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Capitulo 10

Hola! Perdón por la demora, aquí el nuevo capítulo, espero les guste, dejen sus comentarios que siempre son bien recibidos :) las quiero
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Camine lentamente con dirección hacia mi hogar, no tenía prisa en llegar a pesar de que la oscura noche me indicaba que ya lejos estaba el atardecer y que se acercaba el amanecer.

Después de unas horas llegue a casa, en mis mejillas estaba aún el rastro de tantas lágrimas que derrame esa noche, las cuales al parecer, se habían agotado. Estaba en frente de la puerta principal y me sentía pasmada, ya no lloraba, pero mi mente y cuerpo parecían estar en estado de shock, como si hubiera llegado un punto en el que no había un equilibrio entre ellos y no sabían cómo responder ante los recientes eventos.

No sé cómo es posible que esto me afecte tanto pero no lo puedo evitar, es algo que no puedo controlar, simplemente no puedo.
Suspiré y trate de darle algo de dirección a lo que ahora sentía como mi vacío cuerpo, abrí la puerta tratando de hacer el menor ruido posible, entre, y sin más, me dirigí a mi habitación, me quite los zapatos y me recosté en mi cama mirando con ojos abiertos ampliamente al techo de aquel lugar.

Las palabras de Aioria se repetían una y otra vez en mi cabeza como un recordatorio del miserable estado en el que me encontraba, haciendo que mis ojos ardieran con la amenaza de nuevas lágrimas, las cuales no lograban salir debido, tal vez a que ya mi cuerpo era incapaz de producirlas.

Pasaron algunas horas, ya por la ventana se podía ver un tono más claro en el cielo, estaba amaneciendo, y como si mi cuerpo reaccionará de repente, mis ojos cansados se cerraron y caí en los brazos de morfeo.

Cuando abrí mis ojos, una luz brillante entraba por la ventana, no sabía cuánto había dormido pero al parecer no había sido mucho, mire a mi alrededor y me di cuenta que mis compañeras no estaban, y en ese instante mi mente se alejó un poco de los eventos del día anterior para concentrarse en los demás aspectos de mi cotidianidad, debía levantarme, iba tarde para el entrenamiento.

Con la poca energía que tenía en ese momento me levante, tome una corta ducha,me vestí y salí de casa en dirección al Coliseo de entrenamiento. La verdad no quería hacer nada, sólo estar en mi cama, bajo las cobijas, sin nadie que me moleste, sin embargo no podía abandonar mis obligaciones y mucho menos por una estupidez como esa.

Luego de unos minutos llegue a mi destino, ya el entrenamiento había empezado hacia unas horas, sin embargo, si me esforzaba un poco, lograría recuperar el tiempo perdido.

Rápidamente me acerqué a mis compañeras las cuales estaban concentradas en su entrenamiento personal.

—hola, ¿por qué no me despertaron? -pregunté mientras hacía un poco de calentamiento.

Akane y Tamara dirigieron su mirada hacia mi al momento de escuchar mi voz, sus ojos al momento de encontrarse con los míos adoptaron un tono condescendiente lo cual me molestaba un poco, en este momento lo que menos necesitaba era que sintieran por mi, lastima.

—la verdad pensé que no vendrías -dijo Akane
—si, llegaste muy tarde y pensamos que te haría bien descansar un poco -añadió Tamara algo tímida, sentía un poco de culpa por haber revelado cosas que no debía al caballero de Acuario, no sabía por qué, pero tenía el presentimientos de que eso tenía algo que ver con el estado en el que se encontraba su amiga ahora.
—llegue tarde por qué a mis amigas se les ocurrió la grandiosa idea de ayudar a alguien que no debieron -dije algo enojada, mientras los sucesos de la noche anterior se repetían en mi memoria mientras hablaba.

Las expresiones de Tamara y Akane, cambiaron de inmediato, en ese momento se dieron cuenta del error que habían cometido, y sin decir una sola palabra, sabían cómo se habían desarrollado los eventos, de manera no favorable para mi.

Rápidamente ambas se acercaron y me atraparon en un cálido abrazo el cual no sabía que necesitaba tanto en ese momento, el pequeño acto de amistad hizo que brotaran en mis ojos nuevas lagrimas que ahora caían libremente por mis mejillas.

Pasaron algunos minutos y luego en vez de entrenar, cómo debía hacerlo, comencé a relatar los sucesos de la noche anterior a mis amigas, las cuales escucharon atentamente, no sin antes soltar uno que otro insulto dirigido al caballero de leo.

—lo siento mucho ______, no debí haberle comentado nada a Camus -dijo tamara algo apenada, suspire profundamente, la verdad si me había enojado con ella pero ahora no importaba.
—no te preocupes, en algún momento tenía que pasar, y al fin y al cabo es mejor así, por lo menos ahora tengo plena certeza y conocimiento de los sentimientos de Aioria
—pues si, aunque eso no significa que me desagrade menos que antes -dijo Akane, lo cual hizo que soltara una carcajada.
—gracias por escucharme -dije mientras sonreía levemente.
—para eso estamos -dijeron ambas en unísono.

A partir de ese momento, las chicas hicieron todo lo posible para que me sintiera mejor y para que olvidara todo lo que había sucedido, incluso arreglaron algunas citas para mí, las cuales cabe anotar, fracasaron miserablemente. Pero a pesar de todo habían hecho un trabajo excepcional, eso añadido al hecho de que el caballero de leo cumplió su promesa, habían pasado meses desde aquel día y no lo había visto una sola vez.

Habían días en los que sin alguna distracción presente, mis pensamientos viajaban nuevamente hacia el y me encontraba queriendo verle, así sea a lo lejos, sin embargo había una pequeña voz en mi cabeza que me guiaba en el camino correcto y alejaba la imagen de aquellos ojos verdes de mi mente y la remplazaba con algo más.

Pasó algún tiempo, y en un abrir y cerrar de ojos había llegado mi cumpleaños, para ser sincera, no quería hacer nada especial, solo tal vez, salir a comer algo diferente y ya, sin embargo mis amigas tenían planeado algo diferente.

Y aquí me encontraba, en una gran fiesta de cumpleaños celebrada en mi honor, a decir verdad no era tan grande, pero para mí que no estaba acostumbrada a este tipo de eventos me parecía algo ostentoso, sin embargo era agradable sentirse apreciada y que ellas hubieran organizado todo esto para mí, alegraba mi corazón.

Todos nuestros amigos y conocidos estaban presentes, pasando un buen rato, charlando y bebiendo algo. Ákane corría de un lado a otro manteniendo el orden en la reunión mientras que Tamara desde el momento que el caballero de acuario había entrado por la puerta, no se había despegado ni un segundo de el, lo cual parecía agradar al acuariano que la miraba cariñosamente con una pequeña sonrisa en sus labios, lo cual no era nada común en el.

Yo por mi parte me encontré la mayor parte de la noche hablando con Milo, desde hacia algún tiempo nos habíamos hecho buenos amigos, y me encantaba que siempre tenía una historia que contar y lo mejor de todo era que siempre terminaban conmigo retorciéndome de la risa hasta que lágrimas brotaban de mis ojos y hoy no parecía ser diferente.

—y entonces di un paso, luego otro y de pronto me encontraba tirado de cara en el charco de lodo, no sé cómo pasó, pero puedo decirte que no es nada gracioso si lo miras desde mi punto de vista -dijo Milo mientras se cruzaba de brazos fingiendo enojo mientras observaba cómo yo no podía contener la gran carcajada que iba a escapar de mis labios.
—a decir verdad, desde cualquier punto de vista, verte embarrado hasta el último cabello debe ser bastante gracioso -dije entre risas
—ya quisiera verte en la misma situación a ver si te parece tan gracioso.
—eso nunca pasara por qué yo no soy tan torpe como tú -dije mirándolo divertida mientras le picaba el brazo con mi dedo índice.
—pfff, ¿con quién crees que estás hablando? Yo soy el más hábil y guapo de los doce caballeros dorados -exclamó el peliazul mientras cerraba sus ojos y levantaba su mentón adoptando una posición de orgullo.
—brincos dieras bicho -dije riendo mientras el joven se unía a mi con sus propias carcajadas, sin embargo una voz interrumpió la diversión, y era una voz que no esperaba escuchar en mucho tiempo.

—Aioria... -dije suavemente posando mi mirada en el joven caballero de leo que me miraba atentamente
—______, ha pasado algún tiempo, no quería molestarte, pero simplemente no podía dejar pasar tu cumpleaños sin al menos darte un saludo -dijo el caballero mientras sonreía.

Yo sin embargo no sabía que responder y pasaron algunos segundos antes de que mi cuerpo reaccionara.

—Gracias por venir Aioria -dije mirándolo por unos segundos para luego alejar mi mirada, no sabía cómo actuar, a decir verdad no esperaba verlo y mucho menos hoy, un silencio incómodo se hizo presente, a lo cual Milo interrumpió.
—Aioria, que gusto que vinieras, de verdad que si -dijo Milo mientras tomaba mi mano -pero ahora es momento de que esta señorita corte el pastel.

Sin más el caballero de Escorpio hizo que me levantara y con su mano agarrando firmemente la mía me llevó a la mesa donde se encontraba un gran pastel con mi nombre en el. Todos cantaron y finalmente sople las velas del pastel después de pedir un deseo, todos aplaudieron y Milo quién estaba junto a mi me dio un gran abrazo, para luego darme un tierno beso en la mejilla, lo cual hizo que una amplia sonrisa apareciera en mis labios al igual que un tono carmesí adorno mis mejillas.

Mis ojos repasaron rápidamente los rostros de los invitados hasta que se encontraron con aquellas orbes esmeralda, sin embargo había algo diferente en ellas, no sabía que era, pero me causaba curiosidad.

Aioria POV

No sabía si era buena idea haber venido, pero no podía dejar pasar este día inadvertido, así que sin darle muchas vueltas al asunto, me adentré en la pequeña fiesta buscando a ______ y no me costó mucho trabajo encontrarla ya que aún recordaba con claridad el dulce tono de su risa la cual me guió hasta su ubicación.

Allí estaba ella, su expresión alegre y sus ojos brillantes mientras conversaba con el caballero de Escorpio, tome un respiro y me acerqué hábilmente hasta llegar hasta donde estaban.

—________ -dije subiendo un poco mi tono de voz para lograr que la atención de la joven se posará en mi, sin embargo sus facciones alegres contorsionaron, y se hicieron serias, dejando atrás aquella encantadora sonrisa que tenía en sus labios hacía apenas unos segundos; esto hizo que mi corazón se estremeciera un poco, tal vez no había sido buena idea haber venido.

—Aioria... -dijo ella suavemente
—______, ha pasado algún tiempo, no quería molestarte pero simplemente no podía dejar pasar tu cumpleaños sin al menos darte un saludo -dije mientras le ofrecía una sonrisa. Pasaron unos pocos segundos que para mí fueron eternos.
—Gracias por venir Aioria -respondió ella sonriendo levemente lo cual deduje, hizo por cortesía más que por qué le alegrará verme allí.

Luego un silencio incómodo se apoderó del ambiente, yo la observaba mientras ella dirigía su mirada a todos lados menos en mi dirección, y de pronto Milo corto aquel incómodo momento.

—Aioria, que gusto que vinieras, de verdad que si -dijo Milo mientras tomaba a _______ de la mano —pero ahora es momento de que esta señorita corte el pastel.

Rápidamente vi como el caballero de Escorpio llevaba a _____ hacia la mesa para que todos se reunieran a su alrededor a observar como ella pedía su deseo y apagaba las velas de su pastel. Todos aplaudieron, incluyéndome y una sonrisa apareció en mis labios al ver como esa expresión alegre volvía a su rostro.

Sin embargo lo que pasó después hizo que mi ceño se frunciera y que mi sonrisa se desvaneciera en un segundo.

Milo había atrapado a ______ en un gran abrazo para luego posar sus labios en su mejilla a lo cual ella sonrió aún más ampliamente y se que pocas personas pudieron notarlo, pero yo vi claramente como sus mejillas tomaban un cálido tono rosa.

No sé por qué pero no me agradaba aquella escena, tal vez era el hecho que de que ______ tenía ahora un nuevo amigo, o de que no era yo el que estaba a su lado en este día especial como lo había hecho en esta fecha todos los años.

Pero había algo más, me molestaba verla con otro hombre, ¿eran celos? No, no podía ser, yo no la veo de esa forma, ella es como una hermana para mí, además amo a Marín.

Tal vez son celos de amigo, eso debe ser...

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