capitulo 17
Hola! Perdón la demora en publicar, quiero decir algo antes del cap, no quiero apresurar las cosas así que aún faltan varios capítulos para que saga aparezca así que pues, pido paciencia
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La joven vio con ojos bien abiertos como se cerraba la puerta de su cabaña y no pudo evitar soltar un sollozo mientras cerraba sus ojos con fuerza, no sabía por qué pero ahora lloraba a mares, sentía que ese pequeño "te veo luego" la heria más que 10000 cuchillos en su cuerpo, ella lo conocía, lo conocía tan bien que sabía lo que esas palabras significaban, ella se queda allí en su cama, envuelta en las sábanas sin querer levantarse, queriendo que lo que sucedió no hubiera pasado pero a la vez no puede evitar sonrojarse y sonreír levemente ante el recuerdo, tal vez esta siendo dramática, tal vez simplemente el debía irse a hacer algo, tal vez sí luego lo buscaba hablarían y todo sería como ella alguna vez lo soño, tal vez...
Pasaron algunas horas y ella decidió levantarse, tomo un baño que relajo sus músculos y relajo un poco sus pensamientos, salió y se miró al espejo, algunas marcas eran ahora presentes en su cuerpo, no pudo evitar fruncir el ceño mientras delicadamente con sus dedos tocaba aquellas manchas rojizas —Aioria...-suelta en un suspiro mientras el recuerdo de sus labios vuelve a ella, cierra los ojos y niega con la cabeza mientras comienza a vestirse lentamente.
El caballero de leo camina hacia su templo cabizbajo pero con una sonrisa ladina en sus labios.
—Aioria! -dice una voz conocida a lo que el rubio levanta la mirada
—Camus...Tamara -dice observandolos sonriendo un poco notando el ella sus rojizas mejillas y las pequeñas marcas rojas que su cuello que ella trataba de ocultar con su cabello.
—No te vimos anoche en la fiesta...¿Dónde estabas? -dice el caballero de Acuario mientras pasa su brazo por los hombros de la joven apegandola un poco a el.
—sali por ahí -dice encogiéndose de hombros sin darle importancia
Camus frunce el ceño —¿estuviste con alguien? Y no me mientas -dice serio
Tamara lo observaba sería, para ser honesta no le caía nada bien.
Aioria rueda los ojos —Si Camus estuve con alguien pero no es nada importante, cosa de una noche y ya, sabes que amo a Marín-sonrie de lado.
Camus niega mientras suspira —cuando dejaras de ser un idiota -dice mientras decide seguir su camino acompañando a aquella chica especial hasta su cabaña.
Aioria los observa y siente algo de celos, aunque no lo quiera aceptar le hubiera gustado quedarse un poco más con ella, verla despertar y sonreír al verlo junto a ella, acomodar sus cabellos detrás de su oreja mientras besaba su nariz con dulzura, salir luego a dar un paseo como lo hacía Camus con su amada, caminar con ella tomados de la mano mientras se contaban historias graciosas para hacerse reír, el ojo verde suspiro, el podía hacer eso ¿Verdad? Con su novia, con Marín, el joven suspira de nuevo y sigue su camino hasta el templo de leo.
La joven se termina de arreglar y comienza a ordenar un poco el lugar, se sobresalta al escuchar la puerta pero sonríe un poco al escuchar a su amiga junto al caballero de Acuario.
—bueno...supongo que te veré más tarde ¿Sí? -pregunta Tamara con las mejillas sonrojadas.
—claro que si hermosa, te vendré a buscar -dice el caballero de acuario mientras se acerca y besa sus labios —te amo.
—yo también te amo -dice ella sonriendo mientras se despide con un gesto de su mano y entra soltando un gran suspiro.
—mira nada más quién no vino a dormir anoche -dice la joven mientras observa a su amiga levantando una ceja.
La pelinegra se sonroja aún más mientras se acerca a ella y la abraza.
—no te imaginas _______, fue la mejor noche de mi vida! -dice emocionada a lo que la joven la observa y sonríe
—si me doy cuenta -rie un poco con una sonrisa pícara —bueno, los felicito, me alegro mucho por ti Tam, El se ve que es un buen chico -sonrie sinceramente
—si, es el mejor -suspira —bueno y tú que hiciste anoche? -pregunta mientras la observa dándose cuenta de las pequeñas manchas ahora de color púrpura que adornaban su cuello.
La joven se da cuenta de que su amiga la observa y rápidamente lleva su mano para cubrirlas.
Tamara se acerca y la mira fijamente —¿Quien te hizo eso? -pregunta seria —se que Milo no ha vuelto de su misión así que respóndeme ______ -dice algo molesta.
—ahm... -la joven duda en decirle pero tampoco es como si lo pudiera ocultar —Aioria... -dice algo apenada, sus mejillas se sonrojan y una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
Tamara frunce el ceño mientras la mira fijamente —Dios...lo voy a matar...lo voy a matar ahora mismo! -dice furiosa a lo que la joven se sorprende.
—¿Por qué? Yo...yo quise hacerlo...sabes tal vez ahora todo puede ser como siempre lo quize, el ya no está con Marín y ahora podremos estar juntos, creo...creo que él también me ama -dice la joven con ilusión en su voz y con ese brillo en sus ojos que solo se le podría atribuir al amor.
Sin embargo Tamara ahora solo sentía más furia que antes, toma un gran respiro para calmarse —mi niña...el no te ama...siento decírtelo pero...el aún está con Marín y... -no sabía si decirle, con cada palabra que pronunciaba veía como la ilusión se iba del rostro de su amiga pero decidió continuar —el...lo vimos mientras veníamos para acá...el con una sonrisa estúpida en sus labios nos dijo que había estado con alguien...pero que era sin importancia...cosa de una noche... Dios! -dice mientras siente el enojo y la ira volver —voy a matarlo...ya mismo!
La joven frunce el ceño al escuchar sus palabras, se sienta en una silla del comedor con ahora sus palabras grabadas en su memoria, cosa de una noche, ¿Eso era ella para el? No, se negaba a creerlo, pero entonces por qué ahora salían lágrimas de sus ojos? La joven las limpia rápidamente y mira a su amiga sonriendo un poco. Déjalo así Tam, yo lo soluciono ¿Sí? No te preocupes por mí, estaré bien -dice mintiendo mientras toma algunas cosas y sale de la cabaña dejando a su amiga confundida y aún algo enojada.
La joven camina hacia aquel lugar que era tan importante para ella, ver ese prado tranquilo y aquellas aguas cristalinas lograrían calmar sus agitados pensamientos, o eso esperaba.
Aioria por su parte había llegado al templo de leo, se quitó su chaqueta y se dirigió al baño con una sonrisa, se quitó la ropa y se dió una ducha, ya no se sentía culpable, ahora se sentía...bien, había pasado una hermosa noche con una linda chica, ¿Qué más le podía pedir a la vida? Trataba de ignorar esa vocecilla en su cabeza que le gritaba que estaba siendo un miserable.
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