Four
Capítulo 4
¡FELIZ ANIVERSARIO!
Pov’s Sana.
No sé qué carajos él hace aquí, pero más vale que se largue, lo último que deseo es un problema más en mi maldita vida. Me alejé lo más que pude de su cuerpo y cubrí lo que mis brazos y manos me permitieron del mío.
— ¿JungKook, qué haces aquí?
— Vine a desearte un feliz aniversario.— sonrió ladinamente.
Siento que no había necesidad de desnudarse para eso.
— ¿Y no pudiste esperar a que saliera?
Espero que no se acerque porque no sabré contenerme. Necesito sacarlo de aquí antes de que alguien nos vea y piense lo que no es. Aunque...
— Imposible resistirme a la tentación de volver a verte desnuda.
— Eres un maldito cínico. ¿Te gusta jugar con las personas?
— Es mi entretenimiento.
— Insensible de tu parte.— lo encaré.— ¿Crees que babeo por ti como lo hace la idiota de mi cuñada?
Él frunció su seño.
— Ah, no. Tú eres inteligente, por eso me gustas tanto.— mordió su labio inferior y apoyó sus dos manos en la cerámica de la pared.— Además, ya follé con ella, y como lo esperaba, no te llega ni a las zuelas de tus zapatos.
— Ya lo sabía.
— Que humilde eres.
— Lárgate antes de que...
— ¿Amor?
Mis ojos se abrieron de par en par cuando escuché la voz de ChangBin fuera del baño. Se encontraba dentro de la habitación.
¡Mierda!
— ¿Por qué pusiste el seguro?
Empujé a JungKook y cerré la llave de la ducha, el agua dejó de caer automáticamente. Le hice una seña al pelinegro para que se ma tuviera callado, él respondió con un gesto simulando cerrar una cremallera en sus labios.
Que labios tan provocativos.
¡No pienses esas cosas, Sana!
— Sí amor, lo siento es que al parecer no me di cuenta.— intenté que mi voz no saliera tan nerviosa.— ¿Necesitas algo?
— Sí, me preguntaba por JungKook.— me tensé en mi sitio.— Vino a felicitarnos pero como veo que aún estás en el baño, creo que se fue. Solo que no lo encuentro.
— No he visto a JungKook en toda la tarde, amor.
— En ese caso, no sé hacia donde ha ido.
— Estoy aquí.
Mis ojos se abrieron aún más enormes cuando el maldito habló a mis espaldas. Me apartó hacia un lado y abrió la puerta, completamente desnudo.
El rostro de ChangBin no expresaba nada, su mirada está totalmente perdida y JungKook se carga una jodida sonrisa en el rostro. Mis ojos se cristalizaron.
— Pero...
— Sí, ella y yo hemos tenido sexo en más de una ocasión y justo ahora sí no hubieras llegado la hubiera llevado al maldito orgasmo.
Un puñetazo fue a parar al rostro de JungKook haciéndolo escupir. Sonrió cínicamente y yo no encuentro la manera de mirar a ChangBin. ¿Cómo es posible que este imbécil suelte esas ridiculeces sin una pizca de tacto?
Me maldigo por no haberle dicho cuando tuve la oportunidad.
— ¿Cómo? ¡¿Cómo tuviste el descaro de engañarme?!— se dirige a mí, mi cuerpo se encuentra envuelto en una toalla.— Eres una maldita zorra.
— ¡No le hables así!— me defiende JungKook.
— ¿Por qué me haces esto, joder?
ChangBin me miró con tanta decepción en sus ojos que hasta me parece mentira que todo esto esté sucediendo.
— Chang...yo puedo explicarte.— intenté acercarme a él.— Deja que yo te...
— ¡No quiero escuchar tus putas mentiras!— me apartó con brusquedad, perdí el equilibrio y caí al suelo.— ¡Golfa! ¡Ramera!
Fue callado de un derechazo por parte de JungKook. ChangBin sin pensarlo demasiado le devolvió el golpe, y en menos de un pestañeo ya estaban peleando.
— ¡Alto!— pedí elevando mi voz levantándome del suelo.— Chang...— agarré su camisa, sin embargo no esperaba que me golpeara el rostro con su palma abierta.
— ¡Te vas de esta casa justo ahora!— tomó mi brazo bruscamente y me zarandeó.
Siento el sabor metálico de la sangre en mi boca.
— ¿No te enseñaron que a las mujeres no se les golpea?— JungKook lo empujó estampándolo contra la pared.
— Maldito desgraciado.— le devolvió el empujón.— Confié en ti, te quería como a un hermano, y mira con lo que me sales.— su voz se quebró.— Te cogiste a mi esposa.
Mis lágrimas poco tardaron en salir de mis ojos.
Se escuchó el sonido de las puertas de la habitación abriéndose. No tengo el valor de mirar a mi familia, ni a mis suegros, ni a nadie. Solo puedo llorar, he sido tan idiota por dejarme llevar de esta manera. Acabo de perder a un hombre maravilloso que podría darlo todo por mí.
— ¿Qué está pasando aquí?— esa es la voz de mi padre.
— ¿Sana? ¿Qué haces tirada en el suelo?— esa es mi mamá.
— ¿Por qué pelean?— BinSun fue la siguiente.— ¿Qué hace JungKook en boxer?
— ¡Lo que sucede es que estos dos me vieron la maldita cara de imbécil y esta zorra...— me apuntó.— ...ha follado con él! aún sabiendo nuestros planes de futuro, a pesar de haberlo dado todo por ella, de pasar por encima de mi propia familia, únicamente por ella.— deslizó su mano por su rostro.— Ella lo arruinó.
— ¿Por qué la culpas a ella solamente?— levanté mi mirada. Mi hermano estaba justo al frente y se le notaba su enojo.— ¿No te has puesto a pensar en qué tal vez ha sido JungKook quién provocó esto?
Todos guardaron silencio.
— Kai.— llamó mi padre.— ¿Lo sabías?
— Lo sabía.— confirmó.— Y sé que fue él quién comenzó todo. Estaban borrachos y a pesar de que ella se negara él insistió y terminaron haciendo...— hizo sonar su garganta.— Se metió a la habitación por voluntad y estoy seguro de que mi hermana no sabía que él planeaba entrar al baño.
Agaché mi cabeza.
¿De qué sirve que me defienda? Si de todas formas la cagué demasiado.
— Eso no quita que me haya puesto los putos cuernos.
— JungKook.— habló BinSun.— Creía que eras diferente.
— ¿Por qué suenas como una maldita despechada?
— No discutan más.— se interpuso NamSun.— Tú.— me apuntó. Caminó hacia mí y me agarró el brazo con fuerza levantándome de mala gana.— Lárgate de mi casa ahora, no queremos saber nada más sobre ti, maldita arrastrada.
— A mí hija no le hables así, bruja.
— ¿Cómo me has llamado?
— No importa.— me armé de valor y hablé ganándome la mirada de todos.— Fui una zorra, una puta, como quieran llamarme.— caminé al armario y saqué una maleta, empecé a echar ropa sin molestarme en doblarla.— Me iré.
— Sabía que en el fondo ella era una arrastrada.
— Deja el tema de una buena vez.— calló ChangBin a su hermana.— JungKook, te quiero lejos de esta casa, de esta isla y de la familia.— zanjó.— Y tú.— me miró.— No quiero saber nada más de ti. En un par de días tendrás el contrato de divorcio.
— Chang.— llamé. Me ignoró.— ¡Chang!
Su madre y su hermana salieron de la habitación, mis padres se acercaron a donde yo estaba.
— No sabía que mi hija era una golfa.
— Tomoka, ahora no es un buen momento.
— Recogeré todo.— concluyó y salió de la habitación.
— También haré lo mismo.
Quedé a solas con mamá.
— Mamá, yo...
— No me debes explicaciones, eres adulta y dueña de tus propias decisiones.— acarició con cariño mi cabello aún húmedo.— Piensa que todo sucede por algo, corazón.
La abracé y me derrumbé completamente; el dolor que tengo retenido, mezclado con la culpa me terminan de romper. Por muy absurdo que parezca todo, yo solo hice las cosas sin pensar en el daño que pude ocasionarle a los demás con mis decisiones inmaduras.
— Sana...
— Tú lárgate de aquí.— pidió mi mamá al pelinegro.— No es tampoco un buen momento para ti.
No lo miré para nada. Para mí en estos momentos lo único importante es soltar la ira, la rabia que siento hacia mí misma. Me repudio por lo idiota que fui, detesto a JungKook y esa peligrosa atracción que tengo con él. Y por supuesto, la culpa recae en mí porque siempre soy yo la que lo hace todo mal.
HueningKai tuvo razón en decir que no toda la culpa es mía. JungKook fue quien me tentó (y aunque yo haya caído como una estúpida fan quinceañera por él) no cambia el hecho de que fue él quién comenzó.
Además de eso, incluyo sus provocaciones, lo del ascensor, y lo del baño. Él fue quien entró, yo no sabía que estaba y de haberlo sabido evidentemente no lo hubiera dejado entrar.
Me doy cuenta ahora que reflexiono mejor mi situación actual, de que los sentimientos son un cóctel molotov, cuando se quebranta es demasiado fácil que ardan y terminen explotando.
— No te preocupes, cielo.— besó mi frente.— Todo estará bien, ya lo verás.
Dicen que todo pasa por algo, y me queda el consuelo al menos de que si esto sucedió es porque ChangBin no era el hombre que debía permanecer a mi lado, no era el hombre de mis sueños, ni mi media naranja y mucho menos mi verdadero amor.
Aunque dudo que el amor exista.
El amor es como una gomita que une a dos infelices, y cuando uno la suelta al otro le da en las narices. Yo le oculté a Chang todo lo que había sucedido entre su amado y querido primo y yo, y cuando tuve la oportunidad de decírselo me puse miles de excusas a mí misma y me negué a contarle por temor a lo que pensara o hiciera. Y es que estaba segura de que algo así terminaría sucediendo.
Sin embargo, de habérselo dicho me habría ahorrado el labio roto.
— Mejor vámonos a Japón, mamá.— me supliqué.— No quiero estar aquí, quiero alejarme de todo y todos.
— Bien, vámonos entonces.
— ¿Está lista la maleta?— se apoyó HueningKai en el marco de la puerta.
— Sí.
— Bien, es hora de irnos.
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