Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1

—En otra vida.

Junio, 2022.

Vampiros. O como Jimin prefería llamarles "chupa sangre". Nunca en su vida había odiado tanto algo como los odiaba a ellos. La razón: vio a sus padres ser asesinados frente a sus ojos con tan solo seis años, algo demasiado traumático para un niño. Desde ese entonces su odio y repulsión hacia esos seres nació. Desde ese momento creció con solo rencor y odio dentro de él, deseando vengarse. Aunque una parte de él siempre se preguntó por qué solo asesinaron a sus padres, ¿por que no a mi también? Se preguntaba a menudo.

—Park, ¿me estás prestando atención? —le preguntó el mayor, tomándolo del hombro.

Jimin zafó el agarre del mayor y frustrado se pasó una mano por su castaño cabello, echándolo hacia atrás.

—Sinceramente, deje de prestarte atención hace más de media hora —respondió Jimin; acomodo su arco por detrás de su espalda, mientras maldecía por dentro, ya que odiaba ir a misiones acompañado.

El mayor sonrío y un hoyuelo apareció en una de sus mejillas.

—No entiendo porque tú enojo —cuestiono el mayor, rascándose el cuello—. Irás acompañado con el mejor tirador de cuchillos.

Jimin le dio una mirada de arriba a abajo, evidentemente molesto.

—Justo eso. Iré acompañado.

—¿Y eso es malo? —el mayor encarno una ceja, confundido.

—Sabes que odio la compañía.

Jimin había encontrado una fascinación por la soledad, y estar cerca de personas le resultaba molesto. Lo cual era raro, ya que antes el solía amar los abrazos y cualquier muestra de afecto. O al menos antes de aquella noche en la que perdió a sus padres.

—Más bien, creo que odias a Suga porque es tan bueno como tu a la hora de cazar.

—Bueno mi trasero —bufo Jimin, rodando los ojos.

La segunda cosa que Jimin odiaba: que Suga fuera tan bueno cazando tanto como él.

—¿Está vez necesitarás algo, Namjoon? —preguntó el castaño acomodándose las armas en sus muslos, olvidando por un momento su enfado.

—De hecho, si —el mayor se acomodo las gafas antes de hablar—. Quiero un vampiro vivo.

Jimin lo miro de golpe, con una ceja levemente encarnada, espero a que él mayor riera y dijera que era una broma, pero no lo hizo, en cambio, comenzó a caminar por el laboratorio mientras anotaba cosas en la pizarra del fondo. Jimin pensó que debía estar loco si hablaba enserio.

—¿Estás de broma? —el castaño apoyó ambas manos en la mesa de metal frente a él.

Namjoon solo negó, anotando cada cosa que pasaba por su rápido cerebro. Jimin se pasó una mano por su cabello, suspirando.

—Si por mi fuera te traería una horda de chupa sangres y haría que bailen algún baile ridículo para ti—dijo, y hablaba enserio—, pero sabes que eso va en contra de las reglas, Namjoon.

—¿Por que? —preguntó el mayor sin mirarlo.

¿Por que? ¡¿POR QUE?! Se preguntó Jimin a si mismo, intentando mantener la calma con el cerebrito que de vez en cuando actuaba como tonto. Jimin tomó una postura firme y habló haciendo ademanes:

—Un vampiro dentro de la fortaleza es peligroso. Y aún más peligroso que esté a tu cuidado —señaló al mayor, y de tan solo decir aquello la piel se le erizó—. Conociéndote, eres capaz de no se como, dejarlo que camine libremente por los pasillos del búnker.

—Eso es una exageración —se intentó defender el mayor, pero el sabía que Jimin no se equivocaba.

—¿Exageración? —Jimin soltó una risa irónica—. ¿Acaso ya olvidaste la vez que "accidentalmente" —Jimin hizo entrecomillas con sus pequeños dedos—, le quitaste el seguro a una granada de gas lacrimógeno y tuvimos que pasar la noche afuera; sin dormir, sin comer y con esos malditos chupa sangre asechando?

Namjoon apretó los labios, conteniendo una sonrisa, aunque su hoyuelo lo delataba.

—Ese día si me pase —respondió, recordando aquello—. Pero no fue tan malo, o al menos yo no lo recuerdo así.

—¡Pues claro que no! —la paciencia de Jimin había llegado a su límite—. ¡Tu no te desvelaste haciendo guardia!

Namjoon se dio media vuelta, dándole la espalda al castaño para poder sonreír abiertamente. Se aclaró la voz antes de hablar:

—Ya vete y tráeme a mi vampiro —ordenó, serio.

Jimin bufo.

La mayor parte del tiempo Namjoon es el tercero en su lista de cosas que Jimin odia. El castaño sabía que Namjoon hablaba enserio, y por eso prefirió no discutir más el tema y traerle su maldito vampiro. La vida se había vuelto así: algo a cambio de algo. Y Jimin odiaba eso.

Camino en dirección a la salida, tomó algunos dulces que se encontraban en un tazón y discretamente los guardo en los bolsillos de sus jens. Antes de salir hablo:

—Traeré lo que pides, solo ten listo todo para cuando llegue. Ya sabes en donde encontrarnos.

...

—Estos malditos insectos —se quejó Suga delante de Jimin, tratando de defender su sangre de los mosquitos haciendo movimientos bruscos con sus manos.

Jimin cerró un momento los ojos, respirando y tratando de calmarse, pero ver al chico de piel pálida y cabello oscuro no le resultaba para nada agradable.

Puedes regresar si un insecto te da miedo —dijo el castaño, caminando con cautela.

—No me dan miedo —le respondió Suga, matando uno que se paró en su brazo con la palma de su mano. Cuando lo hizo, miro su propia mano con asco; y se limpió la sangre en sus jens—. Me dan asco.

Jimin prefirió quedarse callado. El camino al pueblo más cercano fue en un tranquilo silencio, incluso ambos chicos olvidaron que iban acompañados. El camino que tomaron es el más largo, pero el más seguro. La carretera está libres de árboles, eso evita que tapen los rayos del sol. El sol se convirtió en su mejor arma para los seres humanos. Y algo mortal para los vampiros.

Jimin pensó que el mundo parecía sacado de una película apocalíptica, justo así luce ahora. No hay ningún sonido más que el de la naturaleza, no hay nada.

Tal vez lo único bueno de todo esto es que la tierra poco a poco está volviendo a cómo era antes. La contaminación ha disminuido por la falta de las fábricas y los autos. Lo malo: hay rastros de sangre por doquier.

Al llegar al pueblo, ambos caminaron con prisa hacia el supermercado. Lo último que querían era que cayera la noche con ellos afuera. Si bien son los mejores cazadores, hasta ellos mismos saben que no sobrevivirían a una cofradía entera de vampiros.

Suga sacó ambos cuchillos de las fundas de sus muslos y los acomodó entre sus manos, en caso de tener que utilizarlos. Jimin desenfundó el cuchillo de su muslo y lo hizo girar en el aire, para después tomarlo del mango de nuevo. Entraron al supermercado y pasaron por el pasillo de los alcoholes, las botellas siguen intactas y solo un poco de polvo las cubre. A Suga se le hizo agua la boca al ver su bebida alcoholica favorita, y como un niño pequeño corrió hacia donde estaba y la tomó con cuidado entre sus manos.

Una sonrisa genuina se formó en su rostro, achicando sus pequeños ojos negros.

—Extraño tanto emborracharme —murmuró Suga, contemplando la botella en sus manos.

—No venimos a eso —lo reprendió Jimin, tomándolo del codo y llevándolo lejos de ese pasillo—. Deja esa botella y sigue caminando.

—¡¿Estas loco?! —gritó Suga, dándole una severa mirada a Jimin; pegando la botella contra su pecho, protegiéndola—. Esta bebida es una clásico de los -

—Cállate —se quejó el castaño; interrumpiéndol0 y mirando a su alrededor. Si bien es de día, estar bajo un techo es peligroso.

El chico de piel pálida ignoro sonriente a Jimin mientras guardaba la botella con cuidado dentro de su mochila, para después acomodarla de nuevo detrás de su espalda. Suga estaba realmente feliz y ansioso por darle un trago a esa botella, y sus ansias estresaban al castaño. Jimin quería hacer esto lo más rápido posible, pero Suga estaba haciendo las cosas difíciles.

—Tomemos lo indispensable y vayámonos de aquí —ordenó Jimin, abriendo la mochila que colgaba de lado sobre su hombro.

Suga solo asintió. Ahora más que Jimin, el deseaba irse y emborracharse hasta no recordar su nombre.

Tomaron lo más importante y lo guardaron dentro de sus mochilas. La mochila de Suga se llenó rápidamente, y no precisamente de cosas indispensables; más bien de comida chatarra y bolsas de frituras que hacían demasiado ruido dentro de la mochila. Jimin era más responsable en ese aspecto; el se encargó de tomar enlatados y cosas que ayudarían en el campamento.

El castaño tomó una última lata de frutas en almíbar, pero al hacerlo, algo brillante al fondo del estante llamó su atención, y su curiosidad hizo que metiera su mano y tomara lo que había dentro.

Chocolate.

Sonrío con cierta melancolía, se cercioró de que Suga no estuviera mirando y guardo el chocolate en los bolsillos de su chaqueta. Esto es mío. Se dijo a sí mismo con una sonrisa pícara.

—¿Por que sonríes como un retrasado? —pregunto de pronto Suga, llamando la atención del castaño.

La sonrisa de Jimin desapareció y fue reemplazada por una cara de desprecio hacia el chico de piel pálida.

—Que te importa —respondió Jimin, cerrando el bolso.

Suga sonrío de lado, mientras colgaba su mochila por detrás de su espalda.

—Me detestas. Me gusta —dijo, haciendo que Jimin se atragantara con su propia saliva.

—¡¿Que?! —el castaño se exaltó sin saber la razón, ruborizado.

—Me refiero a que —Suga sonrío con arrogancia—, me gusta que me odies, porque eso significa que me consideras bueno. No te emociones —aclaró al ver que el castaño se ponía rojo.

—Deja de decir estupideces —pidió el castaño, pasando a un lado de él golpeando su hombro con brusquedad.

Suga soltó una débil risa y corrió detrás del castaño, caminando a su lado.

—¿Quieres embriagarte esta noche? —Suga le pregunto a Jimin, haciendo girar los cuchillos sobre sus manos.

Jimin lo observo de reojo.

—No.

—Vamos, sera divertido —aseguró.

Jimin se encontró a sí mismo debatiéndose entre decirle que si, o decirle que no. Pero, aunque la oferta resultaba atractiva, no quería beber con el. Y mucho menos con lo que acababa de decir hace unos segundos.

—Tengo cosas que hacer —se excusó el castaño, acelerando el paso.

Suga se quejó; sabía que mentía.

—Claro, olvidaba que eres el jefe de operaciones y estás muy ocupado —dijo con sarcasmo—. Por eso no tienes amigos.

Decirle eso a Park Jimin fue la gota que derramó el vaso. Para el nunca fue fácil hacer amigos, y mucho menos ahora, y no es que eso le importara, pero que se lo restregara en la cara un chico cuyas habilidades para socializar eran las mismas que las de él, le resultaba molesto e hipócrita. La ira nubló su poco juicio y tomó a Suga del cuello de su chaqueta, estampándolo con fuerza sobre un estante, provocando que las cosas cayeran al suelo, haciendo ruido.

Suga intentó no hacer una mueca de dolor, pero hacía tiempo que tenía una molestia en uno de sus hombros, y el golpe fuerte contra el estante hizo que el dolor apareciera de nuevo, esta vez más doloroso.

—Cierra la boca si no quieres que te suspendan de las misiones —advirtió Park, con el rostro enrojecido por la ira—. No sabes nada de mi. Deja de asumir cosas.

—Ya deberías saber que me dan igual las misiones —dijo tajante, aguantándose el dolor.

Por un momento Suga le tuvo miedo a Jimin. Siempre que lo veía tenía cara de querer golpear a todo el mundo, pero ahora que lo ve realmente molesto, cree que es intimidante. Le parece gracioso que un tipo con facciones tiernas y complexión delgada y pequeña luzca terrorífico al enojarse.

Jimin soltó molesto a Suga, apartándose de el con rapidez. Dio un paso al frente, pero se detuvo en seguida al ver como una lata de refresco rodó hasta llegar a la punta de sus pies. Suga y el se miraron; ambos tomaron sus armas respectivas.

Gracias al entrenamiento supieron exactamente qué hacer: ambos pegaron espalda contra espalda, cubriéndose entre ellos.

—No te despegues de mi —Jimin dio la orden, mirando detrás de su hombro—. Tenemos menos de un minuto para salir de aquí. Ambos sabemos que les gusta jugar, y eso harán si no nos damos prisa.

Suga asintió, pudo escuchar como el castaño tragó grueso y su respiración se volvió pesada. Jimin comenzó a caminar hacia la entrada con Suga a sus espaldas, vigilando.

—Será mejor echarnos a correr —susurro Suga, tratando de alivianar la situación.

—No digas estupideces.

El vampiro que los asechaba sonrío ladino al escuchar a lo lejos aquello. Observo con curiosidad a ambos chicos; el olor corporal que sus cuerpos desprendían hizo que la boca se le inundara de saliva, y comenzó a sentir un dolor punzante en toda su dentadura. El chupa sangre llevaba meses sin una gota de sangre; esta realmente sediento. Sus sentidos están menos agudizados por la falta de sangre, pero aún así es capaz de escuchar el rápido sonido de sus corazón.

—Al fin, estaba hambriento —murmuró el vampiro remojándose el labio inferior.

El vampiro disfrutaba jugar con sus presas, pero justo en este momento no estaba para juegos. Tiene sed. Quiere sangre. Su sangre.

Jimin visualizó la salida justo frente a él; se aferró a la ropa de Suga, preparándose para correr, sintiéndose aliviado por un momento.

—Corre —murmuró Jimin lo suficiente alto para que Suga lo escuchara; pero el vampiro también lo hizo.

Ambos corrieron lo más rápido que sus cuerpos le permitieron; Suga es aún más delgado y liviano, lo que le permitió correr más rápido, logró salir primero y los rayos del sol golpearon su rostro, obligándola a cerrar sus ojos. Se giró hacia la entrada, donde Jimin estaba a nada de protegerse con el sol, pero las piernas del castaño lo traicionaron y cayó al suelo.

"Idiota". Pensó Suga.

—¡Jimin! —grito Suga, mirando desesperado dentro del supermercado, dio un paso al frente dispuesto a entrar, pero se detuvo al ver la rápida sombra posarse detrás de su compañero y arrastrándolo hacia el fondo de uno de los pasillos—. ¡Jimin! ¡Maldición! —gritó, llevando sus manos a su cabello en un intento desesperado al no saber que hacer.

Dolor. Eso era lo que el castaño estaba sintiendo en este momento. Sintió un ardor insoportable en su tobillo; y como la tela vieja de sus jens se sentía húmeda por la sangre. Trato de zafarse del agarre fuerte del chupa sangre, pero el vampiro era demasiado rápido y fuerte como para permitirle defenderse.

El vampiro soltó una débil risa que hizo que a Jimin se le pusieran los pelos de punta.

El castaño llevó su mano hacia donde se encontraba su cuchillo, pero antes de poder sacarlo el vampiro lo arrojó contra uno de los congeladores de carne. Jimin tosió ya que el fuerte golpe le sacó el aire de los pulmones. La espalda comenzó a dolerle, y la boca le supo a metal.

—Me gustan las cosas bonitas —el vampiro expuso, divirtiéndose al causarle dolor al castaño.

Jimin se levantó como pudo, saliendo del congelador de carnes con rapidez. Se puso en posición de combate y miró a su alrededor. El pecho le ardía y se dio cuenta que no podía apoyar bien su pie derecho, ya que al hacerlo el dolor se extendía hacia su rodilla. De pronto las pocas luces que alumbraban el pasillo se apagaron, privándolo de sus sentidos.

El vampiro pasó a lado del castaño con rapidez, haciendo que este cayera de espaldas al suelo. El vampiro se estaba divirtiendo, pero estaba sediento. Con una rapidez que a Jimin le molestó, se subió sobre el castaño y tomó sus muñecas, inmovilizándolo. La vista nocturna del vampiro le permitió ver más a detalle al castaño, quien trataba con todas sus fuerzas zafarse de su agarre.

El vampiro detallo el rostro de su víctima antes de querer beber su sangre: el castaño le resultaba pequeño, una sonrisa ladina llena de picardía se formó en los labios del chupa sangre cuando el aroma dulce proveniente del castaño inundó sus fosas nasales.

Jimin forcejeó tratando de liberarse, pero el agarre del vampiro era fuerte.

El vampiro poco a poco se inclinó hacia Jimin hasta que su rostro estuvo entre su cuello, sin pensarlo más enterró sus colmillos en el cuello limpio del castaño; quien sintió un ardor expandirse por todo su cuello, se retorció de dolor, lo que empeoraba todo.

Para el vampiro la sangre del castaño le resultaba deliciosa, incluso pensó que hasta el momento es la mejor que ha probado. Se aparto un segundo y relamió sus labios antes de volver a enterrar sus colmillos. Algo que el vampiro odiaba era ver recuerdos a través de la sangre, pero sabía que era parte de, así que se dejó llevar por los recuerdos del castaño.

Jimin estaba adolorido, y estaba comenzando a perder fuerzas, dejó de forcejear, y el vampiro inconscientemente aflojó el agarre. El castaño se dio cuenta de esto, así que rápidamente sacó el cuchillo de la funda de su muslo y cuando supo que era el momento se lo clavó en las costillas.

Gracias al veneno que Namjoon diseño, pudo herir al vampiro, quien cayó hacia un lado, tratando de quitarse el cuchillo de entre sus costillas. El chupa sangre trato de huir, pero el veneno ya había entrado en su sistema, impidiéndole ocupar sus habilidades sobre humanas.

Suga dejó la mochila y decidido corrió hacia dentro del supermercado, buscado a Jimin. Saco una linterna de entre sus bolsillos y alumbró para ver mejor. A lo lejos visualizo al castaño, a quien le sangraba el cuello, manchando su chaqueta. Alumbró con la lámpara en busca del vampiro, el cual estaba retorciéndose de dolor frente al castaño.

La poca luz de la linterna ayudo a Jimin, quien de manera ágil y rápida se puso de pie con dificultad y se dirigió hacia el vampiro para después romperle el cuello. El crujido del cuello hizo que a Suga se le revolviera el estómago.

El pecho de Jimin subía y bajaba con rapidez, y lucia mucho más pálido. El castaño miró a Suga:

—Ayúdame con el cuerpo —ordenó sin aliento.

—¿Nos... nos lo llevaremos?

Jimin miró el cuerpo del vampiro, y sintió una gran repulsión hacia el. Quería matarlo ahí mismo, pero, desgraciadamente no podía.

—Si —suspiro—. Nos lo llevaremos.

Jimin no lo sabía, pero su percepción de cómo veía las cosas estaba apunto de cambiar. Y no para bien.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro