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Prólogo

Inicio.

Todo fin también es un principio.

Febrero 06, 1922.

8:00 pm.

6 horas antes de...

Profesor, su ritmo cardíaco está disminuyendo —Wilber, el ayudante del profesor dijo viendo detrás de su hombro a aquel científico—. No creo que soporte más tiempo así.

El hombre encerrado en esas cuatro paredes; a quien él profesor Tino había denominado "chupa- sangre", estaba arrinconado en una esquina con sus rodillas en su pecho, esperando así protegerse de aquella luz blanca que quemaba sus retinas. Tino; el profesor, había pasado los últimos diez años tratando de encontrarlo al escuchar historias de una cosa que se alimentaba de sangre en un pequeño estado en Italia.

No fue difícil atraparlo, ya que parecía haber estado días sin alimentarse, restándole fuerzas al vampiro para defenderse.

Lo que para Tino sería una tesis que lo llevaría a la fama, para el vampiro de ojos azules era un infierno. Día tras día era sometido a experimentos, cada uno peor que el anterior. Aquel chico de ojos azules solo quería que terminaran con su sufrimiento, ya no le importaba morir, solo quería que el dolor terminara.

—Detengamos por hoy —Tino dio por finalizada la sesión de hoy al ver como la piel del vampiro había adquirido un color aún más pálido—. Continuaremos por la mañana.

El vampiro al escuchar aquello no pudo evitar sentir odio hacia aquel hombre, junto sus pocas fuerzas y con una rapidez chocó contra el cristal que los separaba, gruñéndole. Sus largos colmillos lucían amenazantes y peligrosos, pero el profesor no le temía. Los ojos de Tino brillaban maravillados con aquella criatura.

—Te matare —advirtió el vampiro en un tono bajo, pero brusco.

Saliva goteaba por los labios del vampiro, por el hambre y la ira acumulada.

—Wilber —el profesor llamó a su ayudante sin despegar la mirada del vampiro—. Anota en la bitácora el avance en el habla. Su pronunciación ha mejorado en este último año. Son seres realmente inteligentes. ¿No crees?

—Sin duda, profesor.

Wilber anotó lo que el profesor le pidió, y volvió a guardar la libreta en la caja fuerte, privando al mundo de aquel descubrimiento. Si bien ellos no eran buenos del todo, no querían arriesgarse a que aquella bitácora cayera en manos equivocadas. Tino podría ser un narcisista egocéntrico, pero sabía que el mundo aún mo estaba preparado para presenciar esto.

—Vámonos —ordenó Tino, retirándose la bata blanca antes de salir, seguido por Wilber.

A aquel vampiro le habían arrebatado muchas cosas, lo único que le quedaba era odio hacia los humanos. Su sed por vengarse. Probablemente sólo esa era la razón de su existencia, creía el.

3 horas antes de...

"¡ALERTA! ¡SOBRECARGA EN EL SISTEMA!"

Aquella alerta despertó al profesor Tino, alertándolo.

Bajo las escaleras hacia el sótano; en donde se encontraba el laboratorio, estás estaban llenas de sangre por doquier, como si el vampiro apenas y pudiera estar de pie. Corrió por el pequeño túnel y oprimió el botón rojo de seguridad, liberando un gas que solo dañaba a los vampiros. Al querer pasar con desesperación su tarjeta por el lector, se dio cuenta de que este estaba dañado y manchado con sangre. Antes de entrar al laboratorio sacó el arma que reposaba en su funda y entró cauteloso, pero al hacerlo se encontró con su laboratorio patas arriba y sangre fresca en el piso.

Apuntó el arma hacia el cristal, donde el vampiro se supone debería de estar. Pero aquella habitación reducida de cuatro paredes estaba totalmente vacía. Dio pasos cauteloso hacia la puerta del cuarto, pero la puerta no parecía forzada.

"¿Que demonios pasó aquí?". Se preguntó el profesor bajando el arma, confundido.

—Esto no debía pasar... —murmuró para sí mismo—. El sistema estaba en perfectas condiciones..., ¿como pudo pasar esto? ¡MALDICIÓN! —explotó, disparando hacia el sistema de alarma que seguía sonando, sofocando al profesor—. ¡¿POR QUE CARAJOS PASÓ ESTO?!

Estaba realmente confundido. Había construido este laboratorio con todas las medidas necesarias para que justamente no pasara esto. Los sistemas solo se podían manejar manualmente, era imposible que se sobrecargaran de la nada. No tenía sentido.

Solo había una respuesta lógica a todo esto: alguien lo había ayudado a escapar.

1 hora antes de...

El vampiro apenas y podía mantenerse en pie. La herida en su abdomen estaba sangrando demasiado, y eso le empezaba a preocupar.

"¿Por que no sana?". Se preguntó mirando hacia la herida. Las calles de Italia estaban solidarias, pero para su suerte era de noche, así que la luz del sol no sería un problema para el. Dio vuelta en una pequeña calle poco concurrida y no pasó mucho para que sus piernas dejaran de responder y este cayera sobre sus rodillas.

Soltó un gruñido enfurecido, y se levantó la blusa blanca desgastada, ahora manchada de sangre. Hizo una mueca al ver la herida, la cual estaba rodeada de venas de color negro, las cuales se extendían cada vez más hacia su pecho.

—¿Que es esto? —pronunció confundió, apartando la mirada de su abdomen.

Se sentía débil. Estaba herido y tenía sed de sangre. No tenía las fuerzas suficientes como para cazar, ya ni siquiera podía ponerse de pie. Solo tenía algo seguro: morirá si no se alimentaba. Poco a poco el vampiro fue perdiendo la consciencia, cayendo al húmedo suelo de concreto. Lo último que pudo escuchar fueron unos rápidos pasos acercarse a él.

Los ojos del vampiro se encontraban entreabiertos, pudo ver unas botas negras cubiertas de lodo.

—¿Estás bien? —escuchó una débil voz de un chico, la cual parecía distorsionada—. Mierda. ¿Línea de emergencia? Si. Necesito ayuda en la calle -

El vampiro dejo de escuchar lo que aquel chico decía. Solo pensaba en una cosa: sangre. Comenzó a salivar, la sangre de aquel chico desprendía un aroma que se impregnaba en sus fosas nasales. Deseaba morderlo, pero fue perdiendo el conocimiento hasta caer en un profundo sueño.

10 minutos antes de...

¡YA LE DIJE QUE NO LO CONOZCO! —escuchó el vampiro entre sueños, era la voz del chico del callejón, solo que estaba vez hablaba alto. Parecía desesperado.

¿Y que hacías en aquel callejón solo a las doce de la mañana? —pregunto alguien más, una voz masculina desconocida para el vampiro.

Ya les dije eso —el chico joven se quejo, sentándose en la esquina de la cama del vampiro.

Solo queremos corroborar que tus respuestas coincidan.

¡Y YO QUIERO IRME A CASA!

Te irás a casa una vez nos digas que hacías en un callejón solo a tan altas horas de la noche.

El chico joven estaba comenzando a perder la cordura. Quería ir a casa y llegar antes de que su padre lo hiciera. Trago grueso antes de responder en un susurro que nadie pudo escuchar, más que el:

—Fumando.

—¿Que? —el hombre que lo interrogaba preguntó—. Habla más claro, no te entendí nada.

—¡ESTABA FUMANDO! ¡¿Acaso eso es un delito?!

—No es un delito —negó el policía, sobándose la cíen—. Pero un niño no debería fumar —frunció el ceño, escaneándolo —. ¿Cuantos años tienes? ¿Nueve?

—¡Tengo dieciocho!

—Escucha, entiendo que estuvieras fumando, el problema es que eran las doce de la mañana. Tendré que llamar a tus padres.

—¡No! —el chico exclamo, arrodillándose frente al policía—. No haga eso, señor. Se lo suplico. Ya soy mayor de edad —se inclinó, tomando los pies del policía.

—¡Oye! —se quejo este, apartándose de él —. Ponte de pie y quédate aquí. Mayor de edad. Ja. Claro —el joven trago grueso, y lo vio salir por la puerta de la habitación del hospital. No había duda. Estaba muerto.

El joven suspiro derrotado, dejando caer su espalda contra el duro colchón de la cama, importándole muy poco si lastimaba al hombre recostado en ella.

"Genial. Todo por ayudar a este vagabundo estoy metido en problemas", pensó, mirando el techo.

Como un niño pequeño empezó a patalear, conteniéndose las ganas que tenía de llorar. Sus bruscos movimientos fueron suficientes para despertar por completo al vampiro, quien gracias al suero y a una transfusión de sangre que le habían hecho estaba visiblemente mejor.

—¿Estás en problemas por mi culpa? —la voz rasposa del vampiro alertó al joven, quien se levantó pidiendo disculpas. Avergonzado.

—No —negó el joven, evitando mirarle.

Si bien alimentaron al vampiro inconscientemente, esté aún seguía hambriento. Hacia meses que no se alimentaba correctamente, y no se detendría hasta saciarse por completo.

El vampiro observo al joven con una pequeña sonrisa, y su mirada en el lo comenzaba a poner nervioso.

"¿Que tanto miras, vagabundo?". Se preguntó el joven tragando grueso.

—Gracias por ayudarme —agradeció el vampiro, sentándose con esfuerzos en el respaldo de la vieja cama de hospital—. De verdad te lo agradezco.

—No es nada.

—Gracias.

—¡Ey! Ya basta, te he dicho que no es nada —grito el joven, mirándolo con el ceño fruncido.

Había algo en aquel vagabundo que le daba mala espina al chico. Quería salir de ese lugar, pero el oficial le había dicho que se quedara aquí, y desobedecerlo sería ganarse aún más problemas. Se rascó la nuca confundido. Podía sentir la mirada azulada del vampiro en el, y eso hizo que su piel se erizara del miedo.

De pronto, la pequeña habitación se sintió cargada de tensión, y el joven comenzó a sudar, nervioso y desconcertado por aquel vagabundo extraño.

—Te agradezco por ayudarme —el vampiro ronroneo, poniéndose de pie con más rapidez—. Y no sabes lo mucho que lo siento.

Aquellas palabras confundieron al joven, lo miro con extrañeza, mirando su delgado cuerpo. Los huesos de los pómulos salían de su rostro, dándole un aspecto terrorífico. Y el azul de su mirada lo hacia ver aún peor.

—¿Lo sientes? —indago el joven, dando pasos lentos hacia atrás sin despegar la mirada de aquel hombre.

—Si —una sonrisa ladina se formó en su delgado rostro, poniéndole al joven los pelos de punta al ver lo afilado de sus dientes—. Pareces ser un buen chico.

El joven se mordió las mejillas internas, dio media vuelta en dirección a la puerta, queriendo salir de ahí.

—Maldito enfermo —murmuró el joven para si, tomando la perilla.

Antes siquiera de que pudiera salir, el vampiro atacó al joven, estrellándolo contra la puerta de madera. Lo tomo del cabello, abriéndose paso a su cuello donde clavo ambos colmillos. Pronto la sangre fresca del joven inundó su paladar, derramándose por las comisuras de sus labios. Sintió un dolor atravesar su encía, hasta que el sabor agrio del veneno se mezcló con el sabor metálico de la sangre.

Para el joven todo paso demasiado rápido, sintió el dolor quemar su cuello y lágrimas de dolor resbalaron por sus mejillas. No podía moverse, ya que el agarre de aquel hombre era fuerte. Sentía su cuello caliente por la sangre que comenzaba a salir y a derramarse. Lo confuso de la situación no dejaba que el joven pensara con lógica. El miedo se apoderó de él y comenzó a patear como pudo la puerta del hospital, esperando así que alguien lo ayudara, pero no obtuvo respuesta.

El vampiro se aparto del cuello del joven cuando no hubo más que beber, y este cayó al suelo en seco. Bebía lo suficiente para dejarlo inmóvil y débil, pero no demasiado como para matarlo. Si quería que su plan tuviera éxito debía crear más como el.

Un ejército.

—Si logras transformarte asegúrate de nunca dejar ni una gota de sangre en tus víctimas  —le recomendó el vampiro, poniéndose de rodillas frente al joven, acomodando un negro mechón de cabello—, pero no los mates. Se fuerte —le dijo antes de desaparecer de una forma que al joven lo desconcertó aún más.

El joven yacía inmóvil, incapaz de moverse. La piel le ardía y era como estar en el mismo infierno.

—Ayu... —trato de hablar, pero sangre salió de su boca, casi ahogándolo.

Hace tiempo había leído una historieta referente a un monstruo que se alimentaba de sangre humana, esa fue la única respuesta a aquello que acaba de pasarle, pero, ¿era posible?

Pronto perdió la conciencia, sumergiéndose en oscuridad.

ÚLTIMAS NOTICIAS:

"En los últimos cinco días han habido más de cien muertes inexplicables al sur del país. No hay una respuesta lógica a esto. Todas las víctimas comparten algo entre sí: una mordedura, ya sea en el cuello, brazos, o cualquier parte del cuerpo.

No se sabe a ciencia cierta que está pasado, pero algunos cuerpos con mordeduras han desaparecido de la morgue, dejándonos con más dudas.

¿Es esta una firma única de un nuevo asesino serial?

¿Por que solo ciertos cuerpos desaparecen?

¿Que son esas extrañas mordeduras?

Varios investigadores han llegado a la teoría de que podría tratarse de un nuevo caso de canibalismo, aunque todo esto aún sigue en investigación. Solo son suposiciones.

A partir del día de hoy once de Febrero el país ha declarado un toque de queda. Cualquier persona que esté afuera pasando las seis de la tarde deberá pagar una multa de doce mil pesos.

Absténganse a incumplir la ley, y sobretodo, a ser una víctima más.

PERIÓDICO BLUE.

Febrero 11, 1922".

Y así fue como empezó el fin de un inicio.


*** ESPACIO PARA COMENTAR:

Primero: está historia es ficción.

Contenido sexual.

El manuscrito aún no está terminado, por lo tanto estoy consiente que puede tener faltas ortográficas. En cuanto termine, comenzaré limpieza de errores , narración , intentando que mejore.

También estaba en un debate interno al escribir una historia JIKOOK. Al finalizar la historia es probable que cambie los nombres de los personajes.

Antes que nada quiero que quien lea la historia sepa separar la ficción de la realidad.

Gracias <3 Espero que disfruten la historia tanto como yo al escribirla.

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