Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5🌹

Abby

— ¿Qué te sucede, Abby? Y no quiero mentiras, por favor— Salgo de mi trance cuando la voz de Adela llega a mis oídos.

¿Tan mal me veo como para que mi superior me haga esa pregunta?

—No todos los días son buenos— muerdo mi labio inferior mientras trato de ocultar el pequeño movimiento involuntario de mis manos, recostándome en la pared.

—No, pero ayer vi claramente un moretón en tu mejilla que hoy maquillaste perfectamente— la observo por unos instantes sin saber que responder a eso— ¿Quién te pegó?

No sé que responder ante esto. No quiero causarle lastima, pero... ¿Qué se supone que debo hacer? Ayer, cuando salí de mi turno, me quedé a dormir en un hotel aquí cerca, sin querer encontrarme a Noah, no sé como debo enfrentarlo. Cuando me aseguré de que estaba dormido, entré sigilosamente por cosas básicas.

Sí, se que soy una cobarde y una estúpida, pero... Noah es todo lo que he tenido aparte de mi abuela. Una parte de mi quiere dejarlo y demostrarle que puedo sin él, la otra parte dice que, como Noah lo afirma, no seré nada si no estoy a su lado.

"Nadie te querrá" "Te hago un favor al estar contigo, aguantándote" "¿Cuánto más debo esperar para que mi novia al menos quiera chupármela?"

Esas palabras que me ha dicho en varias discusiones no dejan de repetirse como un disco rayado en mi cabeza.

—Abby— lleva su mano de una manera muy delicada a mi mejilla, donde está el moretón maquillado— aunque te hayas esforzado, lo noto un poco. Y eso no fue un resbalón, sé diferenciar los golpes.

—No deberíamos mezclar lo profesional con lo personal... ¿no? — Es lo primero que se me ocurre.

—Bueno, siempre hay una excepción a la regla— se recuesta como yo, a mi lado. Por unos breves segundos, se queda en silencio. Nuestro turno aun no comienza, llegué temprano hoy y para mi sorpresa, ella también.

—Mi pareja— me encojo al decir esto— hay... hay cosas que no le agradan— escucho como mi corazón late más rápido tras dejar que estás palabras abandonen mi boca.

La mirada de la castaña se endurece y de reojo puedo ver como aprieta sus manos, volviéndolas en unos puños que se ponen rojos poco a poco.

—Ya le terminaste, me imagino— una pequeña risita se escapa de mis labios.

—Ojalá tuviera esa fuerza de voluntad— mi móvil vibra y un escalofrío me recorre cuando veo que Noah ha vuelto a escribir de nuevo, no ha parado cuando vio que no llegué a casa.

"Abby, las parejas discuten, regresa por favor" "Abby, vuelve a casa" "Puta madre, no es una pregunta" "Te vas a arrepentir de esta tontería que estás haciendo"

Y estos se ponen cada vez peor a medida que llegan.

Adela me arrebata mi móvil de una forma muy inesperada. Lo sostiene el tiempo suficiente como para alcanzar a leer algunos mensajes.

—Es un imbécil, Abby. ¿Esto es con frecuencia?

—No quiero hablar de esto. No soy débil ¿vale? Yo... yo puedo sola.

—No se trata de eso, Morgan— vale, escucharla decir mi apellido así hace que suene como si me estuviera regañando— Se trata de que, si no haces algo a tiempo, acabarás muy mal. Y las personas como él...

—No cambian— termino por ella, recordando la conversación con Jackson. ¿Qué debo hacer? Seria peor si llego a mi casa y saco todo, ahí si Noah va a enfurecer y probablemente me mate de algún golpe.

Está a punto de decir algo más, pero una alarma comienza a resonar, solicitando su ayuda.

Me quedo unos momentos más aquí, sin moverme, tal vez esperando algún consejo divino que me abra la mente.

Las próximas 2 horas transcurren bien. No me topo más con Adela ya que toda su atención está en un paciente que atacó a otro. Tomo algunas notas y converso con algunos pacientes, en realidad el tiempo transcurre bien. Todo esto hace que se me olvide por un momento lo sucedido.

—No quiero que pienses que estoy loca— y aquí está Evi, por fin la veo en la mañana— y bueno, es que estamos en un psiquiátrico, ¿no?

—Hola para ti también, Evi— sonríe ante lo que digo y se toma un momento para respirar.

Cuando se queda en silencio, sin saber que decir, tomo una botella con agua y caminamos en silencio hacia patio el cual está bastante solo ya que los pacientes siguen en clases aún, bueno, la mayoría.

—Ayer, cuando te fuiste, tuve que quedarme, el Dr. Víctor me pidió el favor— carraspea y de inmediato noto, por su comportamiento, que se encuentra algo incomoda— todo... normal hasta que tuve que ir al piso C a medicar a algunos pacientes que estaban fuera de control.

— ¿Te hizo algo? — Hago referencia a Víctor. Puedo ver como le cuesta mencionar ese nombre.

—Oí gritos, pero, sonaban diferentes. Cuando uno trabaja en esto sabe diferenciar es que... Dios, es una tontería, ya sabía yo— no responde a mi anterior pregunta.

—No es una tontería, Evi— aprieto levemente su brazo, tratando de hacerle saber que estoy aquí. Divaga demasiado y puede que no sea muy bueno esto, se pone demasiado nerviosa— puedes confiar en mí. Y creo entender lo que dices, pero... no creo que podamos hacer algo diferente a seguir ordenes de los superiores.

—Sí, eso ya lo sé— se lleva un mechón de pelo detrás de su oreja— ni siquiera estoy segura de que los gritos provenían del piso C, parecían un poco más lejanos...

—Chicas— ambas damos un brinco en nuestro sitio al escuchar la voz del hombre que dirige este lugar— lamento molestarlas, pero aún no es hora para descansar y hay bastantes cosas que hacer.

—Uhm. Lo sentimos, Dr. Víctor, no me sentía bien y la señorita Morgan me acompañó— fuerza una breve sonrisa y el hombre la devuelve, centrando su atención en ella de una manera un tanto... ¿perversa? — Nos retiramos.

—Eh, eh— Víctor nos detiene cuando intentamos salir— Evi, te necesito en mi oficina y tú, Abby, tienes que ir a donde otra paciente.

— ¿Quién? — Mi ceño se frunce levemente, aparte de Ashton no tengo a alguien en específico.

—Sophie Davies. Piso B. El doctor que esté de turno te explicará brevemente.

Veo como agarra del brazo a Evi, llevándosela con él sin darle tiempo de reprochar.

Algo desconcertada, emprendo camino hacia el piso B. No quiero que me regañen por llegar tarde así que no demoro. Recorro los pasillos observando todo de una forma breve: los dormitorios están desolados al igual que algunos salones.

No me dijeron donde encontrar al doctor de turno ni a Davies, pero supongo están en la sala principal de terapia, ya que desde aquí alcanzo a observar como la puerta está entreabierta y las luces de dicho lugar encendidas.

—Buenos días— saludo cortésmente al hombre presente. En sus ojos se nota el cansancio y puedo calcularle fácilmente unos 50 años, sus canas lo delatan.

—Doctor Carl— no me da su mano, en lugar de eso, me asiente ligeramente con su cabeza mientras me invita a tomar asiento, justo delante de un asiento vacío—Sophie Davies— Carl no se sienta al lado mío, no, el se queda de pie, con un porte queriendo demostrar autoridad— 23 años. Resumiendo, su historial: la paciente afirma ver "cosas" en el psiquiátrico que no todos pueden.

Se excusa que va a por un café, pide que tome notas de todo y recalca que no interactúe directamente con Davies, ya que según lo que él dice, su paranoia puede extenderse si le "presto demasiada atención".

Al terminar de decirme todo esto, entra la mujer, escoltada por un enfermero. Luce ida, pero a la vez, veo lo que parece ser miedo reflejado en su rostro. Su cabello rizado oscuro está sujeto a una coleta, permitiendo que vea sus rasgos de una manera mejor. Su tez morena le queda a la perfección con esos ojos oscuros. Murmura algunas incoherencias mientras la sientan bruscamente delante de mí.

El enfermero sale, diciendo que esperará afuera y que estará allí en todo momento.

—Hola Sophie, soy Abby, estaré acompañándote— carraspeo mientras saco la libretita que porto en mi bolsillo, mirándola fijamente mientras inicio la conversación— Me gustaría saber de antemano, ¿Cómo te sientes el día de hoy?

Por primera vez, su mirada se mueve, chocándose con la mía. Logro ver como algo en ella parece despertarse, como si sus sentidos se despertaran.

—Ellos siempre observan— su confesión me deja un poco aturdida, pero me concentro... bien, está en el piso B por alguna razón, no debería extrañarme lo que dice— siempre están mirando, siempre— se balancea lentamente en su lugar, sin dejar de mirarme en ningún momento.

—Ellos... ¿Quiénes? — Sé que no estoy siendo del todo profesional, que debería guiar esta conversación por otro rumbo, pero... la manera en la que dice esto, el como se tensa cuando lo menciona, todos estos factores me empujan a querer averiguar más de lo que pasa por su cabeza.

—Están en todas partes— susurra, como si no quisiera que nadie más escuchara y es ridículo comparar a una paciente con mi colega, pero... ¡No Abby, estas mal!

Trato de redirigir la conversación, pero ella sigue con lo mismo, cada vez más alterada.

—No me dejes sola con él, por favor— clama y algo dentro de mí se remueve al ver sus ojos llenos de temor.

— ¿Quién? — Niega rotundamente con su cabeza, llevándose las manos a su cabello, como si tratara de despejar estos pensamientos.

—No estoy loca, Abby— dice mi nombre lentamente, como si lo saboreara— me medican hasta más no poder, pero... no estoy loca. Mis padres querían deshacerse de mí y pagan para que me retengan aquí... llevo 5 años— por un instante, luce más viva que antes— sé lo que pasa tras las puertas, quieren callarme... quieren que olvide todo.

—Sophie...

—No me vas a creer, ¿no es así? — una risa disfrazada sale de sus labios— Sophie Davies, busca mi nombre, no miento.

—Deberíamos...— tomo una bocanada de aire. Mi mente se está bloqueando y eso no es bueno. No puedo dejar que mis emociones me pesen tanto.

—Eres nueva, ten cuidado. Los nuevos siempre se pierden primero.

Me alarmo cuando noto como su respiración aumenta de una forma repentina, el como se lleva sus manos a su rostro, tapándose este mientras se levanta de la silla.

— ¡Ellos siempre están aquí! — Me levanto de inmediato cuando el ataque de pánico comienza a aparecer. Trato de calmarla, pero sus gritos cada vez son más fuertes, no me agrede, pero cuando el enfermero entra, trata de golpearlo con brusquedad, queriendo liberarse de su agarre.

Antes de que se marche por completo, escucho sus últimos gritos "¡No confíes en nadie!"

El doctor Carl entra casi a la par, sin permitir que me sumerja en mis pensamientos... Mi respiración se entre corta al tratar de conectar todo lo que ella dijo.

Un escalofrío se adueña de mí al recordar el miedo que se refleja en sus ojos... Ella no trato de luchar contra mí, pedía ayuda.

—Sophie Davies— menciono su nombre tan lento, tratando de volver en mí.

—Es una paciente crónica. No creas en nada de lo que dice— lleva a su boca lo que parece ser su café, tomando un sorbo— aunque... es interesante, ¿no?

Salgo de la sala. En el camino, anoto algunas cosas de manera rápida, sin querer profundizar en lo que dijo por alguna razón.

Un grito sale de mis labios cuando me choco con un cuerpo.

—Hey, Abby. Tranquila, ¿Qué sucede? Parece que has visto un fantasma— me tranquilizo de inmediato cuando veo de quien se trata.

—Evi... ¿no estabas con el Dr. Víctor? — Su cuerpo se estremece ante la mención de este hombre.

—Uhm, sí, quería llamarme la atención— mira hacia todos los lados, asegurándose de que no hay nadie más rondando por aquí— ¿Cómo te fue con Sophie?

De forma rápida pero clara, le cuento lo que sucedió hace unos momentos. Evi se apura cuando le termino de contar, por su reacción no parece que se trate de algo "normal".

—Claro, Abby, podemos ir a comer cuando terminemos el turno— Evi me da un leve apretón de manos antes de marcharse, ignorando por completo lo que dije.

Cuando desaparece de mi campo de visión, noto que Víctor entra a una de las habitaciones... ¿estaba espiándonos?

Las próximas horas, antes de que sea tiempo de la merienda, trato de concentrarme en mi trabajo. Al mismo tiempo, quiero olvidar lo que me dijo Sophie... es solo una paciente, ¿no?

—Por fin hora de comer, estoy agotadísima— Evi aparece después de un tiempo, sentándose al lado mío en el césped— ¿Por qué no te gusta comer adentro? — No me mira mientras destapa su comida, en cambio, puedo apreciar su perfil, su nariz perfecta y el como los mechones de su cabello se mueven ligeramente por el viento.

—Es mejor el aire libre, así tengo un respiro— de nuevo, ella me da la mitad de su comida y yo lo hago con la mía, teniendo un mini picnic, si es que se le podría decir así.

—Bueno, exceptuando a los bichitos que trepan por mis piernas, está bien supongo— ríe mientras dice esto. En lo poco que llevo aquí, he notado que Evi no le agrada demasiado a los demás, ya sean doctores o enfermeros. También he visto como ella trata de socializar un poco más con ellos solo que la ignoran de una forma un tanto cruel.

—Evi— me presta su total atención cuando la llamo— ¿Cómo es que terminaste aquí? — Tomo un sorbo de mi bebida antes de proseguir— He escuchado que es un tanto "difícil" estar en un lugar como Holloway— recuerdo las palabras de Jackson.

—Oh... bueno, aparte de que es un buen ingreso para ayudar a mis padres, siempre he sido buena escuchando a la gente— sonríe tímidamente antes de decir lo último— también soy buena tomando malas decisiones.

No puedo reprimir una pequeña risa al escuchar esto. Esta mujer siempre parece tener buen sentido del humor.

— ¿Y tú, Abby? Te devuelvo la pregunta.

Me encojo un poco en mi sitio, preguntándome si debería decir la verdadera razón o simplemente algo superficial como lo haría con la mayoría... esta chica me agrada y no es que tenga amigas, así que seria un buen comienzo... ¿no?

—Desde pequeña me ha encantado todo lo relacionado a esto, pero si quieres una respuesta un poco mas sincera, creo que en el fondo es porque me siento culpable— la castaña no me interrumpe, dejando que me tome mi tiempo antes de proseguir— Mis padres murieron cuando yo era un poco más joven, después por culpa de que tomé el móvil mientras conducía y por culpa de un conductor borracho, falleció mi hermano menor. Así que... es mi manera de tratar de ayudar.

—Un escape— concluye— Los accidentes ocurren todo el tiempo, Abby. Y, déjame decirte que la frase de "el tiempo lo cura todo" es una completa mentira, eso no quita el hecho de que el tiempo si ayude, haciendo menos dolorosa la situación.

—Eso trato de hacer.

Hablamos de unas cosas más y cada vez me convenzo de que Evi es una gran persona. Al terminar, dejamos todo en orden para volver a nuestras labores. Aun me falta ir a ver a mi paciente que también, aunque trato, no sale de mi cabeza.

Me habían informado que estaba algo "alterado" así que tenia que esperar un poco antes de visitarlo, antes de interactuar con él... es cierto que me causa escalofríos, pero hay algo más, es una extraña... ¿atracción?

¡Dios no! No puedo pensar así de él. Esta mal, no es correcto.

Caminando por los pasillos, unos gritos llaman mi atención. Por favor, por favor que no sea él...

—Señor, tiene que retirarse, aquí no pueden entrar— los guardias detienen bruscamente a Noah, quien está tomado y en su peor faceta. No creo que se haya duchado al menos, su aspecto lo dice todo.

— ¡Abby— Grita eufórico cuando logra verme. El miedo me consume y no soy capaz de salir, me resguardo tras las paredes de este lugar— ¡Eres mi novia! ¡¿Crees que puedes escapar tan fácilmente de mí?! — Empieza a reírse como un maniático.

No se aleja, queriendo entrar a la fuerza. Cierro mis ojos cuando uno de los hombres lo lleva al suelo de una sola maniobra.

Respiro profundo, contando hasta 10. Al girarme para volver a mi rutina de trabajo me encuentro directamente con Adela... ¿me estaba observando?

Cuando se da cuenta que la he visto, dirige su mirada hacia unas carpetas, como si estuviera muy concentrada leyendo todo esto y no se percatara de mi existencia.

Aprieto mis puños lentamente mientras paso por su lado, dispuesta a ir con mi último paciente del día de hoy: Ashton Keynes.

Al subir por las escaleras, no puedo evitar notar algunas marcas en una pared que estoy segura no estaban antes allí. Los pensamientos me consumen cada vez, las cosas que dijo Sophie no suenan tan ¿locas? No sé cómo debería sentirme respecto a todo lo que está sucediendo en estos momentos.

Al llegar a su habitación, abro con lentitud la puerta con la llave que me dieron y que al finalizar todo, debo devolver. Por un momento, el hombre no alza su mirada, está demasiado concentrado en un dibujo así que es inevitable que me pregunte, ¿Cómo se supone que tiene un lápiz?

Carraspeo llamando su atención. Ashton deja caer el lápiz de su mano mientras alza su cabeza, haciendo contacto visual conmigo. Permitiéndome ver ese negro tan siniestro que se carga y esa cicatriz que, para mí, es extremamente fascinante.

—Creo que no nos hemos podido presentar adecuadamente— algo incomoda por las sensaciones que me abruman de nuevo, tomo asiento en una pequeña silla, justo en frente de él— Estoy aquí para ayudarte, Ashton. Soy Abby.

Una sonrisa de medio lado se forma en su rostro, sin apartar su mirada de la mía.

— ¿Ayudarme? — Dice por lo bajo, como si le divirtiera esto— ¿Qué sigue? ¿Me preguntarás como me siento?

—De hecho, que bueno que tomes la iniciativa— sonrío, ignorando sus comentarios sarcásticos— ¿Hay alguna novedad que quieras compartir? — Miro mi libreta, centrándome por un momento en la hoja que está en blanco.

Ashton no dice nada por un momento, como si esperara algo más. Tratando de fortalecer una buena relación paciente-encargada guardo esta en mi bolsillo, centrando mi atención únicamente en él.

El movimiento de mi pierna no parece pasar por desapercibido para él. De repente, hala mi silla, llevándome lo más cerca a él y es cuando mi mente pregunta, ¿Por qué no está atado como los demás del piso C? Si le apeteciera, podría acabar conmigo ya mismo y nadie se daría cuenta. Los guardias están muy entretenidos al final del pasillo.

— ¿Te asusto, Abby? — Siento su respiración demasiado cerca. Trato de pronunciar algo pero es un intento fallido, las palabras no salen— Tienes algo, ¿sabes? Algo que me atrae, ¿miedo? O ¿tal vez culpa? No puedo decidirme— chasquea su lengua, como si estuviera pensando en lo último que dijo... por un momento me asusto por la segunda opción que menciona.

—Ninguna, Ashton. Estoy aquí para ti, como ya lo sabes. No se trata de mí— trato de mantener mi compostura.

— ¿Quieres saber un secreto? — Susurra, divertido por como reacciono ante su presencia— me gusta ese perfume que estás usando, ¿es para mi o para alguien más?

— ¿Cómo te hace sentir el hecho de que...?

— ¡Vamos, "doctora"! — Se deja caer por un momento, sin quitar esa sonrisa burlona en su rostro— dejemos tantas formalidades por un instante.

En un abrir y cerrar de ojos, se levanta, tomándome por el cuello. Abro mis ojos como platos ante la inesperada maniobra, desde aquí, sentada, se ve muchísimo más aterrador.

Siento como el aire comienza a faltarme poco a poco, llevo mi mano a la suya, queriéndome soltar sin armar un escándalo.

—Me gusta ver como te resistes— me levanta y, aunque ambos estamos de pie, no le llego ni al cuello.

—A-Ashton, suéltame, no quiero gritar— veo como se debate internamente. Su respiración aumenta y el que esté tan cerca no colabora... algo comienza a cosquillear en mi interior.

—Estás rota, Abby, lo puedo ver en tus ojos— es lo ultimo que dice antes de soltarme, volviendo a su sitio, concentrándose de nuevo en su dibujo como si esto no acabara de suceder.

Murmuro un "el tiempo se ha agotado" antes de salir casi corriendo de su habitación. Lo dejo con llave de nuevo y corro a través de las escaleras.

Por alguna razón que desconozco, no quiero que lo castiguen, Adela dijo que pasaba mucho tiempo en esa fea "casita" y en mis planes no está que vaya allí por culpa mía.

Anoto algo breve sobre nuestra "charla", omitiendo prácticamente todos los detalles importantes. Después todo, yo puedo ayudarlo, ¿no?

Es solo que... solo falta que se acostumbre a mí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro