En medio de sollozos hablamos de absolutamente todo, como en los viejos tiempos, libere gran parte de lo que me había estado guardando en mi interior. Me permiti decir en voz alta que no he estado del todo bien. Realmente había extrañado tanto este tipo de momentos. Con Brinny siempre me he permitido mostrar vulnerable sabía que ella jamás me juzgaria siempre ha sido así, empezamos discutiendo luego llorando y terminamos riendo como dos locas. Brinny es de ese tipo de amistades que le agradeces a la vida por poner en tu camino, esa  amistad sincera y real. No todas las personas son tus amigos, no todas te quieren ver feliz, a veces le damos la mano a personas que al final nos terminan dando una apuñalada por la espada por eso los verdaderos amigos son contados. Al siguiente día no fui a la universidad, ya que,  Brinny y  yo nos quedamos hablando  hasta el amanecer.

— ¡Ahora si me voy! — grito para que mi amiga que se encuentra en la cocina me logre escuchar.

— ¡ Dios!. Yo crei que ya estabas en la universidad.¡Mujer ayer faltaste y te das el lujo de llegar tarde hoy!

— No es tan tarde, relajate viejita

— ¿Ah no?. Echale  un  vistazo  a tu querido reloj  — señala el reloj pegado en la pared el cual me regalo mamá. 

Me acerco ¡Rayos! . Es un poquitito tarde, mi  justificación es decir que mi cabello amanecio rebelde hoy, digamos que no soy buena para dar excusas. Inmediatamente me despido y salgo rápidamente.

                            
                                   ●☆●

  — Pelo de esponja — me susurra Austin está detrás de mi, nos encontramos con la gruñona profesora de matemáticas. Decido ignorarlo no quiero que me manden nuevamente con el "querido" director.

Al instante veo como pasa una bola de papel volando. Cae justo a unos pasos detrás de la profesora, la cual está de espalda explicando unos ejercicios. Se que no se quedara tranquilo hasta que escuche lo que tiene para decir.

  — ¿Que pasa Aus ? —  volteo y suelto bruscamente

  — ¡Oye no me hables de esa manera!. — dice de manera dramática y toca el lado izquierdo  de su pecho — . ¿No ves que hieres mi corazón?

Ruedo mis ojos

 — ¿Puedes decirme que rayos quieres no podías esperar hasta la salida?

— Es muy importante, no puedo esperar

— ¡Habla!

— Alguien no amaneció de buen humor hoy. ¿Me das agua?— pregunta haciendo ojitos y pestañeando seguidamente

— ¡No me jodas Austin!. ¡Podías tomarlo tu solo!. Mi mochila está justo delante de ti, en  mi departamento  te metes con todo y ahora te haces el tímido — suelto, no puedo creer que sólo me llamara para pedirme agua — .Y por cierto no hagas eso, si tu intención es parecer cuchi estas mal — hago una mueca  — parecieras que estuvieras convulcionando

— ¡Que cruel y atrevida eres!. Hoy estas insoportable. Inhala, exhala y relajate querida, vive tu vida.— dice rodando sus ojos y  tomando mi mochila.

  — ¡Como sea! — Volteo volviendo mi vista al frente y mejor que no. La profesora, mejor conocida como miss gruñona se encuentra mirándome con una de sus cejas elevada. Que miedo

  — Señorita Theis digame a mi y a sus compañeros su opinión acerca del comentario que hizo el joven Marshall sobre la explicación dada. — Sentencia, ¡Me lleva el demonio, tragame tierra escupeme en saturno!. Me quedo paralizada, tampoco me atrevo a mirar a los alrededores  porque se que todos estan a la espera de que hable. La verdad no estaba entendiendo nada de esta clase y no tengo ni la más mínima idea de  quien es el tal Marshall aquí sólo hablo con Austin

—  Si, dime que te parecio mi opinión sobre los teoremas — dice una voz completamente desconocida, me atrevo a mirar y un chico rubio me mira y guiña uno de sus ojos color azul, de pronto, me siento aún más nerviosa y no se si es por que no tengo nada coherente por decir o por el chico guapo que indirectamente me acaba de ayudar diciendome al menos el nombre del tema. Sorprendentemente  la profesora le pareció bueno mi comentario si no fuese sido por  ese chico, no se que fuera sido de mi. Después de eso al sonar la campana sali de inmediato de clases.

  —¿Cuando me vas a perdonar?  — me pregunta nuevamente mi mejor amigo —  ¡Joder!. Te veías tan graciosa parecías pollito abandonado por su mama gallina — ríe —. Como te decía ¿ya estoy perdonado?.

Lo fulmino con la mirada y le paso por un cuando logro visualizar a la persona que buscaba desde que salimos  de clase, me dije que tomaría el valor de acercarme. Cuando estoy al frente de la persona, quiero devolverme por donde vine, pero ya es muy tarde para arrepentimientos. Alza la vista evaluandome de pies a cabeza, trago saliva.

— ¡Hey! — digo robandole la palabra, me arrepiento en el acto. Ahora quiero saber que me iba a decir

  — ¿Vienes a agradecerme? — sin permitirme responder sigue hablando — . No  lo hagas, no quiero tu agradecimiento.

¿ Pero que rayos?

— ¿Perdón?

— Te perdono — dice con indiferencia

Jodido imbécil

Ojalá también le caiga encima un bus, lo  coma un titán  o mejor.. ¡Lo aplaste una estampida de elefantes!

  — ¡Que grosero eres !. ¡Además no venía agradecerte nada, no necesitaba tu ayuda!

— ¡Oh claro!. Para que no llores fingire creerte. Vaya, ahora además de saber tu nombre  y  dirección de donde vives descubri otra cosa de ti — dice sonriendo

No se cual es mi cara en estos momentos, pero se que ahora me encuentro sonrojada y  a punto de entrar en pánico por lo que acaba de decir

—¿Que cosa?. ¿Es broma cierto?— Pregunto — . ¿Como dices saber mi nombre y dirección?. En clases sólo me han llamado por mi apellido. Digo rápidamente

El ríe

— A pesar de que en clases te muestras callada , hablas mucho para mi gusto — es lo unico que dice ignorando todo lo que le acabo de decir — . Pero para estar a la par, te dire mi nombre — se levanta del banco en  que se encontraba sentado, wow este chico si que es alto, me mira directamente a mis ojos con sus fascinantes ojos azules electrizantes — .Hola Annie Theis, soy Marcel Marshall, pero preferiría que me llamaras solo Marshall.