Tercera persona POV

La joven castaña mira expectante al patriarca, naturalmente no puede ver sus expresiones y por tanto no puede tratar de descifrar lo que esta pasando por su cabeza en ese momento, sin embargo aquel silencio hacía que un escalofrío recorriera su espalda, no sabía por qué pero, algo le decía que las cosas no saldrían bien.

El patriarca se aclara la garganta y una sonrisa ladina aparece en sus labios bajo su máscara por lo cual la joven no nota la picardía y la malicia en la expresión del peli azul.

-Esta bien caballero, accedo a tu petición, sin embargo debes saber que ese tipo de misiones no son fáciles...ni siquiera para un caballero dorado...estás dispuesta a tomar el riesgo? -pregunta detallando la expresión en el rostro de la joven.

-lo se su santidad, trataré de dar lo mejor de mí -dice con firmeza la de ojos marrones mientras seguía arrodillada frente a él.

-perfecto entonces...ahora te diré a dónde irás pero para eso necesito anunciarlo a todos los caballeros -dice como si no se tratase de nada importante mientras hacía un ademán con su mano

Ella frunce el ceño en confusión -¿Que? Por qué? -pregunta observandolo, no entendía por qué todos tenían que saber de su misión cuando nunca había sido necesario que los demás se enteraran.

-¿Me estás cuestionando? -dice con un tono autoritario que hace que a ella le tiemblen un poco las piernas.

-No...no, perdone su santidad -dice mientras agacha de nuevo la mirada aunque su curiosidad seguía a flor de piel.

-Perfecto, entonces quédate aquí, llamaremos a los caballeros -dice indicándole a una de sus doncellas que se acercara para luego susurrar algo en su oído, lo cual la castaña no pudo escuchar, posterior a esto, la doncella asiente y sale corriendo de los aposentos del patriarca mientras el camina de un lado a otro despacio y tranquilo, tal vez pueda sacar provecho de toda esta situación....

Pasados unos momentos, toda la orden dorada se encontraba frente al patriarca, las armaduras brillaban y las capas blancas caían de los fuertes hombros de cada uno de los caballeros, la joven castaña se había reunido con sus compañeros, los caballeros de plata que estaban todos reunidos tras la orden dorada.

Todos y cada uno de ellos se preguntaban el por qué de aquella repentina reunión, ¿Acaso había un enemigo al cual se deberían enfrentar? ¿Su diosa está en riesgo? ¿El santuario está en riesgo?, Estás eran algunas de las preguntas que pasaban por la cabeza de alguno de ellos.

-Bueno, supongo que todos se preguntan por qué están aquí -dice el patriarca mirando a cada uno de los dorados bajo su máscara -asi que seré breve, sé que todos recuerdan que hay un objeto perdido desde la última guerra santa verdad? -dice a lo que los caballeros recuerdan su entrenamiento y la mención de aquel objeto.

-pues siempre hemos sabido su ubicación ...el tártaro...-dice esto último con firmeza haciendo que varios susrros se escuchen entre los caballeros.

-¡Silencio! -dice el patriarca haciendo que todo el salón quede callado en un segundo -alli está el casco de Hades...el cual había sido custodiado por las ninfas hasta que fue escondido en aquel lugar para prevenir que el dios del inframundo se hiciese con el objeto -explica de manera calmada aunque las preguntas pasaban por la cabeza de cada uno de los caballeros, aún no entendían por qué estaba el hablando de eso.

El de hebras azuladas sonríe de lado al ver la confusión en sus rostros -pues verán...ninguno de ustedes ha sido lo suficientemente valiente como para ir en búsqueda de tan importante artefacto...-dice caminando frente a los caballeros mirando a cada uno de ellos hasta posarse frente al caballero de leo quién mira con sus grandes ojos verdes la máscara escarlata del patriarca.

-Hasta hoy... Caballero ______, ven aquí por favor -dice mirando fijamente la expresión del caballero de leo, sonriendo al notar como los ojos de este se abren de par en par al escuchar aquel nombre, su expresión de asombro, miedo y preocupación no tenía precio.

La joven estaba temblando, sus piernas se movían despacio mientras caminaba creando un eco por sus pequeños pasos, todo el salón estaba en completo silencio.

Ella llega y acomodándose frente a los dorados se arrodilla -Si su santidad? -dice con la mirada baja.

El patriarca sonríe al ver la expresión de Aioria y se da vuelta para posarse frente a la joven caballero -esta jovencita se ha ofrecido para ir en búsqueda de aquel artefacto, y yo como máxima autoridad del santuario, he decidido autorizar y permitir dicha petición...irás al tártaro -dice mirando a la joven notando como sus manos temblaban, ciertamente ella quería irse lejos pero no quería morir en el intento de alejarse.

-¡NO! -se escucha un grito y todos los caballeros sienten como un cosmos dorado comienza a elevarse -No la puede mandar allá, acaso está usted loco?! -dice Aioria lleno de furia y frustración.

La joven voltea a ver y nota como el joven castaño trata de liberarse del firme agarre del que lo tiene atrapado Mu de Aries y Shaka de virgo, cada uno de estos sosteniendole un brazo.

-¡Ir al tártaro es una muerte segura! Ni siquiera el mismo Hades ha logrado transpasar aquel lugar! -dice cada vez más furioso a lo que el patriarca se acerca a él de manera imponente, todos los demás presenten estaban en silencio.

-No voy a permitir que cuestiones mis decisiones caballero de leo, además, ella se ha ofrecido, yo no la estoy obligando a nada, y si bien es un lugar terrible del cual se cuentan terribles historias y leyendas, ninguno de nosotros ha comprobado si son ciertas o no -dice de manera firme sin ningún rastro de duda lo cual hace que Aioria gruña entre dientes para luego voltear a ver a la joven que aún lo observaba con mirada fría, pero el la conocía bien y pudo notar el miedo y el pavor que ella sentia.

- No voy a dejar que la envíe a ese lugar -dice firmemente el caballero logrando liberarse del agarre de sus compañeros -asi me toque luchar contra usted ...no dejaré que la envíe a una muerte segura -dice entre dientes a lo cual los guardias del santuario no dudan en ponerse en posición de defensa cerca del patriarca.

-con que sí ¿Eh? -dice haciendo un ademán con su mano indicándole a los guardias que se detuvieran y lo dejarán lidiar con la situación el solo -¿Por qué tanto interés en esta caballero de plata? -dice elevando una ceja aunque nadie pudiera verlo -sabes que las decisiones que tomo...no las puedo reversar...ya está decidido...

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Chale, pobre rayis jajajaja bueno espero les haya gustado, es algo aburrido pero estoy tratando de darle más contexto a la historia para que no se vuelva aburrida la parte romántica