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A paso rápido la menor comenzó a caminar hasta su habitación para tirarse entre sus sábanas y llorar, se sentía sucia, usada, no sabía que sentía con exactitud pero aún podía sentir las manos de Momo acariciando sus pechos y trasero y eso le provocaba una inexplicable repulsión.
Quería tomar una ducha para quitarse todo rastro de las asquerosidades que la japonesa había hecho con su cuerpo, sin embargo estaba muy cansada, no sabía de donde había sacado las fuerzas para abandonar la oficina de Momo pero sin duda el no querer estar ahí la había empujado a conseguirlo.
Sin poder aguantarlo más cayó profundamente dormida, no supo cuanto tiempo exactamente estuvo durmiendo pero para cuando despertó el sol ya se había ocultado, sentir el aroma a sexo que seguía impregnado a su cuerpo la hizo recordar todo lo que había pasado y con lágrimas comenzando a caer por sus mejillas caminó hasta el baño para quitarse todo rastro de Momo de una vez por todas.
Al terminar su ducha se cambió y salió de su recámara para buscar algo de cenar en la cafetería, tenía hambre así que se apresuró.
Debido a las dietas estrictas que la empresa exigía lo único que pudo comer fué un pequeño platito de arroz frito, aunque esto no iba a quitarle por completo el hambre que había acumulado durante todo el día, porque el entrenador de la mañana ni siquiera la dejó desayunar, pero tampoco se quejaba, algo era algo.
Al terminar de comer se dirigió nuevamente a su habitación, o como últimamente la llamaba, su refugio de ansiedad, y optó por cambió las sábanas para estar totalmente segura de que nada sucio siguiera en su habitación.
Y nuevamente volvió a dormir.
El sueño era como su droga ya que era lo único que podía mantenerla ajena a todas las desgracias de su vida.
Sintió que no descansó nada cuando escuchó la puerta de su habitación ser tocada intensamente, al levantarse lo primero en recibir fué un regaño como bienvenida a un nuevo día.
—Kim Dahyun te estamos esperando para la sesión de fotos y tú ni siquiera te has levantado— Reprendió una mujer adulta.
—¿Qué sesión de fotos?— Preguntó confundida.
—¿La ceo no te avisó?— Dahyun negó —Ahg esa mujer es una desobligada, no le digas que yo dije eso, pero rápido prepárate y salté.
Dahyun asintió y comenzó su rutina mañanera para después ponerse cualquier ropa, optó por unos joggers y una sudadera holgada, había frío y su vestimenta no importaba, en el set le darían un vestuario para su sesión, así que sin más comenzó a caminar tras aquella mujer que la había ido a buscar.
Al llegar al set el staff se encargó de peinarla, maquillarla y encontrarle un atuendo que fuera acorde a ella y al maquillaje.
La sesión fué de maravilla, pudo mostrar su talento a la hora de modelar, seis años de entrenamiento por fin daban sus frutos y la gente parecía al fin reconocerlo.
Definitivamente fué una mañana agotadora pero muy divertida, tanto que por un momento había olvidado el precio que tuvo que pagar para conseguirlo, se la pasó todo el día haciendo diversas cosas que más adelante servirían para promocionarla y ganar popularidad, estaba tan emocionada.
Después de todo parecía que Hirai si tenía palabra, aunque había que escuchar bien lo que esa mujer prometía porque era demasiado astuta, Dahyun sabía que probablemente lo que tuvo que hacer ayer debía repetirlo ya que la japonesa no había prometido debutarla sino promocionarla como trainee, aunque por un lado esperaba no tener que volver a hacerlo, al menos eso esperaba por ahora.
Pero quien diría que después de una semana sin siquiera cruzar miradas con aquella mujer la traería tan mal, sentía que estaba enloqueciendo al querer que esa pervertida la tocara de nuevo, ¿Cómo era eso posible? Ella la había obligado y ahora se moría por que volviera a suceder, simplemente no podía creer que eso pasaba por su mente, sin quererlo comenzó a recordar las cosas que hizo con ella aquella mañana, Hirai le había dado un orgasmo y ahora se moría por tener otro, extrañamente ese momento de intimidad había activado una chispa dentro de ella que la hacía querer más y más, parecía que había olvidado todas las lágrimas que esa mañana derramó y ahora solo pensaba en el exitante placer que Momo le había regalado.
Su día laboral había acabado, ahora solo le quedaba ducharse y dormir puesto que también había "cenado" si es que a un vaso de leche le podía llamar cena, a pasos perezosos caminó hasta el baño de su habitación para despojarse de su ropa y entrar a la ducha, el agua templada comenzó a caer sobre su cuerpo relajándola tanto que sintió la necesidad de cerrar sus ojos, ahí estaban de nuevo, los recuerdos de su ceo tocando su cuerpo y haciéndola suya ocacionaron que la excitación en su cuerpo volviera a estar presente.
Nunca se había masturbado ni nada por el estilo, nunca había sentido la necesidad por lo cual su experiencia en eso era nula, prácticamente la ceo Hirai había dado inicio a su vida sexual y no creyó que eso comenzaría a ser una constante necesidad en ella.
Sin saber muy bien lo que hacía acercó sus dedos a su intimidad y comenzó a acariciar su extensión, sentía su centro palpitar y realmente quería acabar con eso, dió un par de caricias más a su intimidad sintiendo una viscosa humedad lubricarla, se sentía fascinante hacer eso y ni hablar de cuando presionó su clítoris, sintió su cuerpo erizarse de placer al realizar esa acción sabiendo que si quería un orgasmo tenía que seguir tocando su clítoris, los fluidos que de ella salían comenzaron a ser más abundantes por lo cual empezó a frotar sus dedos con más intensidad dandose cuenta de que penetrarse no sería para nada difícil así que suavemente comenzó a empujar su dedo medio dentro de sí misma sintiendo como sus paredes abrazaban su dedo con fuerza, no sabía que más hacer, era mil veces mejor la sensación del pene de Momo arremetiendo contra su sexo que ella sola intentando follarse con su patético dedo, dandose por vencida sacó su dedo de su interior con la intención de terminar su ducha hasta que la imagen de Momo totalmente desnuda junto a ella pasó por su cabeza y nuevamente se sintió exitada, tal vez eso ayudaría, pensar en Momo debía servir de algo así que la imaginó parada tras ella tomándola por la cintura mientras le dejaba besos en el cuello y poco a poco su líbido fué subiendo de nuevo.
Imaginó la mano de Hirai acariciando su clítoris para seguidamente bajar un poco más llegando hasta su entrada, suavemente comenzó a penetrarse de nuevo ahora utilizando dos dedos, sabía que Momo no sería tan delicada por lo que únicamente esperó un par de segundos y comenzó a embestirse a una velocidad constante mientras que con su pulgar presionaba su clítoris, al curvar sus dedos fué cuando sintió la gloria, había alcanzado un punto erógeno por lo cual siguió tocándolo al mismo tiempo que apretaba uno de sus pezones y acariciaba su sensible botón con fuerza.
No pudo aguantarlo más por lo cual liberando su pecho se apoyó de la pared mientras se seguía masturbando y sintió su orgasmo golpearla fuertemente, cerró la llave de la regadera para después sacar sus dedos de su vagina, no quería que el agua lo limpiase, quería probarse y fantasear con el sabor del semen de Momo inundando su boca.
No se esperaba esto, no sabía tan delicioso como se imaginó, era simplemente un sabor salado que le causó extrañesa sentir, pero aún así acabó limpiándose los dedos con la lengua para después enjuagarse las manos y comenzar a ducharse.
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