4
—Veo algo que tus ojos no ven.
—¿Que es?
—Lo destruido que estás por dentro.
Jimin observaba el entrenamiento en las gradas de la cancha. El sol le daba directamente al rostro, provocando que sus rasgados ojos se entrecerraran. Miro como el entrenador Jules les daba órdenes seguido tras un indulto como: "mueve ese flácido trasero", "¿eso es lo mejor que tienes, inútil?", "un vampiro ya te habría roto el cuello".
Tal como Namjoon había dicho, los analgésicos habían aliviado el sesenta por cierto de dolor en la mano del castaño, el otro cuarenta eran moretones en los nudillos. Pero en cuanto el entrenador Jules vio su mano herida, le dio un rotundo no. Dijo que no podía arriesgar su salud, ya que el sería el líder de la misión. Respeto a eso, Jules no les dijo mas haya de lo que debían saber. Solo les dijo que era una misión para terminar con los vampiros, pero no les dio más detalles. Jimin no se negó ante esa petición, pero si sentía curiosidad por saber de que se trataba el plan.
"Tú solo confía en mi, chico. Todo este infierno se terminará". Le había dicho Jules en la mañana al visitar a Jimin a su habitación. Pero Jimin no pensaba en nada más que acabar con esos chupa sangre, incluso a costa de su propia vida.
No tenía nada que perder.
—¡Hoseok, vuelve aquí! —el entrenador grito al ver un chico correr como un loco, defendiéndose de algo que revoloteaba a su alrededor—. ¡Es solo un maldito insecto!
—¡Entrenador! ¡Ayúdeme! —Hoseok grito, y fue en dirección al entrenador, esperando ser defendido por él. Pero este solo lo aparto con una brusquedad que lo hizo caer de espaldas al duro concreto.
Los ojos de Hoseok se abrieron en sorpresa y su boca formó una grande "o".
—¿Que voy a esperar de alguien que le teme a los insectos? —cuestionó el entrenador no solo mirándolo a él, sino a todos—. Se enfrentarán a esos monstruos feos, abran los ojos. Un insecto no es ni la mitad de nada a comparación de un vampiro —le dio una severa mirada a Hoseok—. Levántate y regresa a la fila. ¡Y todos! ¡No estamos en un maldito campamento de niños de preescolar! ¡Esfuércense! Sus vidas dependen de ello.
Jimin no paraba de pensar lo aburrido que esto se había vuelto. Se distrajo con una pequeña hormiga que daba vueltas confundida a un lado del castaño. Este la tomó entre su dedo índice y el pulgar con sumo cuidado, cruzándola al otro lado de la grada. Se puso de pie, pero en cuanto lo hizo la vista se le nubló y todo a su alrededor dio vueltas, provocándole una caída. Rodó tres gradas hacia abajo. Al caer al suelo todo su peso cayó en su mano lastimada.
El castaño grito llamando la atención de sus compañeros y el entrenador, quienes pronto corrieron a él, preocupados.
Park se sentía sofocado, le faltaba la respiración y el cuello comenzó a arderle. Era un dolor que nunca antes había experimentado, el ardor del cuello se expandió hasta el lado izquierdo de su pecho.
—¡Jimin! —el entrenador lo llamó, sacudiéndolo con sumo cuidado, pero el castaño no respondía.
Las venas del cuello del castaño brotaron a la vista. Los gritos de dolor de Jimin hacían eco en las canchas.
—¡DENLE ESPACIO, MALDITOS INÚTILES! —gritó el entrenador al ver el rostro de Park enrojecido—. ¡Y TRAIGAN AQUÍ A NAMJOON! ¡YA!
Fue Hoseok quien salió disparado en dirección al laboratorio de Namjoon.
El entrenador miraba con horror a Jimin, se maldijo así mismo al no saber que hacer en una situación así. Y se preguntó si todos esos muchachos detrás de él serían capaces de salir con vida de aquella misión.
Park ya no era consciente de nada a su alrededor, de un momento a otro todo desapareció; el dolor, aquel ardor en el cuello. Todo.
Por suerte Hoseok sabía cómo llegar al laboratorio, ya que básicamente se la pasaba ahí. Era demasiado enfermizo. Corrió con prisa, tropezándose en repentinas ocasiones. En cuanto vio la puerta del laboratorio corrió hasta estrellarse con esta, haciendo un ruido sordo.
Namjoon estaba descansando después de una noche interminable, y se despertó con rapidez temiendo que fuera Seokjin, pero sintió una calma indescriptible al ver al delgaducho muchacho afuera del laboratorio, mirando hacia todas partes, parecía ansioso.
Miro hacia la cama en la esquina del laboratorio, donde yacía Jungkook completamente sedado, cubierto por la cortina. Una cosa menos de que preocuparse. Camino con una calma que a Hoseok le hizo darle una mirada juzgadora. Namjoon ni siquiera había abierto la puerta de cristal por completo cuando Hoseok la empujó, lanzando a Nam hacia la pared.
—Te cuidado... —susurro Namjoon perdiendo la calma.
—¡JIMIN! —grito Hoseok en cuanto entro, agitado. Tomo a Namjoon de la mano, guiándolo, pero Nam lo detuvo, zafando su agarre.
—¿Que pasa ahora con el? —indago con calma—. Le dije bien claro que no podía usar el arco —suspiro Nam, sobando su cien—. Debe ser más respon -
—¡No! —lo interrumpió; Nam abrió los ojos al escucharlo gritarle—. Parece que... parecía que estaba convulsionándose.
Namjoon quedo perplejo. "¿Convulsiones?". Su mirada fue hacia aquella esquina en donde se encontraba el vampiro, quería pensar algo bueno, pero todo lo que le llegaba a la mente eran cosas malas.
—¡La mordida! —pensó Namjoon, exaltando a Hoseok.
Pasó a su lado golpeando su hombro, por poco y Hoseok volvía a caer al suelo. Vi como el mayor desapareció, con el rostro contraído por la preocupación.
Namjoon corrió lo más rápido que sus largas piernas se lo permitieron, subió las escaleras oxidadas de aquel búnker. Al salir los fuertes rayos de sol golpearon su rostro, obligándolo a entrecerrar sus ojos. Se abrió paso entre las personas que disfrutaban del aire cálido del campamento antes de que la noche cayera.
"Debí insistirle a Park", se decía así mismo, atravesando la cancha de entrenamiento en dirección a las gradas, donde un bullicio de adolescentes rodeaban al pequeño Jimin.
El castaño estaba inconsciente, y el vendaje en su cuello estaba empapado en sangre.
Sus compañeros murmuraban a su alrededor, preguntándose qué había pasado. Jules estaba pálido y parecía preocupado por el castaño.
—Llévenlo al laboratorio —ordenó Namjoon, pensando que le provocó una convulsión al castaño.
Dos adolescentes se prestaron para llevar al pequeño castaño al laboratorio.
—¿Tienes alguna idea de que acaba de pasar? —Jules se acercó a Nam, inquieto.
—No —respondió con honestidad—. Pero sospecho que tiene que ver con la mordida en su cuello.
Jules se paso la mano por el rostro, resoplando. Nunca había visto a Jimin tan vulnerable, no desde la primera vez que llegó al campamento.
Namjoon por otra parte intuía que había algo que se le estaba escapando. Había algo que aún no descubría.
...
Habían pasado tres horas desde que habían llevado a Jimin al laboratorio, esté aún se encontraba inconsciente. Su cuerpo parecía luchar; apenas y respiraba adecuadamente, y eso le preocupaba a Namjoon.
Jungkook andaba libremente en el laboratorio gracias a un collar que Namjoon diseño: este consistía básicamente en enviar descargas eléctricas al cuerpo del pelinegro cada vez que se detectara indicios de querer morder a alguien. Hasta el momento no tenía sed, pero Jungkook sabía que no duraría tanto así.
El pelinegro era curioso por naturaleza, así que se vio atraído hacia el castaño reposando en la cama. Camino dando pasos cautelosos hacia él, hasta que estuvo a una distancia considerable (menos de treinta centímetros). Si, Jungkook no conocía el espacio personal. O tal vez no le importaba.
Sus negros ojos escanearon el delicado rostro de Jimin, por su mente pasó lo atractivo que era, pero su mente anticuada hizo alejar aquellos pensamientos. Apretó sus ojos con fuerza, intentaba no pensar en él, pero no podía, un pensamiento atravesó su mente:
"¿Que se sentirá morder sus labios?".
De la nada una descarga eléctrica salió del collar alrededor de su cuello. Jungkook se retorció de dolor y miro hacia el mayor, molesto.
"No sabes cuanto desearía morder tu cuello y..."
—¡AY! —. Otra descarga, esta vez mucho más fuerte que la primera, logrando desestabilizar al pelinegro hasta hacerlo caer.
Se molesto aún más al escuchar una cínica risa salir de la garganta de Namjoon.
—Realmente no esperaba que funcionara. Soy un genio —se elogió así mismo, orgulloso—. Eso te mantendrá controlado.
—Los collares son para los perros —se quejó el pelinegro, incorporándose.
El mayor dejo lo que estaba haciendo y posó su mirada en el pelinegro.
—Básicamente eres como un sabueso —explicó el mayor—. Tienes un súper olfato. Visión nocturna. Tus sentidos son más agudos. Podría decirse que eras un lindo perro.
Jungkook no entendía a aquel científico desaliñado, lo trataba como a uno más de los suyos, ni siquiera lo miraba con superioridad. No parecía temerle ni aborrecerlo. En cambio Jimin; lo miro frunciendo los labios, aquel chico parecía odiarlo, pero, ¿por que?
—¿Por que no le agrado? —el pelinegro se pregunto así mismo en voz alta, con su rostro inclinado hacia el castaño.
—¿A Jimin? —Namjoon miro al vampiro, extrañado por su repentina pregunta —. El odia a todos los de tu especie. Y también te odia a ti por morderlo. No te atormentes.
Jungkook alzó ambas cejas ansioso al ver como el castaño comenzaba a despertar. De pronto una sensación extraña en el estomago lo invadió, hacia tiempo que no experimentaba emociones. Las pequeñas manos de Jimin rascaron sus ojos y nariz antes de despertar. Jungkook pensó que aquello era adorable, pero una parte de él no podía dejar pasar el aroma dulce que el castaño desprendía. Y el recordar el sabor dulce de su sangre lo hacía salivar.
Los ojos castaños de Jimin se abrieron, parpadeo varias veces hasta acostumbrarse a la luz del laboratorio. Algo suave hacia cosquillas sobre su frente, y cuando por fin pudo mantener los ojos abiertos vi el rostro de Jungkook sobre su cara mirándolo fijamente.
Jimin se incorporo de golpe, asustado y confundido, pero no se percató que al hacerlo chocaría con el rostro del pelinegro. Ambos ganándose un fuerte golpe en la frente, aunque a Jimin le dolió el triple, eso es seguro. Jungkook se alejó con rapidez hacia una esquina del laboratorio, mirando al castaño desde ahí.
—¿Que demonios? —cuestionó Jimin al ver que el vampiro andaba como Juan por su casa. El castaño entrecerró los ojos al ver las prendas que ahora llevaba—. Oye, ¡¿esa... esa es mi ropa?!
—¡Jimin! —Namjoon parecía aliviado—. Veo que ya despertaste.
—Si, ya lo hice —farfulló de mala gana—. Ahora explícame porque esa cosa tiene mi ropa.
El pelinegro golpeó su mejilla con su lengua. No le gustaba la forma en la que lo llamaba—. Jungkook. No cos -
Jimin le dio una dura mirada al pelinegro que lo hizo callarse. Por alguna razón ese pequeño enano lo atemorizaba. Un miedo para Jungkook.
—Su ropa fue incinerada —respondió el mayor con obviedad—. ¿Lo olvidas?
—¿Y en que momento asaltaste mi closet? —frunció el ceño.
—Relájate, aún estás débil —Nam trató de tranquilizarlo, tomándolo del codo y llevándolo en dirección a la cama. Por suerte Jimin no puso objeción, pero aún así seguía espetando una respuesta—: Fui a tu habitación cuando estabas inconsciente. Y agradece que escogí la más vieja. No seas envidioso.
El rostro de Jimin estaba contraído, miró de nuevo al pelinegro y resopló al ver lo ridículo que lucía. Sus pantalones le quedaban cortos y apretados de los muslos. Por no hablar de como sus brazos casi rompen las mangas de la playera.
—Namjoon, no soy envidioso —se defendió Jimin, suplicándole con la mirada al mayor—. Pero luce ridículo. Mi ropa... ni siquiera le queda bien.
El castaño y Nam miraron al pelinegro. Y efectivamente, esa ropa pequeña no le favorecía para nada. Las prendas apretaban todo su cuerpo, dando a notar demasiadas cosas.
—Puede que no lo haya pensado antes —Nam ladeo sus labios en una mueca, y se rascó la nuca—. Pero lo que importa no es la ropa, sino como la luzcas. Así que, Jungkook —miró al pelinegro, formando un puño con su mano—, mantente seguro.
Jungkook asintió formando un puño con su mano, siguiéndole el juego al mayor.
Jimin hizo una cara horrorizado al bajar la vista hacia los pies del pelinegro, donde unas calcetas de iron man adornaban sus pies. Cerró los ojos por un momento, evitando hacer mas preguntas tontas.
—¿Desde cuando eres tan bueno con él? —indago el castaño, y señaló la herida en su cuello—. ¡Me mordió!
—Pero no te mato —dijo Nam, rodando los ojos—. Eso es lo importante.
Jimin dejó escapar un suspiro—. Como sea, deja de tratarlo como a un ser humano. No lo es —se pasó la mano por el castaño cabello, acomodándose mechones sueltos—. Y ahora... Explícame como es que anda caminando como si nada por todo el laboratorio. ¿Sabes el susto que me lleve al ver sus negros ojos de venado viéndome fijamente?
"¿Ojos de venado?", Jungkook encarno una ceja, mirando su reflejo en uno de los estantes de cristal detrás de él.
A Nam se le iluminaron los ojos, camino con prisa hacia su escritorio desordenado y regreso con un collar a medias. Este es de color negro con detalles plateados. Para Jimin solo era un pedazo de metal más, no le interesaba la ciencia y no la entendía.
—Eso no da confianza —confesó Jimin, escaneando el collar.
—Este fue mi primer prototipo, lo mejorare. El que tiene Jungkook es el segundo que cree —explicó Nam acercándose al pelinegro—. Su tecnología es más avanzada y está diseñado con un sistema que detecta cuando quiere morder. También libera un veneno si llegase a querer quitarse el collar.
El pelinegro lo miro de golpe, eso no le había dicho.
—Comprendo —Jimin se puso de pie, posando sus manos a los costados de su cintura—. ¡¿Pero por que le diste el privilegio de andar suelto por tu laboratorio?! ¡SU ASPECTO DULCE Y ESOS OJOS DE BAMBI SON UN MALDITO ENGAÑO!
—Jimin, necesitas calmarte. Lo tengo todo bajo control.
El castaño rio, sin creerse nada.
—¿Calmarme? Espero estes de broma —gruño, mirando a Nam—. Tú más que nadie debería entenderme, sabes... —se detuvo, su respiración se había vuelto inestable de nuevo, pero estaba tan molesto que no le presto atención—. Sabes lo que esos malditos me han arrebatado. Eres increíble.
—Solo se quedará aquí un par de meses —explicó Nam—. Necesito hacer varias investigaciones para entender cómo funcionan y poder sacarles ventaja. No hay mucho que sepamos de ellos, salvo que son súper fuertes, rápidos y adictos a la sangre.
Jimin frunció el ceño—. ¿A que te refieres con un par de meses?
—Namjoon y yo hicimos un trato —intervino el pelinegro en un rincón, pasando la mirada por ambos chicos.
Namjoon le dio una mirada frívola a Jungkook, y se pasó la mano por el rostro mientras suspiraba. "Ese bocón".
—¿Un trató? ¿Que clase de trato? —quiso saber el castaño.
Nam, por su parte, no diría nada. Pero no podía decir lo mismo del pelinegro, quien por más de que Namjoon le dio una mirada de súplica, señales y advertencias para que se quedara callado pareció no captarlas. El pelinegro carraspeo antes de hablar:
—El me dijo que me liberaría a cambio de que cooperara para su investigación.
—¡¿QUE TU QUE COSA?! —el castaño explotó, mirando al mayor. La vena de su cuello saltó a la vista y su rostro enrojeció—. ¡NO PUEDES LIBERARLO, NAMJOON!
Namjoon pasó una mano por su rostro, cansado. Todo esto le estaba dando dolores de cabeza. Sabía que Jimin se opondría a la idea de liberar al pelinegro, y por eso quería mantenerlo en secreto. Nam debe enseñarle al pelinegro lo que es guardar un secreto.
—Lo siento, Park, pero un trato es un trato —Nam dijo, marcando con firmeza palabra por palabra para que Jungkook pudiera escuchar. Tomó al castaño del codo y lo llevó hacia la parte trasera del laboratorio, cerró la puerta una vez estuvieron ambos dentro—. No lo liberaré —Nam murmuró tan bajo que Jimin apenas pudo oírlo—, solo le dije eso para que cooperara. No soy tan estupido, Jimin.
—Pues al parecer él si lo es —susurro el castaño.
—No es estupido —lo corrigió el mayor—, pero confía demasiado en las personas.
—Es lo mismo.
Namjoon incluso sentía cierta lástima por Jungkook, si por el fuera lo dejaría libre, pero hacerlo sería un gran riesgo.
Jimin comenzó a sentirse mareado y débil. Todo este tema lo estaba comenzando a preocupar, temía que Seokjin se enterara del vampiro. Tenía tantas cosas en mente y ninguna tenía una solución rápida. Sofocado salió del almacén de medicamentos y fue en dirección a la cama, recostándose de nuevo.
—Puedes descansar aquí —le dijo Nam, buscando una jeringa y una liga. Se acercó hacia el castaño quien se encontraba con los ojos cerrados.
—Gracias.
—Cuando te sientas mejor hablaremos de lo que te sucedió. Por el momento necesito algunas muestras de tu sangre.
Jimin estaba agotado, lo único que quería era descansar y recuperar fuerzas. Sin abrir los ojos se arremangó su sudadera y le ofreció su brazo. No pasó mucho cuando sintió presión y un leve pinchazo en el dobles del brazo.
Los párpados le pesaban, así que se dejó llevar por el sueño hasta que no fue consciente de nada.
***ESPACIO PARA COMENTAR:
Primero; se que la historia va un poco lenta, pero hay tantas cosas qué pasan por mi cabeza y quiero ser lo más clara posible. Conforme avance la historia saldrán más cosas a la luz e irá avanzando con más rapidez.
Solo pido paciencia <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro