Doce Colores
Ojalá entiendas, si tienes una verdad interior, es real, amigo.
Muchos ocultamos sentimientos,
Las luciérnagas ocultan reflejos apagados.
No desesperes, observa.
***
Las cosas fueron algo rápidas para Lincoln, lo suficiente como para que no pudiera concentrarse en ellas y sintiera que todo pasaba sin que él se diera cuenta, aunque eso no fue así por la sorpresa que fue toparse con dos de sus hermanas a penas entro a la casa, tampoco por la extraña sensación que le daba ser visto en aquellas condiciones por ellas, fue por el dolor que sintió en su lastimado tobillo.
La primera en reaccionar fue su hermana de rubios cabellos que claramente estaba bajando las escaleras de la casa, como siempre, con su teléfono en mano atenta a cualquier mensaje que recibiera. Se le veía sorprendida y puede que incluso algo molesta, Lincoln lo noto cuando, ante las palabras que ella le dedico, por un acto natural de reflejo, volteo a verla mientras terminaba de abrir la puerta, o al menos de abrirla lo suficiente para pasar usando la misma como apoyo debido a su cojera. Pero ahí se mantuvo la rubia, sorprendida y al parecer también tratando de procesar lo que veía, mientras que la otra hermana presente, aquella de blanca cabellera, se acerco a Lincoln con prisa. Mientras lo hacía Lincoln pudo notar como ella lo revisaba de arriba hacia abajo con la mirada, claramente estaba tratando de notar si tenía alguna herida además de aquellas que eran bastante evidentes en el rostro. La primera era aquel ojo izquierdo, que se mostraba inflamado y de un color rojo intenso, la segunda era su pie izquierdo, el cual mantenía alejado del piso y colgando de una manera que podía interpretarse fácilmente como un intento de evitar el dolor. La peliblanca tomo de la mano a Lincoln y con un jalón algo brusco, se propuso a guiarlo a la sala con la intención de revisarlo más a detalle, lamentablemente aquel jalón tomo por sorpresa Lincoln, quien aun sujeto de la puerta con la otra mano, termino por perder el equilibrio ante el apresurado paso de su hermana menor. Al sentir que podría caer, en un acto instintivo Lincoln intento parar su caída dando un paso hacia adelante, usando con ello su lastimado tobillo, lo que causo que cayera de manera algo pesada, dando un quejido ahogado en el proceso, y terminando en el suelo sujetando con fuerza su pierna izquierda, abrazándola en un intento de contener el dolor. Fue entonces que la hermana mayor reacciono, algo alterada por ver a su único hermano en el suelo, quejándose de dolor y con aquella abatida apariencia que claramente demostraba algún tipo de abuso físico.
—¡Trae a Lisa ahora mismo!— exclamo la rubia, acercándose a Lincoln y ayudándolo a ponerse de pie de nuevo, mientras la peliblanca hacia caso a sus palabras y subía algo apresurada las escaleras— ¿Qué fue lo que te paso Lincoln? Más te vale decírmelo literalmente ahora mismo— sentencio la chica, mostrándose ahora más molesta que preocupada por el peliblanco.
Lincoln se tomo su tiempo para responder, pensó bien en que es lo que podría decirle a su hermana para no molestarla aun mas, pero no fue capaz de llegar a nada. Había perdido su habilidad para improvisar y el realmente pensó que al llegar a casa estaría solo, nadie le aviso del regreso de la familia después de todo. Aunque nadie le aviso tampoco de que se iban en primer lugar, así que fue un error pensar en que lo tomarían en cuenta para tal aviso. Pero de haberlo sabido quizá durante el camino de vuelta habría pensado en alguna excusa decente para decirle a su familia, seguramente ni siquiera hubiera usado la puerta principal para entrar. Pensándolo bien, Lincoln no tenía idea de porque hizo aquello, bien pudo usar la puerta de la cocina o la cochera para entrar en casa, aunque estando en aquel estado le era difícil imaginarse siendo sigiloso y subiendo a su cuarto sin ser notado.
—Ya eshtoy aquí— aclaro una pequeña niña, entrando en la sala mientras usaba un pequeño paño para limpiar sus lentes—. Por favor she clara y conshisa hermana mayor. Tengo coshas que hasser y preferiría regreshar a mish actividadesh lo antesh poshible.
—Lisa— pronuncio la rubia, dejando ver como la aparición de la pequeña le hizo sentirse más tranquila—, bien, necesito que revises a Lincoln, esta golpeado.
—Puedo verlo hermana mayor— afirmo la castaña acercándose un poco a Lincoln y solo dándole un vistazo a su estado—, pero no entiendo cual esh el punto de pedirme esho.
—¿Qué? Es obvio, quiero que revises que tan mal esta.
—Lo she hermana mayor, lo que no entiendo esh porque me lo pidesh. Shabesh perfectamente que mish conocimientos en medissina son puramente teoricosh. No eshtoy capassitada para dar un diagnoshtico.
—Pero siempre nos haces exámenes médicos— replico la peliblanca.
—En compañía de mi colega, el cual shi esh eshpessialishta en medissina y eshta capashitado para hacer dichash revisiones y tiene el equipo nesseshario para ello. En eshta casha a penash contamosh con un termómetro y algunash coshash báshicash de primerosh auxiliosh. ¿Qué she shupone que haga con esho?
—No lo sé, tú eres la niña genio, algo deberías poder hacer ¿no?
Lisa resoplo molesta ante lo que su hermana mayor le dijo, entendiendo que con aquellas palabras, lo que le intentaba decir es que debía ayudar de alguna manera si no quería represarías. Se acerco más a Lincoln y retirándose los guantes que tenia puestos, sabiendo el riesgo que tenia usarlos para tocar la piel del chico, comenzó a palpar un poco su cara y a explicar lo que podía decir de aquello.
—Muy bien, el cuenco ocular ishquierdo preshenta una inflamassión moderada en la parte eshterior del mishmo, la causha probable esh un edema, por lo que esh natural ashumir que fue producto de un golpe fuerte en la shona. El area eshta también muy enrojeshida y sheguramente dentro de poco comenshara a oshcuressershe, al igual que cualquier hematoma lo haría. El impacto debió de romper losh vassos shangineosh de la shona caushando dicho hematoma.
El ojo derecho eshta en buen eshtado, aunque puedo ver con claridad almenosh un impacto en el también, pero no paresse haber shido tan fuerte como en el ojo ishquierdo, sheguramente no provocara un edema ni tampoco un hematoma.
La raish y el dorsho de la narish eshtan levemente inflamadosh, y la epidermish lusse bashtante maltratada, inclusho puedo notar algunosh levesh cortesh en la mishma, pero nada de que procuparshe.
Lisa se tomo un momento para decirle a Lincoln que se quitara su empapada camisa con un ademan, cosa que no hizo de inmediato y tuvo que ser obligado por su hermana mayor para ello.
>>Tiene una herida muy clara en el mushculo eshcaleno derecho que a shimple vishta paressiera sher producto de un golpe contundente de un puño. Tiene bashtantesh golpesh en los coshtadosh, y una alta shenshibilidad en la shona de los musculos sherratoss— continuo la niña, esto último haciendo que Lincoln se queje de dolor ante los piquetes que ella le daba con su dedo en las costillas—, el vientre paresse eshtar en buenash condissiones y no mueshtra dañosh, aunque esh también muy shenshible al tacto, lo que indica que la shona esta adolorida.
Losh brashosh son un deshashtre, tiene un enorme hematoma en el bishep ishquierdo y ambos antebrashosh eshtán claramente lashtimadosh, seguramente losh usho para cubrirshe de losh impactosh que estaba ressibiendo. Aunque paresse sher que sush muñecash están algo lastimadash también.
—¿¡Qué fue lo que hiciste para terminar así Lincoln!?— exclamo la rubia, casi al punto de gritar y con una molestia y nerviosismo bastante notables.
Lincoln se encogió de hombros y aparto su mirada, estaba muy avergonzado y también algo intimidado por la actitud de su hermana, y realmente no sabía que es lo que podría responder ante aquella pregunta sin que eso le causara más problemas, pero Lori se veía molesta y debía responder.
—Fue un accidente— respondió Lincoln, casi susurrándolo y sin voltear a ver a su hermana, a ninguna de ellas de hecho—, solo eso.
—¿¡Acaso crees que soy estúpida!? ¿¡Qué clase de accidente te deja así de lastimado!? ¡Dime la verdad ahora mismo!
—Es verdad, yo— Lincoln debió darse un par de segundos para pensar en lo siguiente que diría ya que no estaba seguro—... yo tuve un accidente en el bosque.
—¿En el bosque? ¿Qué hacías en el bosque? Alguien llame a mamá y a papá, díganles de esto, quizá alguno de ellos pueda venir antes de tiempo para saber qué hacer. Mientras tanto, tu jovencito, me dirás con lujo de detalle qué demonios hacías en el bosque y como rayos terminaste así de golpeado. Y Lisa, llama ahora mismo a tu novio para que revise a Lincoln.
—El no esh mi novio hermana mayor, esh sholo un colega de la facultad que she eshpessialisha en medissina.
—No me interesa Lisa, llámalo ahora mismo para que venga y revise como esta Lincoln.
—El esh un hombre ocupado hermana mayor, no puedo asegurarte que tenga tiempo dishponible para una vishita sin previamente agendarla.
—Encárgate de eso Lisa, ambas sabemos que jamás has sido buena respetando el tiempo de los demás, así que llama a tu novio y dile que venga ahora mismo.
—Bien, lo hare, pero no asheguro que pueda darnosh una vishita ante un llamado tan inoportuno. Sheria mucho másh shenssillo shimplemente llevarlo al médico, aunque en lo pershonal no conssidero shus heridash preocupantesh. Ademásh, el doctor Roy no esh mi novio, esh mayor que nuestro padre, la diferenssia de edad esh shimplemente abshurda.
—Solo llámalo Lisa, lo quiero aquí antes de que lleguen mamá y papá— sentencio la rubia, ya en ese punto manteniendo la mirada fija en el peliblanco mientras la niña de cabello castaño simplemente saco de uno de sus bolsillos lo que parecía ser su teléfono—. Y tú, más te vale comenzar a hablar ahora mismo.
—Yo, fue, estaba, es— Lincoln tenía su mente bastante dispersa, después de aquel mal paso que dio, su tobillo comenzó a doler de una manera más intensa y continua y eso no le permitía concentrarse, de hecho podía sentir el sudor frio comenzar de nuevo mientras aguantaba los quejidos que su punzante tobillo le exigían hacer—... el parque, fue en el parque, yo me caí en el arroyo.
—¿Arroyo? ¿De qué hablas? El parque no tiene ningún arroyo, dime la verdad ahora mismo. Alguien te golpeo ¿cierto?
—No, yo, es. El viejo parque, ahí me caí.
—¿Viejo parque? ¿Hablas del pequeño parque que tiene los arboles grandes? ¿Ese lugar tiene un arroyo?
—Negativo hermana mayor— respondió la castaña—, eshe parque tampoco tiene un arroyo, de hecho el arroyo de Royal Woods no atraviesha la urbanissación, recorre lash afuerash ya que eshta protegido por el gobierno eshtatal al igual que el boshque.
—Pequeño mentiroso, más te vale decirnos la verdad ahora mismo o literalmente...
—No esh nesseshario hermana mayor— interrumpió la niña, ahora colocandoce a la siniestra de Lori y ajustando un poco sus lentes—, lash heridash preshentes en el cuerpo de nueshtra única unidad fraternal mashculina shon bashtante clarash, fue víctima de una comúnmente llamada golpisha.
—¡No!— grito Lincoln, algo preocupado y ahora mirando a sus hermanas de frente— Yo solo me caí en el arroyo del viejo parque, el que esta al sur del pueblo, antes de llegar a la zona de senderismo, fue ahí.
—¿Hay un parque en esa zona?— pregunto Lori algo confundida— Jamás lo he visto.
—Al paresser shi essishte ese parque hermana mayor— agrego Lisa, revisando la pantalla de su teléfono después de manipularlo un poco—, tal paresse que eshe lugar fue en algún momento el único parque de Royal Woods y también esh el parque másh viejo de losh tresh que hay. Fue reacondissionado hasse muy poco tiempo por lo vishto, a penash un par de añosh. Y tal como Lincoln lo disse, el arroyo del pueblo pasha jushto al lado— Lisa mostro la pantalla de su teléfono a su hermana mayor para hacerle ver algo—, el podría eshtar dissiendo la verdad, al menosh en parte.
—Es la verdad— agrego Lincoln de manera apresurada.
—Entonces, dices que te caíste en el arroyo ¿cierto? ¿Qué tan alto es?
—La informassión en la ficha técnica de la pagina ofissial del estado de Michigan disse que la altura del arroyo esh de apenash un metro con sheshenta y tresh shentimetrosh. Ademash losh bordesh del arroyo eshtan alteradosh, son diagonalesh y no tienen la inclinassion nessesharia para caushar heridash. Shin menssionar por shupuesto el hecho de que la unidad fraternal mashculina tiene heridash caushadash por impactosh muy sherteros, no por golpesh ampliosh propios de caidash. Él miente hermana mayor, shus heridash son caushadash sheguramente por haber shido parte en una pelea.
—No es verdad, yo solo— Lincoln trato de decir aquello de forma apresurada, moviéndose bruscamente con ello y consiguiendo agudizar nuevamente el dolor de su tobillo—...
Al ver a Lincoln quejarse y después sujetar su pierna nuevamente, Lori se acerco a él con cierta preocupación, preguntándole que es lo que sucedía, pero no consiguiendo respuesta ya que Lincoln sentía tanto dolor que había comenzado a lloriquear, tratando de ahogar sus quejidos entre suspiros.
—Lisa, ven rápido a revisarlo.
—No tiene casho hermana mayor.
—¡Elisa Loud! Te dije que revises a Lincoln ahora mismo.
—Puedo hasser esho hermana mayor, porque shiertamente tengo losh conossimientosh nessesharios. Pero no tengo la práctica nessesharia, no puedo darte un diagnoshtico solo con palpar una shona del cuerpo, aunque podría hasserlo revisando una radiografía.
—¿Puedes hacer una radiografía ahora?
—Negativo hermana mayor. Como ya te lo menssione antesh, no tengo equipamiento médico en eshta casha de ningún tipo. Al menos no aun, quizha sheria una buena idea consheguirlo. Pero no debesh preocuparte hermana mayor, mi colega Roy me dio una reshpueshta poshitiva, ya viene en camino, sholo tardara entre diesh y quinshe minutosh. Dependerá de que cadenssia se tope en los shemáforosh de camino a casha.
—Bien, eso será suficiente. ¿Dónde está la otra enana?
—Shi te refieresh a mi shexta hermana mayor, ella aun no regresha de shu tarea ashignada. Puede sher que nuestrash unidadesh paternash aun no hayan dado reshpueshta a shu llamado.
—Bien, entonces tú tendrás que ir a la cocina y traer alguna bolsa de gel congelado para su pierna.
—Negativo hermana mayor, la quinta hermana mayor menssiono hace tresh díash, durante la cena, que había perdido todosh los gelesh termicosh que había en el refrigerador...
—¡Entonces trae una bolsa con hielos, funcionara igual! Solo quiero algo que baje la inflamación— grito la rubia, algo preocupada después de levantar la manga del pantalón a Lincoln y notar como su tobillo estaba algo enrojecido y muy inflamado.
El peliblanco se vio sobrepasado por aquel dolor, por más que lo intento no fue capaz de silenciar su llanto, su tobillo volvía a sentirse como si en el clavaran cientos de agujas al mismo tiempo, pero ahora era mucho peor, parecía que eran miles de agujas y que estas estaban al rojo vivo. No solo eso, aquella sensación ahora estaba en todo su pie y un poco por encima de su tobillo, haciendo que Lincoln sintiera muy caliente aquella parte y queriendo quedarse inmóvil para evitar lastimarse más, aunque no consiguiendo esto último. Los espasmos causados por el dolor lo hacían mover más su herido tobillo, causándole más dolor y volviéndolo a mover. Lincoln deseaba poder quitarse aquel viejo tenis que tenia para tratar de mitigar la alta temperatura que sentía en su pie, pero el dolor no le permitía moverse. "¿Estará roto?" pensó el chico algo consternado. "Espero que no, eso sería costoso de arreglar".
—Antesh que nada, nesseshito tu autorishashion hermana mayor— dijo la castaña de lentes, regresando a la habitación después de ausentarse por muy poco tiempo.
—¿Qué?— pregunto la rubia algo confundida— ¿Dónde están los hielos que te pedi?
—Tuve una mejor idea hermana mayor, podemosh ushar eshto— dijo la infante, mostrando la aguja que tenía en su mano derecha— esh fentanilo, un opiode muy poderosho. En cueshtion de shegundosh comenshara a mitigar el dolor y shi ashí lo quieresh hermana mayor, puedo darle una dosish que lo haga "deshcanshar" para que shea mash shenshillo atenderlo cuando mi colega llegue aquí.
Lori miro confundida y algo preocupada a su hermana menor, preguntándose como es que ella tenía semejante medicamento en casa, especialmente después de que ella menciono no tener nada relacionado a la medicina en casa, por lo que temiendo el comportamiento de la niña, le negó el administrar dicho medicamento.
—Bien— dijo la castaña, con su rostro inexpresivo y sin mucho ánimo—, iré por la bolsha de hielosh.
Muy a regañadientes, la pequeña niña salió nuevamente de la sala, en dirección a la cocina, con la intención de hacer caso a su hermana mayor, pensando en lo valioso que es su tiempo y lo lamentable que es la razón para desperdiciarlo. Por su parte, la hermana mayor estaba bastante preocupada, su único hermano menor era alguien capaz de aguantar palizas como las que Lynn propina en sus entrenamientos sin quejarse, pero ahí estaba, llorando mientras sujetaba su pierna izquierda, aquello debía ser un dolor intenso y realmente preocupante.
—¿Te duele mucho?— pregunto la rubia, dándose una bofetada mental ante lo estúpida de su pregunta a penas la realizo, siendo que era capaz de ver el dolor en la cara de su hermano— Quiero decir, debió ser doloroso, rayos, obviamente lo fue. Maldición, mamá y papá me van a matar por dejar que algo así te pase. Tengo que pensar en algo. Lincoln ¿Cómo es que regresaste a casa en ese estado? ¿Tomaste un taxi?
Lincoln dio su respuesta sacudiendo su cabeza de un lado a otro en un gesto de negativa, estaba concentrado en no dejar que el dolor lo haga llorar más fuerte. Cada momento que pasaba le hacían creer mucho más que aquel dolor seguramente sería causado por algún hueso roto o fracturado, y eso le daba mucho miedo.
>>¿¡Viniste caminando hasta la casa en esas condiciones!? ¿En donde esta ese parque? ¿Cuánto tiempo estuviste caminando así? ¿Por qué rayos no llamaste a nadie? Literalmente esa es la razón para que te dieran tu teléfono, avisar de cualquier emergencia.
"Mi teléfono es una basura" pensó el peliblanco "Una basura que ya termino de descomponerse, es inútil". El dolor y las quejas de su hermana estaban comenzando a colmar su paciencia, no era capaz de soportar todos aquellos estímulos juntos.
—Deberiash sher másh dishcreta hermana mayor— aclaro Lisa mientras entregaba aquella bolsa térmica con hielos, tal como se le pidió—, te recuerdo que nuestra hermana "eshpessial" está arriba, pero shi continuash gritando, podría bajar a ver que shussede y ver a la unidad fraternal en eshe eshtado. No queremosh que ella monte una essena aun mayor de la que tu eshtash montando ¿shierto?
—No te preocupes Lisa, Leni está haciendo bocetos en la habitación, va a ignorarnos por al menos un par de horas más, no se va a dar cuenta de nada.
—¿Qué hay del reshto?
—Da igual Lisa, ¿Qué importa si ellas se enteran? Además casi todas están fuera, Lynn está practicando con alguno de sus equipos y Luna sigue en la escuela ensayando con alguno de los clubes de música.
—Ellash eshtan en casha deshde hasse unosh treinta y shinco minutosh hermana mayor. Inclusho la alegre cuarta hermana mayor regresho ya a casha debido a que shu enshayo con el club de teatro she cansselo por que la directora de eshena she lesshiono. Al final no solo she perdieron lash clashesh de la mañana, tampoco pudieron ashishtir a shus actividadesh veshpertinash.
—Como sea, da igual si se enteran, lo que me preocupa es lo que dirán mamá y papá cuando vean lo que paso. Me van a castigar por esto, podrían quitarme mi mesada. Por cierto ¿llamaste a mamá o papá para decirles de esto?
—No lo hisse hermana mayor— respondió la pequeña, caminando hasta el sofá individual y sentándose en el mientras revisaba su teléfono—, esha tarea fue tomada por mi shessta hermana mayor. Shubio para hasser la llamada, pero no he vishto que baje aun. Por shierto— agrego Lisa, levantándose del sofá y dirigiéndose a la entrada de la casa— Roy llego. Penshe que tardaría másh por el tema de losh shemaforosh, pero fue másh lishto que esho, utilisho una ambulanssia para venir hashta aquí. Había olvidado lo mucho que me agrada eshe shujeto.
—Como sea Lisa— dijo la rubia, con desdén en su voz y rodando sus ojos—, otro día nos dices lo mucho que te gusta tu novio, ahora solo abre la puerta y dile que venga de inmediato.
—No esh mi novio— mascullo Lisa, sin que nadie la escuche y abriendo la puerta de la entrada, para ver como aquella ambulancia se estacionaba en la acera frente a la casa, únicamente con sus luces encendidas, pero sin entonar aquella sirena característica.
El médico fue rápido en su labor, tenía prisa después de todo. El tenía un trabajo que atender y para colmo había tomado la exagerada decisión de usar uno de los vehículos oficiales del hospital designados para emergencias en un uso personal. Claramente estaba cometiendo un grave error con aquello y poniendo su puesto en el hospital bajo la mira de sus superiores, pero tal parecía que aquella niña lo valía. No solo era el cariño personal que desarrollo al convivir con ella cuando esta comenzó a pedirle que comparta su conocimiento sino también a su valor como individuo dentro de la universidad, donde la pequeña niña era muy respetada y en cierta medida muy temida también. Incluso se tomo la soltura de llevar dentro de aquella ambulancia la maquina pequeña de rayos x, la cual solo podía sacar radiografías muy pequeñas, pero seguramente del tamaño necesario para hacer un diagnostico en la zona que la pequeña menciono afectada. Y aunque su prisa por atender el llamado de la niña se debió a su preocupación causada por mal entender quien tenía aquellas heridas, aun así se sintió tranquilo de haber acudido rápidamente.
—Muy bien señorita Elisa, puedo darle un diagnostico ahora— dijo el hombre, quien sintió que aquella seria seguramente la consulta personal y a domicilio más elaborada que jamás haría en su carrera y la cual estaba seguro que no tendría una retribución monetaria a pesar de los riesgos que seguramente implicarían a su trabajo—, pero antes permítame pedirle que en caso de tener alguna urgencia como esta en el futuro, trate de darme todos los detalles posibles sobre lo que sucede. Su llamada fue tan rápida que pensé era usted la que tenia aquellas heridas descritas.
—Me dishculpo por esho Doctor Roy— respondió la niña, ajustando sus lentes—, lamento que haya tenido esha confushión por culpa de mi pobre habilidad shossial. Eshpresharme en palabrash, como shabra, no esh mi fuerte ya que nunca she imprimir la emossion correcta en ellash.
—Descuide señorita Elisa, es solo que me preocupo que mencionara ese tipo de heridas. No podía imaginar quien golpearía así a una niña de su edad, me hizo entrar un poco en pánico pensar en que su, pues, joven y delicado cuerpo terminara tan lastimado.
—Bashta de esho— comento Lisa, con una pequeña mueca en su rostro, muy parecida a una sonrisa muy tenue—, ahora shabemosh que caushe un error debido a mi deshcuido, no me lo shiga repitiendo Doctor Roy. Denosh el diagnoshtico por favor. Ya emosh eshperado cashi veintishinco minutosh por ello.
—Pues no hay mucho que decir en realidad. Casi todo ese tiempo me fue ocupado en montar aquel aparatejo para hacer radiografías. El chico estará bien con pocos cuidados. Los golpes en su cuerpo son superficiales, por muy vistosos que sean se van a curar solos sin problemas, aunque algunos de esos golpes van a empeorar su aspecto en las próximas horas, pero no son graves en absoluto. Su tobillo izquierdo por otro lado, si es un problema, aunque no es uno mayor.
—Permítame dessirle cual fue mi diagnoshtico Doctor Roy, me gushtaria que evaluara el nivel de mish conossimientosh con ello.
—Me parece una buena idea, por favor señorita Elisa, aun con la limitación de no tener entrenamiento practico ¿Cuál fue el diagnostico al que llego al ver aquel tobillo?
—Un eshguinshe— respondió Lisa, de manera escueta y algo apresurada.
—Nada mal señorita Elisa, permítame felicitarla. Aunque un esguince es solo en parte correcto. Debido a la calidad de la maquina, me es fácil ver en la radiografía que el tobillo tiene tanto un esguince como una fractura. Lamentablemente no soy capaz de apreciar la magnitud del esguince, por lo que deberán ir al hospital y recibir un diagnostico más certero sobre ello. Pero por lo que pude apreciar, es muy posible que el esguince sea de grado tres, y si ese es el caso, tomara un tiempo sanar la herida. ¿Puede decir el motivo señorita Elisa?
—La fashe de reposho. Noté cuandoushted elevo el pie de mi unidad fraternal, y esh lógico ashumir que esha elevassion deberá mantenershe por al menosh 72 horash a priori. Másh unosh 7 díash promedio de reposho a poshteriori.
—Aunque lo cierto es que el reposo será necesario de todas formas— agrego el médico—. Y su respuesta fue correcta señorita Elisa. Pero además del esguince, el chico tiene una fractura menor en el astrágalo, es una fisura amplia, pero no creo que sea necesario hacer cirugía en ella, podrá sanar con un tratamiento conservador. Pero será un poco más prolongado. Además de eso el chico parece estar bien, tal parece que el analgésico ya ha surtido efecto por completo. Personalmente les recomiendo que lleven al chico al hospital y ahí se revise con mayor detalle su esguince, si es necesario podrían enyesarlo. Pero además de algunos medicamentos para contrarrestar la inflamación y los medicamentos para mitigar el dolor, no veo que haya nada más que hacer por él.
—Muy bien Doctor Roy, agradeshco shu oportuna atenssion y permítame tomarme el atrevimiento de invitarle una bebida. Me gushtaria que eshperara a la llegada de mish uninadesh paternash, a quienesh podrá darlesh esta informassión ya que shi lo oyen de mi boca, difícilmente seran capssesh de asseptarlo.
—En este punto el tiempo ya no es tan importante— menciono el médico, mientras veía a su reloj de pulsera levantando su ceja derecha—. Supongo que estaría bien un café americano bien cargado.
—Hermana mayor, ya hash eshcuchado a nueshtro invitado. Por favor prepara shu bebida mientrash tratamosh pashientemente de explicarte que el eshtado de nuestra unidad fraternal no esh grave y no debesh temer por represhariash de nuestrash unidadesh paternash.
***
Aunque algo mareado por el medicamento que aquel señor le administro, Lincoln fue capaz de mantenerse despierto por el resto de la tarde. Sus padres llegaron juntos apenas unos minutos después de que el médico terminara de hacer su trabajo y mientras el platicaba de manera amena con Lisa y Lori en el comedor. Su padre parecía estar molesto, mientras que su madre claramente lo estaba, ella le dio un fuerte regaño después de que Lincoln decidió mantener su ridícula excusa de la caída, pues claramente no creyó en sus palabras, pero no fue tan malo. Con la preocupación que Rita tenia por el estado aparente de Lincoln, fue más el tiempo invertido en hablar con el médico que el que invirtió en molestarse con su hijo. Un rápido viaje al hospital para hacer una revisión más apropiada al tobillo de Lincoln dejo claro que el esguince era de grado tres y su fractura era una fisura mediana que no necesitaría intervención invasiva, por lo que para la hora de la cena la familia estaba ya en casa.
Estaba recostado sobre sus sabanas, en el suelo de su cuarto mientras miraba con cierta seriedad a su pie izquierdo, lo tenía envuelto en una férula y alejado del suelo siendo sostenido sobre algunas almohadas prestadas. Al parecer lo único que necesitaría Lincoln para mejorar era mantener su tobillo inmóvil por algunos días y después, hacer una terapia que ayudaría únicamente a recuperar una buena postura al caminar en caso de que el miedo a pisar permaneciera en Lincoln. Se sentía bastante tonto estando ahí, el piso no era para nada cómodo al momento de dormir, y lo seria aun menos ahora que debería pasar mucho más tiempo en el tratando de mantener su pie quieto. Sus padres le sugirieron que tomara la cama de alguna de sus hermanas, incluso el sofá de la sala, pero Lincoln rechazo ambas opciones, sabía perfectamente que al quedarse en la sala solo sería un estorbo, mientras que quitarle la cama a alguna de sus hermanas sería una mala idea en muchos niveles. Ante aquello la única otra opción fue su viejo y ruidoso catre, pero hacía mucho tiempo que dejo de usarlo y realmente no pretendía de ninguna manera volver a estar sobre él y colmar la paciencia de todos con aquellos molestos chillidos de metal rozando contra metal.
Desafortunadamente, aquello que Lincoln no quería termino pasando, se volvió una molestia para su familia. En ese momento ellos estaban abajo esperando la cena, la cual se retraso por culpa de Lincoln y su visita al médico. No solo eso, a pesar de que solo fue una radiografía, el traumatólogo término cobrando bastante por aquella consulta apresurada en el hospital. Mucho peor que eso era el hecho de que debía pasar tres días en reposo total para mejorar su lastimado tobillo, y para ello debería quedarse en casa todo ese tiempo, lamentablemente sus padres insistieron en no dejarlo solo, por lo que algunas de sus hermanas deberían turnarse para cuidarlo a lo largo de las siguientes setenta y dos horas. Lori fue la primera en quejarse por aquello, y Lincoln incluso podía defenderla por ello, después de todo la mayor de las hermanas ya tenía bastante trabajo y preocupaciones pasando su día cuidando de Leni, tener que cuidar de el seria ya un verdadero colmo. Luna no se quejo ante aquello, pero la pobre chica se veía tan contrariada ante la idea de cuidarlo que Lincoln no supo interpretar aquella actitud, era lo normal en su hermana amante de la música aquella forma de comportarse cuando se trataba de lidiar con él, pero jamás termino de entenderla. El resto de hermanas no pareció importarles mucho el asunto, las menores incluso lo ignoraron sabiendo que al ser pequeñas no les pedirían que cuidaran de él, pero sin lugar a dudas para todas las mayores, aquella situación era inconveniente como mínimo.
Gris Indefinido
Cuando la cena estuvo lista, fue el turno de la primera visita de Lincoln. La primer hermana en hacerle una visita y tratar de cuidarlo sería aquella que ya lo hacía incluso antes de lastimarse, su hermana menor inmediata. A pesar de aun sentirse algo preocupada por el susto que tuvo al ver llegar a su hermano a casa mostrando su rostro golpeado y su pie lastimado, no pudo evitar emocionarse con la cena de ese día, no solo porque con aquel ajetreo al final no comieron nada sino también porque su padre cumplió su promesa y gracias a la despensa comprada por Lincoln el día anterior, preparo una deliciosa pizza de tres quesos. Debía de agradecerle a Lola por haber convencido a su padre de cocinar una pizza, después de todo Lynn Sr. Es alguien vanidoso cuando se trata de la cocina, y preparar una pizza es, en su mente, algo insignificante y poco retador. Sin lugar a duda el ego de su padre en cuanto a sus habilidades culinarias había crecido bastante desde que abrió aquel restaurante, aunque no podía culparlo, todo mundo se dedicaba a alagar sus platillos en todo momento y casi siempre de manera exagerada. Tenía sentido que su ego creciera con ello.
Tomo dos platos y puso dos rebanadas en cada uno, mostrando una gran sonrisa en su rostro producto del cosquilleo que sentía en su boca, señal clara de su antojo por aquella comida. Después se dirigió a la cocina en busca de dos vasos y sirvió algo del agua de guayaba que su padre preparo para acompañar la cena. No era su sabor favorito, pero la guayaba le gustaba, además era dulce, así que tomaría gustosa de aquel vaso. Por último saco una bandeja de la alacena y coloco ambos platos y vasos sobre ella para poder transportarlos hasta el cuarto de su hermano.
—¿A dónde vas?— pregunto Lynn, mostrando su seño fruncido al ver que su hermana salía del comedor con aquella bandeja.
—Voy a comer, obvio— respondió la peliblanca en un tono burlón y rodando los ojos de manera vistosa.
—Puedes comer aquí— dijo la castaña.
—Lo sé, pero creo que hoy comeré arriba.
—Se supone que debemos comer aquí, puedes llevarle su comida después de terminar.
—No creo— dijo la peliblanca, retomando su camino hacia las escaleras—, si espero hasta que termine de comer, la pizza se enfriara y no sabrá igual. Mamá iré a comer al cuarto de Lincoln, mas tarde bajare los trastes sucios y los lavare, así que no se preocupen.
—Ok cariño— respondió su madre—, cuida bien de tu hermano, recuerda que debe mantener su pie inmóvil tanto como se pueda, díselo a él también, ya sabes cómo es de descuidado.
"Yo siempre cuido bien de él" pensó la peliblanca, mientras respondía a su madre únicamente asintiendo suavemente con su cabeza al tiempo que seguía de camino a las escaleras. Iba a paso lento y midiendo bien sus movimientos, aunque era atlética, lo cierto es que no tenía lo necesario para cargar aquella bandeja, y no era el peso lo que le costaba mantener al caminar con ella en manos, era el equilibrio. Sujetaba la bandeja con ambas manos y de manera solida, pero aun así sentía que se meneaba demasiado, tanto que veía a los vasos tambalearse a cada paso, dándole la impresión de que podían caer en cualquier momento. Tal vez si debería quedarse a comer abajo y llevar la comida a su hermano después. Pero ya estaba en camino, solo quedaba terminar de subir las escaleras. Frente a la habitación de su hermano coloco aquella bandeja en el suelo y antes de abrir la puerta dio un profundo suspiro y se preparo. Ver a su símil siempre resultaba una experiencia llena de emociones, así que tenia por norma tratar de calmarse antes de pasar la cena junto a él.
Al abrir la puerta lo pudo ver de nuevo, durante la tarde, cuando Lori le pidió llamar a sus padres, ella subió a su habitación en busca de su teléfono, olvidando por completo la existencia del teléfono fijo en el comedor, y llamo a sus padres, pero la impresión que las heridas de su hermano le dieron la hicieron incapaz de bajar nuevamente, mas aun su cara de dolor mientras se sujetaba la pierna. No recordaba ver a nadie de su familia tan lastimado nunca, y a pesar de que sabía que no eran heridas graves, no podía evitar estremecerse ante aquello. Y una vez más paso al entrar en aquel pequeño cuarto de blancos en el que estaba Lincoln, él levanto su torso para sentarse al mismo tiempo que ella abría la puerta, se suponía que el ya estaba mucho mejor, pero no lo parecía, incluso parecía estar mucho peor. Su ojo ahora estaba casi completamente cerrado debido a la hinchazón y de un color oscuro que casi parecía ser café, además de que ahora en su nariz tenía una gaza puesta y ambos antebrazos vendados. Eso sin mencionar la más evidente de sus heridas, la que tenía en su tobillo y se hacía visible gracias a la férula que tenia puesta, la cual a pesar de ser negra, un color que en general es bastante discreto, en el se notaba bastante. El no se quejo de ningún dolor, pero seguramente era por los medicamentos que le dieron, era imposible que aquel ojo morado o su pie no dolieran, debía estar sedado para soportarlo. Al menos eso es lo que ella creía.
Tomo la bandeja y entro con ella, usando su pie para empujar la puerta y cerrarla de nuevo. Se acomodo como pudo en aquel pequeño espacio junto a su hermano y después le entrego su porción de pizza para después volver a poner la bandeja en el suelo, esta vez alejándola para dejar suficiente espacio en el cual colocar los vasos con agua. "De nada" pensó ella cuando su hermano le dio las gracias con su tierna vocecilla y débil tono. Entonces ambos comenzaron a comer en silencio, como era costumbre para ellos, la única diferencia es que esta vez ambos comerían al mismo tiempo. Pasaron muchas cosas por su mente mientras aquellas rebanadas de pizza eran devoradas, entre ellas el cómo Lynn estaría seguramente molesta con ella por haber decidido comer con Lincoln y no con ellas en el comedor, eso le producía una sonrisa al recordar el ceño fruncido de Lynn. Todos en la escuela estaban acostumbrados a verla con esa expresión, mientras sudaba su característica vestimenta deportiva de color rojo con blanco y con un número uno en su camisa, sujetando su cabello en una alta coleta para dejar que su nuca y espalda se ventilen bien y su cabello no le estorbe durante la práctica. Pero en casa toda la familia estaba acostumbrada a verla con el cabello suelto y vistiendo ropa mucho más bonita y femenina, con una expresión mucho más afable gracias a que no tenía activada aquella competitividad que mostraba en sus equipos deportivos. Lo que era raro al verla, era usar su vestido, con su cabello bien peinado y aquella expresión dura en su cara. Esa vista estaba reservada para los miembros de la familia que conseguían molestarla, de hecho pensando en ello, quizá el único chico que había visto así a su hermana era Lincoln, era aquello lo que la hacia sonreír de manera divertida, bastante cerca de soltar una risilla.
Coloco los trastes sucios sobre la bandeja nuevamente y la mantuvo alejada, para así tener espacio y poder recostarse sobre el suelo, junto a su hermano. Lo miro por un momento directo a los ojos, no esperaba nada al hacer aquello, pero lo hizo, consiguiendo que Lincoln desviara la mirada y terminara visiblemente incomodado. La peliblanca cerró suavemente sus ojos después de ver la reacción de su hermano, mientras daba un largo suspiro mental, lamentando ver que el chico aun parecía ser incapaz de tomar iniciativa en nada. Dejo caer suavemente su cabeza sobre el suelo y entonces tomo su teléfono del bolsillo de su falda y lo desbloqueo. Una vez más no estaría enteramente atenta a lo que la pantalla del teléfono le mostraba ya que estaba en alguna de sus redes sociales, las cuales no le interesaban mucho, en su lugar se acomodaría sobre su lado izquierdo con su brazo ligeramente extendido, el cual tenía sujeto al teléfono. Haciéndolo de esa manera los hermanos quedarían frente a frente y ella podría fingir que ve la pantalla del teléfono cuando lo que en realidad hacia era simplemente ver a su hermano ya fuera de manera fugas mientras el no pone atención o de reojo mientras centra su mirada en el teléfono para no ser descubierta. Siempre hacia eso, aunque en el comedor era mucho más sencillo ya que podía sentarse frente a él directamente.
Para la peliblanca, su hermano siempre fue alguien que captaba su atención de una u otra forma y que también le hacia estremecerse por diversas razones. Cuando eran aun muy pequeños recordaba como su madre les explicó que ellos eran gemelos y que esa era la razón de porque eran idénticos el uno al otro. De niña eso la estremecía bastante, ciertamente de pequeños eran idénticos en toda regla, la única diferencia evidente además de la ropa era el hecho de que ella llevaba el cabello largo. Le parecía tan extraño ver a alguien idéntico a ella en otro lugar que no fuera su reflejo en el espejo o en una fotografía, como todos los niños pequeños, ella también solía ser muy estúpida, así que sorprendida por el parecido y dado que nacieron al mismo tiempo, llego a creer que quizá ellos dos eran la misma persona, pero que habían sido partidos a la mitad y entonces cada mitad se volvió una persona diferente. Efectivamente aquello era una estupidez, y en retrospectiva podía darse cuenta de que aquella idea seguramente estaba muy influenciada por las caricaturas tan extrañas que Lincoln veía de pequeño, pero no podía sacarse de la cabeza que ella y su hermano debían ser especiales, sin lugar a dudas debían serlo. Ambos eran iguales, pero uno era niño y la otra era niña, además ambos tenían el cabello de color blanco, y aunque el cabello de Lincoln parecía ser un poco más claro, lo cierto es que era difícil de notarlo a simple vista. Cuando salían a jugar al parque con sus padres, todos los adultos se acercaban a ellos y les decían muchas cosas bonitas y en la zona de juegos todas las niñas querían invitarlos a jugar. Siempre era por su bonito y poco común; quizá más correcto decir muy extraño de ver, color de cabello, el cual no era realmente tan extraño. Al menos no dentro de la familia. Otros dos miembros de la familia tenían también aquel característico color de cabello, pero uno era ya muy mayor y en realidad no le resaltaba tanto, mientras que la otra era muy delicada ante aquello, por lo que siempre lo ocultaba.
Interesada en aquel rasgo característico que parecía ser relativamente común en su familia, ella busco mucha información al respecto, topándose con las condiciones que causaban aquella apariencia. Para ella, su gemelo y el abuelo de la familia por parte de su madre, era Leucismo, una particularidad genética causada por un gen recesivo que les hacia tener una menor presencia de melanina en sus cuerpos, lo cual causaba aquel hermoso color blanco en sus cabellos y una ligeramente blanquecina piel, pero que no tenía ningún tipo de repercusión en su salud ni tampoco en su calidad de vida; según leyó, aquello incluso les daba una ligeramente superior resistencia al calor. Ella incluso solía pensar en sí misma y en su hermano como personas Shiny ya que solo eran diferentes por su color; dejando de lado el tema de sus estadísticas, claro está. Pero en el caso de su hermana menor fue algo un poco peor, ella tenía algo llamado Albinismo, que en pocas palabras era igual, pero con mucha menor presencia de melanina, tan poca que llegaba a ser un problema que acarreaba una salud delicada.
Tomando en cuenta aquello, los únicos con una cabellera "especial" en casa serian ella y su gemelo, tanto que incluso dentro de todo el pueblo eran los únicos con aquella particularidad. Eso era lo que la hacía pensar que ambos eran especiales y debían estar juntos por siempre hasta volver a ser una sola persona. Al menos así fue hasta que descubrió que ellos no eran tan especiales después de todo. Sus padres les dijeron con mucha claridad que ellos eran gemelos, por lo que eventualmente ella decidió también investigar sobre el tema poco después de aprender en clases sobre la reproducción sexual y el embarazo. "¿Si mamá solo se embarazo una vez de nosotros por qué somos dos?" se pregunto la niña, antes de indagar en el tema. El resultado era corto y fácil de entender, durante la división celular el cigoto daba origen a dos embriones, ella conocía todas aquellas palabras gracias a las clases, por lo que no fue difícil entenderlo, aunque si fue extraño descubrir que nadie sabía aun porque pasaba aquello, solo había hipótesis al respecto y mucha incertidumbre. Pero eso significaba que en el pasado, muy en el pasado, ellos eran realmente solo una persona, eran un solo cigoto que después se convirtió en dos diferentes, Lincoln si era parte de ella y ella parte de él después de todo. Eran almas gemelas y seguramente pasarían el resto de sus vidas el uno con el otro como a veces lo soñaba o incluso fantaseaba. Ellos dos creciendo juntos, apoyándose siempre y compartiendo todas sus experiencias, buenas y malas. Después ellos se casarían, él con una hermosa chica de carácter fuerte y ella con un lindo chico de actitud muy dulce, vivirían en casas cercanas y serian vecinos, por lo que sus hijos serian muy cercanos también. Sobrepasarían cualquier adversidad que se les presentara siempre estando el uno al lado del otro y eventualmente envejecerían juntos, siendo lo mejores hermanos hasta el final de sus días.
Pero había algo que la molestaba, mientras su madre siempre les dijo gemelos, su padre usaba otra palabra, aquella palabra solo la habían escuchado de la boca de su padre, pues en el pueblo todos también les decían gemelos. Fue con él y pregunto al respecto, pero su respuesta no le gusto en absoluto, ella y Lincoln si eran gemelos, pero era más sencillo entender su situación como mellizos. Volvió a investigar al respecto y descubrió que existían los gemelos idénticos, aquellos de los que leyó por primera vez, los cuales venían de un mismo cigoto, y después estaban los gemelos fraternos, aquellos que provenían de cigotos diferentes. En pocas palabras, su madre se embarazo al mismo tiempo de ellos dos, eran cigotos diferentes, es decir, hubo dos concepciones al mismo tiempo dentro de Rita. Eso le rompió el corazón, ella amaba la idea de que su hermano fuera su otra mitad y ambos estuvieran destinados a estar juntos por siempre, pero lo cierto es que no era diferente del resto de sus hermanas, dos óvulos distintos los cuales fueron fecundados al mismo tiempo, solo eso. Quizá lo que más la lastimaba de toda aquella situación es que ellos tenían a dos hermanas que realmente eran gemelas, gemelas idénticas, y ahora eran el único par verdadero de gemelos en casa, pues Lincoln y ella ya no lo eran más. Aquello se hacía más evidente con el paso del tiempo ya que poco a poco las apariencias de Lincoln y ella se separaban entre sí, no solo por la distinción de sexo, sino por no haber nacido en las mismas condiciones que las gemelas rubias.
Recordar aquello molesto un poco a la peliblanca, causando en ella una mueca de disgusto, la cual lamento haber hecho de inmediato, pues al mismo tiempo que ella fruncía su ceño, Lincoln había decidido voltear a verla, causando en él un pequeño espasmo ante el susto. Ella no pretendía dedicarle aquella expresión a su hermano, pero por su respuesta nerviosa justo después del susto, parece que el sintió que así era. Una vez más parecía que arruinaba las cosas al estar con él, aunque eso no era nuevo, y para variar, una vez más parecía que no tendría oportunidad de aclarar aquello. Pensó muy seriamente en que es lo que le diría para aclarar el malentendido, pero no dijo nada al final, nunca lo hacía. Siempre terminaba presa de un pequeño pánico al intentar hablar con él y terminaba solo huyendo, esta vez no fue muy diferente, aunque se tomo las cosas con calma, fue lo suficientemente lista para evitar huir, solo se dio la vuelta para darle la espalda a Lincoln. Dejarlo solo en su cuarto después de hacerle aquella desagradable mueca seguramente lo haría sentir mal, y ella no quería eso, pero permaneció incapaz de saber que decirle o de tener el valor para hablar. No terminaba de entender cómo es que resulto que su relación se rompiera tanto y al final se convirtiera en esas incomodas interacciones que tenían. Sabía que no estaba enojada con el debido al comportamiento que Lincoln tuvo cuando eran más pequeños porque cuando él se disculpo por eso a ella no le importo mas el tema, lo perdono sin mucho esfuerzo y feliz de ver que su hermano favorito regresaba a la normalidad. Entonces debía ser la forma en que Lincoln comenzó a comportarse después de eso, como las evitaba a todas sin explicar porque lo hacía, ciertamente eso era algo que incluso en el presente la molestaba, era como si Lincoln de un momento a otro decidiera que ya no las quiere más, que ya no es su hermana favorita como muchas veces antes lo dijo. Un poco cegada por aquellas emociones desagradables, fue que acepto la propuesta de Lori por darle un pequeño escarmiento, tanto como una venganza por lo mal que las trato, como por haber roto un par de veces el protocolo de hermanas y por comenzar a ignorarlas. Fue una lástima ver que en algún momento aquel castigo se les fue de las manos y las cosas terminaron mal para el chico, a quien por más que quería recuperar, se veía ya bastante lejano, ajeno a la familia. Aquello que en su momento les pareció un pequeño juego sin consecuencias había terminado por aislar al único hermano varón que tenían, y no solo eso, lo habían hecho sentir culpable de todo.
De un momento a otro alguien toco a la puerta del cuarto y notando como Lincoln parecía prepararse para levantarse, ella volteo a verlo con una expresión algo molesta "Se supone que no debes moverte" pensó la peliblanca, regañando a su hermano en su mente "Deberías de ser más cuidadoso, pareces un niño pequeño" la chica sonrió un poco ante eso ultimo que pensó, le pareció gracioso, aunque Lincoln fue incapaz de ver la sonrisa de su hermana ya que ella le daba la espalda mientras abría la puerta. Del otro lado estaba una chica de cabello castaño la cual usaba un vestido discreto de un color que estaba a medio camino entre el color rojo y el rosa.
—Oye, dice mamá que bajes los trastes sucios— comento la castaña.
—Dile que no se preocupe— respondió la peliblanca—, yo los voy a lavar mas tarde. Creo que debería quedarme un poco mas aquí cuidando de Lincoln— esto último lo dijo acercando su rostro al de su hermana y bajando un poco su tono de voz.
—Sal de ahí— dijo la castaña, mostrándose algo molesta—, mamá dijo que quería hablar de algo contigo también. Tienes que ir a verla.
Sin muchas ganas la peliblanca se resigno a salir del cuarto de su hermano llevando consigo los trastes sucios sobre aquella bandeja. Al llegar a la cocina no encontró a su madre, por lo que primero se dispuso a lavar los platos y vasos, para enseguida ir al cuarto de sus padres y preguntar a su madre que era lo que quería hablar con ella.
—Yo no te mande llamar cariño— respondió su madre—, Lynn debió equivocarse. Pero dime como sigue tu hermano ¿está bien?
—Si, pero su ojo se ve muy mal, ¿segura que está bien?
—Bueno cariño, a mí también me parece que se ve mal, pero el novio de Lisa fue muy claro, dijo que no había problemas.
—Pero mamá, está muy hinchado y se puso negro, además la parte blanca del ojo tiene un derrame. Eso no puede ser bueno, deberíamos decirle a Lisa que llame a su novio, podría ser algo malo.
—Cariño, tranquila— dijo Rita, acercando a su hija con un pequeño abrazo y mostrándole una sonrisa afable y muy tranquilizadora—, el Doctor Roy dijo que eso era normal debido al golpe que recibió. El ya tiene su medicamento y en un par de días todo eso va a comenzar a desaparecer. Lincoln incluso dijo que puede ver bien a pesar de la hinchazón.
—Pero mamá ¿y si pierde la vista? ¿O si pierde el ojo?
—¡No digas eso cariño! No seas así, es horrible que digas eso. El novio de Lisa fue muy claro, nada malo le va a pasar en el ojo, es normal que las heridas en el rostro se vean muy mal porque es una zona sensible o algo así. Incluso la herida en su pie estará bien, aunque debemos hacer lo posible porque no se mueva. ¿Recordaste decírselo?
"Demonios" pensó la peliblanca ante aquella pregunta que su madre le hacía, pues nuevamente paso su tiempo junto a Lincoln en silencio.
>>De cualquier forma el estará bien, le pedí a Lori que cuide de el mañana. Lincoln dijo que podría cuidarse solo, pero creo que al menos los primeros días debería estar acompañado para evitar complicaciones. Así que mañana él, Lori y Leni estarán en casa, quizá deje a Lily también, seguro Leni estará feliz de cuidarla.
—¿Puedo quedarme yo también?
—Ni lo intentes jovencita, tu iras a clase como el resto de tus hermanas. Solo tranquilízate, el va a estar bien.
—Pero nunca antes había visto a Lincoln así. Ni siquiera Lynn se ha lastimado así en sus partidos.
—Lo sé cariño, pero no hay nada de qué preocuparse, Lincoln estará bien, ahora ve a prepararte para dormir. Dientes limpios, ahora.
—Ok mamá. Hasta mañana. Y dile a Lori que cuide bien de Lincoln.
—No hace falta decírselo cariño, ella lo hará.
—Bueno, supongo que sí, Leni estará con ellos después de todo.
Rosa Relajante
Lola estaba muy satisfecha con la deliciosa cena de aquel día, había valido la pena convencer a su papá de preparar una pizza, sin lugar a dudas el es el mejor cocinero del mundo, todo lo que prepara es delicioso, es bueno que haya nacido como su hija. Pero después de comer se sentía muy cansada, había sido un día algo pesado. El viaje de regreso a casa se retraso por culpa de la llanta pinchada y lo mucho que tardo su papá en poder cambiarla, también estuvo el susto de la tarde cuando Lincoln regreso, por su culpa no fueron capaces de comer, ambos padres fueron con él al hospital y aunque no tardaron mucho tiempo ahí, al final terminaron por brincarse la hora de la comida.
Ella solo quería ir directo a su habitación compartida y recostarse sobre su cama para dormir plácidamente junto a su hermana favorita. Pero a pesar del cansancio que sentía, antes de dormir debía hacer su rutina de belleza para poder mantener su hermoso cutis intacto, libre de marcas y de manchas, así como mantener su cabello brillante y sedoso. No había ningún certamen próximo, pero no podía bajar la guardia solo por ser una temporada baja de pasarelas, después de todo ella aspiraba a ser una súper modelo o una miss universo. Tomo sus productos de belleza y fue directo al baño, donde se paro frente al espejo y dio uso al banco que estaba debajo del mueble para poder elevarse más y verse bien reflejada. Aun era una niña pequeña y le faltaba mucho por crecer, ella lo sabía perfectamente, pero no le molestaría crecer unos cuantos centímetros durante la noche, seria genial ser más alta, seguro la haría resaltar más en las pasarelas. Primero enjuago su rostro con abundante agua justo después de recoger su cabello y enseguida uso aquel limpiador hidratante que su dermatóloga le recomendó después de la última visita que hizo junto a su madre. Al parecer Lola tenía una piel que tendía a ser seca con mucha facilidad, por lo que hidratarla era importante. Además aquel limpiador generaba una espuma que se sentía muy agradable al momento de masajear su rosto. Después toco el serum, el cual no le gustaba mucho por su textura, pero aun así no podía evitar usarlo, después de todo, la belleza cuesta. La última parte era simplemente una crema muy ligera que se absorbía rápidamente por la piel, solo eran tres pasos para aquella rutina y Lola agradecía mucho eso. Siendo ella aun una niña y teniendo una buena alimentación, su piel y cabello estaban siempre bellos, las rutinas de belleza que tenía eran solo para acentuar su tersa piel y brilloso cabello. Sabía perfectamente que el verdadero problema llegaría con la pubertad y los cambios hormonales, aunque aún faltaba algo de tiempo para eso, por lo que aquellos tres pasos sencillos para cuidar el cutis de su rostro bastaban. Mientras que para su cabello lo único que debía hacer era aplicar una pequeña ampolleta de keratina y cepillar por unos quince minutos de manera delicada. Eran las ventajas de ser una niña pequeña aun, la belleza era mucha y los cuidados eran pocos.
Tomo sus cosas y se dispuso a salir del baño, pero al momento que abrió la puerta, frente a ella a lo lejos, pudo ver otra puerta abrirse al mismo tiempo. Era la puerta al fondo del pasillo, el cuarto de blancos. El chico peliblanco salió de aquel lugar de manera dificultada, no podía caminar debido a la férula que llevaba puesta, por lo que daba pequeños saltos sobre su pie derecho, era obvio que trataba de pasar desapercibido, aunque estaba haciendo un buen trabajo en ello. De un momento a otro, el chico levanto por fin su mirada y sus ojos se cruzaron con los de Lola. Para la pequeña rubia era siempre algo difícil cruzarse con él, sabía que eran hermanos y podía recordar perfectamente las muchas veces que pasaron tiempo juntos a pesar de lo pequeña que era ella, pero habían pasado tantas cosas que ahora no podía verlo como su hermano. Él se había distanciado tanto que ya no sabía cómo hablar con él o si es que él seguía siendo el mismo hermano amable y amoroso que solía ser. Lori solía recordarles en cada junta de hermanas que él había cambiado, pero ella no sabía de qué forma, hacia tanto tiempo que no hablaban que simplemente ya no sabía nada de él. Por eso encontrárselo en casa era incomodo para ella, estaba acostumbrada a no verlo ahí ya que siempre salía temprano en las mañanas, antes que cualquier otro miembro de la familia, y volvía tarde, cuando ella estaba ya en su cuarto con su gemela.
Desvió un poco su mirada y sin darse cuenta comenzó a peinar su cabello con sus dedos mientras lo acomodaba sobre su hombro izquierdo. Dio unos pasos y cerró la puerta del baño tras de ella. Podía ver a Lincoln reanudar su paso y eso la hizo ponerse a pensar. El pasillo era lo suficientemente ancho como para permitir que ambos pasen por el, uno al lado del otro sin estorbarse, pero verlo cojear de aquella manera le hacía pensar que quizá debería hacerse a un lado para evitar que se lastime. Tal vez si ella caminara rápido hasta las escaleras y bajara un par de peldaños para esperar ahí hasta que Lincoln haya pasado evitaría ser un estorbo, pero tenía puestas unas pantuflas que si bien eran muy cómodas, ya sabía por experiencia propia que al intentar apurar su paso con ellas era peligroso, daba igual lo rugoso que parecía estar el piso pues sus bonitas y muy cómodas pantuflas blancas con forma de conejito siempre encontraban la forma de resbalar. Eran tan inseguras que muchas veces pensó en dejar de usarlas, pero también eran muy bonitas, por lo que termino por no abandonarlas.
Miro a Lincoln dar aquellos pequeños saltos sobre su pie derecho y no pudo evitar sentirse algo apenada por él, no solo por la torpe forma en la que se desplazaba o por la fea herida que tenía en su rostro sino por haber dejado de ser el hermano que ella recordaba. Aunque con poca precisión, los recuerdos de Lola sobre Lincoln eran casi todos felices, jugando con él y Lana, siempre sonriente y lleno de energía. Él y sus antiguas compañeras de cuarto siempre metiéndose en problemas por culpa de Lynn, pero siempre consiguiendo tiempo para jugar con las menores, especialmente con Lucy y las gemelas, pues Lisa aun era muy bebé. Lincoln pasó a su lado, pero Lola no volteo a verlo, no quería tener un primer plano de aquella hinchada cara tan desagradable a la vista, pero si pudo escuchar la agitada respiración de su hermano. "Pobre chico" pensó ella, sintiendo algo de lastima por el al mostrarse agitado con solo dar algunos saltos desde su cuarto hasta el baño. Aunque pensándolo bien, ni siquiera él podría agotarse con eso, seguramente el pie aun le dolía, era eso lo que mantenía agitada su respiración. Volteo hacia atrás a verlo nuevamente y así se mantuvo hasta que el finalmente alcanzo la puerta del baño. A pesar de ser gemelos, ellos son muy diferentes a Lola y Lana, es verdad que se parecen muchísimo, hasta tienen ese bonito color de cabello, pero se puede ver que no son completamente iguales. Lola y Lana solían jactarse justamente de que ellas eran idénticas en todo sentido y la única diferencia real entre ellas era su peinado; además de la vestimenta, pero no era así para los gemelos de mayor edad en la casa. ¿Sera porque uno es niño y la otra es niña? Los niños son diferentes de las niñas después de todo, por eso se podía ver la diferencia entre esos dos, mientras que Lola y su gemela eran ambas niñas, por eso era más difícil notar la diferencia en ellas. Al menos eso es lo que Lola pensó mientras retomaba su camino a su habitación.
Al entrar lo primero que noto fue aquel particular olor que había en la habitación, el cual era causado por las mascotas exóticas que su hermana mayor tenia con ella. En un día escolar normal, a esa hora ella jamás se habría topado con Lincoln en el pasillo de la casa, mientras que Lana estaría aun despierta, alimentando a sus mascotas y quizá limpiando alguno de los terrarios para mantener la higiene de aquellos animales. Pero esta vez Lana estaba en su lado de la cama profundamente dormida y en una posición que era fácil de notar como incomoda, no solo era incomoda en apariencia, Lola sabia que lo era porque Lana estaba roncando suavemente, cosa que era extraña en la gemela mayor a menos que estuviera en teniendo problemas para respirar mientras duerme. La gemela amante del color rosa se acerco a los terrarios en el lado de la habitación que pertenecía a Lana y reviso si ella realmente alimento a sus mascotas, pero al notar que ese no fue el caso, ella se dispuso a darles algo del contenido que los frascos que Lana compraba en la veterinaria tenían. No eran sus mascotas, así que no conocía bien los cuidados que requerían, por lo que solo les dio un par de aquellos pequeños churros cafés que estaban dentro del frasco a cada mascota. Excepto a la serpiente, sabía muy bien por lo que su gemela le había dicho, que la serpiente debía comer únicamente una vez a la semana y en su caso debía ser algo más especial que aquellos churros pequeños compuestos de vitaminas.
Después de aquello Lola movió suavemente el cuerpo de su gemela con la intención de acomodarla sobre la cama en una postura correcta, pero tratando de ser tan delicada como para no despertarla. Agradecía que Lana de hecho hubiera cambiado su ropa y se había puesto su pijama. Con cuidado la cobijo de manera cariñosa y le dio un beso de buenas noches en la comisura de los labios. Al igual que todas las hermanas de la casa, ellas debían compartir su habitación para economizar el espacio reducido de la casa, y también como el resto, ellas tenían una cama individual para así tener un pequeño grado de privacidad al menos a la hora de dormir. El resto de sus hermanas en general tenían sus cosas repartidas en toda la habitación compartiendo el espacio mientras sus camas eran las que permanecían separadas. Pero para las gemelas era lo opuesto, la habitación estaba perfectamente dividida en dos para que pusieran sus cosas en sus respectivos lados, pero ambas desde que consiguieron sus propias camas, las habían juntado para hacer una más grande y dormir juntas. Ajustando su pijama se recostó sobre la cama y se cobijo tratando de escapar del creciente frio que se notaba en esa temporada, fue hasta la parte en la que su gemela estaba acostada y se acurruco junto a ella pasando su brazo sobre ella para abrazarla. Ellas dormían con la luz encendida pues a Lola no le gustaba la oscuridad, por lo que cuando estuvo cómoda pudo ver con claridad el rostro de su gemela, era simplemente genial que ambas fueran iguales, era como en aquellas películas infantiles que veían. Sonrió contenta por ver a su gemela dormir tan placida y pesadamente y después de darle otro beso y darle las buenas noches, se dispuso a conciliar el sueño.
Turquesa Insípido
La rutina para ese día fue la misma que para el resto de la semana escolar, se levanto temprano y espero por su turno para entrar al baño y poder asearse. Después, en su habitación, se tomo su tiempo para arreglarse, pues a pesar de que como todos los días, ella había escogido sus prendas tanto externas como intimas desde el día anterior, el peinar su largo cabello solía ser una tarea tediosa y para la mayoría molesta, no así para ella quien podía relajarse un poco al hacerlo. Después bajo junto a algunas de sus hermanas hasta el comedor de la casa y ahí espero el desayuno, para su gusto fueron unos deliciosos panqueques muy dulces y esponjosos. Su padre jamás la había decepcionado en cuanto a la comida se refería, siempre era deliciosa. Para cuando su madre les dio el aviso de subir a la van, ella solo se despidió de su familia, en esa ocasión ella se ausentaría de las clases escolares junto a dos de sus hermanos. Su madre incluso le pidió a ella de manera especial que cuidara de Lily ya que, aprovechando la estadía de los tres hermanos, decidió dejarla también en casa para que pasaran tiempo con ella. Con Lily en casa sería muy divertido el día, aunque era una bebé, ella era muy inquieta y divertida, estaba ya intentando dar sus primeros pasos y era muy gracioso escucharla intentar hablar, aunque de la pequeña solo salían balbuceos ininteligibles y muy húmedos tomando en cuenta que a cada intento terminaba llenándose de su propia saliva.
Una vez que sus padres se fueron y con ellos sus hermanas, Lori le dijo que primero irían a ver a Lily a su cuarto, debían asegurarse de que estaba dormida aun, y si no lo estaba entonces la bajarían con ellas a ver la televisión. Resulto ser la primera situación, con Lily durmiendo plácidamente en una de esas extrañas posiciones que parecen imposibles de tolerar a menos que seas un bebé, y a pesar de que Lori le dijo que no había necesidad de moverla para acomodar a la pequeña, ella se sentía mal de ver a su hermanita en aquella que parecía ser una posición dolorosa. Por supuesto Leni era una chica delicada y que tenía experiencia cuidando de Lily, por lo que al momento de acomodar a su hermanita bebé, lo hizo sin que los movimientos la despertaran o interrumpieran su sueño. Acaricio las mejillas de Lily un par de veces mientras la veía, pensando en lo mucho que le gustaría tener un bebé que fuera suyo, aunque Lori le había dicho muchas veces ya, que eso no podía pasar hasta que fuera una adulta como mamá y papá.
Lori salió de la habitación confiando la seguridad y paz de la bebé a Leni, pues iria a preparar un par de biberones para que cuando Lily despertara ellas solo tuvieran que calentarlos un poco y pudiera comer tranquilamente. Leni puso un rostro serio y miro de manera fija al bebé, tratando de no perderse ninguno de sus movimientos, debía cuidarla después de todo. Incluso le sujeto suavemente de la cabeza, tratando de no despertarla, de esa manera aunque la perdiera de vista al parpadear, podría saber si se mueve gracias a su mano. La rubia sabía perfectamente que los bebés eran muy frágiles y también muy tontos, incluso más que ella, por lo que se podían meter en problemas y lastimarse muy fácilmente. Lori no tardaría mucho, así que solo debería estar atenta a Lily un poco más de tiempo, pero un pequeño y lejano ruido la hizo perder aquella aparentemente intensa concentración. Fue un sonido hueco, pareció algo cayendo en el suelo, pero debido a lo sordo que se escucho debió ser en alguna habitación cercana. La rubia amable recordó de golpe porque estaba ahí, no en ese momento justo, sino como tarea del día, ella y su hermana mayor deberían atender a su hermano menor que de alguna forma termino muy lastimado el día anterior. Flexiono sus codos e hizo subir sus manos hasta la altura de su pecho, dejando sus muñecas completamente flojas, haciendo que sus manos cuelguen por ello y con pasos pequeños se dirigió a la puerta de la habitación. Con mucho cuidado y siendo tan discreta como pudo, asomo un poco su cabeza a través del marco de la puerta abierta de par en par, tenía su vista en dirección a la derecha del pasillo, al fondo del mismo, aquel lugar en donde se guardaban las toallas limpias, o las sabanas, algunas prendas como los trajes y vestidos formales y la mayoría de los vestidos que Lola usaba en sus pasarelas. Aquel era también el lugar donde dormía su hermanito. Pero debía mirar con cuidado, después de todo si Lori la descubría volvería a regañarla por tratar de ver a Lincoln.
¿Qué debería de hacer la joven rubia? ¿Debería acercarse al lugar de reposo de su hermano? Se supone que debería estar ayudando a Lori para cuidar de él, entonces no estaría mal ir a visitarlo en su cuarto y preguntar cómo se encontraba ¿cierto? Puede que incluso este dormido y solo lo vea descansar. Podría aprovechar el poco tiempo que quedaba antes de que Lori regresara y asomarse un poco en aquel cuarto de blancos, tenía curiosidad de ello, Lori nunca la dejaba ver ahí dentro y hacia bastante tiempo que no veía a su lindo hermanito. Pero pensar era algo que Leni hacia de manera lenta y muchas veces incorrecta, por lo que antes de que pudiera tomar una decisión, Lori apareció frente a ella, preguntando en que es lo que pensaba. Lamentablemente Leni era también alguien mala mintiendo, no porque fuera torpe sino porque cuando alguien le preguntaba algo ella simplemente respondía de manera natural, no tenia filtros ante aquella interacción aun.
—En Lincoln— respondió la rubia con lentes de sol sobre su cabeza—, mamá dijo que deberías cuidarlo.
—Lo hare— respondió la mayor frunciendo el ceño—, pero primero debe despertar.
Leni estuvo tentada a decirle a su hermana mayor que había escuchado un ruido momentos antes, quizá había sido Lincoln, no había nadie más en casa después de todo. Pero la mueca de fastidio que Lori puso la hizo desistir de aquella idea, era mejor no hacer enojar a su hermana, al menos no más de lo que normalmente lo hacía. A petición de ella, Leni tomo a Lily entre sus brazos suavemente y las tres bajaron hasta la sala de la casa, Lori había traído la cuna que estaba en el cuarto de sus padres para que Lily durmiera junto a ellas mientras veían la televisión, ambas sabían que los ruidos difícilmente despertarían a la pequeña. Al cabo de una hora frente al televisor, aunque sin que Lori prestara atención al mismo, Lily ya había despertado y estaba sobre las piernas de Leni, ambas muy atentas al televisor viendo aquel programa sobre ponys mágicos que tanto les gustaba. Por momentos Leni inclinaba su cabeza y se acercaba a su hermanita bebé con la intención de percibir su aroma, le gustaba mucho aquel olor, la hacía sentirse tranquila, pero en medio de una de esas dosis de olor a bebé limpio, algo capto la atención de Leni nuevamente, un sonido algo parecido al que más temprano había escuchado. En esta ocasión sonó más veces y de hecho, el sonido parecía moverse de lugar. Leni no sabía cómo reaccionar ante aquello, ese sonido era extraño, nunca antes lo había escuchado en ningún otro lugar, pero fue fácil erradicar su duda, después de todo el sonido provenía de la planta alta de la casa.
Se puso de pie cargando a Lily con la intención de ponerla en el suelo, pues a pesar de ser una bebé, era ya tan mayor como para permitirle explorar la casa en supervisión de alguien cercano, habían acondicionado esa casa hace mucho tiempo para que permitiera comodidad y seguridad para un bebé, después de todo esa casa parecía tener una fijación por mantener bebés dentro. Cuando se encamino a las escaleras su hermana mayor la detuvo, preguntando sobre lo que haría, por lo que ella tranquilamente respondió que iría a ver a Lincoln, quien ya había despertado. Aquello pareció poner seria a Lori, quien pidió a su hermana menor que se quedara en la sala con la bebé mientras ella ayudaba a Lincoln. Eso decepciono a la rubia de vestido quien realmente esperaba poder subir y ayudar a su hermanito. Pero no había nada que hacer, sus padres le habían dado esa responsabilidad a Lori, mientras Leni se quedaría en casa ya que todos, incluso ella misma, sabían que no era muy buena para lidiar con las personas, ni tampoco muy tolerante a estar distanciada de la hermana alfa de la familia.
Aun así ella esperaba tener la oportunidad de ver a Lincoln, hacía mucho tiempo que no hablaba con él, tanto como para que ella fuera incapaz de recordar el tiempo transcurrido o el tópico del cual hablaron. Aquello la entristecía un poco, quería mucho a todas sus hermanas y también a su único hermano, pero siempre que quería pasar tiempo con él, alguna de sus hermanas solían regañarla por ello, en especial Lori. Tratar de entender aquello le costaba mucho a Leni, realmente no entendía porque debían ser malas con Lincoln y tratarlo de esa forma, el era un niño muy dulce y amable que no se merecía eso. Podía entender que sus hermanas se hayan molestado con él por la forma tan fea en que las trato aquella vez, pero eso fue hace años, Leni lo había perdonado hace mucho tiempo ¿Por qué el resto de sus hermanas no podían hacerlo? Lo único que hacían todas era alejarlo cada vez más, tanto que ahora Leni no tenia oportunidad de verlo en casa, el salía temprano de casa, mucho antes de que todos despertaran, y regresaba tarde también, cuando ya todos estaban en sus cuartos. Aunque le era algo confuso el orden y las intenciones, Leni podía recordar que el primero en hacer eso fue Lincoln, antes que ellas dejaran de hablar con él, fue el mismo quien dejo de hablar con ellas. Al menos eso decía Lori siempre, pero Leni podía recordar que Lincoln nunca dejo de hablarles, el solo comenzó a alejarse, para ella fue triste ver como su hermanito menor paso de ser un niño alegre y muy activo, a uno muy furioso y triste, el cual solo se dedicaba a decirles cosas malas, pero lo que más le dolía es que después de eso, Lincoln se convirtió en un niño triste y solitario. Lori e incluso Lynn solían decir que no había problemas con eso, pero Leni sabía que eso no podía ser normal, no entendía como, solo era algo que sentía al verlo como era ahora, un niño serio, que había dejado de sonreír y que evitaba estar con todos. Y no era la única que pensaba así, había al menos dos hermanas más que también creían que Lincoln estaba pasando un mal momento aunque no quisiera decírselo a nadie.
Pasado un buen rato, la bebé se había cansado de tanto jugar junto a Leni, así como también había llegado aquella que se había convertido en su hora de sueño gracias a la guardería, por lo que Leni, entendiendo que la pequeña dormiría un buen rato, prefirió llevarla hasta su cuarto para hacerla dormir ahí. Fue primero a la cocina y tomo uno de los biberones que preparo Lori más temprano, tal y como le habían enseñado, lavo bien sus manos antes de tomar el recipiente, después lo agito con fuerza cubriendo el orificio de la punta para evitar que el contenido se derramara. En seguida lo metió en el microondas y presiono el botón que tenía un dibujo de un bebé sonriendo, su mamá y Lori fueron muy claras, ese era el botón especial de Lily, así que debía usarlo para que su biberón supiera mar rico y no le quemara su boquita de bebé. Cuando el aparato termino, sujeto a Lily entre brazos, quien hasta ese momento la seguía a doquiera que iba mientras gateaba, y tomo el biberón para subir las escaleras en dirección al cuarto que la bebé compartía con la niña genio. Recostó a Lily suavemente sobre su cuna y se quedo con ella hasta que la bebé finalmente se durmió con su biberón aun en la boca.
Salió de la habitación y no pudo evitar ver nuevamente en dirección al cuarto de blancos, dudando en sí debería ir para ayudar a su hermano. No solo la hacía dudar el temor que tenia a recibir un regaño de su hermana mayor, quien parecía empecinada en mantener la distancia entre ellos; entre todas sus hermanas y él, sino también lo que Lori le dijo el día anterior. Aunque desconocía los detalles, parecía ser que Lincoln estuvo en un accidente que lo dejo lastimado de un pie y muy maltratado del rostro, y aunque parecía ser que sus heridas no eran preocupantes para el médico que lo atendió, según Lori si se veían muy mal. Leni era alguien sensible para ese tipo de cosas, por lo que no sabía si sería una buena idea ver a Lincoln en ese estado, aun así lo extrañaba y le gustaría ayudarlo ahora que estaba enfermo, además de esperar que se diera la oportunidad de hablar con él.
Detrás de ella, más allá de las escaleras, se pudo escuchar una puerta abrirse, aquel característico sonido chirriante que la casa hacia en casi todas sus puertas debido a lo viejas de sus bisagras. Leni volteo curiosa ante el sonido y pudo ver a su hermana mayor saliendo de su cuarto, la hermana alfa también la volteo a ver y enseguida camino hacia ella.
—¿Dónde está Lily?— pregunto la rubia que bestia un short de mezclilla.
Leni no respondió nada, simplemente señalo a la cuna de la bebé mientras se movía un poco al lado, permitiendo a su hermana mayor asomarse dentro del cuarto y ver que Lily dormía tranquilamente.
—Lori ¿no deberías estar cuidando a Lincoln?— pregunto Leni, flexionando sus codos para permitir que sus manos suban hasta la altura de su pecho y dejando que sus muñecas se destensaran, consiguiendo con ello que colgaran un poco, casi como si quisiera imitar los pequeños brazos de un dinosaurio.
—Claro, eso hago Leni. Ya es bastante tarde y creo que es un buen momento para el almuerzo. Bajemos a preparar algo para los tres.
Leni sonrió ante aquella propuesta, estaba feliz, Lori hablo de tres personas, ellas serian dos, y Lily ya había comido, por lo que la tercera persona era Lincoln. Después de todo Lori si estaba cuidando de Lincoln, esta vez incluso lo incluyo para el almuerzo.
Azul Traslúcido
Siendo una niña pequeña, la vida era sencilla en general, las preocupaciones pocas y la felicidad mucha, especialmente cuando se tiene nueve hermanas con las que pasar el rato. Aunque eso no era necesariamente correcto, después de todo la diferencia de edades hacia que convivir con algunas de ellas fuera difícil y a veces hasta incomodo. Pero para Lana aquello no era ningún problema, después de todo, tenía a Lola, su gemela, y también su hermana favorita aunque hubiera muchas ocasiones en que sintiera que no la toleraba.
Esa mañana habían despertado temprano, casi tanto como lo hacía cuando tocaba ir a clases, en realidad ese día tenía clases, pero debido a que se quedaron una noche más en el campamento con la tía Ruth y el abuelo Albert, no asistirían a las clases del día. A Lana no le importaba mucho perder un par de clases, aunque sentía que era un desperdicio no ir a la escuela, después de todo era el único momento en que podía ver a sus amigos, aun eran muy pequeños para que los dejaran salir solos y para Lana, pedir ayuda a sus hermanas mayores con eso era cada día mas difícil, todas estaban ocupadas siempre haciendo un montón de cosas, en especial Lori. Pero no había ningún problema, podría pasar la tarde con Lola, aun cuando a ella no le gustaba ensuciarse y prefería jugar cosas muy femeninas, Lana estaba dispuesta a aceptar aquello con tal de pasar un rato junto a su princesa.
Iba sentada en vanzilla, al centro en la segunda fila de asientos, justo junto a su gemela. Ambas venían tomadas de la mano mientras Lola se apoyaba en Lana al dormir de una manera muy poco agraciada, con su boca abierta y algo despeinada por culpa de su postura. Lana sonreía cada vez que la veía así, deseaba tener una forma de capturar aquel momento. Sabía que podría simplemente pedirle a Lynn, quien estaba a su diestra, que tomara la foto y después la compartiera con ella, pero seguramente la usarían para molestar a Lola. Lana entendía que Lola se merecía cada una de las veces que sus hermanas la molestaban, pues siempre era en represaría al pesado y molesto comportamiento que tenia la gemela menor, pero aun así prefería evitarle aquel mal trago. Era su hermana menor y debía protegerla.
El camino a casa se vio interrumpido repentinamente cuando su padre realizo una maniobra algo cuestionable al volante. Un pequeño volantazo hizo que vanzilla sacudiera un poco a sus pasajeros y después un repentino frenado los hizo separar sus espaldas de su asiento. Aquello molesto mucho a Lana, pues debido a lo repentino de aquello, Lola termino por estrellar su rostro contra el asiento delantero. La pobre rubia que vestía su conjunto deportivo de color rosa termino llorando, no solo por el suave golpe que termino recibiendo; el cual Lana se aseguro de que no fuera tan fuerte gracias a sus rápidos reflejos, sino por el gran susto que se dio por lo ocurrido. Lana pensó incluso en reclamar a su padre por aquella forma de conducción tan temeraria que realizo, pero de inmediato se dio cuenta que aquello seguramente estuvo cerca de ser un accidente. El hombre al volante, con un rostro pálido y una respiración agitada pregunto a su familia si estaban bien, mientras lentamente detenía el vehículo. Al bajar Lana no pudo más que dar un enorme suspiro de alivio, aquello no pudo ser de ninguna manera un accidente, solo era su sensible padre exagerando la situación tanto como para asustar a su familia... de nuevo.
Vanzilla había pasado sobre los restos de un neumático mientras transitaba, quizá aquellos restos pertenecían a uno de esos tráiler que tienen tres ejes, y su padre, de manera descuidada, vio aquello demasiado tarde, dando aquel volantazo y frenado repentino pensando que quizá atropello algún animal. El susto en la familia se disipo rápido mientras Lana revisaba la llanta, había ido a la parte trasera de vanzilla para sacar la caja de herramientas, lamentablemente no pudieron arreglar aquel pequeño desperfecto. La llanta perdía aire muy rápidamente debido a que se pincho con algún trozo de metal salido de quien sabe dónde y, por alguna razón que Lana no entendía, el gato hidráulico no estaba, por lo que su única opción fue llamar a una grúa.
De nuevo en casa Lana debió lidiar con el mal temperamento de su gemela, la forma en la que despertó debido al descuido de su padre la hizo tener un marcado mal humor toda la mañana, especialmente porque, a pesar de que la grúa asistió rápidamente, tardo lo suficiente como para que se perdieran su almuerzo, lo cual era malo ya que su único desayuno fue un vaso de leche y algo de pan casero. Pero todo mejoro cuando su padre preparo una merienda, Lola al fin perdió el hambre que tenia y su humor mejoro bastante, por lo que pasar el tiempo con ella sería más llevadero. Jugaron en su habitación, pusieron una película en su computadora portátil y la dejaron de fondo mientras ellas usaban sus muñecas para jugar, lo cual ponía feliz a Lana. No consiguió ver a sus amigos ese día, pero sabía que sin importar lo que pasara, su hermana gemela estaría con ella siempre.
Al cabo de un rato jugando, ambas gemelas comenzaron a escuchar voces en la planta baja de la casa, pero no prestaron mucha atención a ello hasta que notaron como alguien subió apresuradamente las escaleras. Presas de la curiosidad asomaron sus cabezas por su puerta tratando de escuchar mejor las voces, provenientes de Lori y Lisa. No había mucho que entender, sus voces no eran lo suficientemente altas como para escuchar la conversación, pero Lori parecía por momentos estar molesta, aunque eso no sorprendía a ninguna de las gemelas. Cuando al fin ambas decidieron caminar hasta la escalera de la casa, presas ya de una curiosidad enorme, se congelaron en el acto antes de bajar al ver como sus padres entraban por la puerta principal, ambos con una aparente molestia en sus rostros. Los gritos de su madre dejaron en claro lo que sucedía, algo pasó con Lincoln y era culpa de Lori por no cuidarlo. Al menos eso es lo que las gemelas pudieron entender desde aquella distancia.
De un momento a otro, ambos padres, Lori, Lisa y Lincoln salieron de la casa, acompañados del novio de Lisa, a quien no notaron en qué momento llego, dejando claro entre gritos que Lincoln estaba herido y que se veía bastante mal por eso.
—¿Crees que Lincoln me deje tocar sus heridas cuando regrese?— pregunto Lana mientras aun seguía sobre las escaleras, sujetando con fuerza la mano de su gemela.
—Eso da igual— respondió la rubia con el cabello suelto, volteando a ver a su gemela mientras una mueca de desagrado causada por lo dicho se terminaba de formar en su rostro—, aunque él te de permiso, no creo que Lori te deje siquiera acercarte.
Aquello era verdad, Lori no la dejaría hablar con Lincoln. Pero, siendo sincera consigo misma, lo cierto es que Lana sabía que aun con el permiso de Lori, no hablaría con su hermano. No sabía cómo hacer aquello, ese chico era tan extraño para ella y tan lejano también, nunca sabía como reaccionar al estar frente a él. Podía recordar como solía ser, pero eso había sido hace tanto tiempo, ahora solo le parecía alguien antipático y ermitaño. Eso y que la forma en la que Lola a veces hablaba de él la molestaba mucho.
Violeta Intoxicado
Cancelar sus ensayos o llegar tarde a los mismos era algo que no le gustaba hacer a la castaña de cabello corto, le avergonzaba mucho ya que sentía que con eso hacia a las demás personas perder el tiempo, por eso cuando ella era la que debía esperar, solía ponerse de mal humor y tener una actitud defensiva y algo densa. Podía entender si el retraso era causado por algún incidente inesperado o por un accidente, pero si ese no era el caso, lo mínimo que una persona debía hacer era anunciar con cierta anticipación que su presencia estaría más tarde a la hora acordada. Al menos de esa forma no sería tan frustrante la espera pensando en lo tarde que una persona llegara dándole como razón el poco valor que tiene dicha persona al tiempo de los demás.
Por esa razón, cuando Luna supo que su familia planeaba hacer aquel campamento de fin de semana en la cabaña que tenia la tía Ruth, lo primero que hizo fue anunciar su posible ausencia a sus compañeros de banda y también a los clubes musicales a los que pertenecía en la escuela. En total eran tres las actividades que Luna realizaba en su tiempo libre y sin escuela, el Club de Cuerdas, el Club de Vientos y la banda que tenia con sus amigos, así que tener una agenda bien organizada era importante para ella, de la misma forma en que le gustaba respetar la agenda de los demás, por ello anuncio con anticipación su ausencia a las actividades. Ella realmente no estaba muy emocionada con el campamento, aquella actividad no era de sus favoritas, pero pasar tiempo con su familia si la ponía de muy buen humor, especialmente porque ella no debía organizar nada. Como alfa, era Lori la que solía decidir todo lo importante ayudada por la pequeña Lisa con algunos temas específicos, mientras el resto podía dedicarse solo a recibir órdenes y después pasarla bien gracias a esa jerarquía. Y aquella no fue la excepción. El campamento, aunque muy sencillo y, a pesar del tiempo que hubo entre el aviso y la ejecución, muy escueto, fue sin lugar a dudas divertido, especialmente porque sus padres se dieron el tiempo de asistir. Ellos a pesar de no tener problemas económicos importantes, debían de atender las necesidades de doce hijos, por lo que el tiempo era algo que no les sobraba, tanto porque debían cumplir con sus trabajos al máximo de su potencial, como por ser incapaces de dividirse para pasar más tiempo con cada una de sus hijas... pero ese fin de semana se dieron la oportunidad. Más genial aun era el hecho de que el abuelo también asistió a la reunión, aun así, algo no dejaba que Luna se sintiera plenamente feliz en aquella situación. Era cierto que no siempre podía pasar tiempo con todas sus hermanas, en general tampoco con sus padres, al abuelo lo debían visitar no más de cuatro veces al mes en el asilo debido a las reglas que tenían después de lo revoltosas que resultaron ser en cada visita que daban y a la tía Ruth casi nunca la veían pues vivía en una ciudad diferente.
La primera noche fue genial sin lugar a dudas, comieron fuera de la casa, cerca de una fogata, y después incluso quemaron algunos bombones para después comerlos. Al menos a la mitad de la familia así le gustaban sus bombones, quemados, mientras que la otra mitad los comía directos del envoltorio. Luna tomo aquella oportunidad para pedirle a su madre que le permitiera cargar a Lily, lamentablemente pasaba muy poco tiempo con ella y quería compensarla un poco cuidándola y cantándole algunas canciones mientras la tenía en brazos y la mecía suavemente para que las risas escandalosas de sus hermanas no la alteraran demasiado. Incluso pudo hablar un poco con Lisa y pasar tiempo con ella, tampoco era fácil encontrar la forma de acercarse a la segunda hermana más pequeña, no solo por lo difícil que le resultaba entenderla al hablar, por culpa de aquel gracioso siseo que la menor tenia, sino porque los tópicos que ella solía compartir eran algo complicados de entender y, al menos a Luna, eso le complicaba las cosas. Pero esa noche Luna tenía en brazos a su hermana bebé, y tal como lo pensó, la muy protectora hermana menor Lisa, se acerco para cuidar también de la bebé. Aquella actitud de parte de Lisa era adorable a sus ojos, la niña genio, siempre estoica, siempre seria, siempre impasiva, con aquella jerga al hablar tan complicada de entender y también siempre tratando de probar lo madura que era negando sus emociones, como si eso estuviera relacionado con la adultez, hacía tiempo también que había comenzado a abrirse un poco a la familia, pero en especial a Lily. Era fácil imaginar que tuvo algo que ver con los cambios de habitación, después de todo cuando movieron la cuna de Lily al cuarto de Lisa, mamá de dijo con mucha seriedad que ahora sería su turno de ser una hermana mayor, y que las hermanas mayores debían proteger a sus hermanitas. Desde entonces la pequeña Lisa se ha tomado muy enserio aquella tarea con respecto a Lily, no solo la cuida y la vigila, ha sido capaz incluso de priorizarla sobre sus extraños experimentos, después de todo hace tiempo que Lisa retiro la mayoría de los equipos que consideraba peligrosos de la habitación, limitándose únicamente a usarla como dormitorio y zona de trabajo administrativo. Claro, Lisa también consiguió aquel gusto por pasar tiempo con Lily, jugando con ella a solas, creyendo infantilmente que le resto de sus hermanas no saben de eso, aunque ninguna le diría nada, Lisa lo dirá por si misma cuando este lista.
Aquella primer anoche también pudo hablar con Lori mucho más de lo que normalmente lo hacía en casa y, muy a su pesar, pudo notar lo mayores que se veían ahora las gemelas en comparación a como las recordaba. Tener una familia tan grande sin lugar a dudas generaba esa sensación de que el tiempo va más rápido de lo que debería y hace que los buenos momentos parezcan perderse. Pero aun cuando Luan, con todo su cariño y presunción, se dedico a amenizar la noche para la familia, Luna aun sentía una molestia en su pecho, o quizá era en su estomago, daba igual, ella entendía que no era algo físico realmente, era algo emocional que estaba causándole esos problemas. Al momento de estar recostada junto a todas sus hermanas en el suelo del recibidor, en aquella bonita cabaña la cual su tía Ruth les ofrecía cada cierto tiempo para reuniones como esa, Luna se sintió bastante agobiada. Ya era bastante tarde, seguramente era de madrugada, pero Luna no podía dormir, a su derecha estaba su hermanita especial, su copito de nieve como a veces le gustaba decirle, verla la ponía feliz ciertamente pues quería bastante a esa pequeña, razón por la cual no podía apartar la mirada de ella mientras dormía, pero mantener aquella mirada fija también la afligía, después de todo esa noche solo estaba uno de sus copitos de nieve. Lincoln, el único varón resultante del amor entre sus padres, no estaba en esa cabaña, el se había quedado atrás, en casa, solo. Aquello estrujaba mucho el corazón de Luna, quien realmente no sabía si su hermano estaría bien, aun era un niño después de todo, dejarlo solo le parecía una mala idea. Pero tampoco podría hacer algo al respecto, por lo que Lori y el resto dijeron, parece ser que él decidió quedarse solo en casa, seguramente estaba tratando de alejarse de ellas nuevamente. No podía culparlo si ese era el caso.
Con un nudo en el estomago y una fuerte sensación de culpa y algo de miedo por lo que estaría pensando su hermano menor, estando solo en casa, Luna tomo la sudadera que había llevado y salió de la cabaña tan sigilosamente como pudo. El Lago estaba a unas decenas de metros de la cabaña, por lo que confiada de no perderse en la oscuridad de la noche, y sabiendo que en la zona no había animales más peligrosos que quizá algún mapache, fue hasta la orilla de aquel cristalino lugar. No podía apreciarse demasiado ya que debido a la época del año, unas grandes nubes estaban ocultando el brillo de aquel cuerpo celeste que era su homónimo. El frio golpeaba con fuerza sus descubiertos pies y quemaba un poco su nariz al respirar, además que la cercanía al cuerpo de agua hacia que las ocasionales ráfagas de viento se sintieran algo húmedas e incomodas, pero al menos la vista era encantadora. Luna podría decir que aquella hermosa vista era incluso romántica y una buena inspiración para escribir alguna canción de amor, quizá alguna de desamor, pero lo cierto es que ella no podía concentrarse en hacer algo así en ese momento. Dejo la cabaña no por su incapacidad para conciliar el sueño, después de todo estaba más cómoda compartiendo calor con sus hermanas, lo hizo porque sabía que en cualquier momento podría comenzar a llorar. Ella estaba en esa cabaña, muy cercana a un hermoso lago, con unas vistas excepcionales, había disfrutado de una deliciosa cena llena de proteínas y de un postre dulce y bastante amargo también, conviviendo con sus padres y pasando tiempo con sus hermanas, especialmente con las menores a quienes menos frecuentaba. Y era solo la primera noche, aun faltaba una noche más y dos mañanas, sería un fin de semana hermoso. Al menos para los que estaban presentes.
Lincoln estaría solo en casa, lejos de ellos y sin la supervisión de nadie. Y todo era su culpa. Ella aun podía recordar con mucho cariño y nostalgia el día que sus padres llevaron a casa a sus dos hermanitos gemelos. Un niño y una niña. Para Luna fue amor a primera vista, era el primer hermanito que tenían, al final fue también el único, y Luna siempre pensó que él era especial, no solo por lo peculiar de su lindo cabello sino porque era el único niño de la casa. Tan pequeño y frágil, igual a su hermanita, ambos unos pequeños copos de nieve que no podían evitar lucir increíblemente lindos. Su madre estaba, al igual que Luna, completamente enamorada de su bebé varón, para ella sería su pequeño caballerito, el cual cuidaría de sus hermanas cuando creciera, tanto de las mayores, como de las que eventualmente llegarían. Luna amaba esa idea, desde que la escucho de boca de su madre no fue capaz de sacarla de su cabeza, el pequeño Lincoln algún día seria un pequeño caballerito que se encargaría de cuidarla y quererla. Aquello fue así, de hecho fue incluso más lindo y hermoso de lo que esperaba, desde muy pequeño Lincoln se dedico tanto como pudo para ayudarla, tanto a ella como a sus hermanas, se desvivía por ellas y de alguna manera que para Luna era inconcebible, el lograba repartir su tiempo entre todas en contra de toda lógica y entendimiento del tiempo. Era por eso que Luna trataba de consentir a su caballerito cada vez que tenía oportunidad, pasar tiempo con él, lo usaba como su musa, le demostraba cuanto lo quería en cada oportunidad.
Pero Lincoln cambio, muy rápidamente y sin aviso de lo que sucedía. Luna trato de ser un apoyo para él, pero nada funciono, su pequeño caballerito se había convertido en un niño abusivo y que no hacía otra cosa que estar enojado y molestando a todas sus hermanas diciéndoles cosas horribles. Para cuando Luna entendió a plenitud aquello que afligía a Lincoln y lo hacía actuar de esa manera, era ya demasiado tarde, el lindo caballerito que tanto quería había vuelto a cambiar, ya no era el amable niño con una hermosa y afable sonrisa que estaba dispuesto a ayudarla tanto a ella como a todas sus hermanas, tampoco era más aquel niño serio y respondón, que estando siempre enojado, solo se limitaba a decir cosas horribles de todos y de todo. Ahora era un niño tímido, callado, susceptible a cualquier cosa y temeroso de todos. Su lindo copito de nieve no solo había desaparecido una vez, lo hizo dos veces, y en su lugar quedo un despojo de lo que alguna vez fue ese hermoso hermanito. Aun así Luna lo amaba, podía entender que Lincoln se sintiera tan mal después de todo lo que paso, estaba dispuesta a ayudarlo y quererlo a pesar de todo, aun si el lentamente trataba de alejarse de todos, lamentablemente termino siendo presa de sus hermanas. Cuando las cosas ya iban mal para el pobre Lincoln ocurrió el incidente en su habitación compartida y Lori simplemente pensó que la solución era sacarlo de ahí, tendría que tener una habitación propia, alejado de las niñas. Luna pensó realmente que aquello era algo bueno, por eso apoyo a su hermana mayor, pues era ya momento de que el durmiera solo, tomando en cuenta aquel incidente. Pero estando ya lejos de todas por su sentimiento de culpa y por su nueva actitud que tendía a escapar de los enfrentamientos, aquel cambio simplemente término por marginarlo más de la familia, y el colmo fue cuando Lori decidió darle aquel escarmiento por alejarse de ellas cada vez más. Al final todas las hermanas cayeron en aquella tonta conducta dirigida a Lincoln, y sin darse cuenta, Luna había traicionado a su pobre hermano menor, aquel que ella aseguro que protegería mientras era pequeño, para que al crecer, sea él quien cuide de ella.
La distancia hacia la cabaña era notable, pero el silencio en aquel lugar la hacía dudar. Quería llorar a todo pulmón al recordar aquello, pero si lo hacía podría ser que alguien la escuchara hacerlo. Aquella poderosa voz que todos amaban de ella, con ese hermoso timbre y color tan cálido, en ese momento se descompuso por completo, no había ritmo, tono, cadencia ni resonancia, solo un chillido ahogado que demostraba lo mal que se sentía en ese momento, y lo mucho que se arrepentía por no ser capaz de cuidar la hermosa sonrisa que alguna vez tuvo su hermano menor.
Verde Inexpugnable
Después de despedir a su colega y agradecer por su pronta visita y su acertado diagnostico, la pequeña niña de cabello castaño y muy desarreglado entro nuevamente a casa. En verdad apreciaba que aquel hombre no solo asistiera a su llamado de manera tan rápida sino que de hecho mostrara preocupación por ella e incluso utilizara aquella ambulancia para ofrecer el traslado, tanto de ida, como de regreso del hospital para su aquel que era su hermano mayor, claro, acompañado de ambos padres, Lori y ella misma. Como siempre, aquella que era su familia, mostraba no ser capaz de hacer las cosas de manera tranquila, viajando todos en aquella ambulancia reaccionando de manera algo exagerada ante los pocos preocupantes golpes que presentaba el espécimen masculino.
Se mantuvo cerca de la entrada de la casa hasta que vio aquel vehículo desaparecer en la distancia, aunque ella no era capaz de verlo y tampoco de sentirlo, una suave sonrisa se mantenía en su rostro. Volvió a entrar a casa y para su poca paciencia, quienes la recibieron eran sus hermanas mayores gemelas quienes, como siempre, parecían estar juntas en todo momento. Podía entender perfectamente porque es que ellas discutían tanto, después de todo estar siempre con alguien debe colmar la paciencia de manera exorbitante. Ambas la veían sonrientes y la primera en hablar fue la gemela menor.
—Así que ese es tu novio— comento la rubia vestida de color rosa, con un tono pedante en su voz—, es muy... de tu tipo. ¿Piensas presentarlo a la familia pronto?
—El doctor Roy no esh mi novio— respondió Lisa, rodando los ojos de manera vistosa, tratando de expresar su molestia no solo de manera audible a través de su voz, sino también de manera visual al usar aquel gesto—, esh mi colega, pueden ahorrarshe shush bromash al reshpecto— continuo la niña, caminando hacia las escaleras.
—Deberías hacerlo pronto— continuo la niña del vestido rosa, con una sonrisa aun mayor en su rostro—, aquel hombre parece tener poco tiempo restante, mamá y papá deberían conocerlo cuanto antes. Podría irse en cualquier momento.
—Ambash unidadesh parentalesh conossen muy bien al doctor Roy— respondió Lisa, deteniéndose en medio de las escaleras para voltear a ver directamente a las gemelas—, shaben que esh mi colega y, por mucho que me incomode admitirlo, shigo shiendo una unidad infantil aun muy pequeña, ellosh eshtán al tanto de todash y cada una de mish interacssionesh. Shin essepción.
—Como sea, solo procura no darnos sobrinos tan pronto.
Las gemelas salieron corriendo después de eso, tomadas de la mano y riendo entre ellas de manera descarada. Lisa no dijo nada, tampoco expreso alguna emoción, simplemente continuo su camino a la planta alta, en dirección a su habitación, aunque tomando en cuenta que estaba de paso, quizá podría intentar ver el estado del peliblanco, aunque no es que aquello la preocupara mucho, sabía perfectamente que su estado lucia mucho peor de lo que realmente era. Además, aunque no lo admitiría en voz alta, aquellas heridas la intimidaban un poco. Aunque aquello no pudo ser, al acercarse a su habitación, del fondo del pasillo, a través de la puerta, sus padres aparecieron, ambos se veían algo compungidos, especialmente su madre, pero decidió no preguntar al respecto, solo asintió a su padre cuando le dijo que más tarde haría la cena, por lo que debía esperar un poco más para alimentarse.
Entro en su habitación y su hermanita bebé estaba ya ahí, esperando por ella en su cuna. Tenía sentido, seguramente fue su madre quien la puso ahí cuando subió, por lo que se acerco a la cuna, y usando aquel banquillo infantil que le pertenecía, se asomo por arriba de la baranda para saludar a Lily. Cuando la bebé al fin consiguió ponerse de pie, entre mucho esfuerzo debido a sus claras carencias de coordinación, Lisa le pregunto de manera discreta si es que podía compartir con ella una de sus papillas. Después de todo Lisa era aun muy pequeña y brincarse una comida era más de lo que podía soportar. La bebé asintió ante aquello y en la mente de Lisa volvió la idea de que quizá Lily si la entendía después de todo. Sabía perfectamente que aquello era imposible debido a la amnesia infantil propia de los bebés, pero las conductas que a veces mostraba aquella bebé la hacían dudar. Antes de bajar de aquel banquillo, Lisa se asomo nuevamente por encima de la barandilla y le pregunto a Lily si ella quería uno también, pero la bebé solo se limito a verla fijamente, aquello sin duda era una respuesta negativa, al menos en las observaciones que había hecho Lisa de su hermanita, eso era lo que significaba esa conducta. Camino hasta la cómoda junto a la cuna de Lily y de uno de los cajones, saco una de las numerosas papillas envasadas que ahí guardaban sus padres en caso de que Lisa las necesitara. Claro está, aquellos envases estaban destinados a Lily, pero ocasionalmente Lisa le pedía uno o dos a su hermanita para reponer algo de azúcar en sangre después de periodos largos de estudio.
Cuando termino camino discretamente hasta la puerta de la habitación y se asomo al pasillo, ya que Lily dormía ahí, no le permitían cerrar su habitación a menos que fuera a dormir, para que la familia estuviera atenta a cualquier percance que tanto la bebé como ella pudieran tener. Claro, también estaba el hecho de que la familia aun dudaba de Lisa y sus experimentos, por lo que mantener la puerta abierta les aseguraba que no haría nada, aunque hacía tiempo que Lisa movió su laboratorio al sótano de la casa, no había forma de que mantuviera aquellos objetos y sustancias peligrosas en el mismo lugar que dormía Lily, debía cuidarla y protegerla, no exponerla al peligro. Cuando vio el pasillo despejado, silenciosamente cerró la puerta de la habitación y después fue una vez más hasta la cómoda de su hermana bebé, de donde saco algunos juguetes que le pertenecían. Los coloco en el suelo y con mucho cuidado quito los seguros a la barandilla de la cuna, para permitir que su hermana bebé pudiera salir sin problemas.
—Hermana menor, Lily— dijo Lisa, parándose firme y colocando sus manos detrás de ella, mientras con su mirada guiaba a la pequeña a mirar hacia el suelo— ¿te gushtaria jugar un poco conmigo mientrash eshperamosh la ssena?
La pequeña bebé no dijo nada, como era natural, pero bajo apresuradamente de su cuna con la intención de tomar algunos de sus juguetes. A Lisa no le gustaba admitir que disfrutaba de aquellos momentos con su hermanita, no porque le avergonzara que la vieran con la bebé sino porque había pasado mucho tiempo tratando de que la vean como un adulto, así que mostrar esa faceta suya podría arruinar todo. Aunque pasar aquellos momentos con Lily cada día la convencía más de que no estaba mal ser vista como una niña pequeña, de hecho ella lo era, nadie debería tener problemas con verla jugar, dormir siestas, tener ocasionales accidentes por la falta de control en su esfínter o simplemente llorar tanto de frustración como de alegría. Pero el entorno en que solía desempeñarse era tan dispar que en general le costaba mucho asentarse, especialmente porque los adultos que conocía, todos sin excepción alguna, esperaban mucho de ella, sabían tanto como ella que su intelecto estaba en un nivel sin precedentes y por lo tanto ahora la pequeña niña tenía la responsabilidad moral de atender a las expectativas de todos. Al menos de eso termino convencida Lisa, quien para su infortunio tenia colegas con mentalidades poco ortodoxas y algo toxicas.
Como cada noche, al terminar la cena, la familia Loud se proponía a comenzar la sobremesa, guiada por los padres de la familia, quienes hacia un tiempo tomaron la decisión de hacer aquello algo habitual. Eran una familia muy grande y pasar tiempo con todos los integrantes era algo mas allá de las posibilidades de cualquiera de los miembros, o al menos de la mayoría, por lo que Rita propuso que al terminar la cena, algunas veces incluso durante la misma, preguntarían a sus hijas sobre su día y tratarían de hacerse sentir presentes en la vida de ellas. Era algo sencillo, alguien tomaba la palabra para hablar sobre su día o sobre algo que planee hacer en el futuro y de manera natural el resto de hermanas tomaban el relevo. No había ningún tipo de intención formal en aquello, solo motivar la convivencia y brindar algo de confianza en las hijas haciéndoles saber que sus padres están interesados en ellas. Algunas veces todas tenían algo que decir, en otras ocasiones había algunas que simplemente no querían decir nada, pero lo importante era únicamente pasar un buen rato como familia.
Lisa, como era su costumbre, al terminar de comer aviso a su madre que iría a ver a Lily, la pequeña bebé no asistía a la cena pues era su hora de la siesta. Rita sabía que Lily no despertaría y tenía confianza en que si lo hacía sería incapaz de bajar de su cuna y ponerse en peligro, pero la pequeña genio era mucho más aprensiva con aquel tema. En algunos aspectos, Lisa se había vuelto algo sobre protectora con su hermanita, pero Rita no le daba mucha importancia, era algo lindo de parte de la niña que fingía no tener emociones humanas, y la valoración del psicólogo le dejo claro que a pesar de ser un apego que la pequeña tenia, era uno sano y propio de su edad, por lo que nuevamente asintió a lo que su segunda hija menor dijo, sin detenerla, pero prestando mucha atención a como subía las escaleras. Lisa aun era pequeña y debía preocuparse por ella después de todo.
Dando sus pequeños pasos, Lisa subió la escalera de manera cuidadosa, aquellos peldaños eran aun un poco altos para ella y debía evitar accidentes, pero aquel cuidado no solo hacía que sus pasos fueran lentos y firmes, sino también silenciosos, lo suficiente como para que no fuera fácil escucharla subir por lo visto. Cuando estuvo arriba del todo y miro en dirección a su habitación, a solo un par de metros estaba Lincoln, pero él no fue capaz de notarla. El chico tenia medio cuerpo asomado por la puerta del cuarto de las dos menores de la casa, sujetándose de la pared, manteniendo su lastimado pie en el aire tratando de no recargarlo y balanceándose de una forma algo precaria para mantener su equilibrio mientras daba la espalda a la pequeña castaña. Lisa no lo pensó mucho, estaba dispuesta a reclamarle al chico aquella invasión de privacidad en su lugar de reposo, pero antes de poder emitir palabra alguna, el chico comenzó a dar algunos saltos pequeños y algo suaves con la intención de entrar en la habitación, aun sin percatarse de la presencia de la niña tras él. Lisa sabía perfectamente que Lincoln no representaba ninguna amenaza para Lily, o para nadie más de la familia, pero aquel comportamiento era poco común, quizá atípico, o para ser más preciso extraño y sin precedentes. Jamás lo había visto actuar de aquella manera, tratando de ser sigiloso para invadir la habitación de sus hermanas, al menos no tenia registro de ello en las grabaciones que sus cámaras colocadas dentro de la casa habían generado. Algo sucedía y su curiosidad le decía que debía verlo antes que interrumpirlo. De manera discreta se acerco hasta la entrada de su habitación y miro a través de ella, sin tener idea de que es lo que se toparía, pero con mucha expectativa por ello.
La imagen frente a ella le era extraña, pero de una forma agradable. Aun levantando su lastimado pie y conservando el equilibrio, Lincoln estaba recargado sobre la cuna de la bebé, tenia uno de sus brazos extendido para poder acariciar la cabeza de la infante mientras la veía fijamente con una gran sonrisa en su rostro, aunque sus ojos estaban llenos de lagrimas, a punto de comenzar a llorar. La pequeña se sintió muy contrariada con lo que veía, pero por un momento no hizo nada, solo observo al chico que parecía mantener la calma mientras las lagrimas se apelmazaban en sus ojos amenazando con caer en cualquier momento.
—Unidad fraterna mashculina— dijo Lisa, después de aclarar su garganta y mostrándose firme en la entrada de la habitación, con su rostro serio y sus manos detrás de ella.
La impresión que recibió hizo a Lincoln dar un pequeño grito al mismo tiempo que perdía el equilibrio y caía de lleno sobre su trasero consiguiendo con mucho esfuerzo evitar que su pie se lastimara de nuevo y también soltando de golpe todas aquellas lagrimas que hasta el momento había contenido en sus parpados.
—¡Ah!— exclamo Lincoln al aterrizar en el suelo— ¿Lisa? ¿Qué haces aquí?
—Eshta esh mi habitassión— respondió la castaña—, no veo cual esh la shorpresha en que me veash aquí. Por otra parte, tu preshenssia aquí shi esh algo que cueshtionar, unidad fraternal mashculina.
—Yo solo— Lincoln trato de articular palabras, pero el susto y la situación lo habían dejado algo desprendido de sí mismo—, pues, yo no, es solo...
—Shilenssio— dijo la castaña, acercándose hasta la cuna de la mas pequeña—, esh bashtante moleshto escucharte de esha forma. Tranquilishate primero y deshpuesh podrash explicarme que esh lo que shussedia aquí.
Lincoln se tranquilizo dando algunos suspiros lentos y pesados, consiguiendo con ello normalizar su pulso y recuperando la calma.
—Yo solo quería ver a Lily. Hace mucho tiempo que no podía estar cerca de ella.
—¿Shabesh lo que haría mi hermana mayor shi she entera de que eshtuvishte aquí, con Lily?— pregunto Lisa, mientras acomodaba su banquillo para subir y ver a su hermanita sobre la barandilla.
—Claro que lo se— respondió Lincoln, buscando una forma de ponerse de pie sin lastimarse—, por favor no le digas que estuve aquí.
—No planeo hasserlo, no gano ni pierdo nada con esho. Sholo trataba de advertirte que debesh sher mucho mash cuidadosho. A diferenssia del reshto, yo she perfectamente que no sheriash capash de lashtimar a mi hermana menor.
Lincoln se puso de pie con mucho esfuerzo usando como apoyo la cómoda que estaba junto a la cuna, en seguida se limpio el rostro, tratando de ocultar sus lágrimas derramadas y se encamino a su cuarto, tratando de no causarle más problemas a su hermana menor.
>>No tengo ningún problema o queja shi lo que quieresh esh ver a Lily, ya he aprendido el valor que tiene la familia y creo que no esh mala idea que puedash verla. Podría sher benefishiosho inclusho para ella. Pero si planeash hasserlo de nuevo, te pido encarecidamente que lo hagash con mi conshentimiento. Odio que lash pershonash entren en mi habitassión shin mi permisho. Aun shi esh mi propia familia.
Lincoln sonrió un poco ante aquello, su hermana menor le había dejado abierta la posibilidad de ver a Lily una vez más de cerca, y no solo eso, la bebé parecía haber despertado en algún momento y desde la cuna, le dedicaba una hermosa sonrisa infantil y algo llena de saliva. Lisa, por otra parte, al ver aquella reacción en el chico no atino más que levantar su ceja de manera inquisitiva.
Rojo Ininteligible
A pesar de que ese día no entreno, el cansancio causado por el largo y pesado viaje de regreso a casa fue suficiente para quitarle las ganas de ejercitarse, estaba algo fastidiada e incluso algo molesta. Después de lo divertido que fue acampar con la familia, el regreso a casa arruino el viaje que habían realizado por culpa de un pedazo de chatarra dejado en el camino. Pero daba igual, al llegar a casa se bañaría tranquilamente y eso la haría desestresar, y aunque la opción de usar el pequeño gimnasio en el sótano, el cual cada día parecía estar mas arrinconado y caluroso por culpa del creciente laboratorio que Lisa estaba montando ahí, o simplemente hacer algo de calistenia en el jardín, el hartazgo que tenia por la mañana permanecía.
Para cuando estuvo completamente limpia y fresca, Lynn uso uno de los bonitos y muy frescos vestidos que sus hermanas solían escoger para ella cuando salían a hacer compras en el centro comercial. Hasta hace no mucho ella tenía una distancia muy marcada con su feminidad, pero ciertamente había conseguido generar un aprecio sincero por vestir faldas y vestidos, así como por acentuar algunas de las características de su rostro al usar un poco de maquillaje. Ella aun no era buena en nada de eso y por ello solía pedir ayuda a alguna de las mayores, pero eso no la preocupaba, todas las mayores estaban contentas con que Lynn conectara con su lado femenino una vez más, por lo que siempre que lo pidiera ayudarían sin muchas quejas. Durante la primaria Lynn había comenzado a frecuentar el equipo de futbol escolar, y una vez que cierta persona dejo de molestarla en cada entrenamiento que tenían, se dio cuenta de que de hecho ella era muy buena en aquel deporte, tanto como para sobresalir y por mucho de entre los demás miembros del equipo. A partir de ahí comenzó una verdaderamente veloz y amplia carrera en los deportes para la castaña, no solo en el equipo de futbol, sino en el resto de equipos escolares, pues de un momento a otro, y gracias a su repentino desempeño físico tan sobresaliente, ella también había conseguido una nueva faceta suya, la de motivadora. Los equipos en los que estaba siempre esperaban que ella diera algún discurso antes de que salieran a sus partidos ya que les gustaba contagiarse de la extrema confianza que ahora emanaba la castaña.
Éxito tras éxito, la castaña había conseguido una visión de túnel completamente enfocada en los deportes, la hacían sentir bien, su vida no había sido sencilla antes de eso, por lo que aquellas actividades solían hacerla liberar tensiones y sobre todo la hacían sentir que recuperaba parte de su tiempo perdido. Al haber nacido a los siete meses de gestación, fue un bebé muy enfermizo y con un estado de salud que en general era malo y propenso a empeorar sin aviso. Aquella situación permaneció por mucho tiempo en su niñez, obligándola incluso a no asistir al preescolar por su precaria salud y tampoco ser parte de los primeros dos años de escuela primaria. Su única distracción era jugar con sus pequeños hermanos albinos, a los cuales quería mucho y con quienes pasaba todo el tiempo que podía, pensando en travesuras las cuales hacer para que de esa forma sus, en ese entonces muy ocupados, padres les prestaran algo de atención. Al entrar en la primaria las cosas no mejoraron para Lynn, quien al venir de un entorno social tan reducido como lo era su familia, se veía incapaz de socializar correctamente con sus compañeros, de la misma manera que se veía superada por la sensación de ansiedad ante estar en lugares tan llenos de gente, después de todo ella jamás había tenido que pasar por algo así. Para su bienestar, su salud física parecía mejorar y mucho desde que comenzó la escuela primaria, pero para su pesar, al mismo tiempo su salud mental parecía ir hacia abajo, de manera lenta, pero constante. Lynn no quería socializar con nadie, esperaba los recesos y la hora del almuerzo para pasarlos con sus hermanos y evitaba estar cerca de otros niños, dándoles solo el trato de cortesía que cualquier persona daría a un completo desconocido.
Sus padres, preocupados por ella y bien supervisados por su médico familiar, optaron por convencerla de unirse a un club escolar, daba igual si era uno cultural o deportivo, solo querían que tuviera una actividad extra escolar en la que pudiera socializar con niños de su edad y que no fueran parte de su familia. No querían hacerla sentir presionada, por lo que lo hablaron con ella a pesar de ser una niña, tratando de hacerle sentir que tenía participación en aquella decisión y no estaba obligada a ser parte de nada que no quería. Para el gusto de Lynn Sr. Su pequeña hacía tiempo que gustaba de pasar tiempo con el frente al televisor viendo deportes, por lo que la niña decidió ser parte de un equipo escolar, el equipo de futbol. Cuando al fin se asentó y comenzó a destacar en prácticamente todos los deportes en los que decidía ponerse a prueba, Lynn gano mucha confianza a través de su excelente desempeño, pero también consiguió ampliar mucho sus interacciones ya que en cada deporte conocía a personas nuevas, la mayoría de su edad y en general muy dispuestas a ser buenas con ella. Quizá el único personaje en su vida que hasta el momento había resultado ser molesto, fue un niño castaño que solía ser parte del equipo de futbol, el cual, como el resto de equipos deportivos de la escuela primaria, era mixto. Afortunadamente Lincoln fue capaz de ahuyentarlo antes de convertirse en el cretino y molesto hermano menor que resulto ser al final. Pero en el trascurso de su acenso a la chica más sobresaliente de la escuela en temas deportivos, Lynn dejo atrás otro tipo de aspectos personales que antes solían distinguirla, entre ellos su lado femenino. Después de todo pasar tiempo arreglándose para verse bien, sabiendo que después pasaría más de una hora haciendo ejercicio y descomponiendo los arreglos le parecía poco lógico. Pero una vez que entro a la escuela secundaria, la castaña volvió a sentirse interesada en cuidar mucho mas su apariencia pues, aunque su primer periodo menstrual había llegado hacía mucho tiempo, era a penas en secundaria que su cuerpo comenzaba a adquirir ciertas formas que eran propias de una señorita, y viviendo ella entre tantas mujeres, no podía evitar admirar lo hermosa que era Leni, lo increíble que se veía Lori cuando se arreglaba con intenciones de salir hasta tarde, o lo genial que se veía Luna con sus atuendos que a pesar de ser tan agresivos, no dejaban de ser femeninos y hasta algo reveladores. Era también un buen momento para volver a prestar atención a su apariencia, el tiempo le sobraría ahora que la escuela no le permitiría ser miembro de más de tres equipos deportivos y, aunque aun no ocurría, sabía que llegaría el momento en que terminaría por gustar de algún chico y esperaba que cuando eso sucediera, no fuera vistiendo su uniforme deportivo personalizado que, gracias a sus logros dentro de la escuela, el director le había permitido usar en casi todo momento. No dejo de ser una chica ruda y confiada, simplemente adquirió un gusto por cuidar de su apariencia ahora que sentía su cuerpo más femenino. Claro, aun se sentía algo tímida al respecto, por lo que solía evitar ser demasiado femenina en la escuela, jamás usaría un vestido en ese lugar y de hecho tampoco una falda, pero sí tendría un aspecto más propio de una chica de su edad.
Pero esa tarde los cuidados que daba para mantenerse femenina se vieron interrumpidos, primero por lo que parecía ser una pequeña discusión en la planta baja de la casa y después cuando la primera de las hermanas menores entrara a la habitación de manera apresurada con la intención de llamar a sus padres. Fue muy rápido, Lynn no tuvo tiempo de reaccionar apropiadamente, la peliblanca entro corriendo, dio un brinco a su cama y tomo su teléfono de ahí, llamo a sus padres, a ambos, y les dijo que Lincoln estaba herido. Sonaba bastante preocupada y muy afligida cuando dijo aquello, por lo que de inmediato se acerco a ella, tanto para tratar de tranquilizarla, como para indagar en que es lo que sucedía. La puerta de la habitación se había quedado abierta, por lo que en algunos momentos podía escuchar la voz de Lori en un tono bastante serio y también pudo escuchar cuando alguien extraño llego a la casa, eventualmente también llegaron sus padres.
Su hermana menor parecía estar algo estresada y nerviosa, pero no consiguió ninguna respuesta clara de su parte cuando pregunto, lo único que dijo fue que Lincoln estaba lastimado, y aunque quería bajar y ver por si misma que tan mal estaba Lincoln, lo cierto es que no podía dejar sola a su hermana, estaba muy cerca de hiperventilarse y aquello no podía ser bueno, por lo que lo mejor sería sin dudas permanecer a su lado. Aunque aquello termino por frustrarla un poco, al final parecía que su hermana menor solo trataba de mantenerla en la habitación. Una vez más ella estaba evitando que Lynn se acerque a Lincoln, aquello no era nuevo e incluso comenzaba a parecerle irrelevante, pero esta vez era inevitable molestarse, Lincoln estaba lastimado después de todo.
Amarillo Contextualizado
El fin de semana fue refrescante en su mayoría, salieron del pueblo en familia y visitaron un lugar que tenía un aire incluso más fresco y mucha menos contaminación auditiva, también pudo comer sin limitarse en lo mas mínimo gracias a que la tía Ruth suele consentirlas mucho e incluso pudo cantar un par de veces junto a Luna para el deleite del resto de la familia.
Sabía que debía tomarse aquel paseo en serio, por lo que en todo el tiempo que duro no pensó en lo más mínimo acerca del club de teatro escolar, ni tampoco en sus estudios, a pesar de que dejo tarea pendiente en casa. No era muy diferente a su conducta habitual de todas formas, solía descuidar sus estudios un poco bajo la excusa de concentrarse en el club de teatro, normalmente eso era suficiente para que la mayoría de los profesores en la secundaria le dejaran en paz. Pero en realidad a Luan el teatro le interesaba más bien poco, era algo que en realidad no le gustaba por muy buena que fuera haciéndolo, ella prefería entretener a publico en vivo de otras maneras, la comedia era sin lugar a dudas su favorita. No tendría problemas en hacer teatro si ocasionalmente le tocara interpretar algún papel cómico, pero la directora de escena del club de teatro no la dejaba hacer aquello, supuestamente Luan era demasiado buena para rebajarse a hacer comedia, debía hacer dramas con interpretaciones retadoras. Eso es lo que aquella mujer decía.
Pero ese fin de semana no llevo consigo el guion que se supone debería estudiar para la obra que presentarían en un par de meses, no quería estresarse con ello, en su lugar solo llevo su libreta de ideas, la cual cabía perfectamente en el bolsillo de su ropa y usaba para anotar ideas que tuviera a lo largo del día. Eventualmente usaría lo escrito en esa pequeña libreta para preparar alguna rutina cómica, después de todo ella era orgullosamente una comediante, una lo suficientemente buena como para tener un pequeño ingreso animando fiestas para niños ocasionalmente. Seguramente ese era su público favorito, ver reír a los niños era al menos cien veces mejor que ver reír a los adultos. Luan incluso podía recordar cuándo es que se enamoro de la comedia y decidió que sería una buena opción dedicarse a ella, podía decirse que todo comenzó con su padre y aquel infantil y algo bobo sentido del humor que tenia, pero que era más que suficiente para hacer reír a sus pequeñas hijas, especialmente a Luan. Ella hasta ese momento estaba más interesada en ir con su padre a que el la hiciera reír, fue hasta la llegada de los gemelos que descubrió lo gratificante que podía ser causar una risa en alguien. Al principio no congeniaba bien con los nuevos bebés de la casa, a diferencia de la pequeña Lynn, la cual era bastante callada y casi no se portaba mal debido a que estaba la mayor parte del tiempo dormida, los gemelos eran muy escandalosos y al estar siempre juntos solo bastaba que uno llorara para que después ambos hicieran una cacofonía con sus berridos. Luan los evitaba tanto como podía porque le parecían molestos, pese a lo lindos que eran con sus curiosos cabellos blancos, pero una vez pasado el primer aniversario del nacimiento de los gemelos, Luan decidió con sus cuatro años y ahora un mejor entendimiento de su entorno, que debía ayudar a sus padres a cuidarlos, así como Lori lo hacía, por lo que intento aquello en varias ocasiones, pero lo cierto es que era muy difícil y ella en realidad no tenía idea de cómo cuidar a un bebé, jamás tuvo la oportunidad antes tomando en cuenta que cuando Lynn era una bebé, Luan seguía siendo una bebé también, al menos técnicamente. Fue simplemente por imitación que lo logro, recordó como su padre solía hacer caras graciosas y hablar como tonto para hacerla reír a ella y al resto de sus hermanas, por lo que probo a hacer aquello con los gemelos.
El primer intento fue solo atestiguado por su hermanito menor, pues su hermana aun dormía, pero lo había conseguido, hizo reír al bebé y aquello la puso muy feliz. Ver aquella pequeña e indefensa criatura, con su enorme cabeza y sus ojos desproporcionadamente grandes mostrar aquella hermosa sonrisa fue enternecedor para ella, más aun cuando escucho su risa por primera vez. Era extraña, se entrecortaba y por momentos parecía que se ahogaba al hacerlo, también tenía un húmedo sonido causado por toda la saliva que tenía en su boca, sin mencionar lo aguda que era su voz, tanto como para ser algo molesta, pero sin dejar de ser muy encantadora. Luan estaba feliz, ella había hecho reír a alguien, a su hermanito bebé, y no se detuvo ahí, intento también con su hermana bebé y la sensación para Luan fue la misma, felicidad, mucha alegría. Emocionada fue hasta su papá y le dijo con mucho orgullo lo que hizo y cuando su respuesta fue una felicitación, Luan supo que hacer reír a la gente era algo que solo traía cosas buenas. Aunque más pronto que tarde se dio cuenta de que no era tan sencillo como creía, hacer reír a un bebé era muy sencillo, casi tanto como hacerlo llorar, pero a sus hermanas mayores solía exasperarlas antes que hacerlas reír, mientras que a sus padres no parecía tener la habilidad para ello. La practica hace al maestro, así que Luan comenzó a practicar, debía aprender cómo hacer reír a bebés, a niñas de su edad, a niñas mayores y a sus padres. Eran públicos completamente diferentes, pero Luan era aun pequeña y no conocía de limites o de trabas. Afortunadamente su familia tenía ambas demografías para probar sus nuevos chistes, rutinas o diálogos frente a ellos y hacer ajustes, no le gustaba admitirlo, pero no tenía a nadie más para pedirle ese tipo de favores. Aunque una gran actriz y con una labia envidiable sobre el escenario, Luan era una chica tímida que prefería no estar en grupos grandes de gente ni tampoco convivir mucho con otras personas.
De entre su familia, era Luna su hermana favorita, por mucho y sin lugar a dudas. Ambas estaban metidas en actividades de entretenimiento después de todo, además de que Luna era la hermana más cariñosa de todas, al menos con ella, y después de Leni, claro está. Sin mencionar el evidente hecho de que ambas compartían habitación. Por ello para Luan la compañía de otras personas le era difícil de aceptar, no la necesitaba de ninguna forma. Tenía dos amorosos padres que le brindaban su apoyo, una hermana mayor inmediata que se había vuelto su más grande confidente y mejor amiga, y una tonelada de hermanas de diferentes edades y con diferentes personalidades, eran una familia enorme y bastante diversa, por ello Luan no creía necesario combatir su timidez natural ante otras personas. Su excusa favorita para evitar aquello era decir que debía ahorrar energías, convivir con otras personas haría que su batería social se agotara y terminaría por dar una mala actuación cuando este frente al público. Todos en su familia sabían que eso era una excusa, pero preferían darle cierto espacio a Luan, entendían que fuera algo tímida, en especial con los hombres, después de que de manera repentina su pecho comenzara a crecer bastante y con ello llamara la atención de muchos curiosos que parecían no tener noción de lo que era la discreción. Eso solo encima de su ya natural timidez, la cual de alguna forma era imposible de ver cuando estaba en un escenario.
Pero a pesar de lo divertido y entretenido que fue aquel paseo familiar, Luan no pudo estar libre de preocupaciones. Desde la primera noche tuvo que enfrentarse a una situación que era nueva para ella. En medio de la noche, rodeada por sus hermanas y levantándose del piso en el que acomodaron algunas cobijas, Luan despertó con la intención de tomar algo de agua, a pesar del frio que hacía, estando ella en medio de todas sus hermanas había conseguido acalorarse bastante, tanto como para dejar su garganta seca. Pero de regreso y al intentar tomar su lugar de nuevo, fue que noto la ausencia de una de sus hermanas, la que mas quería y con quien ella sentía una conexión especial, Luna. Sabía que no podía estar ocupando el baño, pues de ser ese el caso podría ver debajo de la puerta del mismo la luz encendida, cosa que no era así. Tampoco creyó que subiera a la planta alta de la cabaña, ahí estaba solo una habitación que su abuelo y la tía Ruth ocupaban y Luna no era tan delicada como para que dormir en el suelo la obligara a buscar un lugar más cómodo. Sin el mas mínimo ápice de preocupación, pues sabía que su hermana mayor podía cuidarse sola perfectamente, pero si con una enorme curiosidad, salió silenciosamente de la cabaña esperando encontrarla sentada quizá en el pórtico o tal vez cerca de los restos de la fogata. Era una noche algo fría, especialmente en esa zona tan cercana a un cuerpo de agua tan grande, pero llevaba puesta una chaqueta que pertenecía a alguna de sus hermanas y que era bastante cálida, por lo que confiada en que la encontraría en las cercanías, camino sobre el sendero cercano. Seguramente Luna salió en busca de inspiración, solía hacer eso, no era una muy buena escritora, pero Luna solía tener grandes ideas cuando conseguía pasar suficiente tiempo sola o en silencio, a diferencia de Luan, quien necesitaba de usar sus audífonos con música de su agrado para poder concentrarse en crear algo de material nuevo.
Mientras caminaba entre los árboles, tratando de encontrar a su hermana en algún lugar, al fin la encontró sentada muy cerca del lago, también tenía algo que la abrigara, por lo que aquella era una preocupación menos para Luan. No se acerco demasiado, seguramente era como lo pensó y Luna estaba tratando de inspirarse en aquel lugar que aunque muy ruidoso por culpa del viento que silbaba con fuerza al pasar entre las copas de los árboles y los insectos que parecían cantar con todas sus fuerzas, al menos era muy solitario, especialmente a esa hora, sea cual fuera. Para evitar interrumpirla pensó que lo mejor sería solo esperar por ella a la distancia, desvelarse un poco valía la pena si era por esperar a Luna. Duro suficiente tiempo esperando por ella como para que terminara por ponerse en cuclillas para descansar un poco sus pies del cansancio de estar de pie, también fue el tiempo suficiente para que Luan se quedara maravillada por Luna, en todo ese tiempo ella no se movió en absoluto, ni un centímetro, desde la distancia en la que estaba incluso parecía que no respiraba. Parecía estar muy concentrada en lo que sea que estuviera pensando pues ni siquiera las ráfagas de viento parecían calar en su delgado cuerpo.
Pero la fascinación que Luan sentía al ver a su amada hermana se desplomo con fuerza cuando repentinamente la escucho llorar. Comenzó únicamente con unos pequeños espasmos en su cuerpo, y de un momento a otro Luna parecía estar aprovechando aquel solitario lugar para llorar sin contenerse dejando que solo su reflejo sea testigo de aquello. Su reflejo y Luan, quien a lo lejos la veía sin hacer notar su presencia. Era incapaz de pensar en que es lo que debía hacer, Luan jamás antes había visto así a Luna, lo normal era que fuer Luna quien consolara a Luan cuando lloraba como una niña pequeña al sentirse frustrada cuando algo que quería hacer no resultaba como quería. Y aunque Luan sabía que su hermana mayor también lloraba en ocasiones, siempre lo hacía a solas, y de manera silenciosa, lo hacía para no preocupar al resto, lo sabía porque mas de alguna vez la vio hacerlo de esa manera, algunas veces en el baño, otras en el ático y en casos especiales en el jardín trasero de la casa. Nunca habían sido llantos muy emotivos, al igual que Luan, su hermana mayor solo lloraba ante la frustración causada por ser parte de una banda y tener que imponer sus ideas o dar el brazo a torcer ante otro miembro con tal de mantener la armonía y siempre en silencio, tratando de mantener aquel acto suyo de chica ruda que tanto la enorgullecía. Por eso Luan no supo que es lo que debería hacer, podría ser que lo mejor para Luna sea que ella se acerque y le pregunte si estaba bien, pero también podría ser que eso la moleste, después de todo Luna estaba haciendo eso a solas, quería privacidad. Pero era su hermana favorita a quien veía en aquel vulnerable estado, por lo que cuando su llanto se hizo incluso más intenso, Luan no puedo evitar apresurar el paso y acercarse a ella, abrazándola por detrás y diciéndole que todo estaría bien. Luna no dejo de llorar en ningún momento, después de sentir el abrazo de Luan, ella simplemente volteo a verla para corresponder el abrazo y seguir llorando con la misma intensidad, pero ahora tratando de ahogar su quebrada voz.
Luan lo intento, dio todo de sí para tratar de hacer que su hermana dejara de sentirse tan destrozada como aparentaba estarlo, pero no lo consiguió, Luna lloro bastante aquella noche y por ningún motivo intercambio palabras con ella. Pregunto un par de veces por aquello que la afligía tanto, pero Luna no respondió en ningún momento, en realidad a Luan aquello no le parecía raro del todo, su hermana mayor era alguien sentimental y hasta cierto punto algo aprensiva, quizá por eso amaba tanto la música, era su forma de expresar más tranquila y abiertamente sus emociones, pero también era alguien que se sentía obligada a ser fuerte, al menos frente a sus hermanas. Por ello Luan decidió no presionar más haciendo preguntas, solo acompaño a su hermana mientras esta lloraba, y una vez Luna estuvo satisfecha, ambas volvieron a la cabaña y se recostaron la una al lado de la otra, con Luan abrazando de manera compasiva a su en ese momento frágil hermana mayor. La mañana siguiente Luan tuvo un desagradable dolor de estomago todo el día causado por ver a su hermana actuar como si todo lo que paso la noche anterior no hubiera ocurrido, sentía que debía ayudarla, pero no tenía la menor idea de que es lo que debería hacer. Su hermana mayor estaba sufriendo por algo y aun así pretendía que todo estaba bien frente a la familia, conociéndola era fácil para Luan pensar que quizá esto tenía ocurriendo ya bastante tiempo y de no ser porque la encontró llorando, seguiría sucediendo sin que nadie lo note. Su pecho se retorcía ante la tristeza que le daba ver a su hermana en aquella situación, y su estomago lo hacía ante el enojo e impotencia de no saber qué es lo que debía hacer. Al final, pasaron una noche extra en aquel lugar, un total de tres noches, las cuales Luna uso para llorar en el mismo lugar, alejada de la familia, por supuesto tanto la segunda como la tercera noche Luan estuvo con ella, no pensaba dejarla sola ahora que había visto ese lado de ella. Era su turno de retribuir todo el apoyo y soporte que Luna daba a sus hermanas y en especial a ella, y aunque no tenía idea de que es lo que debería hacer, sabía que bastaría con quedarse a su lado, en algún momento Luna se sentiría mas cómoda al respecto y le hablaría de su problema, le pediría ayuda y Luan se la daría sin titubear.
Negro Claro
Una vez más el ático de la casa era el sitio que resguardaba a la hija con la apariencia más exótica de la familia, sentada en su rincón favorito y apreciando sus posesiones mas valiosas, las cuales guardaba en ese lugar, dentro del cajón de un viejo mueble que ahí estaba y usando un pequeño candado para evitar fisgones. No tenía muchas pertenencias, pero aquellas que guardaba en el ático eran por mucho las más preciadas que tenia. A pesar de que su familia la amaba y también le daban tanto apoyo como podían, para ella era complicado sentirse agradecida con ello, al menos no de inmediato, como en cada cosa que hacía, debía tomarse su tiempo para reflexionar sobre lo que sentía y entonces estaría segura de que realmente lo sentía.
Desde su nacimiento Lucy fue una niña retraída y mayormente silenciosa, parecía ser su naturaleza, daba igual lo que hiciera o lo que le pasara, siempre permanecía estoica y tranquila ante todo, o al menos ante la mayoría de las cosas que le tocaba vivir. Nacida con una enfermedad tan particular como la que tenia, su día a día era por momentos complicado, pero su vida era casi completamente igual a la de los demás. Su única preocupación era mantenerse alejada del sol tanto como fuera posible para evitar lastimar su delicada piel y más aun sus muy débiles y delicados ojos. Era esa la razón de que tuviera tanta predilección por permanecer en casa, sola, pensando en su vida y reflexionando sobre si la misma era o no una buena vida. Sabía perfectamente que la suya estaba muy lejos de ser una mala vida, pero aun se cuestionaba si en realidad la suya era una buena vida, pues cuestionarse sobre ser o no una buena persona era algo que dejo de hacer hace tiempo, sabia perfectamente que la respuesta era negativa ante aquella cuestión.
Acomplejada tanto por el tono de su piel, como por el color de su cabello, Lucy era una niña que prefería no ir a la guardería o asistir al preescolar, lo cual causo muchos problemas a sus padres, quienes debían organizarse para poder llevarla con ellos a sus trabajos, cosa que a ninguno de los dos se le prohibía, pero si les hacia mas difícil realizar sus tareas. Cuando tenía cuatro años, ella comenzó a pasar mucho tiempo con Lincoln, su hermano mayor, de todos los miembros de la familia él era el único que no le hacía preguntas constantes y que también parecía mostrarle una verdadera empatía por su condición física. En realidad ambos hermanos gemelos mayores a ella le mostraban mucho apoyo sincero ante las inseguridades que Lucy mostraba respecto a su apariencia, después de todo, aunque no en el mismo grado, los tres compartían esa peculiar característica, la menor solo había tenido la mala fortuna de que su condición fuera algo más delicada que con sus hermanos. Pero de entre los dos mayores era Lincoln quien le parecía el más amable y cuidadoso con ella, por lo que prefería pasar su tiempo con él, se sentaban en el sofá y veían películas en el televisor, a veces por horas, mientras Lincoln se emocionaba, gritaba y se asustaba con las escenas, Lucy se limitaba a acompañarlo solo para estar con él, eso era suficiente, además las películas que él veía eran bastante entretenidas, por lo que podía divertirse también con aquella actividad.
—Esta película es genial, te va a gustar mucho— dijo el pequeño Lincoln, escogiendo una de entre las tantas que componían su colección personal—. Tú te pareces al sujeto malo de la película.
—Dijiste que me parecía al malo de la película— afirmo Lucy, una vez que aquella película termino y a la cual le puso toda su atención tras escuchar lo que su hermano había dicho, pero llevándose una enorme decepción con lo que vio en pantalla—. Yo soy una niña y el es un señor viejo, además la película era aburrida.
—Déjame explicártelo mejor— dijo Lincoln después de pasar algunos momentos tratando de minimizar el berrinche que su hermanita de cuatro años había comenzado a penas la película termino—, no quería decir que tú te vez como un señor anciano. Son iguales porque ninguno de los dos puede salir a ver el sol o se quemaran.
Lincoln hablaba de un vampiro, un monstruo del cual Lucy nunca había escuchado antes, pero del cual se enamoro en seguida. Ciertamente Lucy se sentía identificada con aquel ser mitológico que debía alejarse del sol, salir solo por las noches y habitar lugares oscuros. Un par de días después Lincoln la invito a ver otra película de vampiros y eventualmente Lucy termino por obsesionarse con aquel tópico, mientras Lincoln pasaba unos agradables momentos jugando con ella en sus fantasías vampíricas. En algún punto, su madre le sugirió teñir su cabello debido a lo mucho que a Lucy le molestaba su color, por lo que al igual que algunas de sus hermanas, optaron por el color rubio intenso del que la mitad de la familia ostentaba, cosa que no molesto a Lucy, de hecho la hizo sentir mucha más confianza, sin embargo aun debía llevar esa incomoda y vergonzosa ropa extra para cubrir su delicada piel, por lo que su estado acomplejado permanecía en ella. Todo fue diferente cuando Lincoln le dijo que había visto un grupo de chicos que se vestían de forma genial, todos eran mayores y parecían ser gente mala, pero era cierto que se veían geniales, con el maquillaje en sus rostros parecían estar enfermos, lucían como zombis, algunos de ellos incluso como los vampiros que veía en las películas o como las descripciones que leía en los libros que recientemente había comenzado a conseguir.
Lucy termino por enamorarse de aquella forma de vestirse y por aquella forma de ver el mundo que tenían esas personas a pesar de no sentirse realmente identificada con ellas, y fue su hermano mayor quien la apoyo con esa nueva faceta suya, ayudando a convencer a sus padres de permitirle vestir aquellos oscuros colores y leer aquellos siniestros libros. En algún momento Lucy incluso se decidió por hacer poesía, la mayoría de los libros que leía contenían algún poema entre paginas como parte del mismo, y leerlos le hacía sentir que eran sus emociones las que se expresaban en aquellas palabras, por lo que decidió intentarlo ella misma. No consiguió ser una con sus propias emociones, tampoco consiguió entenderlas, pero ahora al menos podía expresarlas a través de esos poemas que escribía, los cuales también se habían convertido en su excusa favorita para pasar tiempo con Lincoln. Podía ir con él y pedirle ayuda con sus poemas, no importaba como, a veces solo pedía una rima, en otras una opinión después de una rápida lectura, ocasionalmente le pedía coautoría en algunos e incluso también le pedía ideas para nuevos poemas. Pero lo que más disfrutaba hacer Lucy al lado de su hermano mayor, era subir con el al ático de la casa para que estando solos, él le contara anécdotas suyas, ya sea con alguna de sus hermanas o con el recientemente conseguido amigo con el que compartía clases.
Lo importante era pasar tiempo junto a su hermano mayor a quien quería con todo su corazón y a quien hasta ese momento consideraba como su hermano favorito, pero cerca de un año después las cosas cambiaron y mucho. Lucy no entendía porque, pero su hermano lentamente se convertía en alguien malo con ella, la alejaba, le gritaba cosas horribles y, aunque nunca le levanto la mano en señal de agresión, en más de una ocasión pareció estar dispuesto a hacerlo. Aquel amoroso y comprensivo hermano mayor desapareció, pero Lucy no perdió la esperanza de recuperarlo, todo estaría mejor, al menos eso es lo que sus padres dijeron. Lincoln debería visitar a un medico especial en el hospital y con eso el volvería a ser el de antes, la persona amable y sonriente que las amaba y que siempre estaría para ellas sin importar lo que sucediera. Lamentablemente aquello no sucedió como lo esperaban, Lincoln dejo de ser un monstruo agresivo y mal hablado, pero jamás recupero su sonrisa y sin dar una razón clara, el simplemente comenzó a alejarse de Lucy, de todas ellas.
La paciencia de Lucy había llegado a su límite, esperar no parecía arreglar el problema y de hecho parecía que solo empeoraba las cosas, tal como Lincoln lo quiso, Lucy le dio su espacio para que el pudiera pensar, sentir y entender todo lo que estaba en su cabeza al igual que él lo hizo por ella en muchas ocasiones. Pero a pesar de que Lincoln mejoro mucho su problema de ira, tanto como para parecer que había perdido aquella emoción, su amabilidad y su felicidad también parecieron desaparecer, ya no era el niño servicial y atento que solía ser, se convirtió en un niño callado que siempre hacia lo que le decían, pero que nunca quería hablar, hasta que lentamente el resto de hermanas terminaron por hartarse de aquella actitud y decidieron castigarlo. Lucy seguía siendo solo una niña pequeña e incapaz de entender sus propios sentimientos, por lo que tratar de entender los sentimientos de otras personas le resultaba aun más complicado, pero ella no dejo de intentarlo nunca, quería saber porque su hermano ahora estaba en esa situación y también quería entender porque sus hermanas parecían tan empecinadas en alejarlo cuando era tan obvio lo mal que Lincoln la pasaba estando completamente solo.
Ese no sería el día en que comenzaría a ser proactiva con aquel problema, en su lugar estaba encerrada en el ático muy atemorizada y preocupada, recordando lo buen hermano que era Lincoln y lo malas hermanas que habían sido ellas con él. Sin importar si era con la intención de hacerlo o no, todas habían conseguido aislar a Lincoln del resto de la familia y el se había encargado de convencerlas de que no estaba mal. Pero claramente estaba mal, ella pudo verlo en muchas ocasiones, incluso pudo escucharlo en algunas, siempre solo en su habitación, haciendo lo posible porque nadie lo note al llorar, escondiendo a todos lo que le hacía sentirse de esa manera. Pero no esta vez, el llego temprano a casa, en malas condiciones, todo en el parecía que había sido golpeado o magullado, ella estuvo presente, pero como en la mayoría de los casos, nadie la noto. Lo usual seria que ella simplemente se acercara y hablara para hacerse notar, seguramente asustando a sus hermanos con ello, pero esta vez no lo hizo así. La impresión que Lincoln dejo en ella, especialmente cuando lo vio llorar por el dolor en su pie, la hizo huir a su lugar seguro para refugiarse. Era la primera vez que Lucy veía a su hermano mayor romperse de esa manera, lo había visto muchas veces explotar en enojo, algunas veces lo llego a escuchar sollozar a solas, pero nunca antes lo había visto llorar así. Quería olvidar aquella imagen, así que tomando las cosas de su cajón en el ático, comenzó a recordar las cosas buenas que su hermano hizo por ella, evadiéndose de el mal aspecto en el que lo había visto.
Lila Restaurador
A pesar de su corta edad, Lily tenía un entendimiento muy completo y amplio de su mundo y de las cosas que la rodeaban, más aun de las personas que representaban a su familia e incluso de los roles que tenían. Al ser un bebé que apenas estaba rondando los dos años de edad, ella no debería tener aun la capacidad de generar memoria autobiográficas y mucho menos de tener la capacidad de generar ideas complejas en su mente que reflejen conocimiento basado en experiencias, pero de alguna manera ella podía hacerlo. Por supuesto, la memoria es bastante frágil y suele ser alterada con facilidad, por lo que Lily siendo una pequeña bebé, sufría mucho mas ante aquel inconveniente, teniendo recuerdos muy ambiguos que muchas veces se perdían ante su incapacidad de darles una narrativa concreta. Pero aquello no molestaba a la pequeña, quien era feliz aun siendo bebé y no tenía la necesidad de recordar nada aun, le bastaba con poder reconocer con facilidad a sus padres y de recordar con dificultad las actividades que tenia con ellos.
Lily de hecho era capaz de recordar con mucha precisión el rostro de todas sus hermanas y el nombre de alguna de ellas, así como el de ambos padres. Sin lugar a dudas los primeros en ser guardados dentro de ella fueron los nombres de mamá y papá, los cuales son mamá y papá. Así es como ellos se dicen el uno al otro cuando están con ella dándole cuidados y jugando para entretenerla. También era capaz de recordar con mucho detalle el rostro y nombre de su hermana mayor inmediata, aunque con ella era difícil escoger pues todos en la casa la llamaban Lisa, pero cuando la niña estaba en su habitación compartida, hablando sola con voces extrañas que salían de la nada, la llamaban Elisa. En cualquier caso, Lisa era seguramente la persona que Lily quería mas que a nadie después de sus padres, pues así como ellos, Lisa siempre estaba disponible para atenderla y para pasar el tiempo con ella, le daba cuidados, la atendía, le hacia la vida más fácil y siempre le decía cosas muy bonitas para hacerla feliz. El cuarto rostro que Lily podía recordar junto a su nombre, era el de Leni, la chica mayor que no jugaba tanto con ella como Lisa, pero si tenía tanto cuidado con ella como mamá. El resto de sus hermanas podía reconocerlas por su rostro, pero aun no pasaba tiempo suficiente con ellas para saber cuáles eran sus nombres, pero aquello no era importante, mientras pudiera reconocer a las personas que eran su familia y a las personas que cuidaban de ella cuando no había nadie de su familia, aquellas que habitaban ese lugar llamado guardería, era suficiente para Lily, quien no debía preocuparse por nada que no fuera simplemente reír para mostrarse feliz ante los que quiere y ocasionalmente llorar ante situaciones que no la hacían sentir feliz.
Pero esa noche algo diferente paso, una conversación despertó a Lily y pudo ver a su querida Lisa hablando con alguien a quien le era difícil de reconocer. Sabía que había visto ese rostro antes, pero no era capaz de saber quién era el realmente. Era su cabellera la que consiguió recordar y la hizo sentir tranquila, aquel blanco cabello a pesar de todo, le despertaba memorias a la pequeña, quien en un intento de entender mas lo que sucedía y en una gran muestra de independencia y autonomía, consiguió ponerse de pie por sí misma, usando como apoyo la misma cuna en la que dormía hasta hace unos momentos. Aquel chico y Lisa hablaban de algo, aunque ella no entendía del todo lo que era, simplemente los veía, especialmente al chico, no podía recordar su rostro en absoluto, pero si recordaba haber visto ese hermoso cabello blanco recorrer algunos lugares de la casa de vez en cuando. Aunque no eran iguales, el cabello del chico le recordaba al cabello de su madre o al de su hermana Leni, por lo que la hacía sentir feliz.
El chico estaba atento a Lisa, así que cuando Lily extendió sus manos pidiéndole que la cargue, el no pudo darse cuenta, ella quería estar en brazos del chico para que, al igual que lo hacía con su mamá o con Leni, pudiera jugar con su cabello que le llamaba tanto la atención. Al sentirse ignorada, la pequeña pensó en hacer un pequeño berrinche para así poder llamar la atención del chico y conseguir que el la cargue en brazos, eso siempre funcionaba con el resto de la familia y con las personas de la guardería. Pero antes de comenzar con sus quejidos y lloriqueo, Lily noto con más detalle el rostro del chico, no estaba feliz, por el contrario, el chico parecía estar llorando, sus ojos estaban llorando y eso la puso triste. Siempre que veía a alguien sonreír, eso la hacía sentir feliz, pero siempre que veía a alguien llorar, la hacía sentir también triste y capaz de llorar. Lily jamás pensó en porque es que eso sucedía, después de todo solo era una bebe, no llegaba a tener pensamientos complejos, solo sabía que así eran las cosas para ella. Y ver a aquel chico llorar la hizo pensar que ella debería de llorar también.
Pero el chico siguió sin prestarle atención, estaba atento a lo que sea que Lisa estuviera diciendo y de un momento a otro el simplemente camino, estaba a punto de salir de la habitación y dejar a la bebe algo confundida, pues no sabría como sentirse si eso llegaba a pasar. Lisa le dijo algo al chico nuevamente y de un momento a otro el sonrió, fue una sonrisa hermosa, tanto como Lily podía recordar que eran las sonrisas que Leni tenía siempre que estaban juntas. Aquello la puso muy feliz, había olvidado por completo que estuvo a punto de llorar y, aunque no llego a sentir que quería reír, en su rostro se dibujo una sonrisa enorme en respuesta a la que el chico puso después de escuchar a Lisa. Entonces el chico de cabello blanco, quien aun tenía algunas lagrimas en los ojos, al fin volteo a verla, lleno de felicidad y regalándole aquella hermosa sonrisa que le hacía sentir tan feliz. Lily muy emocionada simplemente hizo más grande su sonrisa mientras una graciosa sensación le hacía cosquillas en el estomago, consiguiendo que sus pies cedieran y haciéndola caer sentada sobre la cuna, no dejando en ningún momento de corresponder aquella bella sonrisa que el chico de cabello bonito le estaba dedicando.
Celeste Renovador
A paso firme y esperando lo que vería arriba del todo, una rubia de cabello corto, shorts y una tank-top de color celeste subía las escaleras de la casa al fin notando el sonido que momentos antes su hermana menor inmediata le había comentado. Justo a dos peldaños de llegar al final de la escalera, la rubia cruzo miradas con el causante de aquel ruido pausado y algo sordo. Era un chico peliblanco, con una apariencia desarreglada y algunas partes de su rostro hinchadas y oscurecidas por golpes. El chico desvió la mirada de manera casi inmediata y una vez mas Lori se molesto al ver aquello, estaba cansada de que su hermano menor tuviera esa reacción cada vez que se topaban, era tan hiriente que el siguiera haciéndolo.
Apresuro su paso sobre las escaleras y también trato de ser más ruidosa dando pisadas fuertes en cada peldaño para enfatizar su molestia, la cual era más que evidente en su rostro y en su postura tan tensa al caminar. Pero su hermano no se movió mas, se mantuvo quieto en la misma posición hasta que Lori lo alcanzo y estuvo a solo unos centímetros de él. De alguna manera eso si era sorpresivo para la rubia, quien estaba acostumbrada a ver como su hermano se alejaba rápidamente de ella cuando se topaban, a paso veloz y solo murmurando algún saludo o despedida. Pero esta vez el se mantuvo ahí, no de manera firme, ni tampoco resignada, simplemente se mantuvo ahí, claramente incapaz de alejarse. Miro un poco hacia abajo y pudo ver con claridad el impedimento que tenía su hermano menor, aquella férula en su pie izquierdo la cual indicaba que esa parte de su cuerpo estaba lastimada y que seguramente aun le dolía, por mucho que lo intentara, en esas condiciones le sería muy complicado huir del lugar como solía hacerlo.
—¿Qué haces de pie?— pregunto la rubia, con una gran molestia aun presente en su voz— Se supone que estés recostado descansando, no deberías mover tu pie para nada.
Lincoln se mantuvo en silencio, sin dar la cara a su hermana y manteniendo el equilibrio a duras penas debido a que mantenía su pie izquierdo alzado en todo momento, evitando apoyarse en el.
>>Vamos a tu habitación— dijo la rubia, sujetando con su mano el brazo del peliblanco y haciéndolo tambalearse con la fuerza que uso para ello—, lo siento— la rubia ahora algo asustada tras ver como su hermano estuvo a punto de caer, se disculpo y se mostro algo consternada por lo que hizo—, solo quería llevarte a descansar. Mamá y papá dijeron que no debías moverte por al menos tres días, así que no deberías estar caminando por la casa, podrías caerte y lesionarte aun mas.
—Solo quería ir al baño— respondió el peliblanco, con una voz tenue y algo agitada por el susto mientras conseguía mantener el equilibrio gracias tanto a la ayuda de su hermana como a mantenerse recargado en la pared.
—Eres literalmente un tonto ¿sabías?— pregunto Lori rodeando con su brazo al joven lastimado, sirviendo para él como un apoyo para ayudarlo a caminar— Podrías simplemente avisarnos que necesitas ayuda, literalmente para eso nos quedamos en casa, si te vuelves a lastimar mamá me va a culpar a mí.
—Lo siento— balbuceo Lincoln, dejando que su hermana lo ayude a llegar hasta el baño y entrando de manera dificultada en el lugar debido a las pocas cosas donde apoyarse que aquel lugar tenia.
—No olvides lavarte las manos— remarco la rubia—, estaré aquí esperándote.
—Puede que tarde más de lo que esperas— comento Lincoln, levantando su mano derecha, haciendo notar aquello que llevaba en ella y de lo cual la rubia no se había percatado hasta ese momento—, planeo darme un baño, es solo que olvide traer mi esponja y debí regresar al cuarto por ella.
—¿Qué?— pregunto la rubia, genuinamente confundida— ¿Planeas bañarte, en ese estado? Literalmente estas pidiendo a gritos que te ocurra otro accidente. ¿Cómo se supone que vas a bañarte si solo puedes usar uno de tus pies? Solo conseguirás caerte en algún momento.
—Pues, pensé que estaría bien si me siento en la orilla de la bañera, así no debería haber problema. El doctor dijo que mi férula es de plástico, así que no debería haber problema si la mojo.
—Por supuesto que hay problemas tonto— reclamo Lori, frunciendo el ceño—, la bañera estará húmeda, el piso también cuando termines, el tapete podría moverse, incluso podrías tropezar con algo. Estas, literalmente, incapacitado ahora mismo, caerte sería algo más común. Deja de decir tonterías y volvamos a tu habitación.
Lori se veía molesta, por eso Lincoln no quiso decir nada mas, no estaba dispuesto a molestarla hasta llevarla a algún extremo, por lo que con cuidado camino en dirección al excusado.
>>¿A dónde vas?— pregunto Lori, ahora algo incrédula— Si vas a usar el baño al menos cierra la puerta, enfermo.
—No es eso— respondió Lincoln algo decaído y con un pequeño sonrojo en sus mejillas debido a la vergüenza que el comentario de su hermana le provocaron—, voy a tomar mis cosas para regresar.
Lori miro dentro del cuarto de baño, ciertamente sobre el tanque del excusado estaba la ropa de Lincoln, seguramente el planeaba bañarse sin ayuda de ella o de alguien más, después de todo lo encontró a medio camino de cumplir con ello. Aquello la molesto de nuevo, no entendía por qué su hermano se comportaba de aquella manera con la familia, era tan molesto y tan doloroso. ¿Por qué no podía volver a ser aquel dulce niño que jugaba y quería a todas? Ahora era solo un chico antipático y escurridizo que no quería verlas a la cara, para colmo fue él quien dejo de hablarles después de todo lo que les hizo. Si existía el derecho a estar molesto y no querer hablar, le debía pertenecer sin dudas a ellas, no a Lincoln, pero aun así era él quien parecía estar indignado con todo lo ocurrido y tratando de evitarlas.
Pero había cosas que hacer y en ese momento estar molesta y reclamando no era una de ellas, su madre le pidió encarecidamente que cuidara de Lincoln ya que necesitaba descansar la herida en su pie, por lo que para evitarse problemas eso es lo que haría. Entro al baño junto a Lincoln y lo sentó sobre el excusado, exigiéndole que se mantenga ahí esperando por ella. Salió del baño y bajo las escaleras para poder encender el calentador de agua. A los ojos de Lori era increíble hasta donde podía llegar su hermano menor por evitarlas pues estaba por bañarse con agua fría solo para evitar bajar a encender el calentador y toparse con ellas. Al igual que todas las mañanas en las que se escurría por la casa para arreglarse y salir mucho antes que ellas. Volvió al baño y sin decirle mucho a Lincoln, comenzó a llenar la bañera con agua templada.
—No puedo dejarte solo porque podrías caerte en cualquier momento— aclaro la rubia de manera repentina—, así que voy a acompañarte mientras te bañas. Dime donde está tu traje de baño para traértelo. Y no pienses que te voy a ayudar a ponértelo.
—Yo no tengo uno— respondió Lincoln muy abochornado por lo que su hermana le dijo.
—¿Qué? ¿Cómo que no tienes? Literalmente vamos a la playa al menos una vez al año, no puedes no tener un traje de baño.
Un pequeño pero incomodo silencio se creó en aquel lugar, causado por la extraña expresión que Lincoln puso ante lo que su hermana dijo y causando que Lori entendiera a que se refería el chico. Hacia al menos dos años que él no los acompañaba a ningún viaje familiar, sin importar si era dentro del pueblo o de visita en alguna otra ciudad. Tenía sentido que no tuviera un traje de baño, después de todo no lo había necesitado en mucho tiempo. Estaba segura de que si iba a su habitación y hurgaba lo suficiente, encontraría algún traje de baño viejo de su hermano, pero también era probable que la prenda no le quedara ya debido a la diferencia de talla. Dio un suspiro y después de resoplar tomo la palabra una vez más.
>>Bien, báñate solo, da igual. Voy a mi cuarto, solo avísame cuando termines para llevarte de nuevo a tu habitación. Y procura salir vestido de aquí, no quiero ver tus miserias ¿entendido?— Lincoln asintió ante aquello— La bañera ya esta lista, solo recuerda vaciarla cuando termines y no me hago responsable por la cosa que tienes en el pie, fuiste tú el que dijo que no se dañara con el agua.
Lori salió del baño cerrando la puerta detrás de ella y dirigiéndose a su habitación, antes de entrar se quito los zapatos para evitar que Leni la regañara y entonces fue hasta su cama donde se acostó boca abajo un momento para esperar por Lincoln. Su intención era distraerse con su teléfono mientras veía sus redes sociales o quizá hablando con sus amigas quienes estaban en clase, mandándoles mensajes solo para molestarlas, pero antes de siquiera sacar su teléfono del bolsillo de su short, ella se quedo dormida sobre su cama. No estaba cansada ni tampoco podía decir que se durmió por culpa del estrés, era simplemente que al estar en su cama se relajo tanto como para quedarse dormida. Afortunadamente Lori era el tipo de persona que por muy cómoda o cansada que este, si duerme por las mañanas o tardes, le es imposible hacerlo por mucho tiempo, de manera natural despertó pasados unos cuarenta minutos, aunque lo hizo de forma algo abrupta y pesada. Recordó de pronto que Lincoln estaba en el baño y que también estaba lastimado, por lo que trato de incorporarse rápidamente, camino hasta la entrada de la habitación y dirigió su mirada hacia la izquierda en dirección al baño. La luz estaba apagada y la puerta estaba solo parcialmente cerrada, en casa eran muchos los miembros de la familia que ocupaban ese lugar, por lo que la privacidad era valiosa dadas las diferentes edades que todos tenían y la presencia de hombres entre tantas mujeres, por lo que un acuerdo de la familia era dejar la puerta del baño parcialmente abierta para que el resto de familia sepa que está desocupado, de la misma manera que al ver la puerta del baño completamente cerrada indicara de inmediato que aquel lugar estaba ocupado.
Volvió a ponerse sus zapatos de manera descuidada y fue hasta el final del pasillo, al otro lado de las escaleras, el lugar opuesto al baño, el cuarto de su hermano menor. Mientras lo hacía tomo su teléfono y reviso la hora, era aun temprano, pero decidió escribir un mensaje a sus amigas solo para molestarlas mientras estaban en clases, aunque antes de poder hacerlo noto que tenía un par de mensajes no leídos de parte de ellas. Lori pasa mucho tiempo usando su teléfono y registrando la mayoría de las cosas que hace, pero justo ese día olvido avisar a sus amigas que se quedaría en casa a cuidar de su hermano menor, por lo que ellas se preocuparon. Sonrió ampliamente ante la preocupación de sus amigas y pensó que era gracioso como eran tan cercanas que a veces parecía que ellas la preferían a ella sobre sus novios, en seguida perdió su sonrisa y después de un suspiro pensó en que a ella también le gustaría tener un novio.
Como siempre lo hacía, Lori abrió la puerta de aquel lugar sin anunciarse antes, sin importarle mucho que su hermano viera su privacidad violentada. El estaba ya en el suelo nuevamente, recostado sobre sus sabanas y manteniendo su pie izquierdo algo levantado con la ayuda de algunas almohadas, en silencio y aparentemente tranquilo. Cuando regresaron del hospital, el fue bastante necio con la idea de recostarse en el suelo y no en su catre, pero Lori no pensó mucho al respecto, su hermano menor siempre tuvo conductas peculiares, por lo que dormir en el suelo no era tan extraño realmente.
—Oye, me quede dormida— comento la rubia—, disculpa por no ayudarte a regresar a tu habitación— Lincoln solo volteo a verla, pero no dijo nada—. Como sea, se supone que debo cuidarte estos días, así que no vuelvas a hacer algo estúpido, andar por la casa tu solo es peligroso, podrías caerte, especialmente cerca de las escaleras. Cuando necesites algo solo grita, Leni y yo estamos aquí. No, olvida eso, Lily también está en casa, no quiero que la despiertes o la asustes por error, mejor solo manda un mensaje a mi teléfono y vendré a ayudarte o lo que sea.
—Lori— pronuncio el peliblanco, algo inseguro de si era correcto hacerlo, y deteniendo a su hermana quien ya estaba por cerrar la puerta del cuarto tras de ella posterior a salir—, no puedo hacer eso.
Lincoln saco su mano de aquella vieja mochila y le mostro a su hermana lo que había tomado de ella, un teléfono completamente destrozado. Con una pantalla estrellada, la cubierta trasera rota, cubriendo solo la mitad del teléfono, sin los botones laterales y luciendo completamente desgastado.
—Literalmente estas en problemas— afirmo la rubia, con un tono algo severo en su voz—, ¿sabes lo que te harán mamá y papá cuando se enteren de lo que le hiciste a tu teléfono? ¿Cómo rayos lo dejaste tan deshecho?
—Fue por el accidente— mintió Lincoln, pensando que aquella era una buena excusa para reducir o incluso evitar represarías por su ya inservible teléfono.
—Oh... bien, entonces estaré en mi habitación, si necesitas algo solo abre la puerta y avísame, tendré mi puerta abierta también para escucharte.
Lori regreso a su habitación mientras iniciaba una conversación con sus amigas a través de mensajes, dejando atrás a su hermano menor. Se recostó sobre su cama y tratando de mantener una postura correcta, continuo atenta a su teléfono por mucho rato mas. Era su única distracción después de todo, cuidar de la segundogénita de la familia le quitaba más tiempo del que le gustaba, tanto como para no poder salir con sus amigas de manera regular o como para tener un novio. Leni era una responsabilidad tan grande para Lori que incluso había tenido que dejar a tras algunas cosas importantes para ella, o al menos posponerlas de manera indefinida, tal como lo hizo con su admisión a la universidad en la que tanto lucho por conseguir una beca, la cual al final tuvo que rescindir. No se arrepentía de ello, pues hacía mucho tiempo que Lori tomo de manera consiente la decisión de estar ahí para apoyar a su hermana menor inmediata, no quería dejarla sola y estaba dispuesta a retrasar sus sueños con tal de ver que Leni tendría oportunidad de salir adelante o en su defecto, y también en un caso más probable, hasta que Lori tenga los recursos para llevarla consigo y seguir cuidando de ella mientras trata de cumplir sus sueños. Por eso abandono aquella beca, pues debía ir a Pensilvania para asistir, dejando atrás a Leni, quien podría lidiar con aquello con ayuda de sus padres, pero que seguramente tendría problemas en la escuela para poder mantener el progreso que había logrado con los años para socializar. Pensar en ella hizo que Lori quisiera bajar a verla, pero no lo hizo, prefería no interrumpir, después de todo Leni estaba cuidando de Lily en ese momento. Aunque la familia tenía muchas preocupaciones por el futuro de Leni, de entre las cosas que ella hacía, cuidar de sus hermanos era de las pocas que podía hacer bien, sin inconvenientes y prestando su total atención, quizá era su instinto materno, pero Lori sabía que dejar a Lily al cuidado de Leni era completamente seguro, era mejor dejarla sola con la bebé, para que como su medico había dicho ya en varias ocasiones, Leni siga mejorando y puliendo su independencia a través de tareas que le hagan sentir útil y suficiente.
Al cabo de un rato mas, Lori pudo escuchar pasos subiendo las escaleras, era obvio a quien pertenecían esos sonidos, por lo que pensó que quizá Leni le pediría el almuerzo, pero cuando noto que los pasos llegaron a la planta alta, continuaron en dirección opuesta a su habitación. Lo primero que pensó Lori es que seguramente Leni intentaba ir al cuarto de Lincoln para hablar con él, por lo que se puso de pie y camino hasta el pasillo, alcanzo a ver como su hermana entraba en la habitación de las más pequeñas de la casa con Lily en brazos, tal parece que la pequeña se quedo dormida y solo quería llevarla a su cuna. Permaneció de pie un momento, esperando a que Leni saliera de la habitación para decirle que era hora de preparar el almuerzo, pero en su lugar Leni solo se asomo un poco desde la habitación de Lisa y Lily. Estaba viendo en dirección al cuarto de Lincoln, aquello no sorprendió a la chica de short, sabía que su hermana menor seguramente estaba preocupada, por lo que pensó que no sería tan mala idea dejarla ver al peliblanco, a pesar de lo desagradable que eran las heridas en su rostro, después de todo Leni era muy inocente y muy ajena a todo lo que sucedía entre Lincoln y sus hermanas. Cerró la puerta de su habitación con cuidado, pero sin poder evitar que la misma rechinara un poco debido a lo vieja que era y con ello alertando a Leni. Con total tranquilidad Lori se acerco a su hermana menor especial y pregunto por la bebe, tratando de entablar una conversación con ella, y tratando de hacerla despegar su atención de aquel cuarto al fondo del pasillo.
Blanco Oscuro
Después de su visita al hospital, Lincoln se sintió mucho más tranquilo, estaba mucho más cómodo viajando en vanzilla, con sus padres y dos de sus hermanas, que en ocasiones anteriores y aunque muy poco, la opresión en su pecho se sentía disminuida ahora que iban de regreso a casa. Quizá era el medicamento que el médico le administro, pues también había dejado de sentir la mayor parte del dolor que lo aquejaba en su pie y las punzadas y piquetes que sentía ahí se habían desvanecido, por lo que seguramente ese medicamento le habrá hecho perder no solo algo de su sensibilidad sino también un poco de lucidez. También podría ser el paisaje que veía por la ventana de la van mientras iban de regreso a casa, pues aquello lo relajaba mucho. Desde que tenía memoria, para Lincoln era una de sus actividades favoritas, lo hacía sentir relajado y también melancólico, pero valía la pena distraerse mientras veía el paso del paisaje frente a él. Aquellos momentos lo distraían lo suficiente como para no pensar en el recorrido y olvidar el alboroto que sus hermanas hacían dentro del vehículo, pero no tanto como para evitar que se concentrara en sus pensamientos, era para Lincoln su momento de reflexión, tanto por las mañanas de camino a la escuela, como por las tardes de regreso a casa. Pero fue algo que dejo de hacer debido a su distanciamiento con su familia, y ahora que volvía a hacerlo se podía dar cuenta que era muy agradable, algo que lo despejaba y lo ponía de buen humor.
Una vez en casa, tanto sus padres como Lori lo ayudaron a subir hasta su cuarto y también le intentaron ayudar a estar cómodo para evitar que moviera su lesión y eso ocasionara más problemas. Eso no le gusto en absoluto a Lincoln y se esforzó mucho por convencerlos de que estaría bien y que quería estar solo, no quería que nadie estuviera con él en ese pequeño espacio el cual lo avergonzaba mucho. Ese sentimiento era común en Lincoln, ya que desde los primeros días que fue mandado al cuarto de blancos se avergonzó de tener que habitar ese lugar, especialmente por las burlas que recibía de sus antiguas compañeras de habitación. Nunca tuvo privacidad ahí y en más de una ocasión recibió visitas muy inesperadas e inconvenientes causadas por la costumbre de sus hermanas a entrar ahí sin permiso en busca de toallas limpias o de sabanas nuevas. Tampoco había mucho espacio, por lo que aun si lo hubiera intentado, seguramente jamás habría conseguido personalizar aquel lugar como en parte lo estaba su antigua habitación, las paredes eran inaccesibles debido a los estantes y la ropa colgando, nada de ese lugar daba la sensación de que fuera habitable, incluso el único mueble que ahí estaba el cual Lincoln podría disponer era una cajonera que siempre estaba llena de cosas para Lily o de algunos productos de limpieza, por lo que no había espacio para poner ahí su ropa, la cual de por si no era mucha.
En los percheros estaban colgados todos los vestidos que Lola usaba para presentarse en sus certámenes de belleza, los abrigos de la mayoría de la familia también e incluso algunos retazos de tela que Leni llegaba a usar ocasionalmente, y entre todo aquello estaba algo que resaltaba un poco, justo al frente y ocupando un único espacio, era un gancho del cual colgaban las camisas de Lincoln, separadas con una gran bolsa plástica del resto de la ropa, todas juntas, una sobre la otra con la intención de no usar más espacio. Vestía su pantalón la mayor parte del día, así que al dormir únicamente se lo quitaba para doblarlo y ponerlo sobre el catre junto a aquella vieja camisa que usaba para dormir. Su despojo de mochila recostada a un lado del catre, sobre el suelo y cerca de un pequeño cajón de madera en el cual Lincoln guardaba su ropa interior, sus calcetines arriba, tratando de esconder sus bóxers, pues sabía que cuando no estaba en casa, la familia entraba muchas veces ahí por diversos motivos. Y después estaba el, en el piso, sobre sus sabanas y cubriéndose con su vieja pero en excelente estado cobija, usando aquella almohada la cual ya no tenía forma debido al uso. Nada de eso podía hacer sentir a Lincoln cómodo con las visitas pues sabía que lo juzgarían por las condiciones en que vivía, incluso podía ver con claridad aquello en el rostro de Lori cuando entro con él para ayudarlo. A sus padres no supo cómo interpretarlos, sus caras mostraban algo que Lincoln no pudo interpretar pero que podía decir con seguridad que no era bueno.
La primera en entrar con él fue Lori, quien le ayudo a colocar su sabana sobre el suelo y lo ayudo a recostarse también, no sin dejar de quejarse del poco espacio que había en aquel lugar. Lincoln no podía culparla, también llego a quejarse en varias ocasiones de que ese lugar no tenía el espacio suficiente, pero sus padres no le dieron mucha importancia, después de asegurarle que sacarían todo de ese cuarto para que Lincoln tuviera espacio para sus propias cosas, no se hizo nada en realidad. Por el contrario el espacio se reducía más cada vez que sus hermanas debían guardar más y más ropa ahí dentro. Cuando al fin pudo recostarse sobre el suelo de la forma más cuidadosa que pudo, Lincoln vio a Lori salir por la falta de espacio y quizá también por el poco interés que tenía en seguir ahí, pero al hacerlo dejo la puerta abierta. Lincoln estuvo tentado a alzar la voz y pedirle a su hermana mayor que tuviera la cortesía de cerrarla, pero al final no tuvo el valor de hacerlo, no quería incomodarla, además en ese punto el ya no sabía si debía dirigirse a sus hermanas usando sus nombres completos o solo sus apodos. "¿Se molestaría si la llamo Lori? ¿Debería llamarla Lorelai?" Era complicado entender hasta que punto debería de volver a ser formal o casual al hablar con ella y con el resto de sus hermanas. Tratando de evitar pensar más en ello, se preparo para levantarse y poder cerrar la puerta por sí mismo, pero en el pasillo consiguió ver a sus padres en camino, iban hacia él, por lo que permaneció sentado y se recorrió lo suficiente para que su espalda tope con la pared.
De inmediato ambos padres se vieron el uno al otro y después inspeccionaron con cierto detenimiento el cuarto en el que Lincoln pasaba sus noches. Su padre se veía sorprendido, aunque no de una forma grata, miraba aquel lugar de un lado al otro y de arriba hacia abajo, lentamente y mostrándose algo confundido por momentos con las cosas que entraban en su campo visual. El hombre de mayor edad en la casa mantenía una expresión de asombro y desagrado casi en la misma cantidad, dejando su boca abierta ante lo que veía y tragando saliva de forma pesada, especialmente cuando su mirada se cruzo con la de su hijo. Aquel pobre chico de cabello blanco recostado sobre la pared, descansando su lastimado pie en el suelo ya que en aquel lugar no había otro sitio para hacerlo, el espacio era insuficiente y la distribución en el lugar era simplemente impráctica para que se usara como habitación.
Su madre cubría su boca, también se veía algo sorprendida, pero en su rostro era más correcto decir que se reflejaba el desconcierto, nada de lo que veía le era del agrado y de hecho la hacían sentirse bastante mal. Su único hijo varón dormía en aquel lugar desde hace ya un par de años como mínimo, pero el lugar seguía viéndose como un cuarto de blancos. Los estantes con ropa limpia y sabanas listas para ser usadas, las perchas con ropa colgada, en su mayoría perteneciente a la princesa de la casa, la cajonera en la que solían guardar pañales y algunas otras cosas para Lily, así como algunos productos de limpieza para la ropa. Incluso aquella desagradable corriente de aire que se podía sentir y la cual era obvia se colaba desde los espacios entre las maderas viejas del suelo. El ambiente oscuro y algo deprimente causado por la única bombilla del cuarto, la cual era muy tenue y de luz amarilla debido a lo antiguo que era aquel utensilio. Arrinconado debajo de las perchas estaba aquel viejo catre el cual recordaba era bastante escandaloso, pero que ahora incluso tenia evidentes manchas de oxido comenzando a crecer en su cuerpo metálico y junto a este un pedazo de tela desgastada que claramente era la mochila de su hijo, compartiendo espacio con un cajón de madera bastante viejo en el cual podían verse con claridad los calcetines del chico. Podía reconocer el cajón, seguramente lo tomo de uno de los muebles que están en el ático, es igual de viejo y con aquel color barnizado tan oscuro y malogrado. Colgando de la percha las pocas camisas que su hijo tenía, todas ya en un evidente desgaste y viéndose incluso descoloridas. Y casi en el centro de aquel poco espacio restante en el suelo, su hijo, sobre una sabana, completamente lastimado del rostro y con una dolorosa herida en su pie. La mujer tapaba su boca ante todo lo que veía usando su mano izquierda, pues su mano derecha la tenía sobre su vientre, ya que sentía que su estomago se había encogido y le causaba un poco de dolor. Sentía incluso que en cualquier momento podría terminar por devolver todo aquello que estuviera dentro de su estomago debido a la falta de espacio.
Ningún padre supo que decir, estaban completamente ofuscados con la sorpresa de lo que veían. Había sido bastante el susto al ver a su hijo en la condición en la que estaba, pero sin dudas fue mucho peor verlo en la condición en la que habitaba aquel lugar.
—Lincoln— fue la madre la primera en hablar— ¿Dónde están tus cosas?
Sintiéndose ya algo agotado y con sus parpados pesándole bastante y haciendo difícil mantenerlos abiertos, el peliblanco respondió simplemente señalando con su mano al pequeño rincón que albergaba a su cajón y su mochila, en seguida apunto a su único gancho en el perchero. La mujer pareció sentirse mal ante lo que vio y siendo el padre quien mejor pudo mantener la compostura, continúo la conversación.
—Ya veo— dijo el hombre de grandes entradas en su cabellera—, debemos hablar sobre eso entonces— continuo, algo preocupado de sus propias palabras—. Por ahora solo toma esto hijo, te vez algo apagado y el novio de Lisa dijo que cuando eso pasara te diéramos esta suspensión oral. Te hará sentir mejor y te va a quitar el sueño, aunque también dijo que el dolor podría volver, pero solo un poco.
Lincoln atendió a las palabras de su padre y tomo aquel jarabe que el hombre le acerco, usando el dosificador que tenia para poder beberlo. El sabor era muy amargo y la textura del mismo era muy desagradable, casi viscosa, a pesar de que en realidad el medicamento lucia bastante suave. El cambio fue casi inmediato en cuanto probo aquel desagradable medicamento, Lincoln se sintió espabilado de inmediato, casi como si hubiese tomado un gran sorbo de café negro muy amargo, y aunque no tenia sueño, el pesar de sus ojos se mitigo al instante con aquello. Se sintió un poco mejor por haber probado el medicamento, pero antes de que pudiera ver el nombre del mismo, su padre se acerco a él nuevamente y le pidió se lo devolviera.
—¿Son estas todas tus camisas hijo?— pregunto Rita, habiéndose acercado al perchero y tomado el gancho de Lincoln, retirando las prendas del mismo para revisarlas y también contarlas, el solo respondió asintiendo con la cabeza— Pero son solo seis ¿Qué se supone que haces cuando lavas tu ropa?
Lincoln no quiso responder a eso, era vergonzoso decirle a su madre que los domingos, al momento de lavar su ropa, debía permanecer en el sótano junto a la lavadora hasta que terminara ya que al no tener más prendas debía quedarse únicamente en ropa interior.
>>¿Y el resto de tus pantalones?— continuo Rita, después de arrojar las camisas de Lincoln al catre y entonces notar que no había visto aquella prenda de él— ¿Dónde pones tu ropa sucia?
—Solo tengo este pantalón— respondió Lincoln, sujetándose una de sus piernas para enfatizar lo que decía.
—¿Sueles acostarte en el piso hijo?— pregunto el padre, tratando de esclarecer aquella duda que le surgió desde el momento en que entro al cuarto.
—El catre es muy ruidoso y cuando lo usaba molestaba a las chicas en la noche.
—¿Por qué no tienes más ropa Lincoln?— pregunto Rita, usando un tono de voz algo enrarecido— ¿Por qué tu mochila esta en este estado y por qué no tienes útiles escolares?
Lincoln lamento eso, su madre había abierto su mochila, o lo poco que quedaba de la misma, consiguiendo dañarla en su desesperación por hacerlo. Uno de aquellos botones que Lincoln cosió en la mochila había caído al suelo, era normal, el no tenia habilidades con las manualidades, por lo que eso podría haber pasado en cualquier momento ante el pésimo trabajo que hizo, razón por la cual trataba de cuidar mucho el trato de aquella vieja mochila.
>>¿Qué es todo esto?— pregunto Rita, ahora revisando el cajón en el que el chico guardaba su ropa interior y los pocos artículos de limpieza que tenia para uso personal— ¿en esto gastas tu mesada? Deberías usar las cosas que están en el baño, son para todos. Deberías gastar tu dinero en otras cosas. Y explícame porque no nos dijiste que tenías tan poca ropa, estas camisas están ya descoloridas y la tela esta estirada. Y ese pantalón— Rita pauso un momento—... ¿esos son los tenis que usas? ¡Por dios Lincoln! Ten algo de vergüenza, se ven horribles, parecen sacados del tiradero de la ciudad. Deberías usar tu mesada para comprar ese tipo de cosas, no les damos ese dinero para que lo gasten en tonterías, se supone que lo usen para este tipo de cosas.
—Yo no tengo una mesada— respondió Lincoln, usando una voz tenue ante la impresión que le dio escuchar a su madre alzar la voz mas y mas a cada palabra—, aun no me la han devuelto.
Tanto Rita como su esposo recordaron inmediatamente eso al escuchar a su hijo, le habían retenido la mesada con la intención de usarla para conseguir más rápidamente una cama para él, pero de alguna manera su hijo seguía teniendo disponible únicamente un catre viejo y algo oxidado el cual ni siquiera usaba para evitarle molestias a sus hermanas. Algo extrañados preguntaron a su hijo sobre sus comics, el solía tener muchos de esos, los coleccionaba, comenzó a hacerlo hace mucho tiempo y también sabía que tenía algunos que eran valiosos. Aunque no eran capaces de entender aquella afición de su hijo, en su momento decidieron respetarla y darle la oportunidad de mantenerla por lo importante que había resultado ser para el de la mano de aquella afición por las películas que tenia. Miraron a su diestra y vieron muchas cosas, en su mayoría ropa, después miraron a su siniestra y la vista fue muy similar, el poco espacio de aquel lugar estaba ocupado por pertenencias de todos. Entonces su hijo respondió, el ya no tenía aquellos comics, los había vendido hace tiempo. ¿Con que motivo? Conseguir algo de dinero después de que sus hermanas no le permitieron trabajar con ese fin.
Los padres dirigieron algunas palabras a su hijo de manera torpe y enseguida salieron de aquel lugar algo apresurados. Debían hablar cuanto antes y ambos lo sabían, pero debían hacerlo en privado, no querían que ninguna de sus hijas lo supiera, eso sería lamentable. Dentro de su habitación, la pareja se acomodo antes de comenzar, la esposa fue directo a la cama y se sentó en la orilla, colocando sus codos sobre sus rodillas y recargando su rostro sobre sus manos, mientras el hombre tomo asiento frente al espejo que ella usaba para maquillarse por las mañanas. El silencio estuvo presente por un momento antes de que alguno de ellos se decidiera a emitir alguna palabra. Sin importar el que, ambos sabían que seguramente lo que saliera de sus bocas a partir de ese momento serian únicamente excusas o reclamos por la forma en que habían hecho vivir a su hijo todo este tiempo.
—¿Lo sabías?— pregunto Rita, con una voz pesada y soltando sus palabras en medio de un suspiro.
—¿El qué?— pregunto Lynn, sin haber prestado atención a lo que su mujer dijo y diciendo aquello mas como un acto reflejo.
—¿Sabias que nuestro hijo, nuestro único hijo, vivía de esa forma?
—¿A qué te refieres?— pregunto Lynn, aun sin ser capaz de prestar atención a su esposa.
—¡Lynn! ¿Acaso no lo escuchaste? Desde que lo mandamos a dormir a ese lugar el no tiene dinero para sí mismo. Le quitamos la mesada y nuca se la devolvimos. ¿Por qué nunca volviste a darle mesada?
—No tenía idea— respondió Lynn, ahora más atento a lo que su esposa decía, pues a pesar de saber lo delgadas y endebles que eran las paredes, decidió alzar su voz—, nunca les he repartido el dinero. Cuando terminan sus deberes le doy a Lori el dinero y es ella quien lo reparte. ¿Por qué no le daba su parte a Lincoln?
—¿A caso le dijiste en algún momento que le diera su mesada de nuevo?
—La verdad— Lynn se quedo un momento en silencio, tratando de recordar si es que hizo aquello—... no lo recuerdo. Probablemente no.
—Lo dejamos sin mesada Lynn... y sin dinero para él. ¿Cuándo fue la última vez que le compramos ropa o zapatos?
—No tengo idea querida. Normalmente es Lori quien lleva a los chicos al centro comercial para comprar la ropa y otras cosas. Nosotros nos ocupamos solo de las más pequeñas. Últimamente incluso Lucy va con Lori, ya no le gusta que le sugiramos vestidos ni cosas así. Y ya sabes, se llevan la tarjeta y solo la traen de vuelta con sus compras y los tickets.
—Entonces ¿Por qué Lincoln no las acompaño y pidió ropa para él, o útiles escolares, o una mochila que si sirva?— a pesar de que ya se había calmado, Rita comenzaba una vez más a levantar la voz.
—No lo sé amor, ahora que lo pienso ¿hace cuanto fue la última vez que hablamos con él? ¿Tú has pasado algo de tiempo con el últimamente?
—No— respondió Rita, después de pensarlo por un rato sin poder llegar a un recuerdo cercano con su hijo varón—... últimamente solo pasamos tiempo con Lily, las gemelas y Lisa. Las demás ya están en esa etapa de independencia en la que no quieren nuestra ayuda ¿recuerdas? Por eso empezamos a hacer aquellas charlas después de la cena, para tratar de seguir en contacto con las mayores.
—Ahora que lo pienso ¿recuerdas a Lincoln ser parte de alguna de esas?— pregunto Lynn, bastante intrigado y quizá algo confundido también.
—¿Qué? No, ahora que lo mencionas, no recuerdo que lo haya estado. El llega a casa después de la cena siempre.
—Cierto. El ya no pasa mucho tiempo en casa. ¿El te ha dicho a donde es que va hasta tan tarde? Tampoco llega a casa para la comida. También se va muy temprano en las mañanas, incluso los fines de semana. ¿A dónde se supone que va a esas horas los domingos?
—Yo, no tengo idea. Cuando abriste tu restaurante el tiempo con los niños se volvió complicado de administrar ¿recuerdas? Se volvió imposible estar al tanto de todos con mi trabajo y el tuyo.
—Bueno, con Lori en casa eso tampoco era un problema, siempre mantenía todo bajo control y a sus hermanos sanos y salvos. Solo debíamos preocuparnos por las más pequeñas. A pesar de ser nuevo, tenía suficiente tiempo en el restaurante para cuidar de ellas en varias ocasiones ¿recuerdas?
—Lo sé, aun así no fue nada fácil. Con Leni en casa, cuidar de sus hermanas menores fue difícil para Lori. Especialmente con junior y los gemelos.
—Si, recuerdo eso. Junior era una verdadera estampida humana, nada quedaba en pie a su paso. Bueno, eso sigue siendo igual, la única diferencia es que antes ella daba las órdenes y eran los gemelos los que terminaban destruyendo todo, ahora es ella misma quien arrasa lo que tenga en frente. Hubiera sido bueno que ella fuera un niño, así pude haberla llamado Lynn realmente y no solo decirle así como apodo.
—Por dios Lynn, ya deja ese tema. Se llama Lenna, no te puedes quejar, fuiste tú quien eligió ese nombre. Y ambos sabemos que lo hiciste así porque sabias que Lenna y Lynn son prácticamente el mismo nombre, incluso significan lo mismo. De hecho podríamos decir que eres tu quien se llama igual que ella y no al revés. Fuiste tú quien me dio todo ese sermón de "si es un varón se llamara Lynn como su padre y si es una niña se llamara Lenna porque es el origen de Lynn".
—Si, tienes razón, no me puedo quejar.
—Por supuesto que no, has elegido el nombre de todos nuestros hijos, y vaya que te has puesto algo exagerado con ese tema. El único nombre normal que has elegido es el de Lily.
—No mientas, Elisa es también un nombre normal y bonito. Ya sabes, como el de la niña de esa película de bajo presupuesto, la que quiere robar el banco.
—Exacto, a eso me refiero con que has sido exagerado al momento de elegir sus nombres. ¿No pudiste decir que elegiste su nombre por la bonita pieza para piano?
—Bueno, esa es también en parte la razón por la que Lisa se llama así.
—Eso da igual ahora, a pesar de todo amo cada uno de los nombres que elegiste para nuestros hijos, sin excepción. Pero ahora estamos hablando de Lincoln.
—Tienes razón, pero ¿Cuándo fue que dejamos de prestarle atención? Puedo recordar algunos momentos con junior, con Leni e incluso hablar de vez en cuando con Lori o Lucy además de la cena. ¿En qué momento Lincoln desapareció?
—¿A qué te refieres con eso?
—Bueno, como ya te dije, Lincoln se va temprano en las mañanas todos los días, antes de que nosotros nos despertemos, o justo después de que lo hacemos. Por la tarde no regresa a comer a la casa y ambos sabemos que no es por asistir a un club o equipo escolar. Incluso Lynn o Luna pueden volver a casa a tiempo para comer a pesar de ser parte de uno, o varios, en realidad. Y por la noche tampoco podemos verlo, llega después de la cena. A veces me doy cuenta de cuando llega porque puedo oler la comida recalentada, pero de no ser por eso no tendría idea de a qué hora regresa a casa. No, eso da igual ¿Dónde demonios se mete ese niño todo el día?
—¿Crees que este metido en algo peligroso?
—No lo creo, Lori nos habría dicho si algo raro ocurría con él, pero no ha sido el caso. ¿O tú recuerdas que Lori mencionara algo?
—Pues no, en realidad no recuerdo que mencionara nada malo de sus hermanos además de alguna travesura ocasional. Los únicos problemáticos de la casa son Leni y Lola. Por suerte Lori decidió quedarse en el pueblo, así que por Leni no hay demasiado de que preocuparse, y en cuanto a Lola, ya la conoces, es ella misma quien viene a decirnos siempre en que problemas se ha metido.
—Entonces deberíamos recordar lo último que supimos de Lincoln. ¿Alguna idea?
—Pues nada importante después de su problema de ira. Ya sabes, las golpizas que le dio al niño del equipo de futbol, el que solía intimidar a junior. Pero después de eso todo mejoro con las terapias, no recuerdo nada más.
—Espera ¿recuerdas esa vez que Lori estaba muy molesta?
—Se mas especifico Lynn, sabes que la neurosis de Lori la hace tener muchos enojos, no por nada debemos comprar esos medicamentos tan caros.
—Si, lo siento, me refería a aquella vez que Lori vino a hablar muy molesta sobre que Lincoln la ignoraba o algo así.
—No puedo recordarlo. ¿Crees que eso tenga algo que ver?
—No tengo la menor idea, pero quizá sería una buena idea preguntarle al respecto. Si alguien sabe algo sobre nuestros hijos, incluso más que nosotros mismos, es sin lugar a dudas Lori.
—Bien, hagamos eso, no lo había notado, pero es extraño que Lincoln este tan alejado de la familia. También debemos hablar con él.
—¿No deberíamos hablar primero con Lori? Ya sabes, para tener una mejor idea de cómo abordarlo, no queremos empeorar las cosas.
—No me refiero a eso, hablo de que debemos devolverle su mesada y cumplir con lo que le prometimos. No puede seguir durmiendo en el suelo ni habitando ese pequeño cuarto sin espacio. Debemos remodelar ese lugar para que el este cómodo ahí.
—Creo que podemos comprar la cama sin muchos problemas, pero remodelar el cuarto sería algo complicado, querida. Tenemos buenos trabajos ahora, pero recuerda que tenemos doce hijos, el dinero nos da casi siempre para lo justo y un poco más. Especialmente ahora que estamos tratando de remodelar la casa o cotizar una nueva.
—Lynn, le prometimos eso hace más de dos años y el pobre prefiere dormir en el suelo antes que molestar a sus hermanas usando aquel catre viejo. Aunque pensándolo bien seguramente esa chatarra no sea muy cómoda. En fin, el es un chico responsable y no se merece lo que le hicimos, debemos recompensarlo.
—Hare lo que pueda, hablare con Lisa para saber si podemos hacer ajustes al presupuesto de la casa. No creo que podamos hacer la remodelación del cuarto completamente, pero quizá podamos comenzarla y terminarla en algunos meses.
—Por lo pronto debemos al menos comprarle una cama decente en la cual pueda dormir.
—Sin lugar a dudas querida. Eso haremos.
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