obra y yo me encargaré de los clientes que lleguen, luego tú sales, sorprendes a esa persona, oblígalo a que te lleve a cenar, yo cierro y te espero en el apartamento, nada de llegar pasada la medianoche o te vuelves calabaza.
— Estás actuando raro.
— Solo hazlo, ¿no te gustaría saber cuál será su reacción? – el menor comenzó a morder su labio inferior con nerviosismo, mientras que asentía como respuesta – entonces no pierdas más tiempo. Hyung se encargará de la floristería.
— Okay.
Jungkook se emocionó de solo pensar que podría cumplir aquello, quizá sus señales habían sido malinterpretadas en un inicio, así que corría por su cuenta arriesgarse, qué podía salir mal. No pasaría de un rechazo horrible, la decepción y unas cuantas semanas de tristeza comiendo helado por la noche, ¿cierto?
Tomó sus herramientas, algunas flores en tonos morados, follajes, papeles, telas y algunos listones, sabía muy bien lo que quería hacer, así que después de algunas palabras de su hyung para convencerlo de dejarlo a cargo del lugar, se retiró hacia su taller privado, donde siempre se dedicaba en trabajar los arreglos o ramos especiales.
Por su parte, Jimin decidió acomodar algunas cosas para que todo se viera bonito, atractivo y muy a la medida de lo que Jungkook quería para su tienda, aún recordaba el tiempo en el que estuvo en Busan con la floristería de su familia, era adorable ver a un Jungkook adolescente arreglar hermosas flores para las personas que entraran en el negocio.
Nunca entendieron por qué de pronto decidió mudarse a Daegu, para abrir su propia tienda, quizá solo buscaba independencia, eso le agradaba al mayor, aunque debía admitir que lo extrañó demasiado, ahora que estaba desempleado probaría un poco de suerte estando junto a Jungkook.
Las horas pasaron y los pocos clientes que llegaban fueron atendidos uno a uno, no era muy difícil complacer a cada persona, en especial porque Jungkook se había encargado de ayudarle a hacer los diferentes pedidos, así como dejarle listo algunos ramos previamente solicitados.
— Hyung – Jimin desvió su vista de su teléfono donde estaba muy entretenido viendo algunos videos de gatos, su ceño se frunció en el momento que notó el cambio de ropa en el menor – ¿crees que me veo bien?
— ¿Saldrás vestido así?
— No... bueno... solo quiero no verme tan...
— ¿Florista? – el menor asintió como respuesta. Jungkook había cambiado su vestimenta de trabajo por una playera negra, una chaqueta de negra, pantalones negros y zapatos combinados con la ropa. No hacía mucha diferencia de lo que llevaba previamente, solo que esta era más casual —, pues con eso, puesto pareces un chico punk emo.
— ¡Hyung!
— Es la verdad, ¿quieres impresionarlo o hacerlo dudar? Pensará que te robaste las flores de algún funeral.
— Yah, ¡Hyung! No ayudas.
— ¿Quieres saber lo que no ayuda a esta situación? Tu atuendo deprimente le falta un poco de color o al menos de hacerlo ver más sensual, quieres atraparlo, no asustarlo.
— Es lo único que tengo aquí en la tienda, es con lo que vine en la mañana.
— Uno pensaría que siendo florista utilizarías más colores – el mayor salió detrás del mostrador, comenzó a rodear al menor, detallando el atuendo, cayendo en cuenta que lo único que destacaba de todo era el ramo de flores en tonos morados – Aunque debo admitir que esto es demasiado tú – el menor hizo un puchero junto con esa mirada de ciervo —. De acuerdo tienes puntos extra por autenticidad. Me gusta.
— ¿En serio?
— Sí
— Hace un minuto lo odiabas.
— No me hagas hacerte ir al apartamento a cambiarte el atuendo – le señaló con el índice, haciendo que el menor abultara sus labios – ahora, ¿qué se supone que harás?
— Iré hasta el edificio donde trabaja y preguntaré por él. Lo sorprenderé con el ramo de flores – Jimin asintió, alentando a que siguiera hablando – y luego... no he pensado más de eso.
— ¿Por qué?
— No sé si llegaré tan lejos.
Jimin se abofeteó mentalmente para no golpear al menor, quizá solo se trataba del nerviosismo al no saber qué hacer, podía ser adorable hasta cierto punto, pero no dejaría ir a Jungkook así sin más, debía tener un plan para cuando se diera el encuentro.
— De acuerdo, sé que he dicho que lo mejor es dejar que fluya, pero te estás pasando de listo Jungkookie esto es lo que harás...
El menor escuchó con atención todo lo mencionado, dudando en ocasiones de lo que su hyung planeaba para hacer. ¿Taehyung estaría de acuerdo con todo eso? No es como si el mayor le haya demostrado que gustara de cosas tan espontáneas, pero no perdería nada con intentarlo, se estaba arriesgando, ¿qué más podía pasar?
Con algunas palabras de aliento por parte de Jimin salió decidido de la tienda, aferrando su agarre en el ramo de flores, dudando en sus pasos, pero no daría vuelta atrás, lo haría.
Pronto fue hora de cerrar la floristería y Jimin comenzó a ordenar absolutamente todo, había puesto música a todo volumen en sus audífonos para hacer más amena la tarea; tarareaba la canción mientras movía su cuerpo al ritmo de la melodía, estaba tan distraído que ni siquiera notó cuando cierto alguien se adentró a la tienda.
Un leve toque en su hombro hizo que Jimin terminara botando el contenedor de flores frescas, derramando el agua de estas, sintiendo que su corazón se saldría de su pecho en cualquier momento cuando notó al hombre detrás de él, demasiado cerca a decir verdad.
— ¡Oiga qué le pasa! ¡Acaso le parece normal asustar de esa manera a las personas! – Jimin sostenía su pecho sintiendo que dolía, necesitando un momento para recomponerse, mientras que rápidamente comenzaba a recoger el desastre.
— Lo lamento, de verdad, es solo que llevo un rato hablando y no respondía.
— Eso es porque no le escuchaba – Jimin alzó la mirada hacia la persona que casi le causa un infarto, ampliando sus ojos cuando reconoció ese rostro —. Usted... — el mencionado se detuvo de su tarea de ayudar, no sabiendo muy bien por qué de pronto era señalado con pánico —. Usted es el loco acosador de la tarde.
— No soy un acosador.
— Sí, lo es, lo vi estando de pie al otro lado de la calle, mirando hacia acá como si fuera un depravado.
— ¡No soy un acosador!
— Pero no grite, estoy a centímetros de usted, ¿qué quiere? ¿Por qué está aquí?
Taehyung tragó duro, volviendo a la tarea de recoger las flores que se habían caído reconociéndose de inmediato, eran las mismas que Jungkook había comprado en la mañana y que se había tomado el tiempo de mencionar que eran preciosas, de sus favoritas para los ramos.
Sostuvo aquellas flores con un poco de adoración, Jungkook tenía razón, se veían como unas rosas bebés, ¿esas serían sus favoritas? ¿Por eso las halago tanto?
— Oiga, si no piensa responder mis preguntas y mucho menos comprar algo tendrá que irse, además ya estamos por cerrar.
— Y-yo solo quería saber si Jungkook está aquí.
— ¿Conoce a Jungkook? – Taehyung asintió con una sonrisa de labios, comenzando a sentir que su corazón se aceleraba – ¿eres su amigo o cliente regular?
— S-soy un... amigo – ¿podía detestar tanto una palabra? Cuando se trataba de Jungkook siempre sería difícil mencionar que eran amigos.
— Ouh, en ese caso una disculpa por gritarte, pero me temo que Jungkook no está, salió hace una hora – Jimin miró su reloj, frunciendo su ceño al notar que era tarde, ¿habría tenido esa salida espontánea con su persona? – no creo que vuelva, pero qué necesitas ¿quieres un ramo para tu novia o algo?
— Bueno, me gustaría... ¿Puedes ayudarme con algo? – Jimin asintió de inmediato —. Verás, llevo un tiempo interesado en Jungkook, pero no... soy un desastre para conversar en persona, así que nunca me he atrevido a verlo y hoy me armé de valor para hacerlo...
— Vaya suerte la tuya justo cuando Jungkook decide dejar la tienda para...
— ¿Salió para ver a esa persona? – Jimin asintió haciendo que las esperanzas de Taehyung se enterraran diez metros bajo tierra —. Lo sabía. Es tonto querer intentar algo con Jungkook cuando tiene una persona.
— Bueno, no es tonto estar enamorado y menos de Jungkook, él es... — el mayor sopesó su respuesta – ¿en serio te gusta no es verdad?
— Mucho, es una persona tan divertida, dulce, tiene esas pequeñas manías suyas de hacer caras para las fotos, escucha música todo el tiempo, no teme decir lo que le gusta, tiene esa sonrisa bonita que lo hace ver tierno cuando su nariz se arruga.
Taehyung tenía una mirada triste, parecía que en cualquier momento lloraría, mordiendo su labio inferior para evitar que el temblor en este se hiciera más notable.
Jimin se sintió un tanto culpable porque de no ser por él y su insistencia Jungkook estaría en la tienda, tendría este bonito encuentro, posiblemente la persona frente a él tenía mejores intenciones que ese inconsciente que quiso alejar a su Jungkookie mencionando que sería mejor alejarse y quedarse como amigos.
Aún le hervía la sangre de solo recordar la desilusión en los bonitos ojos del menor, quien con un puchero pronunciado se culpaba de ese momento en el que casi se le declara a la persona con la que llevaba hablando desde hacía meses.
Recordaba ese fin de semana donde pasaron comiendo helado, escuchando música, emborrachándose un poco hasta que el susodicho hizo su aparición el lunes por la mañana, ilusionando de nuevo a Jungkook con sus mensajes amables.
— Oye, no pongas esa cara, sé que parece imposible, pero la persona de Jungkook no es la gran cosa, te puedo asegurar que no tardará en llamar o aparecer por aquí.
— ¿De verdad? ¿Crees que regrese pronto? ¿Crees que yo... pueda tener una oportunidad?
— No lo sé, eso depende de él – el mayor estaba en una enorme encrucijada, porque la persona frente a él se veía verdaderamente enamorado de Jungkook, ¿por qué ese niño inconsciente no veía esto? – aunque es un poco tarde, ya habría regresado de ser así.
— Comprendo, quizá sea tarde para mí, gracias...
— Espera – Jimin tomó la mano de Taehyung, mientras que ambos se colocaban de pie – si de verdad te interesa conquistar a Jungkook, quizá yo pueda ayudar.
— ¿De verdad?
— Sí.
— Gracias – Taehyung abrazó de inmediato a Jimin no sabiendo contener su emoción – no sabes lo mucho que aprecio esto.
— Oye es demasiada emoción, guárdala para Jungkook, ¿de acuerdo? – el agarre en el pequeño cuerpo de Jimin se fue relajando mientras que se alejaba de él.
— Lamento lo del abrazo y también el desastre de las rosas inglesas.
— No te preocupes por las rosas, soy Park Jimin, el gusto es mío, y aún más de ser el responsable de ayudarte en tu Declaración de amor con mi Jungkookie.
Ambos sonrieron estrechando sus manos para luego volver a la tarea de limpiar el mientras que Taehyung decía, con detalle, todas las veces que había intentado acercarse a Jungkook, no sabiendo muy bien cómo conquistar el corazón contrario. Jimin pensó en una solución rápida que fue completamente aceptada.
El talento de Jimin para crear pequeños ramos no se asimilaba al de Jungkook, pero era un trabajo muy bueno a decir verdad, Taehyung mismo halagó lo que había creado, tomando como referencia uno de los estilos que tanto adoraba hacer el menor, porque de tantas veces que se lo había mostrado en sus distintos arreglos asumía que debía ser de sus predilectos.
Taehyung terminó de escribir la pequeña nota que iría en el ramo, sintiéndose un poco nervioso porque sería la primera vez para él haciendo algo como eso. Una vez satisfecho hizo unos dobleces en el papel y lo colocó en el medio de las bonitas rosas inglesas de color rosa pálido.
— Promete que no le dirás que fui yo.
— Ustedes los románticos haciéndose los interesantes, está bien, no le diré nada a Jungkook, pero tú tienes que darle pistas que fuiste tú quien le dejó las flores.
— Okay.
Una despedida corta bastó para que Taehyung por fin dejara la floristería, dejando a Jimin con una enorme sonrisa, ese chico se veía decidido, se dio un pequeño golpe mental al haber caído en la trampa de no saber el nombre, porque ni siquiera se lo preguntó. Al menos cuando el menor regresara no podría sacarle información de su amante anónimo, quien era demasiado tierno, solo le faltaba tener valor para conquistar a Jungkook.
La puerta de la tienda se escuchó de nuevo siendo abierta, dejando muy confundido a Jimin quien buscó con la mirada quién era el intruso, teniendo a la vista a un muy sonrojado Jungkook, mordía sus labios y sonreía como si fuera un niño.
— Hyung.
— Aquí – Jimin salió del taller de Jungkook, terminando de guardar todas las herramientas utilizadas. El menor se veía feliz, esto le destrozaría el corazón a aquel chico, una encrucijada muy complicada para el mayor, pues no sabía si sonreír por la felicidad ajena o sentir pena – pensé que no regresarías. Veo que le entregaste el ramo.
— Bueno, no lo encontré en su trabajo, se lo dejé a su mejor amigo, bueno, no estoy muy seguro que sea tan cercano a él – balbuceó un poco porque aquel chico había dicho que le conocía, incluso mencionó el piso en el que trabajaba, así que Jungkook no creyó mala idea dejar su sorpresa con él.
— Ni siquiera sabes si lo dejaste a la persona correcta, ¿seguro que conoce a tu persona?
— Sí, él dijo que no lo había visto desde el almuerzo, pero me prometió que se lo entregaría.
— Jungkook.
— Lo prometió, dijo que lo vería y se lo entregaría.
— Sabes, si yo fuera tú no estaría detrás de alguien que te ignora, por qué mejor no pones tu atención en alguien que de verdad muestra interés en ti – Jimin acercó el ramo de rosas inglesas para entregársela al menor quien lo veía con confusión – vino alguien y pidió esto.
— ¿Para mí?
— No para mí. Por supuesto que es para ti, y tiene una nota – señaló el papel – no olvides leer la nota, quiero saber lo que dice.
El menor tomó entre sus brazos el ramo, aspirando el aroma para luego tomar con delicadeza la nota, extendiéndola, paseando su vista sobre cada letra, provocándole un sonrojo en las mejillas por tan bonitas palabras.
"Tardé mucho en comprender
que las personas son temporales.
Un día todo está bien, Un día
dejan de estar y se convierten en un
nunca más...
¿Puedes por favor quedarte un poco más?"
Jimin sonrió amplio, alzando las cejas, ignorando cualquier pregunta sobre el enamorado misterioso del menor, repitiendo una y otra vez que él no diría nada hasta que Jungkook lo descubriera. La única pista que le permitió saber fue el hecho de que ya lo conocía, cosa que dejó más que confundido al menor, ¿quién era su pretendiente?
Esa misma noche, mientras que ambos se encontraban en sus respectivas camas, listos para dormir, dejando los últimos mensajes en cierto chat, no pudieron evitar suspirar de la misma manera, porque tanto Jungkook como Taehyung habían recibido un ramo de flores con un detalle romántico.
Existía alguien ahí afuera que se estaba presentando como su próximo pretendiente y ambos no podían dejar de aferrarse a la idea de que quizá y solo quizá fuera el contrario, conquistándolo de manera secreta.
Taehyung borró unas cinco veces la pregunta sobre si le agradaron las flores, mientras que Jungkook borró tres veces más su mensaje al querer cuestionar si aquel amigo había entregado el ramo.
No tuvieron valor de ser directos, por el temor de lastimar al otro mencionando que habían recibido algo ese mismo día, querían guardar las esperanzas y tal vez no querían lastimar al otro al decir que estaban siendo pretendidos por un enamorado anónimo.
J_Kookie
¿Podemos hacer una llamada?
VnTae
¿Tan rápido irás a dormir?
J_Kookie
¿Podemos?
No tuvo que insistir más en aquello porque pronto tenía la llamada entrante de Taehyung, con una sonrisa enorme e intentando acomodar mejor su cabello se permitió tardar unos cuantos tonos hasta responder la llamada.
— Hola.
—Hola, pensé que nuestros saludos monosílabos habían quedado atrás – mencionó el mayor sonriendo a la pantalla del teléfono al ver lo sonrojado que se encontraba Jungkook.
— Bueno, cómo quieres que te responda, no conozco otra manera de contestar una llamada – Jungkook se paseó por su habitación, con el teléfono en la mano, porque sí, la emoción le ganó tanto que terminó levantándose de su cama.
— Puede ser algo como, Hola hyungie.
— Y que tal no eres tú quien llama.
— ¿Por qué no sería yo?
— No lo sé, es solo pensar un poco en la situación, ya sabes que un día no seas tú y me llamen y yo responda de esa manera sería extraño – el mayor sonrió amplio, haciendo que Jungkook suspirara apenas, se veía tan guapo con el pelo desaliñado, recién lavado y con un poco de humedad en las puntas – ves, admítelo tengo razón.
— Pero estamos hablando por videollamada Jungkook, verás mi rostro.
— De acuerdo, tú ganas esta discusión – Taehyung sonrió, asintiendo satisfecho, pronto sintiendo un poco de ansia al ver el ramo detrás de Jungkook, lo había llevado a su casa, incluso estaba en su habitación – ¿qué ocurre?
Fue fácil notar hacia donde estaba dirigida la mirada fija del mayor a través de la pantalla, Jungkook cambió de dirección la cámara, regresando a su cama, no dándole tiempo de hablar a Taehyung.
— ¿Pasó algo interesante que quieras comentar hoy? – lo había, definitivamente estaba el tema de cierto ramo de flores, las cuales uno de los chicos de mensajería le había dejado en su escritorio, sin un nombre ni nada.
De hecho, se volvió paranoico porque, por una parte, estaba aferrado a la idea de que fuera Jungkook quien le llevó eso y, por otra parte, demasiadas chicas actuaban extraño preguntando sobre el ramo.
— Tuve una reunión después del almuerzo, me mantuve ocupado, presenté un informe y luego de eso salí por un café – eso resumía muy bien, una parte de su tarde ahora debía ser sutil para preguntar – qué me dices tú, ¿algo qué comentar?
— Ouh, pues Jimin hyung vino desde Busan para vivir conmigo y ayudarme en la tienda. ¿Recuerdas que dije que estaría ausente? – Taehyung murmuró una afirmación – bien es porque él estaría aquí por una semana, pero tal parece que no será así.
— ¿Solo eso?
— Sí.
— ¿No hiciste nada más? – Jungkook mordió su labio inferior negando, haciendo que el corazón de Taehyung doliera, solo un poco. El bostezo de Jungkook le indicaba que era hora de dormir, conmoviendo el pobre corazón del mayor al verlo hacer ese gesto tan bonito, era un simple bostezo, pero él lo veía como un conejito haciendo lo mismo – parece que fue un día normal. Debes estar agotado.
— Lo estoy, ¿podemos ir a dormir juntos?
— Por supuesto que sí.
Era una rutina agradable el quedarse en la llamada hasta que uno de los dos cayera rendido en un sueño profundo, en ocasiones primero caía uno u otro, y otras muy esporádicas lo hacían ambos.
Se observaron a través de la pantalla, sonriéndose, esperando el momento en el que el sueño los venciera para así cada uno soñar con el otro, porque ese era el único lugar que compartían, donde podían fantasear que eran correspondidos sus sentimientos.
Tres treinta de la mañana y ese mismo día Jimin comenzaba a odiar la idea de ayudar a Jungkook con la tienda, ¿por qué le dijo que estaba bien el que le mostrara la compra de las flores?
El menor iba de aquí allá, preparando un batido de proteínas, un poco de café y fruta para el camino, mientras que Jimin aún estaba con las cobijas encima, doliéndole la cabeza de solo notar la energía que emanaba del menor, ¿cómo podía estar despierto tan temprano sin morir en el intento?
De pronto el sonido de una llamada entrante hizo que Jimin frunciera aún más su ceño, era el teléfono de Jungkook y el destinatario no explicaba mucho a decir verdad.
— Te está llamando un tal V algo...
— Es él – prácticamente le arrebató el aparato a Jimin que apenas lo sostenía, el mayor se envolvió de nuevo entre el cobertor que cargaba encima y se quedó esperando – ¿Hola?
— Buenos días, hermoso – qué le había dicho la otra persona a Jungkook para que de pronto sonriera como si fuera un tonto con las mejillas sonrojadas.
— Buenos días para ti hyungie.
¿Qué carajos? ¿Acaso Jungkook se estaba comportando de manera tierna? Jimin tomó su taza de café, vertiendo algunos hielos, tomando asiento en el sofá del apartamento mientras no perdía de vista el actuar contrario. Mierda, si quería ayudar a aquel hombre estaría muy difícil robarle el puesto a ese ser que le robaba sonrisas a Jungkook.
— Aún no me has mostrado las flores de esta mañana, ¿sucedió algo? – Taehyung al otro lado de la línea intentaba sonar lo más tranquilo posible, aunque sus uñas no pensaban de la misma manera.
— Es temprano, todavía no salgo para allá, ¿tú qué haces despierto a esta hora?
— Hoy decidí que saldría más temprano a hacer un poco de ejercicio.
Jungkook sabía muy bien la rutina de Taehyung, siempre se despertaría, le daría los buenos días y él comenzaría a dar algunas vueltas por aquel sitio donde decía hacer ejercicio, se cansaría, enviaría algunas fotos de él sentado en alguna banca y ahí se quedaría hasta regresar a casa a dormir.
Le parecía adorable que hiciera todo aquello por acompañarle de cierta manera, ya había pensado en invitarlo para comprar las flores, pero sería involucrarse demasiado cuando el mayor le dejó en claro que serían amigos. Odiaba esa palabra, porque Taehyung no solo era su amigo, quizá de palabra, mas no verdaderamente.
Eso mismo era su razón para declararle su amor, estaba cansado de fingir que no quería algo con Taehyung, pero este no se daba cuenta de nada, ni una sola indirecta y las directas parecían hacerlo entrar en pánico. De ahí el porqué ahora pasaba a la confrontación.
— Jungkookie, se te hará tarde para ir por las flores.
— Sí, claro y a ti para ir a correr. ¿Irás al mismo lugar de siempre?
— Sí, y tú comparas en el mismo lugar.
— Sí.
— Okay, espero mis fotos de las flores que compraras.
— Y yo la usual foto de ti todo cansado.
El menor cortó la llamada, sintiendo sus mejillas calientes, su corazón latiendo con frenesí y al mirar a Jimin, este supo que le pediría algo, los ojos cristalinos, el que mordiera de forma tan insistente su labio inferior y frotara sus manos constantemente le dejó más que claro eso.
— Hyung – le llamó de manera melodiosa, acercándose a la cobija que se hacía pasar por un muy malhumorado Jimin hyung, con su ceño fruncido y con su café humeante – recuerdas que prometiste aprender a comprar todas las flores.
— ¿Qué es lo que insinúas? – comentó de manera tosca, refregando su rostro con la cobija, alzando la mirada hacia el menor que tenía un puchero pronunciado junto con esos ojos. Oh, no, no de nuevo – ¡No! Me niego a participar de esto, es muy temprano.
— Por favor...
— Me niego.
— Solo por esta vez.
— Sabes muy bien que no es cierto, me harás ir solo a ese mercado de flores para que te encuentres con el tipo, ese que solo mete excusas para nunca verte, ¿por qué insistes tanto Jungkook-ah?
— Él es importante, no quiere lastimarme, es solo que...
El mayor se cruzó de brazos dejando caer por fin la cobija sobre el sofá, no quitando la expresión de enojo, mientras que Jungkook poco a poco decaía un poco más cuando no tuvo una forma de defender a Taehyung. Jimin tomó la esquina de la cobija y la extendió de tal manera que lo invitaba a estar con él, cosa que el menor aceptó.
— Jungkook-ah eres demasiado bueno para personas que no piensan en tus bonitos sentimientos – el menor se abrazó aún más al mayor, frotando su rostro contra el hombro ajeno, encogiéndose ahí – no quiero que te lastime un loco sin sentimientos.
— Prometo que no es así, hyung.
— No comprendo cómo puedes estar tan ciego – Jimin siguió frotando la espalda del menor mientras este se relajaba, sintiéndose bien las caricias que dejaba el mayor en sus mechones color miel – ¿qué pasa con el hombre que te dejó el ramo ayer?
— Ni siquiera sé quién es, ¿no te dijo su nombre?
— Insistió que te conoce y me suplicó que no mencionara quién era. Parece una buena persona y no debería decir esto, pero estaba dolido de saber que corriste detrás de otro cuando él está ahí con tu nombre tatuado en su corazón.
Jungkook sorbió un poco su nariz, sonriendo y riendo de inmediato por lo que escuchaba, era divertido escuchar como ese ser secreto se había ganado a su hyung en una tarde, ¿quién podría ser? En su mente solo podía existir el nombre de una persona así de mágica. Taehyung, pero era imposible que fuera él ¿cierto?
— Bien haremos algo, yo iré al mercado y tú ve a juntarte con ese hombre, pero escúchame bien – le amenazó señalándolo con su dedo y picando unas cuantas veces el pecho del menor – si esta vez te deja plantado, te olvidas de él. Dale una oportunidad al chico de las flores.
— Está bien.
Fácil era decir eso, lo que sería difícil era el hecho de llevarlo a cabo, muchas veces intentó dejar de hablar con Taehyung, pero no podía, bastaba con un mensaje, escuchar su voz o con una simple señal de vida, era suficiente para que Jungkook sintiera sus mejillas sonrojándose y teniendo la más tonta de las sonrisas.
Sin embargo, todo aquello no se lo diría a su hyung, quien se adentró a la habitación mencionando que debería dejarle una lista de lo que tendría que comprar, cosa que el menor no se negó, tomando un cuaderno de anotaciones donde enlistó todo lo que necesitaba, no era mucho, ya que siempre trataba de comprar lo necesario, esmerándose por tener las flores más frescas.
Se abrigó mucho mejor con una bufanda, sus guantes, tomó un paraguas y salió con prisa del apartamento después de una breve despedida. El aliento se le hacía vaho mientras caminaba, sintiendo el ansia, apoderándose de él.
Sacó su teléfono verificando si Taehyung ya había enviado la foto usual del mayor con su mejor cara de agotamiento, se sorprendió a sí mismo haciendo un puchero pronunciado al no encontrar nada. ¿Aún era muy temprano? No, no lo era, estaba justo a tiempo, así que sin dar más pensamiento siguió su camino, tomando el autobús que lo dejaría específicamente en el lugar.
El viaje tomó unos veinte minutos, dejándolo en el desolador parque donde tantas veces mencionó Taehyung que llegaba a correr. Una vez más sacó su teléfono buscando en su galería las fotografías del lugar, esperando no equivocarse, pero ahí estaba todo.
Las bancas, el árbol favorito donde solía dejarse caer el mayor, las pequeñas galerías donde estaban unas cuantas mesas donde Taehyung tantas veces le decía que sería perfecto para una cita por la tarde, los juegos de los niños que parecían muy tristes sin nadie utilizándolos. Todo estaba ahí, excepto por algo.
Taehyung no se encontraba ahí, no había una sola alma en el lugar, solo él, se negaba a creer las palabras de su hyung mencionando que Taehyung fuera una clase de persona egoísta que no buscaba nada serio.
¿Por qué era tan encantador si no quería algo serio? ¿Acaso solo jugaba con él? ¿Por qué tenía tantos detalles si solo era un juego esa relación de amistad? ¿Debía esperar o marcharse para ir con su hyung? La parada de autobuses estaba a unos cuantos pasos, no tardó mucho en llegar, dudando de si quedarse un rato más o no.
Mientras que Jungkook intentaba darle una última oportunidad a Taehyung para no decepcionarlo, obligando a su necio corazón a no soltar el bonito cariño que le tenía a su mayor, cierto Kim Taehyung sentía que el frío en los pulmones le quemaba el pecho, la cara, las manos todo estaba completamente congelado.
Sus pasos no dejaron que perdiera de vista su objetivo, sonrió ni bien miró el lugar, notó que la hora era más que exacta y con una sonrisa más amplia comenzó a andar de manera tranquila, intentando regular su respiración.
Veía a todos lados como si fuera un paranoico, pero solo era nerviosismo, extrañamente había muchas personas, más de las que esperaba ver en el sitio. Inhaló profundo y siguió adelante, de pronto en su campo visual vio una chaqueta muy conocida para él, la había visto tantas veces en fotografía que no podía equivocarse.
Sus manos temblaron no por el frío, sino por la anticipación, estaba de espaldas, acuclillado mientras veía algunas flores azules, a su lado tenía algunas bases para plantas, recordaba que Jungkook les decía guías por su función.
Tragó duro y con un leve toque en el hombro ajeno esperó que fuera suficiente para hacer que regresara la mirada hacia él. El sobresalto contrario lo hizo dar un paso atrás cuando notó que la reacción de aquella persona fue tomar la estructura a su lado para usarla como arma para defenderse, la lentitud con la que giró fue angustiante para Taehyung.
El rostro que vio lo descolocó y aún más cuando el otro lo amenazó con la estructura en sus manos, antes de reaccionar y reparar en la persona que tenía frente a él.
— Qué mierda, ¿tú de nuevo? ¿Qué haces aquí?
— Y-yo – Taehyung no supo qué decir, estaba decepcionado de ver a Jimin con la chaqueta de Jungkook, no se había equivocado en reconocer la prenda, pero sí lo hizo en la persona que la portaba – lamento, el susto. Otra vez.
— Acaso tienes el pasatiempo de asustar a pobres floristas – Jimin se sostuvo el pecho de manera dramática – ¿qué haces aquí?
— Buscando a Jungkook.
— Sabes comienzo a sospechar que tienes alguna especie de mala suerte porque de nuevo no está aquí.
— Pero él dijo que estaría aquí.
— Bueno, cambió de idea a último momento, no dijo a donde iría si es lo que preguntaras – la decepción se reflejó en el rostro ajeno – descuida, lo amenace diciendo que si de nuevo lo defraudaba debía volver y que tendría que darte una oportunidad, no al idiota, ese que le rompe el corazón.
— ¿Por qué dijiste algo como eso?
— Porque quiero ayudar a mi amigo a estar con una persona que de verdad le demuestra que lo quiere y se levanta a las putas cuatro de la mañana para venir por él aquí.
La sonrisa de Taehyung escondió el dolor de no encontrar de nuevo a su chico bonito de cabello miel, aún recordaba el día en el que Jungkook le pidió su ayuda para escoger su nuevo color, se sintió verdaderamente especial. Ese era el efecto del menor y es que siempre lo estaba incluyendo en sus decisiones.
Pedía su opinión sobre las flores, arreglos de flores, ramos espontáneos donde le mencionaba que eran dedicados a él, pero tan pronto como Taehyung le pedía que lo guardara para recogerlo en la tienda, con la simple excusa de verlo claro está, siempre el menor mencionaría que ya se había vendido.
Joder, de verdad se había encariñado, le dolía mucho que Jungkook persiguiera y mendigara amor donde no era bien recibido cuando él mismo estaba dispuesto a entregarle todo su corazón.
— ¿Qué te parece si lo sorprendes en la tienda? – mencionó Jimin después de algunos minutos de pensar una solución – le diré que tiene que llegar rápido porque hubo un problema, sé que no tardará en estar ahí mismo si digo algo como eso.
— ¿Crees que eso funcione?
— Confía en mí.
Taehyung sonrió satisfecho con aquello, no negándose a ayudar a Jimin para comprar flores, sorprendiendo al otro cuando lo escuchaba hablar de los tipos diferentes de follajes, las temporadas de cada una de las distintas especies y alardeando que todo eso lo conocía gracias a Jungkook.
Con una simple llamada fue suficiente para que el menor aceptara apresurarse en llegar, poniendo verdaderamente ansioso a Taehyung.
Estacionaron el auto frente al restaurante al otro lado de la calle, donde normalmente asistía a su horario de almuerzo, encontrando a Yoongi abriendo el lugar, con una mala cara, un café en su mano y su ceño fruncido.
— ¿No es muy temprano para acosar al pobre chico? – murmuró el mesero al ver que Taehyung se bajaba del auto, acompañado del mismo chico que llegó la tarde anterior con el florista.
— Es un poco temprano para recibir tu mal humor, ¿por qué estás aquí?
— Tengo trabajo y hoy hago inventario antes de abrir, ¿quieren que les prepare un poco de comida?
— Sí, muero de hambre – Jimin fue el primero en ingresar al lugar casi corriendo y haciendo a un lado a Yoongi quien alzó su ceja, teniendo una interrogante en el rostro.
— Larga historia.
Taehyung se adentró, frotando sus manos intentando tomar un poco de calor, mientras que Jimin ya se encontraba sentado en la barra cerca del mostrador, balanceándose en círculos sobre el banco alto.
— Jungkookie dice que ama tu comida, en especial ahora por las mañanas, eres el único que abre a esta hora.
— Así que Jungkook es el nombre de tu chico – mencionó Yoongi desde adentro de la cocina, cuestionando a Taehyung, quien solo murmuró una respuesta – él viene todos los días por el mismo desayuno, es muy parecido a ti señor acosador.
— Ya dije que no soy un acosador.
— Sabía que no era el único que pensaba que eras un acosador – mencionó divertido Jimin, cubriendo su boca al reír tan fuerte, provocando que sus movimientos lo hicieran caer de su asiento – estoy bien.
Yoongi sonrió de lado, le parecía divertido ese chico, un tanto parlanchín, pero no molesto. Terminó de preparar los sándwiches de ambos y uno más, el cual empacó perfectamente, agregó la tan conocida leche de banana, un pastelillo de mora y con eso concluyó con su primera orden del día.
— Toma, esto es para ustedes – mencionó el mesero, extendiendo dos paquetes sobre la barra – ¿te gusta algún pastel en especial?
— Ninguno en especial – dijo sin más Jimin notando de inmediato el intento de coqueteo, Yoongi entrecerró sus ojos – ¿qué me recomendarías?
La sonrisa ladina de Yoongi hizo sonreír a Jimin quien alzó ambas cejas, sonrojando al otro de inmediato, quien evitó seguir la conversación, dirigiéndose a la vitrina de pasteles, escogiendo un sencillo pie de queso con frutas encima, colocándolo en su respectivo recipiente para llevar y luego empacándolo.
— No me dirás qué colocaste.
— Lo descubrirás cuando lo veas, veremos si es de tu agrado.
— Y si no lo es...
Yoongi miró a un lado mientras reía bajo, no ocultando que de verdad aquel chico era algo diferente a todo lo que conocía.
— Descuida, hay demasiados postres que puedes probar hasta encontrar el que sea de tu agrado.
Taehyung observaba la escena extraña de esos dos coqueteándose, solo esperando no verse así de patético cuando, enfrentara a Jungkook, quien por fin daba muestras de vida en su chat con una fotografía de él mismo con un puchero pronunciado, sus ojos estaban brillosos como si hubieras estado a punto de llorar.
J_Kookie
Estoy muy molesto contigo.
VnTae
¿Por qué? :c
J_Kookie
Rompiste tu promesa, no tengo una fotografía tuya... :/
VnTae
Yo tampoco tengo una tuya mostrando tus flores, estamos a mano.
J_Kookie
Eres malo, yo tengo una razón.
VnTae
¿Cuál?
Taehyung sentía picar la yema de sus dedos sobre las letras para reclamarle sobre dejar a Jimin solo en el mercado de flores para él ir por un encuentro tonto, ¿quién estaría despierto a las cuatro de la mañana? Obviándolo a él por supuesto.
J_Kookie
No puedo decirte.
¿Cuál es tu excusa?
VnTae
Quería cambiar un poco la rutina y terminé sorprendiéndome con lo que encontré.
J_Kookie
Ouh.
Yo también me llevé una sorpresa hoy.
VnTae
¿En serio?
J_Kookie
Sí...
VnTae
¿Me dirás?
J_Kookie
Sí.
Por la noche tengo algo que quiero hablar contigo.
VnTae
¿Por qué no ahora?
J_Kookie
Tengo que solucionar algo en la tienda y creo que me tomará todo el día, es mejor hablar tranquilos por la noche, ¿sí?
VnTae
Está bien, Jungkookie, esperaré tu llamada.
Te quiero.
J_Kookie
También te quiero, hyung.
Las esperanzas de Taehyung se hacían más fuertes, con el correr de los segundos mientras más veía el último mensaje del menor, no poniendo atención en su ansia de la supuesta llamada por la noche.
¿Reaccionaría bien si lo veía en la floristería? Jimin ya se encontraba arreglando las cosas dentro del lugar, no abriría hasta las ocho de la mañana, así que era tiempo suficiente para dejar todo en orden.
— Jimin, puedes por favor ayudarme con algo.
— ¿Qué cosas?
— Quiero otro ramo de flores, por favor.
— Así que será hoy la declaración de amor, de acuerdo, haré mi mejor trabajo, no olvides la comida, si está triste siempre le gusta tener algo para comer, tiene cierto gusto por calmar la tristeza y llenar el vacío con comida.
Taehyung se sintió ansioso, estaba por suceder, apenas eran las seis treinta de la mañana, Jimin había hecho su mejor esfuerzo para crear el arreglo más bonito que podía.
El sonido de las llaves en la puerta alertó a ambos, Jungkook se encontraba ahí, Taehyung tomó el ramo entre sus manos temblorosas, mientras que Jimin lo empujaba hacia otro lugar de la tienda, donde estaban el resto de flores, ocultándolo muy bien.
El menor entró a su amada tienda, donde el aroma de las flores lo recibió, pero no solo eso, las luces tenues también estaban encendidas, esas que solo encendía por la tarde para crear un ambiente romántico, con la mirada buscó a Jimin, no encontrándolo detrás del mostrador.
— ¿Hyung? – Jungkook entró a la parte de su taller para dejar sus cosas ahí, no teniendo éxito al buscar a Jimin – ¡Hyung!
Avanzó por la tienda que estaba extrañamente silenciosa, siguió avanzando hasta encontrar las flores frescas que compró su hyung, cosa que le extrañó porque la persona que siempre le ayudaba a transportar todo eso no le avisó de su llegada.
— Jimin hyung, ¿en dónde estás? – de pronto un estremecimiento lo invadió, sintiendo una corriente extraña en toda la espalda, podía sentir que alguien estaba detrás de él, escuchó el sonido de papel siendo apretado, se giró lentamente, el pecho le dolió, la garganta casi se le cerró haciéndolo sentir que el aire le faltaba – T-Taehyung.
— H-hola Jungkookie – los ojos del menor se llenaron de lágrimas, completamente sorprendido por tener frente a frente al hombre con el que noche tras noche soñaba teniendo ese encuentro – espero no ser inoportuno.
— Por supuesto que no.
— Estas son para ti – le extendió el ramo, era precioso, con rosas blancas pequeñas, acompañadas de varias margaritas y follaje – espero te guste.
— Me encanta – Jungkook tomó las flores, sintiendo el choque eléctrico en aquel toque que apenas rozó sus dedos, abrazando el ramo como si fuera una ilusión que debía resguardar, invadiéndose las fosas nasales con el aroma delicado – de verdad esto es una gran sorpresa.
— Jungkookie... — el mayor se acercó aún más al menor, que estaba más que abierto a la cercanía, no parecía estar resistiéndose al encuentro, al contrario, se veía radiante, a punto de llorar – perdóname por lo que haré.
El mayor acunó las mejillas ajenas, estaban demasiado frías, un poco húmedas, haciéndole saber que esos ojos vidriosos, si habían soltado algunas lágrimas por quien se que fuera el maldito que robaba suspiros a su Jungkookie y le hacía sentir dolor al mendigar amor.
Se acercó tanto que el ramo de flores se aplastó entre ambos cuerpos, sus miradas se conectaron, brillando con anhelo, aun sin poder creerse que el encuentro anhelado estaba sucediendo, ahí estaban uno frente al otro, sintiendo el tacto ajeno sobre la piel.
Taehyung no dudó más, llevó sus labios tan cerca de los contrarios que apenas y los rozó, comenzando a moverlos con cuidado, lento, esperando una respuesta de su menor, quien duró unos segundos en reaccionar, pero tomando muy bien los besos.
Cada encuentro era más dulce, más real, les hacía cosquillas en la piel. Se sintió muy bien aquel encuentro, Jungkook se sentía como en las nubes, mientras que Taehyung se negaba a soltar al chico hermoso porque no quería que el sueño terminará.
— Lo siento – susurró Taehyung sin dejar de dar castos besos en los labios ajenos, las lágrimas de Jungkook no se hicieron esperar y el mayor se encargó de besar cada recorrido de las mismas – lo lamento de verdad.
— ¿Por qué te disculpas así?
— Por se un idiota, por arrepentirme miles de veces a encontrarnos, por no cruzar la maldita calle en cada hora de almuerzo.
— ¿Uh?
— Cada día tomaba el almuerzo en la cafetería de enfrente solo para verte y quizá en mi poco valor, levantar mi trasero de la silla y cruzar hasta aquí. Soy un tonto Jungkookie, un completo estúpido por desaprovechar y perder el tiempo.
— Sh, calla, estás aquí – Jungkook acunó el rostro ajeno con una de sus manos sin dejar de aferrar su agarre en el arreglo de flores – lo que importa es que ahora te encuentras aquí.
— Pero es incorrecto, ¿verdad?
— No lo es – el menor dejó un beso más en los labios de Taehyung – es completamente perfecto, es todo lo que quería.
— ¿De verdad? – una afirmación murmurada hizo que el pecho de Taehyung se sintiera menos pesado – entonces, terminaste con ese hombre que tenía toda tu atención.
— No – el ceño fruncido del mayor fue divertido de ver, aunque la media sonrisa de Jungkook se borró un poco cuando notó el amago que hizo Taehyung al alejarse – tú eres mi hombre especial que tiene toda mi atención.
— ¿Yo?
— ¿Quién pensabas que era?
— ¿Otro?
— Tonto, me refería a ti, todo este tiempo fuiste tú. Ayer incluso fui a buscarte a tu trabajo, quería declararme porque nunca diste el primer paso, pero no te encontré, así que te dejé...
— El ramo de flores fuiste tú.
— Sí.
— Quiere decir que tú... y yo...
Taehyung comenzó a reír poco a poco al caer en cuenta del tonto enredo en el que estaban metidos, se alejó dos pasos de Jungkook, quien lo veía incrédulo y un poco disgustado al escuchar la risa contraria sin comprender.
El ramo de flores fue arrebatado de las manos del menor, quien no procesó el segundo en el que de nuevo sus labios eran unidos con los otros.
— Jungkookie... mi hermoso Jungkookie.
— ¿Qué sucede? ¿Por qué ríes como loco?
— ¿Ayer recibiste un ramo de flores con una nota?
— ¿Cómo... sabes...? – Jungkook jadeó sorprendido de lo que aquello significaba – entonces tú...
— Sí, hermoso – asintió frenéticamente, no dejando paso a la duda, interrumpiendo a Jungkook cuando este intentó hablar de nuevo – ¿Dónde fuiste esta mañana?
— Al parque donde siempre corres.
— Yo fui al mercado de flores – las lágrimas del menor se hicieron aún más incontrolables, teniendo a Taehyung consolándolo, aferrándolo a su cuerpo, donde se sintió bien y protegido.
— Eres un tonto, pensé que alguien más estaba tratando de enamorarme con las flores, ¿por qué no le dijiste a hyung que fuiste tú?
— Porque soy un estúpido cobarde, mi hermoso – dejó un beso más en el cabello ajeno y olía exactamente como siempre lo imagino o quizá como siempre lo supo. Jungkook le había mencionado el tipo de shampoo que usaba, la curiosidad le ganó hasta hacerlo buscar ese producto, pero el aroma proveniente de su menor era mucho mejor – quería sorprenderte hoy mismo porque anoche pude ver en la llamada que tenías las flores en tu habitación, pero no mencionaste nada.
— No quería lastimarte diciendo que alguien me pretendía.
— Me engañas a mí, conmigo mismo – la risa no se hizo esperar, al igual que el reencuentro de sus labios dejando besos delicados.
— Oye, acabas de mentirme en la cara, no puedo engañarte a ti, porque no somos nada.
— Cierto.
Taehyung tomó la mano de Jungkook, llevándolo hasta el mostrador del lugar donde tomó el paquete con comida, la mirada del menor fue divertida al momento de tomar lo que el mayor le entregaba, notando el pequeño sobre pegado.
— Te comenzaré a cobrar por utilizar mis sobres y papel decorado.
— No tengo problema con ello, ahora lee.
"No soy un ser valiente, es más, seré el peor cobarde que conozcas,
pero quiero que seas mi último intento de mi persona especial,
hemos pasado meses compartiendo todo y al mismo tiempo nada,
fui egoísta y nos privé de tiempo, solo pido una oportunidad.
Déjame quedarme a tu lado..."
— Lo escribí, pensando que te había perdido, pero resulta que solo estabas enamorado de la versión charlatana de mí, esa que estaba detrás de mensajes y llamadas.
— De verdad eres el hombre más valiente que he conocido – Taehyung ladeó la cabeza al no comprender – también eres el más tonto porque no necesitas pedir quedarte, yo te dejé entrar en mi vida desde que le di aceptar mi match.
— Entonces, me dejarías ser algo más que tu match perfecto.
— Tú ya eres mi match perfecto, Taehyung hyung.
Jungkook rodeó el cuello ajeno, colocándose a penas de puntas, dejando de lado el paquete con comida, besando de nuevo al mayor, quien no se privó de seguir el beso, comenzaba a hacerse adicto a eso, no podría dejar de hacerlo de ahora en adelante.
Un ruido de emoción se escuchó fuera la floristería, haciendo que ambos vieran hacia la ventana donde encontraron a un muy emocionado Jimin, sacudiendo a Yoongi quien le había acompañado todo ese tiempo para saber si había resultado, dejándolo sorprendido cuando Jimin lo beso.
— Ese es mi Jungkookie – gritó aún más alto, siguiendo con su festejo en un tonto baile, dejando más que sonrojado al menor y a cierto mesero que no salía del trance en el que aquel beso lo dejó.
— Me parece que también está feliz por nosotros – murmuró Taehyung, juntando frentes con Jungkook, dejándose llevar en aquel cálido momento.
— Te pateará el trasero cuando se entere de que tú eras el idiota que me dejaba plantado.
— Lo merezco, ¿me darás besos después de sus golpes?
— Todos los que quieras, hyung.
La alarma del teléfono de Taehyung rompió todo el romanticismo, eran las siete treinta de la mañana, debía estar camino al trabajo, qué afortunado era de estar a unas calles del edificio donde debía pasar diez tortuosas horas trabajando, que ahora serían aún peores.
El menor se abrazó a Taehyung, quien lo recibió en un fuerte abrazo, ¿por qué era tan doloroso despedirse cuando recién estaban empezando todo? Solo quería quedarse ahí, embriagarse con el aroma de las flores, escuchar a Jungkook, hablar de arreglos, listones, papeles decorativos, clientes extraños y disfrutar el resto del día a su lado.
— Es hora de irte, ¿no es así?
— Sí.
— ¿Irás vestido así?
Su vista bajó rápidamente a su vestimenta, que no era más que su ropa deportiva, zapatos para correr, no tenía su maletín con sus cosas, tampoco es como si estuviera de la manera más presentable, pero era eso o presentar una excusa tonta donde le descontarían el día y se arriesgaría a tener una sanción.
Alzó los hombros, restando importancia a lo mencionado, teniendo como recompensa un beso más en su mejilla y los dedos traviesos de Jungkook, tratando de acomodar su cabello alborotado, el cual estaba aún más esponjado que de costumbre, pues había recibido el sereno de la mañana, aire frío, luego la calefacción del auto y por último un poco de su sudor por el nerviosismo.
Sí, estaba hecho un asco y un desastre, pero era el caos más feliz en esos momentos, prefería mil veces dar una excusa por su vestimenta poco apropiada a decir que faltaría.
— ¿Quieres acompañarme hasta mi edificio?
— Claro.
Salieron de la tienda, tomados de las manos, encontrando a Jimin alzando ambas cejas, haciendo que Jungkook se sonrojara de más, escondiéndose contra el cuerpo de Taehyung, quien estaba más que seguro que esa sonrisa con la que lo veía el amigo de su hermoso florista no estaría la próxima vez que se encontraran.
Por ese breve instante decidieron que irían despacio, a su propio ritmo, no le debían cuentas a nadie más que a ellos mismos.
El camino al edificio de Taehyung fue tranquilo, sumido en un silencio agradable, lleno de caricias y una que otra risa, cuando entre miradas fugaces se observaban como si quisieran grabarse el momento, como si todo aquello fuera a terminar al segundo seguimiento para por fin darse cuenta de que no era una alucinación.
— ¿Cómo se supone que deba pasar el día ahora? – se quejó Jungkook cuando reconoció el edificio alto, anunciando la dolorosa despedida – ¿te molesta si te envió más mensajes de lo normal?
— Tengo una mejor idea, almorcemos juntos, en la cafetería, frente a la floristería.
— Eso me encantaría.
— No sabes cuanto esperé para decirte eso – la sonrisa de Jungkook fue absolutamente tierna, arrugando su nariz, haciendo que sus dientes frontales formaran una especie de adorable conejito. Taehyung no se contuvo en acunar de nuevo el rostro ajeno – Jeon Jungkook...
— ¿Sí?
— Aceptarías mi declaración de amor.
— Solo si tú también aceptas la mía.
Taehyung se sentía más que pleno con su propia declaración de amor hacia su hermoso menor, con quien ahora podía empezar una nueva historia de amor. Estaba completamente convencido que entrar en aquella aplicación fue el mejor de sus aciertos, el encontrar a Jungkook lo superó y el hecho de tomar valor para estar ahí mismo fue una de sus cimas alcanzadas.
Porque si de algo estaba convencido era que todo lo que tenía dentro de su corazón debía ser expresado, antes de que sea demasiado tarde que se consuma. Solo decir, solo sentir, tan intensamente, sin miedo al siguiente paso.
FIN
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