Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

UNA ILUSIÓN


Qué aburrido es trabajar en verano, tener todo el tiempo que no tuviste en el resto del año y estar en una oficina sin querer estar allí, pero esa presión social te consume y dejaste que otros decidieran por ti.


—Eh, ¿no vas a salir hoy? —me preguntó un compañero, viendo cómo me hundía en mi silla, mirando fijamente la pantalla del ordenador.


—No tengo ganas —respondí, casi con un suspiro, sintiendo cómo la rutina me tragaba lentamente.


Aquí es donde estás, en el lugar que no quieres, pero debes aceptarlo.


Qué aburrido que es este trabajo; hay un sinfín de tiempo muerto en que nadie hace nada y ni se preocupan al respecto, solo una persona sale de lo común, esa persona que al parecer no le importa su situación actual o dónde esté parado porque siempre está feliz.


Eso te incomoda de manera que no comprendes; esta persona te habla y solo escuchas, sin intención alguna de generar retroalimentación entre ambos, ya que la situación de tu trabajo te supera. La aburrición y el tiempo que no avanza hacen que nada pueda sacarte la cara de burro todo el día.


No me queda más que aferrarme a mi fiel celular, que siempre me saca de esos momentos eternos y aburridos, pero ninguno de mis amigos está ahí para responder y ningún juego logra sacarme de ese estado.


—Oye, ¿quieres leer algunos libros? —me ofreció un día aquel compañero feliz, mientras trataba de forzar una conversación.


—No, gracias —respondí, sin mirarlo. Solo la idea de leer sobre mí me parecía una tontería.


Ahí es donde sale el compañero alegre a comentarte cómo es que se pasa esos momentos tan aburridos, y sin solicitárselo, me manda muchos libros al correo que hablan del espíritu y de descubrir el verdadero yo.


Sin duda que los leí, pero no entendía nada de nada; parecían ser palabras bonitas para llenar a personas que estaban perdidas sin rumbo, pero a mí eso no me provocaba nada. Eso de que podemos comunicarnos con el universo y alinear nuestros astros era pura mierda, ya que la vida era lo que estaba viviendo en ese momento: estudiar y trabajar para el día de mañana tener mi casa y mi auto.


Decidí dejar de leer y buscar a algún amigo que pudiese ahora estar en línea, pero nada; solo estaban disponibles esas personas que me caían mal y no sabía por qué tenía en mis contactos, y los más mínimos, que no tenía idea cómo llegaron allí. Y por alguna razón, una chica llamó mi atención y decidí hablarle para pasar el rato.


La conversación es normal, hasta que llegaron las coincidencias.


—Hola, ¿cómo estás? —escribí, sintiendo un extraño impulso.


La conversación empezó como un simple intercambio de palabras, pero pronto se tornó fascinante. Nos dimos cuenta de que habíamos asistido al mismo colegio y nunca lo supimos. La vida parecía hacernos guiños.


—Es increíble lo que uno se pierde, ¿no? —me dijo Valeria, riendo.


—Sí, y qué loco que estemos trabajando tan cerca el uno del otro —respondí, sintiendo que había una conexión especial.


Así pasamos los días hablando y hablando por el celular; ya que además de tener muchas cosas en común, no parábamos de hablarnos. Muchas veces yo contándole chistes fomes y ella hablándome de su perspectiva de la vida. Sin duda, esas conversaciones tan profundas que a ella le encantaba protagonizar me fueron hundiendo cada vez más de forma imperceptible.


—El amor no es posesión, es libertad —me decía, con la mirada fija y apasionada. —Si no eres libre, no puedes amar de verdad.


—Eso es complicado —le respondí, pensativo—. Siempre creí que uno debe cuidar a la persona que ama.


—Sí, pero cuidar no significa controlar —me contestó, haciéndome cuestionar mis propias creencias.

Estas conversaciones sobre su concepto del amor, que me llamó bastante la atención, yo envuelto en una idea tan romántica del amor y ella hablándome de libertad y de independencia como pilares fundamentales en su concepto del amor. Lo que más me gustaba, sin duda, era discutir con ella estos conceptos.


Un día nos juntamos; llevé ese porro que había guardado hace tanto tiempo para un buen momento, pero solo charlamos de todo un poco mientras escuchábamos música y bebíamos una lata de cerveza. Llegó el momento en que ya casi se me acababan los temas de conversación y, como si ella fuese adivina, se marcha.


—Creo que debería irme —dijo, de repente. Me quedé paralizado.


—Bueno —dije en voz muy baja, tratando de procesar su abrupta salida.


Fue la única vez que nos vimos, ya que ella viajó por estudios y cuando volvió al siguiente año ya habían pasado muchas cosas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro