Capítulo 6🌹
Abby
Me paro en frente del que se supone que debería ser mi hogar, donde debería sentirme segura, analizando en abrir ya o tal vez esperar.
Tomo con fuerza mi mochila, tal vez necesitando algún tipo de "apoyo". Al mismo tiempo, inhalo y exhalo, tratando de alejar todos estos feos nervios que no han dejado de perseguirme desde que terminé mi turno de hoy.
Está bien, soy una chica de 18 años, soy grande ya. No soy una niña. Puedo afrontar esta situación como se debe. Puedo entrar y tener una conversación de una forma bastante civilizada con Noah, dejándole en claro todo sin necesidad de recurrir a la violencia.
Antes de poder meter la llave en la cerradura, la puerta se abre de golpe, dejándome ver al mismo Noah que llegó a mi trabajo hace unas horas atrás. Sigue exactamente igual.
—Hola— saludo, nerviosa, sin embargo, trato de no demostrárselo. Soy fuerte, soy valiente.
Una risa cargada de enojo desprende de él.
— ¿Hola? — Entro y seguido cierra la puerta de golpe— ¿Hola? — Repite de nuevo como un zombi, llevándose una botella de licor a sus labios— Mi novia no llega a casa a dormir, voy a su trabajo y me echan como un jodido perro y... cuando aparece, ¿solo dice eso?
Con lentitud, dejo mis cosas en el comedor. No puedo alargar mas esta situación, no merezco esto, no merezco que me peguen, que lleguen a estos extremos conmigo. Valgo más como mujer.
—Sé que estas enojado, Noah— me doy la vuelta, encarándolo— y bueno, está bien, uno no reprime sus emociones, ¿sabes?
—No me vengas con tus análisis de mierda— escupe— no soy un maldito loco como con los que te gusta tratar.
Relamo mis labios, sin querer ser brusca al hablar.
—Estoy tratando de tener una conversación, Noah. Déjame hablar, por favor, después, te daré tu turno— me cruzo de brazos, mirándolo fijamente, tratando de reunir toda esa valentía que necesito en estos momentos— Entiendo que tu te enojes, como te digo, no podemos reprimir nuestras emociones. Pero ¿De verdad piensas que me merezco el trato que tú me das? Porque yo no.
Por un instante, se queda perplejo. Aprovecho para seguir hablando.
—Las cosas eran diferentes cuando no "vivíamos" juntos. A veces eras... impulsivo, pero Noah, ¿pegarme? — Niego, alejándome un poco de él— Creo que muy en el fondo pienso que puedes cambiar, pero no merezco ese proceso. No, porque en una relación debe haber comunicación, no esto— nos señalo a ambos.
Su respiración se entre corta, parece no encontrar las palabras adecuadas. No suelta la botella, por el contrario, veo como sus nudillos se ponen blancos por la presión que está ejerciendo y, por un momento temo que me tire el objeto en la cara.
—Conociste a alguien más, ¿no es así? — No me deja responder, ya no es él, parece poseído— ¡¿No es así?! ¡Conociste a alguien más y por eso este discurso de mierda! — Se acerca de repente hacia mí, tomándome por los hombros, sacudiéndome a su antojo— ¡Por eso te inventas toda esta mierda!
— ¡Basta, por favor! — Trato de pararlo, pero me supera en fuerza, golpeándome una y otra vez contra la pared más cercana— ¡No quiero vivir más contigo, no quiero ser tu novia si eso implica que descargues todos tus enojos conmigo! — Exploto.
Noah parece no entender lo que digo ya que empieza a repetir una y otra vez lo mismo: "no me vas a dejar". En estos momentos, dejo salir los gritos por el dolor que me está ocasionando, no me importa si me escuchan, solo quiero ayuda.
Mi espalda parece que en cualquier momento se partirá en dos y todo se ve borroso. Noah no para, no, aun más agresivo que antes, me tira en el mueble.
Me quedo sin aire y todo mi cuerpo pide ayuda cuando impacta su puño en mi cara, una y otra vez. No parece querer parar y yo no puedo hacer que mis manos respondan como lo necesito en estos momentos.
— ¡Para Noah! — Grito tan fuerte como puedo.
Lo único que observo es a quien creía seria la persona indicada para mí, arriba de mi cuerpo, golpeándome hasta cansarse, con los puños ensangrentados.
Un fuerte estruendo hace que se detenga. No entiendo de donde proviene este hasta que llevo mi mirada como puedo a la puerta...
¿Adela? ¿Acaso estoy alucinando?
—Te dijo que la soltaras— de repente puedo ver lo que tiene en su mano y como si el alma me regresara al cuerpo, me levanto corriendo hacia ella, liberándome del agarre de Noah.
—Adela... baja eso— susurro, nerviosa de que el arma se dispare en cualquier momento.
La castaña no deja de mirarlo fijamente. Noah se paraliza sin saber que hacer.
Un jadeo resuena por la habitación cuando le quita el seguro a su arma, sin dejar de apuntarle como toda una profesional. En ningún momento le tiembla la mano, no, por el contrario, en sus ojos puedo ver una ira tremenda.
—Tienes que aprender el significado de la palabra "no". ¿Qué pasa? ¿Por qué no hablas ahora? ¿Te acojona una puta pistola? — Se acerca a él, riéndose mientras la mueve, jugando con él.
—Adela, vámonos, por favor. No vale la pena esto. Se te puede escapar un disparo. No hay necesidad de muertos.
Recuerdos comienzan a llegar a mí, haciendo que toda la situación se vuelva distorsionada. El dolor se siente tan familiar... incluso la culpa se siente igual.
Con cuidado, pongo mi mano sobre la suya, bajando su arma.
—Empaca— ordena sin dejar de mirar a mi ahora ex— empaca Abby, porque te vienes conmigo.
En estos momentos no proceso nada más, no hago preguntas, sino que la obedezco. Temerosa, corro a mi habitación y en mi maleta dejo lo poco que había sacado de esta.
Mi cara se siente pesada y la sangre no ha parado de salir, manchando todo por donde voy.
Respira Abby, respira. Todo está bajo control. No distorsiones la realidad. Se trata de Noah, nada más.
El temblor en mis manos no va muy bien con el que no pueda caminar como tal, así que como puedo, me acerco a Adela. Me mira y sin decir nada, salgo del apartamento, seguido, ella lo hace.
—Esto no se quedará así— susurra antes de cerrar la puerta en su cara.
Guarda el arma, cubriéndola con su blusa. Algunos vecinos están afuera, observando todo atentamente. Al que no veo es a Jackson, tampoco a Mathias, por lo que deduzco deben estar trabajando.
La mujer no menciona nada más, me cubre con su chaqueta y salimos de los edificios. Con cuidado me tiende el que parece ser su casco, lo pongo sin reprochar mientras ella enciende una motocicleta.
Me subo en esta sin querer mirar atrás, cuando arranca lo único que puedo hacer en sostenerme de ella, queriendo que todo esto sea un sueño.
Lagrimas ruedan por mi mejilla. El viento de la noche golpea contra mí, llevándose algunas. Aprieto mi agarre sobre ella, queriendo sentirla. No dejo que mi llanto se escuche, lo reprimo lo más que puedo y una sensación de ardor se forma en mi garganta.
Al llegar, ella baja primero, ayudándome en seguida. Con cuidado quita el caso y, aun sin decir nada, entramos a una hermosa casa un poco alejada de la multitud. Veo como respira profundo mientras abre la puerta, permitiéndome que entre.
—Gracias— murmuro una vez siento el calor hogareño— si no entrabas no sé qué hubiera sucedido.
Adela solo puede observarme y no quiero, no quiero que sienta lastima por mí. Me quito con cuidado la chaqueta, devolviéndola.
—Iré por ropa— desaparece en una de las habitaciones.
Mi mente comienza a marchar y el dolor cada vez se hace más presente. ¿Cómo pasó todo? ¿Por qué Adela tiene un arma de fuego?
—Adela— llamo su atención antes de que se vaya de nuevo, cuando me pasa la ropa limpia— ¿Cómo supiste que estaba ahí?
Por un momento desvía su mirada, sin querer hacer contacto visual conmigo y privándome de ese azul.
—Casualidad— se encoje de hombros— una amiga vive en ese piso, escuché los gritos y entré. No sabia que eras tú hasta que te vi siendo presionada por el imbécil de tu ex.
Me da un poco de privacidad para que me quite la ropa sucia, me cambio, pero es claro que necesitaré un baño para quitar toda esta sangre.
Me sienta en una silla mientras veo como saca un botiquín de primeros auxilios. Con una delicadeza que me sorprende, limpia cada herida, desinfectándolas.
— ¿Y el arma? — La miro de nuevo, pero ella sigue concentrada en otras partes de mi rostro.
—La inseguridad abunda en todo lugar, nunca está de más— deja los algodones ensangrentados a un lado, tomando nuevos— y sirvió de algo esta vez, ¿no? — sonríe un poco de medio lado, tratando de alivianar el ambiente.
No hago más preguntas, por el contrario, solo puedo agradecer que haya coincidido en el mismo sitio que yo, ayudándome. No creo que haya existido otra ocasión en la que haya amado tanto las casualidades como en esta.
Con toquecitos, termina de curar mis golpes. Muerdo mis labios, ahogando los pequeños jadeos al sentir como arde toda mi cara.
—Buscaré un lugar nuevo donde quedarme, de verdad muchísimas gracias, Adela— frunce su ceño cuando se aleja de mí, procesando lo que acabo de decir.
—No— carraspea— quiero decir, no me incomoda. Vivo sola, Abby, y con ese loco suelto no puedes fiarte. Quédate conmigo, estarás a salvo y, la compañía, no estaría de más.
Se arrodilla, limpiando mis manos también. No me deja hacerlo a mí.
Me debato internamente, no quiero ser una carga, pero tiene razón en lo que ha dicho... además, la idea fue de ella, quiere decir que no le incomodaré.
—Está bien— sonrío cuando respondo, justo al mismo tiempo que ella cura todas mis heridas— supongo que es lo mejor.
—Voy a preparar algo de comer. Pediré una incapacidad para ti también.
—No, Adela— sostengo su mano y la suelto de inmediato al ver mi acción— mañana amaneceré mejor. No me quedaré aquí sin hacer nada. Trabajar es lo que más amo, estaré bien
Hace falta una mirada suplicante para que asienta brevemente con su cabeza. Sin agregar algo más, se va a la que parece ser la cocina.
Noah debe estar como un loco, pero al menos, estoy a salvo. Alejo todos esos pensamientos malos y me permito reparar el hogar de la hermosa mujer. Todo está en tonos blancos y negros, dándole un toque de elegancia, algunos cuadros adornan el sitio junto con unas medallas. Me levanto con cuidado, tocando alguna de ellas... son bastantes.
Las grandes ventanas dejan que la luz de la luna invada la sala, deleitándome con la vista. Camino hacia esta, mirándola fascinada, es una excelente vista. Todo parece ser muy silencioso, alejado de la contaminación de los demás.
Suavemente toco el cristal, parece ser un detonante para que viejas imágenes lleguen a mí de nuevo. ¡Basta, basta, basta! Cierro los ojos con fuerza, controlando mi respiración.
—Mira— me giro de repente al escuchar su voz de nuevo. Sirve con cuidado lo que parece ser una deliciosa sopa y corre con cuidado la silla, dándome espacio para sentarme.
—Gracias— lo único que puedo hacer es tratar de sonreír. Mi rostro debe estar horrible, pero ignoro ese hecho, concentrándome en lo que delicioso que esto huele.
En un abrir y cerrar de ojos, acabo con la comida, sin importar quemarme. Adela no deja de mirarme en ningún momento y al terminar, se lleva los platos.
—Pondré sabanas en el sofá.
—Oh, no hay necesidad. Está bien así, con la manta es suficiente— interrumpo. No hay necesidad de que se esfuerce demasiado.
—No son para ti— se ríe por un momento, permitiendo que vea esa perfecta dentadura— dormirás en mi cama.
—Espera, no— niego de inmediato— ¿Tú en el sofá y yo en tu cama? Claro que no. Déjame el mueble.
—Ahora eres mi invitada, Abby— se cruza de brazos, pero no, no puedo permitir eso.
—No vas a dormir en el sofá en tu propia casa, Adela. El sofá esta bien para mí, en serio.
—Mira como estas— me señala de nuevo— no dormirás allí.
—Entonces...— me debato por un momento si decir lo que estoy pensando— ambas en tu cama— suelto de repente antes de arrepentirme.
Por un instante, una sonrisita se forma en su rostro, la cual desaparece rápidamente, dejando esa expresión seria que usualmente se carga. Parece pensárselo por un momento y después de insistirle una vez más, acepta.
Cambia las sabanas de su cama, dejando todo listo para las dos... Vamos, Abby, es normal, son colegas y dormirán en la misma habitación, no hay nada que sobre pensar. <Me digo a mí misma>
Además, si no le decía eso, Adela estaría pasando la noche en su sofá, es demasiado testaruda. ¿Cómo se supone que dormiría incomoda por culpa mía? No, no.
Ay, Abby, ¿Por qué nos reprimimos tanto a veces?
Callo a la vocecita interior que, aunque veces es de ayuda, otras veces solo parece querer volverme loca.
—Yo tengo trabajo que hacer. Pero ya quedó lista la cama y te dejé unas toallas por si quieres ducharte— saca su ordenador y unos libros mientras los pone en la mesa.
— ¿Te ayudo en algo?
—No. En un rato me acuesto. Que descanses, Abby— de nuevo, vuelve en sí, retomando la actitud seria. Una ultima mirada y camino hacia la habitación, me ducho y sin querer darle más vueltas al asunto por hoy, me dejo caer en la cama, cayendo de una vez en los brazos de Morfeo.
Adela
Estuve a nada de poder acabar con ese hijo de puta de una vez por todas.
Supongo que era muy pronto y que Abby aun no estaba preparada. Lo único bueno que dejo esta jodida situación fue que por fin la tengo.
Pero volveré, volveré y lo haré pedazos, acabado con todo su ser. Lo voy a descuartizar, pero antes de eso, lo hare sufrir. Voy a cortarle esa porquería de lengua que tiene junto con sus manos y cuando esté llorando por perdón, le mostraré todas las grabaciones que tengo en las cuales maltrata a la pequeña rubia que ahora duerme pacíficamente en mi habitación.
Joder, cuanto desee poder haber interferido antes, pero bueno, todo a su debido tiempo. Estuve deseándola tanto y, ahora que la tengo, no la pienso soltar.
Me sirvo un vaso de agua mientras mi cabeza no para de imaginar todos los posibles escenarios. Maldición, Abby, no sabes cuanto estuve esperando... cuanto estuvimos esperando.
Y, si ese imbécil sigue jodiendo, su muerte será mas pronto de lo planeado. De todas formas, cuando él se entere, va a explotar.
Me recuesto mientras trato de relajarme un poco. Termino los pendientes que tengo y, antes de irme a dormir, envío un mensaje de texto que alegrará bastante la noche de alguien más, no solo la mía.
"—Está hecho. En mi casa, bajo mi techo. A salvo."
NOTA DE AUTORA
¿Por qué son tan felices siendo lectores fantasmas? :(
En fin, creo que no soy la única que ODIA a Noah, ¿no? Es como una basura andante.
Esperemos más encuentros con él... pero, por ahora, amo a Adela. Dios, es que esa mujer me tiene loca a mí, que soy la autora AJAJA, por cierto, este es el primer libro chicaxchica que hago, o sea, que incluye a una chica de más, porque sabemos que es una relación de 3.
Besitos, los quiero mucho, nos leemos pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro