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Cap. 11

Trabajaría de martes a viernes, desde las nueve de la mañana hasta las siete de la tarde. En cuanto supo su horario, llamo al albino dejándole saber los días que cuidaría a los dos pequeños, el no puso ni un solo "pero", amaba la idea de poder cuidar a los pequeños. Y ver más seguido a la latina, tampoco le disgustaba.

En cuanto la morena le comento a los mellizos que su padre se haría cargo de ambos por un tiempo, la felicidad los invadió por completo. Lincoln podía ser un completo extraño para ellos, pero ese extraño era su padre, tenían que saber más de el.

...

-¿Tienen todos listo? -Ambos adorables niños asienten con emoción- ¿Llevan algo para entretenerse? ¿Algún libro? ¿Juguete? ¿Comic? 

Estaban a tan solo algunos minutos de ir a la casa en donde Lincoln vivía. Lucas y Laura morían de emoción por pasar casi un día entero. Por otra parte, Ronnie estaba completamente nerviosa por dejar a sus dos amados hijos, sabía que no les pasaría algo malo, estaban al cuidado de Lincoln, pero aún así no podía evitar estar nerviosa, su primer día de trabajo era lo que menos le importaba en ese momento.

-¡Si! -Afirmo Lucas muy emocionado.

-No creo que nos aburramos, mami.

-No lo sé. Tu padre puede ser aburrido en algunas ocasiones. -Mintió la chica.

El tiempo que habia estado con el peliblanco, no se habia aburrido ni un solo segundo. Solo a veces que el se ponía sobreprotector o celosos, más cuándo ella salía con Noah o Alex.

-Seguro no es así. -Protesto Lucas frunciendo el ceño- ¿Podemos irnos ya? 

La latina paso su mano por el cabello del niño y sonrió.

Mientras que Laura tomo la pequeña mochila en donde traían todo lo necesario. Tomo la mano de su madre y la arrastro hasta la salida. Subieron al auto de Linka, la casa en el que el albino vivía quedaba a unos pocos minutos, así que ella no vio ningún problema en pasar a dejar a los dos niños.

Y en tan solo unos minutos, lo cuales fueron eternos para ambos pequeños, Linka paro el auto frente al lugar. Estaba exactamente igual como la morena lo recordaba. Bajaron del auto y caminaron hasta la entrada, el niño toco el timbre y en tan solo unos segundos, Lincoln abrió la puerta.

El sonrió y revolvió el cabello de ambos niños, quienes de inmediato se tirarón para abrazarlo. La chica los miro con ternura.

-¿Quieres pasar? -Le pregunto el chico a la latina.

Ronnie miro a su amiga, quien, desde el auto, le hizo una ceña de aceptación, con los ojos bien abiertos diciéndole algo como "Si no le aceptas, te matare." Volvió a mirar a Lincoln y solo asintió, el se hizo a un lado dejándole entrar.

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de la pelinegra al ver todo absolutamente igual a como lo recordaba, el sofá, la linda alfombra que ella amaba, los cuadros. La nostalgia llego a ella como la velocidad de la luz, tuvo que impedir que las lagrimas salieran cuando miro los dibujos de Peter Pan en un escritorio, El mismo dibujo con el que ambos habían acordado tener hijos.

Ella de da la vuelta.- Laura, Lucas ¿Qué les parece si van a explorar por ahí? Tengo que hablar con su padre solo por un momento.

Ambos niños asienten y se van murmurando lo bonita que se ve la casa.

-Todo esta igual como la dejaste.

-Incluso conservas esa fea alfombra -Suelta una risita- ¿Sabias que te dije eso para molestarte?

-Flashback-

Ella se encontraba en la sala, tan solo unas semanas después de que se hayan mudado a la casa que sus familias le regalaron. Estaba mirando televisión, pues estaba aburrida, para su mala suerte, no había nada interesante en la mencionada TV. Decidió ir a la cocina, tenia hambre. Opto por hacerse un pequeño sándwich con Jalea mientras pensaba como podría agradecerle a su familia por la casa, hasta que de pronto, se dio cuenta que abajo de la pequeña mesita que habia en la sala, había una alfombra. No había notado eso así que se acerco para contemplarla mejor.

Se arrodillo y comenzó a ver el diseño. Vaya que era horrible, supo que había sido Noah el que la había comprado, el y sus malos gustos, sacando a Nancy del rango, claro. Era como un tipo de diseño que eran líneas con una gato. "Este y su obsesión con los gatos" pensó.  Se puso a recorrer las líneas con los dedos, hasta que sintió una mano en su hombro.

-¿Que haces? -Pregunto su prometido, arrodillado junto a ella, sin entender bien lo que hacia.

-¡Dios! Me asustaste -Se quejo dándole un pequeño golpe en el hombro.

-Lo siento. Ahora ¿Qué haces? 

-Miraba esta alfombra. -Respondió con simpleza- Es obvio que la eligió Noah, tiene unos gatos.

-Tienes razón, se ve... mal. 

Ahí es donde ella se dio cuenta de que estaba tan aburrida, que sería capaz de buscar un trébol de cuatro hojas. Para su suerte, no había nada mejor que molestar a su novio, era divertido.

-Pues yo creo que se ve bien. -Protesto poniéndose de pie.

-Oh... amh... bueno...

-¿Insinúas que tengo malos gustos? -Se hizo la indignada con mentiras inocentes, ver la cara de su prometido en ese momento le daba tanta risa.

-No es eso... -Se excuso algo desesperado.- Solo no creí que te gustara una alfombra que Noah compro... es tan solo eso...

-Pues yo digo que esa alfombra es arte y se va quedar ahí. -protesto.

En ese momento, alguien toco el timbre, ella fue a abrir con mientras se reía, sin embargo, a mitad del trayecto hacia la puerta, sintió como alguien la tomaba de la mano y la giro. Su sorpresa fue enorme al sentir los labios de su novio sobre los suyos. No rechisto ni nada por el estilo, correspondió y quedaron así por un buen tiempo... hasta que la puerta comenzó a sonar de nuevo. El albino se separo de ella no sin antes darle un beso en la frente e ir a abrir la puerta.

-¡Ronalda Anne Santiago Casagrande! ¡Tengo que hablar seriamente contigo! -Escucho la voz de su mejor amigo. Sin embargo no reacciono, estaba paralizada y sonrojada. Su plan de molestar a su novio habia salido mal.

-¿Mmh? -Inquirió intentando sacarse el sonrojo de las mejillas e ir a la puerta.

-Diablos, estas roja ¿Estaban ocupados? -Pregunto con una sonrisa perversa.

-N-no ¿Qué sucede? 

-Bueno querida. Resulta, que yo di una hermosa alfombra a mi mejor amiga ¡Y ella no me lo agradeció! ¡DIME EN QUE MUNDO CRUEL VIVIMOS!

-Fin del Flashback-

-Tu... ahm... ¿Quieres beber algo? ¿Te gustaría sentarte? -Pregunto el albino algo tenso tras recordar como surgió todo para tener esa alfombra, y luego reír internamente como Noah le hizo un escandalo a la latina, y como ella era tan orgullosa, no le dio las gracias, sino después de una hora.

-No gracias, estoy bien -Sonríe- De hecho, tengo que irme ya.

-Oh claro, entiendo. -Asiente.

-¡Niños ya me voy!

-Ya vamos.

Y en tan solo unos segundos, los pequeños ya estaban ahí.

La latina se inclina hasta estar a la altura de ambos pequeños.- Bebes, me tengo que ir -Les sonríe- Se quedaran aquí y su padre los cuidar, cualquier cosa que necesiten, tendrán que pedírsela a él. Obedezcan y pórtense bien. Y... Lucas, no hagas travesuras. -La chica mira en especifico a su hijo y luego ríe- Intentare llamar cuándo pueda.

Se pone de pie y mira a Lincoln.

-Dios. Te estoy encargando a mis razones de vida. -Cubre su rostro con sus mano- Si les pasa algo, me muero... ¡No! Primero te mato y después me muero. -Suelta un suspiro y quita sus manos- Tienes completo derecho a regañarlos si algo de lo que hacen no te gusta. Si se aburren y no sabes que hacer, Laura ama leer, y bueno, Lucas tiene algunos juguetes en la mochila. O puedes hablarles de ti, mueren por saber todo.

Lincoln le sonríe- Tranquila. Los cuidare bien, lo prometo.

La pelinegra prefiere ahorrarse un comentario acerca de lo malo que el era cumpliendo promesas, pero no quería discutir en ese momento. Sonríe y abraza a sus dos mellizos.

-¿Alguna otra recomendación? 

-Bueno, ya sabes, ambos únicamente hablan español. -Dice- Y...eso es todo.

Lincoln asiente.

-Nos vemos en unas horas. -Dice ella y los pequeños asienten.

-¡Chau mami!

Asiente aún no muy convencida. Lincoln la acompaña hasta la puerta y le regala una sonrisa de despedida.

-Oye, confía en mi, estarán bien. -Dijo el- También son mis hijos, y los cuidare como pueda.

-Bien, bien -Miro por ultima vez a ambos- Nos vemos en un rato. Quédate al pendiente del celular, tratare de llamar cuando pueda.

El asiente riendo.

Sin decir nada más, Ronnie se da la vuelta y camina en dirección al auto en el que se encontraba Linka.

Estaba segura que Lincoln cuidaría bien a los dos pequeños, pero habían sido contadas las ocasiones que le habia dejado al cuidado de alguien, y se le dificultaba hacerlo. Si de algo estaba segura, es que el tiempo sería una eternidad.


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