Parte 2; a d o l o r i d o
—Eres lindo.— murmura Min YoonGi mientras embiste contra mí. Yo jadeo y cierro los ojos. ¿Por qué estoy dejando que un hombre me folle?
—¡A-Ah, para!
—¿Por qué me detendría cuando lo estas disfrutando?
—No... —respiro profundo—, me gusta. —digo cuando él vuelve a entrar en mí con menos fuerza, retengo un gemido cuando su boca besa mi cuello...
Oh, Dios esto me gusta. Mucho.
Abro mis ojos cuando ese pensamiento cruza por mi mente. ¿Qué mierda? Esto no puede gustarme, es un hombre y yo no soy gay. Él muerde mi cuello con una risita discreta y pasa su lengua para aliviar el escozor.
—Correte para mí, Jimin.
Me levanto de un salto cuando escucho sonar la alarma de mi celular. ¡Joder, no! No puedo estar pensando en ese maldito desliz de anoche. Me incorporo en la cama, y chillo cuando mi espalda baja duele. Mierda ¿algo más me puede recordar a Min YoonGi?
Min YooGi, incluso su nombre es lindo.
—Jimin, no fueras faltado ayer. —dice mi compañera de trabajo, Rachel, entramos en un local de desayunos.
—Estuve bien ayer. —le respondo viendo mi celular.
—Lo sé, siempre encuentras una manera de no aburrirte.
—Arregle un poco mi departamento y vi unas películas ante de dormir. —miento.
—Eres muy aburrido.— ella ríe sentándose. Yo sigo su ejemplo y hago una mueca al sentarme, dejo mi teléfono de lado. Me duele mucho el trasero, otro recordatorio de anoche— ¿Te pasa algo? Has estado haciendo muecas cada vez que te sientas.
—Me golpee el trasero moviendo unas cajas, creo que tengo un moretón... Nada de que preocuparse.
—Eres muy torpe, Oppa. —ella me guiña un ojo.
—¿Listos para pedir su orden? —me tenso cuando escucho su voz... No puede ser, ¿trabaja aquí?
—Quiero un café con crema batida y sin azúcar, ¿y tú ChimChim?
—Un té frío para tomar aquí y uno para llevar, por favor. —digo sin levantar la mirada, tengo miedo de que sea él, en verdad. Tal vez mi mente colapsó y está tratando de confundirme.
—¿Algo más? ¿Un aperitivo?
—Oh, ¿todavía hacen los donuts rellenos de chocolate y glaseado encima?
—Sí, aún las hacemos.
—Maravilloso, dos docenas para llevar.
—Les traeré su pedido en un momento. —suspiro relajándome cuando no siento su presencia detrás de mí.
—¿La conoces?— ella me mira con una ceja arqueada.
—No, ¿debería?
—Soltaste un suspiro apenas se fue y ella intentaba llamar tu atención... Es tan bonita y sus piernas, las envidio. —ella dramatiza llorar.
Ay, ella ni se imagina.
—No me fije. —digo agarrando el celular para dar el tema finalizado, y al parecer funciona.
—Iré al baño. —ella se levanta y se aleja.
Cinco minutos después, ella vuelve sonriendo.
—Uy, ahí vienen nuestros cafés. —yo bloqueo mi celular y lo coloco en la mesa, volteando a otro lado.
—Disculpen la tardanza. —dice Min, para luego entregar el café de mi amiga y cuando coloca el mío, yo volteo a verlo y él me guiña un ojo. Siento mis mejillas arder y volteo hacia el ventanal que da con la calle principal. ¿Qué demonio me pasa?
Cuando se va yo miro sus piernas, la cuales no llevan las medias pantis negras; sino unas medias hasta las rodillas con forma de gatito. Sus piernas son delgadas pero tonificadas, es el tipo de piernas por las que las chicas lloran y se matan horas en el gimnasio.
—Te llama la atención. —yo volteo a mirar aRachell, que está riendo.
—Cállate, Rachel —gruño tomando un sorbo de mi té helado.
—Te conozco muy bien, te gustó esa chica.
—Bocazas. —ella ríe y yo ruedo los ojos.
Tomo el último sorbo de mi té y miro el reloj en mi muñeca. Hora de descanso terminada.
—Debemos avanzar ahora o no llegaremos. —digo bostezando.
—Ve a pedir lo nuestro y pagas la cuenta. Yo sacaré el carro. —ella tiende su mano, esperando las llaves.
—¿Por qué yo?
—Tú me invitaste, compañero.
—Ugh, está bien. —gruño. Me volteo y voy a la caja donde está un sonrienteMinn. —Vengo por mi orden. —exijo tratando de mirar a todos lados, menos a él.
Él ríe. —Y no más piensas que te lo daré así de fácil. —él se recuesta de la caja acercándose a mi cara. —Dime Hyung, después de todo lo soy.
—Mi pedido y no mereces mi respeto.
—Ay, cariño lastimas mi corazón. —él ríe. —si tuviera uno.
—Mi pedido. —le gruño pasando la mano por mi cabello.
—Relaja tus bolas y no le gruñas a un dama.
—No eres una mujer. Tienes una polla, imbécil.
—Repite la palabra polla, Jiminnie. —él me guiña y me tiende el café. Yo lo tomo y saco un billete de veinte mil won.
—Las donas glaseadas, mi amiga las espera. —él ríe y yo me sonrojo... ¿por que coño me estoy sonrojando?
—Me gusta tu sonrojo, pero me gustaría verlo cuando te tengo debajo... Gimiendo por más.
—Eres un imbécil, compraré la donas en otro lugar. —dejo el billete en el mostrador y volteo para irme.
—Espera, toma tu caja. —él salta el mostrador con una caja en la mano y el billete. —Y todo va por la casa.
—Mmm, gracias. —él se acerca a mi y cuando me va a besar, yo me alejo tan rápido que él ríe.
¡Bendito niño Jesús!
nota actual: Capitulo actualizado y por favor no me denuncien la imágenes, que Wattpad ya me la tiene montada y si borro las imágenes, la historia pierde la magia. Si los ofende del alguna manera entonces, no la lean y abandonen la historia.
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