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7

Vivir sin ti.

124 días para...

Vivir un recuerdo ajeno desde tu propia perspectiva es casi como vivirlo en carne propia. Experimentas los mismos sentimientos, lo que pasaba por la mente de esa persona, los aromas y sonidos a su alrededor. Lo único diferente es que son ajenos a ti, pero te hacen pensar lo contrario, porque se sienten tan reales.

Jungkook parpadeo varias veces para ajustarse a la oscuridad, pero no logro ver nada. Lo único que noto fue el constante ruido de la lluvia golpear contra el techo.

Sabía lo que estaba pasando, pero no sabía en donde estaba.

El solo era un espectador en aquel recuerdo, por lo tanto no podía controlar sus movimientos. Su cuerpo se movía en contra de su voluntad, aunque una parte de su mente lograba pensar por su cuenta. Era confuso, tenía pensamientos suyos y ajenos a él.

Sus piernas se movieron como si ya conocieran el lugar pese a la oscuridad, y el frío suelo lo hizo respingar al ponerse de pie. De la nada comenzó a sentirse ansioso y desesperado, era una sensación que no había experimentado. Su respiración comenzó a volverse inestable, un nudo se formó en su garganta y sentía una extraña sensación de opresión en el pecho que no lo dejaba respirar.

Los pensamientos ajenos le alertaron que estaba sufriendo un ataque de pánico. Las piernas de Jungkook se doblaron y cayó de rodillas mientras trataba de recuperarse. Su respiración estaba empeorando a tal punto que comenzó a sentirse mareado y sudor frío bajo por su cien.

Con torpeza sus manos se movieron en busca de algo, pero le fue imposible. No pasó mucho tiempo cuando colapso.

Ajeno a él, el mayor; quien dormía a altas horas de la noche buscando alguna cura contra el vampirismo, miro hacia Jungkook preocupado al ver como este se quejaba entre sueños. Por lo que había notado, el pelinegro parecía tener pesadillas al dormir. Aquello le parecía extraño, ya que pensaba que los vampiros dejaban de soñar. Estaba equivocado.

Namjoon sentía cierta compasión por el menor, y no dudó en ponerse de pie y despertar al pelinegro con tranquilidad. Al moverlo noto el sudor sobre su frente, pegándole algunos mechones de su negro cabello sobre la cíen.

—Kook —susurro por lo bajo, sacudiéndolo—. Jeon.

Este abrió los ojos de golpe, e inhaló como si no lo hubiera hecho en años. Sus ojos recorrieron con confusión la habitación y aquel chico de anteojos. Con brusquedad recargo su espada contra la cabecera y trago grueso.

—Tuviste una pesadilla, tranquilo —explicó Nam tratando de calmarlo.

El pelinegro aún seguía agitado, su respuesta fue cortante pero segura:—. No.

—¿A que te refieres? —interesado.

—No son pesadillas —negó, pasando sus dedos por la mata negra de cabello—. Son... memorias ajenas.

—¿Memorias ajenas?

—Si —dijo mientras buscaba las palabras correctas. Ni siquiera el entendía bien como funcionaba, y explicarlo no era sencillo—. No son mis memorias. Yo... No se como explicarlo.

—Tomate tu tiempo.

—Cada vez que bebo sangre ciertas memorias pasan como una película a través de mis ojos —explicó el pelinegro—. Memorias que no son mías...

Namjoon sacó la pequeña libreta del bolsillo de su chaqueta y comenzó a hacer anotaciones.

"Flashback ajenos?". Anotó al saber una cosa más sobre ellos.
—Entonces... lo que quieres decir es que al beber sangre eres capaz de ver a través de sus memorias involuntariamente.

—Si.

—Entiendo —murmuró el mayor sin entender nada—. ¿También lo puedes controlar?

—¿A que te refieres?

—¿Puedes ver entre los recuerdos o solo aparecen al azar?

Jungkook nunca se había preguntado eso, y tampoco había tratado de experimentar con aquello que le pasaba. Negó levemente.
—No lo sé, pero no es solo ver sus recuerdos —afligido—. Puedo sentir las mismas emociones y sentimientos que en ese momento mi victima sintió.

—Eso es... fascinate —el mayor se saco las gafas maravillado.

—Eso apesta —negó—. Me hace sentir culpable y sentir remordimiento cuando las memorias no son agradables.

Namjoon pudo ver el dolor a través de los grandes ojos de Jungkook.

—Tal vez es el costo por beber sangre —trato de buscar una respuesta coherente—. O tal vez aún no sabes como controlar esa habilidad.

—¿Controlar? —sus ojos brillaron con esperanza.

—Si. Estoy seguro que puede ser controlada.

De pronto el mayor se vio envuelto en una curiosidad y una sola pregunta pasó por su mente. Abrió la boca varías veces dudoso, hasta que preguntó:
—¿Que fue lo que viste al beber la sangre de Jimin?

El pelinegro miro fijo hacia otra parte, parecía entre molesto y asustado. No quería responder a eso, y de preferencia quería olvidarlo, pero sabía que Namjoon le insistiría hasta que hablara.

—Vi algo, pero no fue algo agradable —espetó.

—¿No me dirás? —ofendido.

—No, fui invasor en sus recuerdos en contra de su voluntad. Lo menos que puedo hacer es mantener sus memorias en secreto.

—No seas absurdo —golpeó su frente con el índice, enfadado—. Solo quiero entender el porqué de su comportamiento... El nunca ha hablado sobre eso. Eso está mal.

Jungkook estaba empezando a irritarse por el rumbo que había tomado la conversación.
—No está mal, te aseguro que hablara cuando esté listo —aconsejo—. No lo presiones.

—Lleva trece años sin estar listo. Te aseguro que no lo estará nunca.

—¡¿Por que hablas como si supieras la más mínima idea de lo qué pasa por su mente?! —explotó el pelinegro poniéndose de pie—. ¡No sabes nada de lo qué pasó, y aún así asumes que se trata de algo banal y pequeño!

—¡Oye! ¿Me gritaste?

—Si. ¿Y que harás al respecto? —lo retó el menor, alzando la barbilla.

Namjoon cruzó los brazos, incrédulo.
—Porque presiento que no pasaste la pubertad aún.

Jungkook rio con sarcasmo—. Llevo viviendo ciento dieciocho años, ya lo hice.

—Pues no lo parece —trató de no parecer sorprendió por esa respuesta—. Te comportas como un niño de preescolar. Corrección, apuesto a que un niño de preescolar es más maduro que tú.

—Púdrete, Namjoon —espetó el pelinegro entre dientes.

—A todo esto, ¿por que defiendes a Jimin? Acabas de conocerlo y ni siquiera le agradas.

—No lo defiendo —negó.

Ni siquiera el sabía la verdadera razón del porque le molestaba que hablara del castaño como si no fuera nada lo qué pasó. Tal vez no le agradaba porque había visto sus recuerdos y lo malo que fue para el esos tiempos.

Jungkook no podía evitar sentirse mal por Jimin, pero también estaba feliz, porque por primera vez en mucho tiempo aquel chico de cabello castaño lo hacía sentir.

Y si sentía, eso significaba que no era un monstruo.

...

119 días para...

Jimin miraba con recelo al pelinegro al ver como este no parecía cansarse nunca mientras él ya había llegado a su límite.

Había intentando seguirle el paso, pero lo que él no sabía era que Jungkook es alguien demasiado competitivo. De hecho, la palabra demasiado es poco.

—Me alegra saber que ya odias a alguien más —bromeo Suga al ver como el castaño no apartaba la mirada de Jeon—. Aunque también me entristece. Quería ser el único en tu vida.

El castaño no le presto atención a las palabras del pelinegro, estaba tan concentrado en como Jungkook hacía lagartijas que no le importaba nada más. Se sentía molesto al ver como todos quedaban impresionados con aquel chico; si supieran que es un vampiro no estarían tan sonrientes. Pero también estaba molesto con el mismo al no poder apartar la mirada de su espalda y ver como los músculos de esta se tensaban cada que bajaba.

Su respiración se hizo pesada al ver los omóplatos del pelinegro tensarse y el fugaz pensamiento de lo sexy que luce pasó por su mente, y Jimin en un intento fallido intento murará hacia otra parte.

Jungkook se sorprendió cuando miro hacia donde el castaño se encontraba y se dio cuenta que este ya lo miraba, y no era una mirada de odio, sino algo más.

El pelinegro sonrío ladino sin apartar la mirada de Jimin, después miró de nuevo al suelo y bajo mordiéndose el labio inferior por el esfuerzo. Acaba de descubrir algo. Y también sabía cómo poner nervioso a Jimin.

Jimin aparto la mirada de golpe con las mejillas sonrojadas.

—¿Que demonios fue eso? —susurro tocándose el pecho.

—¿Que? —preguntó Suga confundido.

Se había perdido tanto en Jungkook que olvidó en donde estaba.

—No hablaba contigo —rodó los ojos.

—Entonces eres esquizofrénico, porque no hay nadie más aparte de mi.

—Me voy —se puso de pie—. El entrenamiento ya terminó para mi. Estoy agotado.

—Si —dijo sonriente—. Pero parece que el nuevo aún tiene energía, si sigue así te quitará tu puesto.

Jimin miró a Jungkook cuando esté termino el ejercicio por fin. Ni siquiera parecía cansado.

—Lo dudo —sonrío con falsedad, marchándose.

—¡¿Irás a la cena de esta noche?! —le grito Suga con las manos alrededor de su boca.

Nunca esperaba nada del castaño, así que no le dio importancia cuando no le respondió y siguió con su camino.

...

—¿Por que no dejas de seguirme? —indago Jungkook mirando al mayor detrás de él.

Fingir que no notaba su presencia desde el entrenamiento se había vuelto difícil.

Ambos iban de camino al comedor, eran al rededor de las tres de la tarde y Namjoon moría de hambre.

—Porque me gustas —respondió con sarcasmo, rodando los ojos—. ¿Tú por que crees? Eres un vampiro infiltrado —susurro.

—Tengo esto —mostró la pulsera—, ¿lo olvidas?

—Me preocupa más lo bocón que eres que el hecho de que eres un vampiro —admitió rodeando los hombros del pelinegro con su largo brazo.

Jungkook lo miro disgustando. Aún seguía molesto con el.
—Si eso te preocupa me mantendré callado, pero ya déjame en paz.

—Oh, vamos. No puedes seguir enfadado conmigo.

—No estoy enfadado —mintió el pelinegro.

—Genial —sonrió victorioso—. Entonces comeré contigo.

Jungkook suspiro.
—Pero tampoco... -

—¡NAMJOON! —un grito detrás de ambos los hizo girar. Jungkook dejó su frase a medio decir al escuchar la delicada voz de Jimin. Por alguna razón su mal humor se esfumó y una grande sonrisa adorno su rostro.

<<¿Por que me emociona verlo?>> pensó.

Jungkook escaneo el cuerpo del castaño detallando cada cosa que veía fascinante en el desde su castaño cabello mojado hasta sus mejillas sonrojadas. Se acercó a ellos trotando hasta alcanzarlos.

—Jimin —el mayor sonrío y le dio una mirada cómplice al chico a su lado, una que Jeon entendió muy bien—. ¿Necesitas algo?

—Necesito hablarte sobre algo —miro al mayor.

El pelinegro buscaba con insistencia la mirada de Jimin.

—¿Sobre que?

Jimin paso la mirada a Jeon, dándole a entender al mayor que no hablaría con él aquí. Era un tema que prefería hablar en privado.

Jungkook se emociono al tener la atención de Jimin, incluso si no fue como el quería, al final lo había mirado y eso lo puso aún más feliz.

—Entiendo —captó Nam—. Iré más tarde a tu habitación.

—¿A su habitación? —Jungkook levando una de sus cejas.

—Ahora ustedes dos comerán conmigo —fue más una orden.

Tomó al castaño de la muñeca en contra de su voluntad, a quien no le quedó más que seguirlo hasta el comedor.

A su alrededor había un bullicio de personas, todos reían, comían y algunos guardias que habían terminado sus turnos bebían. Jungkook se encontró fascinado por las personas, pero también fue difícil para el ya que el aroma a sangre estaba más fuerte que nunca.

Namjoon lo alimentaba con pequeñas dosis de sangre cada seis horas, eso lo hacía sentirse algo débil, pero darle más sangre era peligroso.

—Espero haya pollo frito —Nam froto su estomago.

—Y papas fritas —agregó Jimin sonriendo.

Ambos chicos corrieron hacia la fila del comedor ansiosos y hambrientos. El pelinegro se detuvo y con melancolía los observo de lejos, había olvidado como era sentirse emocionado por probar su comida favorita. Beber sangre no era nada parecido, de hecho es una sensación desagradable cuando tienes sed y no hay nada con que alimentarte, se siente como cuando un adicto está en abstinencia.

Jimin miro curioso detrás de su hombro, captando entre los habitantes a Jungkook, quien con su piel blanca y cabello negro era indistinguible. Ladeo un poco la cabeza al ver que su mirada parecía perdida.

<<¿En que piensas?>> se pregunto sintiendo remordimiento por como lo ha tratado.

Sin pensar dos veces el castaño elevó su mano hasta que Jungkook pudo verlo, y con una pequeña sonrisa lo llamo, para después volver su vista al frente, confundido por lo que acababa de hacer.

Jungkook se sorprendió, pero al tratarse de Jimin no dudo y camino con seguridad hacia el.

El aroma del castaño inundó sus fosas nasales cuando estuvo a centímetros de él.

—¿Que quieres? —le pregunto Park mirándolo sobre su hombro.

—¿Que? —Jeon aún seguía aturdido.

—De comer, Wikipedia.

—¿Wiki que? —encarnó una ceja.

Jimin había olvidado que era un vampiro y era probable que no tuviera conocimiento de eso. Explicarle lo que significaba le daba pereza, así que prefirió evadirlo.
—Pide algo de comer o parecerás raro —fue más claro, deslizándose aún lado permitiéndole a Jungkook ponerse a su lado.

El momento se había vuelto incómodo, se rascó la nuca.
—Yo... no como —murmuró sintiéndose avergonzado.

—Lo se —Jimin le sonrió. Una sonrisa genuina que a Jungkook le causó estragos—. Pero debes parecer lo más normal. Pide pollo, yo me lo como por ti —le guiño un ojo antes de darle la espalda y caminar a una mesa del centro.

Jungkook quedó paralizado ante el descaro del castaño.
—Descarado —murmuró soltando una risita nerviosa.

Por otra parte, Namjoon miraba con ojos entrecerrados a Park, quien no paraba de sonreír de una manera malvada mientras comía sus papas fritas.
—¿Por que sonríes así? —indago—. Das miedo.

La sonrisa de Jimin desapareció con rapidez.

—No estaba sonriendo. Me dio un calambre.

—Eres raro, ¿lo sabías?

—Si —asintió, mirando de reojo al pelinegro sentarse a su lado.

Se llevó una papa frita a la boca orgulloso porque Jungkook si había traído pollo frito.

Nam miró extrañado al pelinegro cuando vio la charola con comida.

—Jimin dijo que se la comerá por mi —explicó Jeon cuando vio a Namjoon confundido.

Namjoon soltó una risa extraña, y Jimin casi se atraganta con la papa frita al oír al pelinegro decir eso. Ambos tenían la mente tan sucia que malpensaron las inocentes palabras de Jungkook; quien no se dio cuenta.

Se miraron entre sí. Nam apretando los labios para evitar reírse, y Jimin tratando de recuperarse de casi morir por culpa de una papa frita.

El pelinegro miro de reojo como Jimin no paraba de toser, alcanzo el vaso de Nam frente a él y lo puso frente al castaño, acercándolo aún más a él con dos dedos:
—Bebe.

Los ojos de Jimin se abrieron en sorpresa, aún tosiendo tomó el vaso y bebió un poco de agua hasta que la comida bajo.

—Gracias... —dudoso.

Jungkook asintió con seriedad y miró la comida sobre su plato. Sin duda lucia deliciosa, pero de tan solo olerla a él le asqueaba, en cambio, el aroma del castaño era algo que definitivamente le gustaba. El recuerdo de cuando lo mordió y probó su sangre pasó por su mente, y se encontró así mismo deseando morderlo...

—¡Auch! —grito cuando una corriente de electricidad se extendió por todo su brazo hasta su pecho. Dolía mas que el anterior.

Nam sonrió.

Jimin dejó su pollo frito a medio comer y miró al pelinegro a su lado.
—¿Pensaste en morder justo ahora?

—No —nervioso.

—¿Como lo alimentas, Namjoon? —quiso saber Park, curioso.

Namjoon y Jungkook se miraron entre sí.

—Con animales —mintió el mayor—. Pongo trampillas en la entrada del bosque.

—Namjoon, pero no hay animales.

Los vampiros no solo bebían sangre humana, sino también animal. Hubo un tiempo en el que los humanos se mantuvieron tan bien ocultos que los vampiros hicieron una masacre en granjas y bosques, extinguiendo especies.

Al menos Jimin no había vuelto a ver un venado o uno más pequeño. Considerando que se encontraban a las orillas de un bosque eso es mucho.

—Existen roedores, Jimin —aclaró Namjoon—. Son fáciles de atraer si les pones un poco de comida.

—¿Estás diciendo que el bebe sangre de ratas? —hizo una mueca de asco mirando al chico a su lado.

—Ardillas —lo corrigió el pelinegro.

—Es lo mismo, eso es asqueroso —tajo el castaño—. ¿Como podré seguir comiendo después de saber esa información?

—Y aún te falta lo mío —dijo Jeon, apretando los labios.

La comida transcurrió en silencio. Jimin le había insistido a Jungkook a fingir darle una
mordida al pollo frito y a comer papas, pero el se había negado rotundamente. Al final el castaño logró convencerlo y dio un par de bocados y tuvo que aguantarse las náuseas.

Los tres chicos estaban a punto de levantarse, pero la puerta del comedor se abrió y de esta entraron tres hombres; dos de ellos eran Jules y Seokjin.

Todos automáticamente se pusieron de pie. El pelinegro se quedo en su lugar, no hasta que Jimin pellizco com discreción su hombro para que este se levantara.

—Eso duele... —se sobó su hombro con el ceño fruncido mientras se ponía de pie—. Podías pedirme que me levantara con un por favor y no causándome dolor.

Jimin escondió una sonrisita de malicia a su lado.

—Pueden tomar asiento —hablo por fin Seokjin—. Solo daremos un comunicado rápido y pueden volver a lo suyo.

El pelinegro fue el primero en sentarse, seguido de los otros dos chicos y la demás multitud. Jeon observo que todos habían dejado lo que hace unos minutos hacían y miraban con suma atención a Seokjin. El se había ganado su respeto al ser un buen líder.

—Como saben, hace unos días escogimos a nuestros mejores guerreros para una misión, los cuales estarán en entrenamiento intensivo durante un mes —explicó caminando con las manos detrás de su espalda por las mesas—. Jules y yo hemos llegado a la conclusión de que será más efectivo si el grupo "Elite", como le llamamos, se traslada a la base al norte de donde estamos. Solo será por el tiempo —

—¿La base abandonada? —lo interrumpió un chico al final del comedor—. Creí que era peligroso estar ahí.

—Lo era —respondió Jin—. Hace unos días mande a un grupo para que arreglaran los fallos de luz. Las puertas ya funcionan bien, al igual que las alarmas y los sensores de movimiento de afuera. Y también está libre de peligro. Como les decía, sera por un corto tiempo en lo que Jules los entrena.

El castaño miró con confusión a Namjoon. Lo conocía tan bien que sabía que algo le estaba molestando.

Seokjin le dio una mirada a Jules indicándole que podía continuar.

—El día de mañana partiremos en cuanto salga el sol —hablo Jules—. Sera un viaje de dos días, lo que significa que pasaremos la noche afuera. Se que es riesgoso, pero si somos cuidadosos podremos salir con vida.

Las miradas sobre ellos eran de terror puro. Si bien son soldados, saben que acampar en la noche es peligroso.

—Eso es todo por hoy —finalizó Jin—. Buena suerte mañana.

Con eso salieron dejando a todos impactados.

El castaño tenía un mal presentimiento sobre todo esto...

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