Cap. 12
En cuanto perdió de vista el auto de Linka, cerro la puerta y se paro a un lado de los dos niños que veían la casa con detenimiento.
-Entonces, ¿tienen hambre? ¿desayunaron antes de venir?
Ambos asienten sonriendo emocionados- ¿Puedo poner mi mochila en el sofá? -pregunto Laura señalando el mencionado sillón.
-Estas en tu casa, puedes hacer lo que quieras. -dice el, sentándose en el sofá. Lo que ambos no sabían, es que, literalmente estaban en su casa, pues esa era el lugar en donde se suponía donde ambos y sus padres vivirían, no en un departamento pequeño solo con su madre.
Laura dejo su mochila y se sentó al lado de Lincoln. El albino parecía estar distraído, los dos niños no le quitaban los ojos de encima, aún no podían creer que estaban junto a el, junto a su padre. Era algo imposible.
La habitación estaba en completo silencio, el albino buscaba temas de conversación en su mente, pero rechazaba cada una de las ideas que se le ocurrían, quería hablar de algo que a los dos les guste, no que solo a uno y excluir al otro, no sabia nada acerca de los gustos de los mellizos, hace algunos días, recién se enteraba que tenia hijos.
Todos los temas que pasan por la cabeza de el chico, le parecía aburridos y no quería causar aburrimiento a los pequeño, quería que se llevaran una buena impresión de él, que cuándo la latina les preguntase si quería volver a pasar la tarde con el, los dos niños aceptasen sin dudarlo.
Quería ser todo lo contrario de como lo manipulo su madre.
Salió de sus pensamientos y miro a los niños, era cierto lo que Ronnie decía, Laura se parecía bastante a él, y Lucas se parecía bastante a su madre.
-Te pareces demasiado a tu madre. -Hablo mirando al niño.
-¿En serio? Me lo dicen seguido. Mamá suele decir que Laura es igual a ti. -Revelo mirando a su hermana gemela.
-Bueno, creo que los dos son una mezcla perfecta de ambos. -Dijo- ¿Y bien? ¿Qué les gustaría hacer?
-Me gustaría que me contases cosas sobre ti, pero, tampoco me molestaría que me cuentes acerca de la historia con mamá. -hablo Laura.
-Le gusta mucho el romance. -Le susurro Lucas a lo que Lincoln asintió.
-¿Tu sabes la razón por la que nos alejo?
Por un segundo, cree que sería buena idea decirles lo que paso. Uso a su madre descaradamente, pero el si estaba enamorado. Sin embargo, el negó.
-No creo que eso le agrade, y si no te lo ha contado a ustedes, no debo ser yo el que te diga eso, es personal.
-Esta bien. ¿Podrías contarme como se conocieron? -Lucas miro a su padre y asintió repetidas veces, animándolo a que lo hiciera.- Es que en la escuela, mis amigos me contaban acerco de como sus padres se conocieron y, bueno, yo jamás pude siquiera decirles que tenía uno.
-Por supuesto.
Ambos gemelos se acurrucaron en el sofá, sabían que sería algo muy largo. Mientras que el albino tenia que reconocer que le sería difícil recordar y hablar de ello sin poder llorar. Eran recuerdo de oro, unos muy lindos, pero volvían tristes y dolorosos al tener en cuenta de que ya no se encontraba al lado de quien es y será el amor de su vida.
-Bueno, fue cuándo tenía ocho años. -comenzó- Mi madre habia conseguido trabajo como niñera en la casa de su madre, que para ese entonces tenía ocho, igual que yo. Recuerdo que nos vimos por primera vez cuándo su hermano me señalo, era tímido. Ese día recuerdo que ella me odio -soltó una pequeña risa- Pero, cuándo la vi sabía que ella sería parte importante mi vida. Y podría decir que en ese mismo instante, yo me había enamorado. Intente que se fijara en mi dándole galletas.
-¿Porque galletas? -Pregunto Lucas. Ambos mellizos mostraban completa atención a cada una de las palabras que decía su padres, pero ¿Por qué necesariamente galletas? para el niño no había sentido.
-Bueno, es que ella tenia un horario estricto, su madre era bastante dura con ella. Tenía que acostarse a las nueve y después de las ocho ya no podía comer nada.
-¡¿A las nueve?! Mamá nos hace dormir a las ocho. -Protesto Lucas.
-Es diferente, ustedes tiene seis, ella tenía ocho.
-¿Y como fue tu plan con la galletas? -inquirió Laura, restándole importancia a la protesta de el pelinegro.
-Al principio no sirvió, pero luego sucedieron un montón de cosas. -Admitió. Recordó el beso que la latina le había robado a Alex enfrente de sus narices, el beso que tuvieron ambos en Romeo y Julieta, cuándo se perdieron en el bosque, cuándo conoció a Noah y le hicieran una broma, la noche en donde ambos casi se casan aunque hallan estado ebrios. Porque, aunque Linka y Ronnie pensaron que los chicos no recordaban nada, no había sido así, apenas se levantaron Noah le dijo al albino "Feliz primer día de casado" y recordó todo. También recordaba cuándo la obligo a casarse con el, pero luego, en verdad ella se enamoro, los dos pudieron haberlo tenido todo, pero se echo a perder. -Bueno, en realidad fueron bastantes percances, pero después de algunos años, pudimos estar juntos.
-¿La extrañas, verdad?
-Claro que la extraño, su madre es única. La busque desde el día en que desapareció, durante seis años, hasta hace algunas semanas, que fue cuándo por fin supe algo de ella. -suelta un suspiro- No saben los feliz que estoy de saber que ella esta bien y mi felicidad aumento cuándo supe que ustedes dos existían.
-¿De verdad? -Pregunto el pelinegro, sus ojos parecían brillar de felicidad.
-No les podría mentir a ustedes dos. -dice- Ustedes tres me hacen feliz.
Lucas no dice nada más, simplemente se acerca más a su padre y lo abraza, el de inmediato correspondió.
Los dos niños, hace unos años habían echo una lista de ideas acerca de las cualidades que tenía un buen padre y Lincoln tenía cada una de ellas e, incluso, mucho más. Sin duda alguna, era mucho más del ejemplo que los mellizos deseaban.
El resto de la tarde la pasaron viendo un par de película y, cuándo los dos niños tuvieron hambre, el albino intento preparar una especie de sándwich, había perdido la poca practica que tenía cocinando. Al final, termino ordenando una pizza. Ronnie llamo para avisar que estaba en camino y pidiendo un millón de disculpas al no llamar en la tarde, ella habia estado bastante ocupada.
...
Pocos minutos después de la llamada de la latina, el timbre sonó y Lincoln abrió de inmediato.
-Dejame ver a los gemelos.
-Hola Ronnie Anne. Yo estoy bien, muchas gracias por preguntar. -Le respondió sarcásticamente.
Ella suelta una risita- Lo siento. No estoy acostumbrada a dejar mis hijos al cuidado de alguien.
-No soy "alguien", soy su padre. No permitiría que les pase algo.
-Lo se -sonríe- ¿Puedo pasar?
-Estas en tu casa.
El albino deja pasar a la chica y en cuánto los gemelos ven a su madre, corren a abrazar a su madre.
-¡Mamá! -exclamaron los dos.
-¿Que tal su tarde? -Pregunto.
-Genial, ¿podemos volver pronto?
-No lo se. Su padre es quien decidirá esta vez. -Les dijo a los niños dándoles a cada uno un beso en la frente.
Los tres miraron a Lincoln y el no puede evitar sonreír, podía apreciar así lo parecidos que son los dos pequeño a su madre y eso le encantaba.
-No tengo ningún problema. -Dice finalmente- Eres tu quien tiene la ultima palabra, Ronnie.
-Tampoco tengo problemas -los dos niños sonríen- Entonces ¿nos vemos mañana?
-Claro, los esperare. -Dice el.
Laura toma su pequeña mochila y se acerca con su hermano atrás a darle un corto abrazo a su padre.
-Nos vemos mañana.
Ellos asienten y se separan.
Camina hasta la puerta y los dos mellizos don los primeros en salir hablando entre ellos sobre los que más les gusto esa tarde, para luego encontrarse con su tía Linka, quien les traía unos dulces, se los entrego y les hizo una señal de silencio.
-Gracias por cuidarlos. -La latina le sonríe y busca alfo de dinero en sus bolsillos- ¿Cuánto te...?
El chico la interrumpió- No, no tiene que pagar nada, soy su padre, y me encanta pasar tiempo con ambos. -le sonríe. Sabes que si necesitas algo puedes pedírmelo.
Asiente, sabiendo que jamás sería capaz de pedirle algo, es orgullosa, y el lo sabe- En serio, gracias.
-Nos vemos mañana.
-Hasta luego... Anciano.
El albino sonrió ante el antiguo sobrenombre que antes le había puesto, en ese tiempo de relación amor-odio. Suspiro mientras la mira alejarse, por su cabeza pasa una pregunta ¿podría recuperarla?
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