Capítulo 19
Me encuentro sentada en la sala de espera hablando con Dionisio sobre su prima Diana. Ironía del destino de tener que haber conocido a un pariente de la familia Kásier.
Dioniso me explica las razones que le llevaron a contarle a su prima la situación por la que estoy pasando.
Según me cuenta, Diana se he entrevistado con él varias veces, no solo, para ver cómo va el casino manejado por Julien y donde no terminan de confiar en su manera de hacer de las cosas.
Cierto día, Diana se presentó con unos documentos donde al entregarle la información obtenida mediante un detective, Dioniso le contó que sí era cierto todo sin saber quien era el padre de mi hijo.
Dioniso me convence para hablar con Julien y decirle todo sobre mi hijo.
Me niego en rotundo a tener que hablar con él.
Continúo explicándole las razones que me llevan a no querer decirle a Julien que Ismael es su hijo, incluso tengo miedo de que pueda arrebatarme a mi pequeño.
Él se levanta del sillón dándome la espalda poniendo sus manos atrás en su espalda se queda en silencio durante un buen rato hasta que de pronto me cuenta una historia que me deja impactada.
— Samira quiero que sepas algo, un secreto que llevo guardado en mi corazón desde hace muchos años y pienso que ya va siendo hora de revelar lo que un día fue maravilloso y después ese error producido por otras personas acabemos lastimándonos Diana y yo. — Dioniso toma de nuevo asiento en el sillón, se ve afligido con sus ojos mojados en agua parece que le cuesta mucho poder revelar su secreto.
— Diana es mi prima, nos hemos criado juntos desde pequeños pero en tiempo de mi adolescencia mi padre me mandó a estudiar al extranjero. Al regresar en edad adulta busqué a Diana, sentía la necesidad de decirle que había terminado mis estudios y nos íbamos a casar. Suena descabellado casarse con tu prima, pero siempre he amado a Diana.
De hecho, tuvimos que esconder nuestro amor porque nuestra familia no estaba de acuerdo de casarnos, de hecho, ya le habían encontrado esposo a Diana. Aquello trajo sus consecuencias, tanto como que nos escapemos durante unos días. Aquellos días fueron los más felices de mi vida, pero para nuestra desgracia no teníamos dinero, vivimos en una situación lamentable y tuvimos que regresar a nuestros hogares donde un mes después Diana se casaría con ese hombre que le destinaron llevando en su vientre un hijo mío.
Un hijo que tuve que ver de crecer como si fuera un familiar más, nunca pude decirle al padre de Julien que es mi hijo. Nunca hemos desvelado este secreto y cuando falleció mi hijo sentí un dolor agudo y profundo en mi pecho por no haber sabido luchar por el amor de mi hijo.
Samira, vivir en la sobra del amor de un hijo no es para nada agradable, de hecho, Julien sería mi nieto y no puedo decirle que llevamos la misma sangre.
— ¡Oh, yo no sabía! Entonces, ¿Porqué Diana odia a Julien? — Dioniso se echa a reír irónicamente.
— No lo odia, lo quiere a su manera. Pero ha sido tantos años viviendo en la amargura donde todos los hombres de su familia le decían lo que debía o no de hacer mientras ella guardaba silencio y obedecía, pienso que se ha estado desquitando con Julien.
Haciéndolo un completo idiota, fracasado para acabar con toda la fortuna de los Kásier.
Una familia que tanto daño le ha causado y odia con toda su alma.
— Y por lo que veo ha cambiado de opinión. ¿Porqué me busca?
— Diana sabe que Ismael es su bisnieto, y de algún modo ha visto en tí la misma historia que vivió ella. Quizás esté arrepentida y quiere hacer las cosas bien ya que con nosotros no fue exactamente bien.
Tuvimos que alejarnos, yo también me casé y con el tiempo aprendí amar a mi esposa, pero siempre he amado a Diana y ella a mí.
Ahora que los dos estamos solos volvemos a vernos, pero ya no somos aquellos jóvenes que desprendían amor y felicidad por cada poro de nuestra piel, de hecho, nuestras pieles están arrugadas pero en nuestro corazón sigue existiendo ese amor que empezó cuando éramos unos jovencitos.
— Dioniso, ¿Qué trata de decirme? — Estoy tan impactada con su historia que me quedado sin palabras pero sigo curiosa por saber qué es lo me está pidiendo Dioniso.
— Samira, si en verdad amas a Ismael, debes contarle a su padre de su existencia, aunque no quieras vivir bajo el mismo techo que Julien, al menos dale la oportunidad de conocer a su hijo y que sean las circunstancias quién se encarguen de decidir sobre vuestro destino. Piensa que si algún día tu hijo llegara a enterarse de la verdad podría acusarte e incluso llegar a perder su confianza.
Lo que nos tenga preparado el destino solo lo sabe Dios, nosotros debemos intentar hacer lo correcto.
— No sé que decir Dionisio. — Guardo silencio confundida.
— Estoy seguro que harás lo correcto Samira. — Se despide de mí como lo haría mi padre.
Al quedarme sola pienso en la historia que me ha contado Dioniso y lo que siento por Julien.
Toco ligeramente con mi mano mi pecho cerrando mis ojos para recordar a Julien y los pocos momentos que tenido agradables con él. Han sido tan pocos que mi corazón se ha descargado de amor muy rápido llegando a no sentir nada dentro de mí.
Miro a mi pequeño cogiéndole su pequeña manita recordando cuando hablé con mi hermano sobre el amor.
(...)
Aziz, cuéntame qué se siente cuando te enamoras. Tú vas a casarte y yo quiero saber lo que se siente amar. Mi hermano se echó a reír a carcajadas por mis ocurrencias. Se puso de rodillas cogiéndome ligeramente por mis hombros donde me explicó cuanto amaba a su futura esposa.
Se echó mano a su pecho y con una sonrisa y sus ojos marrones brillantes me explicó que el amor es un sentimiento más, algo que no se puede explicar con palabras pero si con hechos. Es una forma de transmitir a otra persona lo que anhelas hacerle. Besar sus labios, acariciar su rostro y cogerle de la mano mientras sientes miles de mariposas revoloteando en tu estómago y al tocar tu pecho, tú corazón late con demasiada fuerza que crees que te vas a volver loco, pero en realidad esa emoción desconocida anteriormente se va hacia mayor dentro de tí produciendo deseo, ternura y cariño. Pero eso solo lo sabría cuando conozca a la persona que me haga sentir todas esas emociones.
Aziz me da un beso en mi frente abrazándome fuerte pidiéndome que pase lo que pase debo de ser fuerte, en el momento que nos ibamos a separar porque los terroristas comenzaban a destruir los pueblos pequeños matando a gente inocente o simplemente se los llevaban para seguir creciendo su propio ejército para acabar con los impostores que en cierto modo habían cambiado la forma de nuestra cultura y de vivir. Algo que ellos mismos no aceptan y luchan por conseguir su propósito sin importarles cuántas vidas y cuántas lágrimas se desprendan en una batalla que nadie ha sido invitado.
(...)
Hablo con Ilse contándole lo que me ha sucedido. Necesito su consejo o siento que la cabeza me ha estallar.
Ilse me dice justamente lo mismo que Dionisio, debo contarle la verdad a Julien aunque no quiera vivir con él pero si tener buen trato por nuestro hijo.
¡Por mí hijo hago cualquier cosa! Pienso mientras me despido de Ilse para ir hasta el casino para hablar con Julien.
El viaje ha durado más de una hora, el tiempo suficiente para pensar en mí decisión o volver a casa dando todo por zanjado.
Al final he decidido hacer lo correcto e ir hasta el casino donde Diana me dijo que estaría Julien trabajando.
Al llegar al edificio me quedo quieta observándolo recordando cómo empezó todo y ahora años después he vuelto con la esperanza de encontrar una solución a algo que tanto me descoloca como es contarle a Julien sobre nuestro hijo.
Mientras espero que me den paso para subir hasta su oficina, me voy preparando mentalmente para lo que podrá suceder.
Subo al ascensor cuando me han dado paso y a decir verdad, me siento algo inquieta por volver a ver a Julien después de tanto tiempo.
Camino despacio casi contando los pasos hasta llegar a la oficina de Julien donde al tocar la puerta inmediatamente escucho su voz avisándome de poder entrar.
Cruzo la puerta reuniendo todas la valentía que necesito para enfrentarme a él.
Me quedo quieta observándolo recordando cómo fue la primera vez que nos vimos y a decir verdad su belleza ha desaparecido. Ahora luce más desanimado, su rostro hay barba y su pelo está desaliñado y en su rostro puedo ver sus ojeras parece que no haya dormido en días.
— Buenos días señorita Kittel. — Respiro hondo soltando el aire por la nariz al parecer hablar con este hombre no va ser tarea fácil.
— Buenos días señor Káiser, gracias por haberme recibido.
— Ha sido más mi curiosidad lo que me ha hecho de atenderle, y por lo que veo mis sospechas son ciertas dado por la apariencia tan poco arreglada que tiene. — Ruedo mis ojos intentando calmar esa bola de ira que hay en mi interior.
— Veo que no ha hablado con su abuela.
— Llevo tiempo sin saber de ella, de hecho no quiero que se entrometa en mi vida ya tengo bastante con manejar su maldito casino.
— Bueno yo no vengo a que me expliques porque has dejado de hablar con tu abuela. Simplemente vengo a decirte algo importante y pienso que debes de saberlo.
— ¿El qué? — Lanza la pregunta acomodándose más en su sillón.
— Se trata de Ismael, nuestro hijo.
— ¿Nuestro? ¿Acaso te quedaste embarazada de mí en una sola vez? Por favor Samira, que ridícula te ves diciendo eso.
— Sabes algo Julien, tus palabras ya no me hieren como antes, mi dolor y mi lucha es por mi hijo, con o sin tí lucho por darle lo mejor, no espero nada de ti. Simplemente he seguido un consejo y he querido hacer las cosas bien.
— ¿Porqué me cuentas esto ahora? Aunque estoy seguro de que ese niño no es mío.
— Ismael está enfermo, si no funciona el tratamiento deberán de operarle y según los médicos no saben si sobreviva a la cirugía. Tengo miedo de que algo malo le suceda a mi hijo y...tan solo quería que lo supieras.
— Gracias por decírmelo pero no te creo. De hecho tú misma me confirmaste de haber tenido amantes.
— Mi pasado es mío y no lo comparto y mucho menos contigo, con alguien que no aprecia lo que tiene y menosprecia al menos desafortunado.
Siempre me has visto como alguien débil, me pediste entrar en un juego que yo misma sabía que acabaría quemándome y aún así accedí porque me dabas lástima.
Y ahora con el paso de los años es lo único que siento hacia tu persona, decepción y lástima por no ser un hombre que tome sus propias decisiones escuchando su corazón.
— ¿Qué quieres de mí Samira?
— Nada. Yo no quiero absolutamente nada de tí, lo único bueno que me dejaste en todo el juego al que me presté fue a Ismael, es de lo único que te estoy agradecida.
Y ahora si me disculpas debo de marcharme. Adiós Julien.
Me giro sobre mis talones para marcharme de la oficina de Julien.
Camino hacia la salida cuando en mitad del camino me encuentro a Dagna de frente.
Al parecer aún me recuerda y solo hay verla como me observa con tirria. Alzo mi barbilla dispuesta a hablar, demostrándole que estoy más que preparada para responderle.
— Vaya, vaya. Pero, ¡Qué ven mis ojos!
Si eres tú. — Con más asco no puede hablar mirándonos directamente a los ojos.
— Sí, soy Samira y por lo que veo me recuerdas.
— ¿A qué has venido, a sacarle más dinero a mi marido?
— Nunca le pedido dinero a mi ex marido y tampoco lo he molestado en nada.
— No me has respondido. — Sus ojos irradian más rencor.
— Simplemente hablar con él, no temas Dagna que no me he acostado con él y tampoco estoy tan desesperada como para hacerlo. De eso ya te encargas tú.
— Maldita zorra. — Con su mano levantada a punto de darme una cachetada aparece de la nada Julien parándola.
— ¿Qué pretendes Dagna con golpear a Samira, dónde están tus modales?
— Quítate de enmedio, ella me ha faltado el respeto.
— Déjala en paz y vayamos a almorzar.
— Te pido disculpas Samira por el comportamiento de mi esposa.
— Tranquilo a mi no me afectan sus palabras porque no soy una zorra pero ella se altera por qué le dicen la verdad.
Comienzo a caminar escuchando como Dangna grita como una loca mientras yo sonrío victoriosa por haberle dicho lo que me callé en ese momento cuando creí que al fin había encontrado al hombre adecuado y donde cuando menos lo esperé me traicionó convirtiendo mis pocas sonrisas en lágrimas que no cesaban por sus malditos comentarios acompañados de hechos.
Quizás fue un error haberme prestado a su maldito juego de engañar a su abuela para que obtuviera su herencia, pero de lo que no me arrepiento es de haber conocido aunque sea por unos instantes lo que es que le importes alguien y te cuide a su manera.
Desafortunadamente, sigo queriendo buscar al hombre que me haga sentir que todo lo malo que me ocurra él siempre estará a mi lado cuando me ocurra algo bueno no me suelte de la mano comprendiendo así que en verdad he encontrado al amor de mi vida.
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