Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

01 ⁝ Capítulo 1

02/12/23

— Hoy me levanto, dejo el pasado debajo de mí y me enfrento al cielo mientras este corazón siga latiendo—

Lo primero que sintió fue una ráfaga de aire, no era muy frío, tampoco cálido, pero le hizo sentir que llevaba tiempo sin respirar y finalmente había recibido el oxígeno necesario. No sabía qué esperar, no sabía qué iba a pasar, no pensó en eso.

Comenzó a mirar a su alrededor. Parecía que estaba en una cápsula, en algún tipo de cámara cilíndrica. El lateral izquierdo así como la parte superior eran metálicos, pero el resto era de cristal, así pudo ver cómo estaba en una habitación casi igual a la del hospital. La única diferencia era esta cápsula de la que no podía salir.

Sus manos estaban adormecidas, todo su cuerpo de hecho, le recordaba a aquella sensación de debilidad nada más despertar. Lo único que podía escuchar era su respiración, el silencio era tranquilizante aquí dentro. Pero conforme el tiempo pasaba comenzaba a entender el por qué de aquella sensación tan placentera: nada dolía. No sentía las vendas, ni el ardor de las cicatrices, ni siquiera las vías. Respirar era tan sencillo, se sentía con tanta energía que sólo quería usarla para disfrutar de aquella sensación de paz total.

<<Así que esto es lo que se siente...>>

Al cabo de unos pocos minutos más, apareció una mujer por enfrente y se colocó a su derecha, justo donde había más cristal y podía verla mejor. Se mostraba con una sonrisa amable además de una mirada radiante y un cabello bastante llamativo y lindo. Tenía una filipina blanca al igual que su pantalón, sólo le hizo una seña de espera y se dirigió a algo que estaba al lado de la cápsula.

Pronto esta comenzó a abrirse dejando así que entrara el aire de la habitación así como el sonido que tampoco era mucho mayor que el de dentro.

—Hola Ari. Me llamo Rachel Hobbes, soy la encargada de registrarte y mostrarte cómo funciona el Trance. Bienvenido al programa Smirnov-Evans —se presentó y él asintió antes de intentar responder, pero al comienzo su voz no consiguió salir—. Tranquilo, puede tomarte hasta quince minutos recuperar la voz una vez sales de la cápsula.

Volvió a asentir y ella le sonrió.

—¿Cómo te sientes? ¿Notas alguna molestia? ¿Te cuesta respirar? ¿Ves bien? ¿Me oyes con claridad?

Respondió a sus preguntas en el tiempo que le daba para hacerlo asintiendo o negando, siempre diciendo que todo estaba perfecto, demasiado perfecto en verdad.

—Me alegro mucho, eso significa que todo está yendo bien y ya estás en una disociación completa, es decir, tu mente y tu cuerpo ya están separados por completo. Te cuento todo así porque según el informe tú fuiste consciente y ya se te explicó en lo que consiste el Trance, ¿correcto? —volvió a asentir— Bien, aún así si tienes alguna pregunta no dudes en decirme. En cualquier momento vas a sentir un poco de ardor en tu costado derecho, no te asustes, es normal. A todos los pacientes se les crea una marca con su código nada más salir de la cápsula y arde un poco cuando esta se sella. Tristemente aún cuando regreses te quedarás con la marca pero por suerte está en un lugar no muy visible.

Lo tomó de las manos para ayudarlo a levantarse y una vez sentado notó aquel ardor que ella dijo y no pudo evitar mover un poco la bata para mirar. No pudo apreciar por completo el número, pero sí vio que se trataba de una especie de tatuaje no muy grande en el costado, casi en la espalda y a la altura de la parte superior del brazo.

—Ya está tu marca hecha. Ahora debo confirmar tus datos y explicarte un poco más de lo necesario, pero para eso debemos ir a los despachos. Te ayudaré a ponerte de pie y te daré algo de ropa para que te cambies, no creas que vas a pasar toda tu estancia aquí con bata, esto no es tan malo.

Su comentario lo hizo reír y por primera vez sonó su voz allí, lo que a ambos les llamó la atención.

Le costó unos intentos mantenerse de pie, pero sus piernas recuperaron la fuerza al poco tiempo. Aún así, en lo que ella se volteaba para entregarle la ropa él se mantuvo apoyado en la cama para terminar de recuperar la confianza al estar de pie.

Le entregó unos tenis blancos, un pantalón que hasta cierto punto podría considerarse deportivo pero bastante cómodo de color negro al igual que una camiseta sencilla de manga corta. Lo que más le llamó la atención fue que esta tenía el escudo del programa en el lado izquierdo del pecho y la bandera de su país en la manga izquierda.

—Este es tu número, espera aquí hasta que lo veas en la pantalla y te diga a qué despacho tienes que ir, ¿de acuerdo? Te veré allá.

Le entregó una tarjeta que tenía su nombre en letras pequeñas, justo debajo de un gran S-390.

Ocupó un asiento en la sala de espera que sí tenía algunas personas pero no estaba llena. Tenía un ventanal que daba a un jardín interior bastante bonito, se quedó mirándolo unos segundos hasta que notó cómo alguien ocupaba el lugar a su lado y se miraron a la vez con un saludo recíproco.

—Me llamo Sol Daystar, mucho gusto.

—Soy Ari Sedgara, igualmente —se trabó para aclarar su garganta al sentir aún la voz un poco ronca.

—¿Qué número tienes? —preguntó asomando un poco su cabeza.

—El S-390 —le mostró la tarjeta.

—Yo soy el S-389, vamos seguidos —rio mostrando su tarjeta.

—Llegamos casi al mismo tiempo entonces —dijo con una sonrisa—. Bueno, tampoco estamos tan lejos —comentó señalando su camiseta que mostraba la bandera de China.

—Hey, es cierto —miró también su camiseta y luego la de Ari entrecerrando un ojo—. ¿Camboya?

—Laos —negó con una risa al ver cómo suspiraba y se cubría la cara con vergüenza.

—Perdón, soy malísimo con banderas. Me sé la de China y mucho es. Y en general soy un poco idiota así que me voy disculpando por futuras meteduras de pata.

Lo hizo reír de vuelta y negó restándole importancia.

—No pasa nada, además tampoco es que sea la bandera más popular del mundo. Al menos supiste ubicarlo en Asia, créeme que ya es mucho a comparación de otras cosas que he tenido que oír.

Justo entonces apareció en la pantalla el número de Sol y al revisarlo se levantó.

—Uy, es el mío —se volteó para mirarlo—. Cuando nos hayan dado la información o lo que tengan que hacer, ¿quieres ir juntos? Creo que los dos estamos perdidos así que quizá ir con alguien ayude un poco.

—Claro, vamos juntos —asintió y Sol le sonrió.

—Te busco en un rato, entonces.

Se despidieron y Ari sólo tuvo tiempo de mirar el jardín unos segundos más antes de que su número apareciera en la pantalla indicándole que fuera al despacho dos. Se trataba de un pequeño cubículo donde se sentó en la única silla accesible ya que al otro lado de la mesa estaba Rachel.

—Hola de nuevo —sonrió y Ari correspondió—. De acuerdo, ahora voy a corroborar los datos de tu ficha, dime si hay cualquier error.

Comenzó por decir su nombre, edad, fecha y lugar de nacimiento, seguido por el sexo y tipo de sangre; estando todo correcto.

—Ingresaste desde el hospital general de Vientián en Laos, el día dos de diciembre de 2023, es decir, hoy —obvió con una corta risa—. Por traumatismos severos que podrían conducir a un daño cerebral, y estás catalogado con gravedad crítica.

Asintió a todo con seguridad.

—Hay tres gravedades que son admitidas en el programa. Severa es por ejemplo algún cáncer o enfermedad congénita que, aunque ponga en peligro la vida de la persona es más a largo plazo y, por decirlo así, pueden esperar un poco. Crítica, como es en tu caso, se trata de algo que pone en riesgo la vida a más corto plazo, que en cuanto se abra una vacante serás ingresado al programa. Y por último está la categoría crítica urgente que, como puede entenderse, puede ser cuestión de horas o incluso minutos lo que defina la vida o la muerte; estos pacientes son ingresados de inmediato. Lo que define las prioridades al ingresar a un paciente es la gravedad y esta se mide, como te dije, en el tiempo que pueda permitirse: ya sean meses, días o minutos.

Después de aquella explicación que lo mantuvo pensativo, ella anotó algunas cosas en la computadora y luego tomó de una caja metálica negra un brazalete del mismo color, bastante similar a algún reloj inteligente, sólo que en la parte más gruesa, en vez de marcar la hora o la información que proporciona, este tenía una línea en la pantalla de color azul turquesa. Me lo colocó y al cerrarse, la barra se iluminó.

—Este es tu brazalete, lo llevarás contigo durante toda tu estancia en el trance. Esta barra azul representa el nivel de disociación, es decir, qué tan alejado estás de tu cuerpo y por ende de tus síntomas. Conforme pase el tiempo este se va reduciendo, pero no te preocupes, hasta que no alcanza el cinco por ciento, no notas los síntomas. Recuerda que tu tiempo máximo de estancia aquí son doce meses, es decir, para el dos de diciembre del próximo año ya tendrás que haber ingresado a las pruebas o sino se provocará una muerte cerebral y por lo tanto, ya total. Pero yo entiendo y espero que te unas a un equipo en cuanto puedas o veas oportunidad, y te presentarás a las pruebas cuando le corresponda al equipo. Tienes todo un año, no te preocupes. Nada más salir de este edificio tendrás varios tablones con las listas de equipos, sólo escanea tu brazalete en el que desees y esté libre, y ya estarás en el equipo. Puedes cambiar de equipo hasta tres veces siempre y cuando vayas bien de tiempo. Osea, si ya estás en un equipo pero te haces algún amigo y quieren entrar juntos, puedes cambiarte si el tiempo te va bien, pero yo recomiendo unirte a uno nada más puedas para tener plaza asegurada, de todas formas es muy raro que alguien se quede fuera, el programa está bien regulado.

En eso ella pasó el dedo entre su muñeca y la cinta del brazalete haciendo que se ampliara un poco.

—Lo puedes ajustar fácilmente, se intenta que sea lo más cómodo posible porque no puedes quitártelo. Además, la pantalla la puedes dejar apagada o encenderla y que te muestre la hora —rio dando dos toques a la pantalla para mostrar así la hora—. Aunque el Trance no sea un lugar físico se intenta hacer que sea lo más parecido a alguna ciudad para que los pacientes no se sientan tan extraños. Por eso hasta tenemos horario, usamos la hora del Meridiano de Greenwich, así que quizá te ayude a ubicarte mejor en el tiempo, me imagino que en Laos entraste de noche, ¿no?

—Sí, era la tarde, casi noche —afirmó también riendo.

—Pues a lo mejor también tendrás un poquito de "jet lag" porque aquí es mediodía —hizo comillas con los dedos aún riendo—. Bueno, ahora te contaré un poco de cómo funciona la vida en el Trance. Como te dije, es como si fuera una ciudad, así que hay varios lugares a los que ir y poder divertirse en lo que llega tu turno para las pruebas. Hay un total de veinte edificios residenciales, ahí tendrás una habitación para ti, no son demasiado grandes pero bastante cómodas, debo decirlo —hizo un gesto con la cabeza—. Tu edificio es el cinco y tu habitación está en el piso siete, tiene tu código fuera. Tu brazalete es la llave, lo usarás para casi todo lo que implique registrarse, es bastante cómodo.

No evitó volver a mirar el brazalete aún pensando en que literalmente estaba marcando el tiempo que le quedaba para volver a casa o... bueno, no hacerlo.

—¿Qué otra cosa? Ah sí. En tu habitación tienes más ropa, igual en el baño tienes todo lo necesario, pero aún así hay "tiendas" donde puedes comprar lo que necesites. Realmente no lo compras porque aquí no se usa el dinero ni nada así, sólo tomas lo necesario sin problema, así que puedes adquirir otros objetos como... No lo sé, acondicionador, crema, hilo dental, algún tipo de zapato, lo que te venga en falta. Disfruta —los dos rieron—. No es que haya la mejor moda aquí, pero sí que puedes encontrar cosas bonitas para ponerte.

—Ya me daré una vuelta, supongo que tendré mucho tiempo libre.

—Eso seguro. Ah, lo único es que no puedes usar ropa blanca, no la vas a encontrar en las tiendas ni en tu casa, esto es porque en el trance también hay varios médicos, enfermeros, técnicos y otros profesionales que ayudan a coordinar, y ellos van completamente de blanco. Si tienes algún problema o duda, puedes preguntarle a cualquiera, y para evitar confusiones, no puedes usar ropa blanca.

—No es que sea mi color así que no habrá problema.

—Entonces perfecto. El mío tampoco pero es que no tenemos de otra, es el uniforme de trabajo —se encogió de hombros antes de reír—. Continuando con las explicaciones. Las únicas dos cosas que debes hacer de forma obligada son comer y dormir. Aunque tu cuerpo y tu mente estén disociados y lo que hagas aquí no afecta a tu cuerpo, estas dos acciones son uno de los pocos vínculos que quedan. Al comer estás "dando la orden" de que tu cuerpo acepte los nutrientes de la alimentación por sonda que tienes en el mundo real, y al dormir un mínimo de seis horas, haces que no se sobreexplote la capacidad cerebral. Bueno, y no dejes de respirar, pero creo que eso se da por hecho —los dos volvieron a reír—. Cuando estés en un equipo y llegue el turno de que se presente a las pruebas, desde tu brazalete te lo notificarán. No te preocupes, todo irá guiado.

—De acuerdo.

—Te recuerdo que puedes preguntar o pedir ayuda a cualquier persona que lleve la ropa blanca, aunque seguro que si haces algún amigo que ya lleve un tiempo también te puede ayudar. Y ya por último te comento que, con los pacientes que ya llevan más de tres meses, a las familias se les da la oportunidad de tener una especie de contacto con él. En el caso de que tu familia se presente, se te notificará con el brazalete y tendrás que ir al edificio que está justo detrás de este, es uno verde, y ahí te colocarán en una cápsula como en la que llegaste, estarás en un nivel de disociación algo más bajo y así podrás escucharlos e incluso sentir un poco, pero tú no podrás responder, eso es lo malo, además de que el tiempo límite es una hora antes de que se presenten síntomas. Pero es una oportunidad muy valiosa y mi recomendación es que, si te llamaran, aceptaras ir, a la mayoría de pacientes les anima mucho.

—Wow, eso es... no lo sé. Había escuchado que las personas en coma pueden escuchar a sus familiares, pero desde aquí dentro todo parece tan... sencillo que me cuesta creerlo. Parece como si te llamaran por teléfono.

—Sí, realmente es algo así —le dio la razón—. Yo llevo ya casi dos años en el Trance, bueno, los sanitarios entramos y salimos constantemente, pero me refiero a que llevo ya dos años destinada en esta sección de la medicina, y me sigue pareciendo fascinante.

Asintió aún con asombro y luego ella le sonrió de nuevo.

—Bueno, eso fue todo, ahora puedes salir y mirar los tableros para luego ir a tu habitación, o lo que quieras. Te deseo lo mejor y si algún día me ves por ahí, no dudes en saludarme, que a veces yo voy algo por las nubes —se despidió estrechándole la mano a lo que correspondió con la misma risa.

—Lo haré, lo haré. Muchas gracias.

Finalmente salió por donde le indicó y llegó a un pasillo ancho cuyo único final era una puerta de cristal que daba al exterior.

—Ari —se volteó al escuchar su nombre y vio a Sol quien corrió para alcanzarlo—. Ya está. ¿Todo bien?

—Sí, ¿contigo igual? —él asintió y finalmente llegaron al final, donde nos encontramos con varios tableros que contenían las mencionadas listas.

—Esto es a lo que se refería, ¿cierto? —dijo Sol observando unas cuantas.

—Me imagino —asintió observando cómo las de fechas más próximas estaban llenas por completo mientras que las más lejanas estaban casi vacías. La última lista a la que se podía inscribir era la de finales de noviembre del próximo año, pero se anotaron juntos en una lista con apenas cinco personas más que tenía fecha para mediados de febrero.

—Bueno, pues ya estamos anotados —suspiró—. ¿Vamos a mirar nuestras habitaciones?

—Sí, vamos.

Vieron cómo un letrero señalaba la dirección de los distintos edificios y zonas de la ciudad, así que no fue difícil ubicarse para poder ir a la zona residencial. Rápidamente se observaron los edificios generosamente altos.

Estaban buscando el suyo, recorriendo la calle que contaba con cuatro edificios a cada lado, y estaba rodeada por jardines pequeños.

—Dios, esto es tan surrealista —dijo Sol de repente con un largo suspiro.

—Bastante —asintió—. Me cuesta creer que está pasando en realidad.

—Bueno, me sigue asombrando todo el concepto de estar un lugar inexistente y todo eso, pero —soltó una corta risa suspirando de nuevo— yo tengo cáncer de pulmón, y normalmente ya me habría tenido que parar cinco veces en lo que llevamos de camino sólo para respirar aún llevando oxígeno, pero estoy como si nada y... No lo sé, simplemente me parece tan raro.

—Wow, claro, tú debes sentir una diferencia bastante radical. Bueno, ahora aprovecha todo lo que puedas, aunque cuando vuelvas estarás como ahora pero en el mundo real.

—Muy cierto —asintió mirándolo, pero justo cuando parecía que volvería a hablar, escucharon unos pasos rápidos en la calle bastante solitaria, y lo siguiente fue un grito que, al menos a Ari, lo asustó por unos segundos.

—¡¡Sol!!

Él volteó hacia el frente y nada más ver al chico que había gritado, una enorme sonrisa se dibujó en su rostro antes de correr contra él y chocar en un abrazo que terminó por tirarlos. Le causó bastante gracia a la vez que ternura ese momento, por eso se acercó a ellos manteniendo su paso calmado.

Era obvio que se conocían, pero Ari era un extraño, así que no quiso acercarse sin más.

<< No creo que sean familia, quizá son amigos o... Okay, acaban de besarse, son novios o algún tipo de ligue. Con más razón voy a mantener mi distancia, sería bastante incómodo si llegara de la nada acoplarme. Ahora llego corriendo y les digo que por qué no invitan. Ay no, ¿te imaginas? Soy tremendo a veces.>>

Rio por sus propios pensamientos y se quedó a unos pocos metros pero logrando escuchar todavía lo que hablaban.

—¿Cómo supiste que había llegado? Yo planeaba buscarte pero no tenía idea de cómo en un lugar tan grande —rio Sol levantándose al mismo tiempo que él.

—Te anotaste en una lista, y un chico que conozco trabaja en la administración, así que me avisó de que estabas anotado —entonces aquel chico rubio volvió a abrazarlo con fuerza—. En serio lo siento mucho, por mi culpa llegaste hasta ahora, seguro que has tenido que pasar por cosas horribles en este tiempo... Por eso te he estado esperando, necesitaba disculparme en persona, y tenía miedo de quedarme sin tiempo de-

—Hey, hey, basta —lo tomó de la barbilla para que pudiera mirarlo a los ojos, entonces por primera vez su voz sonó seria—. No vuelvas a decir eso, Luciel, no tuviste culpa de nada, no me has hecho nada malo, ni se te ocurra pensarlo. Yo soy quien debe disculparse por haberte hecho esperar tanto. ¿Cuánto tiempo llevas? Seguro que ya falta poco para que...

—Casi doce meses —respondió en seguida—, tengo un margen de una semana.

En ese momento Ari sintió algo extraño en el pecho, sudó como si estuviera en su lugar. Acababa de llegar y no dudó en hacerse un lugar lo antes posible, pero él estaba a sólo una semana de que su mente y su cuerpo se volvieran a unir y su cuerpo no soportara aquel reencuentro.

Sol lo volvió a abrazar apretando la cabeza del rubio contra su hombro.

—Yo soy quien lo siente, Luciel —murmuró dejando escuchar un beso en el hombro del chico.

El rubio sólo negó y se abrazaron unos segundos más hasta que Sol se giró hacia Ari y le hizo un gesto con el brazo para que se acercara.

—Perdón, te tuviste que comer una escenita —se excusó—. Luciel, él es Ari, llegamos juntos y estamos en el mismo equipo. Ari, él es Luciel, mi novio.

Hizo el gesto de una reverencia pero se detuvo cuando lo vio estrecharle la mano y también quedarse parado a la mitad al ver su reacción distinta. Rieron y finalmente se dieron la mano como saludo.

—Ari Segdara, mucho gusto —se presentó.

—Luciel Slocker, mucho gusto —correspondió—. ¿En qué edificio les tocó? Si quieren los acompaño.


Bajó las escaleras hasta llegar al comedor en la terraza del edificio. Se había quedado leyendo en su habitación, pero cuando le llegó el mensaje de Aiden diciendo que planeaban cenar hoy en el edificio y no salir a algún otro lado, le vino como anillo al dedo pues no tenía ganas de cambiarse para salir, pero tampoco de quedarse solo comiendo.

—Buenas, ya llegué —saludó sentándose al lado de Xavier.

—Hola —lo saludó él girando un poco su silla para no darle la espalda pues llevaba un tiempo ya girado hacia los demás ya que en ese lado parecía estar la conversación buena.

—Oye Oliver, llegaron nuevos, ¿sabías? —inmediatamente Marcel, quien estaba enfrente de él, se giró para mirarlo con emoción. Los dos se habían vuelto de los más interesados sobre los nuevos.

—¿En serio? ¿De dónde son?

—China y Laos. Es el novio de Luciel.

—¿Ya llegó? —él asintió y Oliver en ese momento suspiró sintiendo bastante alivio— Menos mal, la verdad es que ya era preocupante que esté a una semana de tener que regresar a las malas y que aún no lo hubiera visto.

Marcel le dio la razón y luego Oliver recordó el tema que quería hablar con él.

—Oye, Marcel. ¿Y eso de que te cambiaste?

—Ah sí, me cambié —asintió con naturalidad y su común simpleza y alegría al hablar—. Sasha también —señaló al chico que estaba a su lado y al oír su nombre se volteó.

—¿Qué pasó?

—Que nos cambiamos.

—Ah, sí —asintió fijándose en Oliver.

—¿Por qué?

—Asuntos —dijo Sasha después de pensarlo unos instantes.

—Luego te cuento —dijo Marcel bajando la voz y Oliver asintió.

—¡Los invitados de honor! —exclamó Neil estando sentado en el otro extremo de la mesa.

—Perdón por tardar, les estaba enseñando un poco de la ciudad —se excusó Luciel quien venía acompañado por dos chicos, no tuvo que pensar demasiado para adivinar que eran los nuevos.

—No te preocupes, nosotros bajamos desde antes pero porque no había mucho que hacer, no nos tuvieron esperando mucho —le restó importancia Heath.

—Bueno, chicos, ellos son Ari Segdara de Laos, y Sol Daystar de China. Van a estar en nuestro equipo y querían conocerlos —los presentó a ambos con la mano.

Los dos tuvieron el gesto de presentarse inclinando ligeramente la cabeza y luego nos miraron bastante tranquilos.

—Mucho gusto a todos —habló Sol.

—Bienvenidos, chicos. Siéntense, adelante —Neil hizo el gesto con la mano para que pudieran sentarse.

Ari se sentó junto a Oliver, mientras que Luciel ocupó el extremo de la mesa y Sol se puso al lado de Marcel.

—Qué lástima que hoy no estén todos los del equipo, así los hubieran conocido ya —dijo Heath—. Bueno, pero estamos unos cuantos, así van poco a poco. Mañana les avisaremos para desayunar juntos y que así los conozcan.

—Claro, estaría genial conocerlos —dijo Sol y Ari asintió también.

—Bueno, pero nos presentaremos los que estamos —dijo él de nuevo—. Yo soy Heath Moore, de Croacia.

—Okay, yo sigo. Soy Neil Turner, de Australia.

Entonces Luciel hizo un gesto antes de dirigirse a los dos nuevos.

—Antes de que se les haga raro, aquí la costumbre es decir el país al presentarse. Hay gente de todas partes y, como pudieron notar, todos hablamos el mismo idioma, así que es una forma de poder encontrar gente de tu mismo país o simplemente saber de dónde viene cada quién. No sabemos muy bien de dónde viene la costumbre, pero así ha sido desde que llegué. Lo siento, pueden continuar.

—Exacto, al principio es un poco raro pero luego se coge la costumbre. Háganle caso a Luciel, es el que lleva más tiempo de aquí —dijo Neil antes de mirar a Jana.

—Soy Jana Maes, de Bélgica.

—Yo soy Aiden Frost, soy de Canadá.

—Yo Xavier Foster, de Eslovaquia.

—Soy Oliver Kälin, de Suiza.

—Me llamo Charles Belaliu, soy de Mónaco. Un gusto.

—Zippy Lerner, de Países Bajos.

—Soy Marcel Molina, de México. Mucho gusto, chicos.

—Soy Aleksander Danilov, de Rusia. Igualmente, un gusto.

Nada más terminar fueron adentro para servirse la comida y luego poder volver a la mesa para empezar a comer. La conversación se fragmentó, pero como era usual, todos acababan interviniendo en las distintas que había.

Ari estaba contando sobre las fiestas en los hoteles ya que su madre trabajaba en uno y él pasaba mucho tiempo con ella, y ya cuando era mayor lo dejaban pasar a las fiestas de vez en cuando.

—Ay no, a mí es que nunca me han gustado esos ambientes —rio Marcel encogiéndose un poco—. Una vez fui al antro con unos amigos pero fue demasiado para mí.

—Sí, a veces está medio pesado —asintió Ari.

—Yo pues... Soy chico de hospital, pero mi hermano me ha llevado a alguna fiesta y no estuvieron mal —dijo Sol.

—Es que hay fiestas y hay fiestas —le respondió Marcel.

—Sí, eso es verdad —admitió Ari—. Hay unas más tranquilas, pero hay otras en las que sí se pone fuerte la cosa.

—Xavier es de los que se meten a todo —dijo Oliver poniéndole una mano en el hombro—. ¿Verdad que a ti te han tocado fiestas donde llega la policía?

—Sí —asintió sorprendiendo a los demás—. Un día me invitaron a una y yo como buen idiota fui sin más, luego ya vi que sí estaba pesado el ambiente y empecé a tomar mis precauciones.

—¿Con pesado a qué nos referimos? —preguntó Ari.

—A que casi en cada mesa había alguien inhalando rayas —nada más decirlo, Luciel se atragantó un poco por la sorpresa y se rieron por eso—. Y más cosas que no diré porque estamos en la mesa y porque Marcel está presente.

—Ah pues sí, entonces sí tenemos el mismo concepto de pesado —rio Ari.

—Yo ya me estaba yendo, estaba esperando el Uber afuera y en eso llega la policía. A mí sólo me detuvieron, me hicieron preguntas y como vieron que ya me estaba esperando el coche pues me dejaron ir, pero a los otros ya ni sé qué les pasó.

—Ay no, demasiado para mí —rio Marcel negando varias veces.

—Mira, la verdad es mejor que no te gusten esos ambientes, luego no acaban muy bien —le dijo Ari.

—Sí, luego pasan las detenciones, las sobredosis, las vergüenzas por el alcohol, los arrebatos de pasión... Aunque a veces no son tan mala idea y aparecen los Olivers —dijo al ponerle una mano en la cabeza al nombrado y moviéndola un poco.

—Qué hijo de puta —en verdad estalló a carcajadas cuando Xavier lo dijo.

—¿Los Olivers? —Sol ladeó la cabeza.

—Es que yo fui producto de un arrebato de pasión, como dijo Xavier —admitió entre risas y con cierta pesadez por el comentario de Xavier quien pasó a colocar su mano en la frente del chico y así echarle la cabeza para atrás.

—Oye, ¿pero qué tu no tenías dos papás? —preguntó Aiden.

—¿Tú sabes cómo se hacen los niños? —Oliver aprovechó que Xavier se empezó a reír para apartar su mano y volver a sentarse derecho antes de continuar— El Smirnov no ha avanzado lo suficiente como para que se hagan niños biológicamente a partir del amor de dos hombres, ¿sabes? ¡Y mejor que no avance! Conozco a mis papás y serían capaces de echarse otro, pero Adriel ya tiene suficiente conmigo, caería en la locura con un hermano más. Le pegaría un tiro a alguien y seguramente ese alguien sería yo.

El propio Oliver tampoco aguantó mucho más sin reírse.

—Ay no, pero Adriel te quiere mucho —dijo Xavier después de unas cuantas carcajadas.

—Y yo a él también, es un buen hombre. Cuando estuvimos de intercambio en Italia, cogía un tren desde Nápoles hasta Venecia sólo para verme, cómo lo amo.

—No, la verdad es que hay que reconocer que no cualquiera haría lo que ha hecho él —intervino Luciel—. Nos contaste que se quedó contigo hasta que llegaron los paramédicos, ¿no?

Oliver asintió y para ese entonces Xavier había vuelto a jalarlo hacia él, sólo que que esta vez fue todo su cuerpo y acabó recargado en él de espaldas.

—Los nuevos no lo saben, entonces se los cuento —los señaló con la mano antes de comenzar. 

Al parecer Luciel no quiso dar más detalles en caso de que Oliver no quisiera hablar de aquello. Casi todos hablaban con bastante normalidad sobre lo que habían vivido y lo que los trajo al proyecto, pero había quienes preferían dejar el tema apartado.

—¿Supieron lo del atentado de Ginebra?

—Sí, que pusieron explosivos en la estación de tren, ¿no? —dijo Sol y Oliver le dio la razón.

—Pues adivinen quién iba a coger el tren que reventaron. Yo —al ver sus caras sonrió de manera un poco forzada por el ambiente pesado completamente inevitable al hablar del tema, pero entonces se incorporó para seguir contando—. Bueno, mi hermano y yo vivimos en Ginebra por la universidad y él por las carreras, es piloto. Casi todos los fines de semana nos regresamos al pueblo con mis papás en tren, pero ese fin de semana por esas casualidades de la vida, sólo iba a regresar yo porque Adriel tenía una práctica especial, entonces me acompañó a la estación pero luego se regresó. Yo estaba en el andén y entonces vi cómo parecía haber algo raro en uno de los vagones así que me empecé a alejar, y cuando vi que sacaron armas salí corriendo. Fue por esas cosas de la vida, que ese día no me tocaba morir porque alcé la mirada del teléfono en el momento exacto, porque corrí lo suficientemente rápido... —su voz adquiría siempre un tono nostálgico, dubitativo, casi confundido y fascinado cuando hablaba sobre cómo era que estaba vivo por mera casualidad— Pero casi todo el tren reventó y aunque corrí a tiempo, me alcanzaron pedazos de metal y eso me desgració.

Desde que sucedió el accidente y Oliver había visto a sus padres y hermano contarle lo que pasó a sus familiares o gente cercana, veía el horror en sus caras. Pero incluso cuando llegó al Trance y tuvo que contárselo a personas que habían sufrido cosas horribles, siguió viendo sus expresiones que contrastaban con su forma de contarlo bastante tranquila.

—En el Trance nos "materializamos" como nosotros nos percibimos a nosotros mismos, y como el atentado pasó hace quizá medio año, aún no lo tengo interiorizado, pero en el mundo real tengo una cicatriz aquí —señaló debajo de su ojo izquierdo, cerca de la nariz—. Un pedazo de metal me llegó y me dañó hasta la cavidad nasal, de hecho me tuvieron que hacer cirugía plástica pero aún así se me quedó una marquita. El caso es que intenté correr pero hubo un punto en el que ya no podía respirar, entonces me caí y entre la gente que corría y el pánico del momento acabé pisado en mitad del pasillo. Adriel obviamente escuchó las explosiones y vio todo lo que pasaba, entonces entró a buscarme.

—¿Entró en ese momento? —preguntó Ari y él asintió.

—Él llegó cuando aún la gente me estaba pisando. Todos corrían para salir y él entró para apartarme y que no me pisaran más. Me encontró y nos fuimos hacia una esquina un poco más segura, y estuvo ahí conmigo hasta que llegaron las ambulancias.

—Dios, qué fuerte... —suspiró Sol.

—Y para entender de verdad la situación deben saber que no sólo fue la valentía de entrar —dijo Xavier con la voz bastante seria, pero le cedió la palabra a Oliver para que continuara.

—A Adriel lo adoptaron de Afganistán cuando tenía diez años, él vivió cosas horribles allá y se quedó muy marcado aunque lo haya ido superando poco a poco con los psicólogos y mis padres. Ahora imagínatelo yendo directo hacia donde hubo una explosión hace menos de cinco minutos —se quedó callado unos segundos y luego sólo suspiró—. La verdad es que a veces ni yo sé qué pasó o cómo lo hizo, pero en serio es increíble. Desde que lo conocí lo he admirado pero ahora literalmente le debo estar vivo, o bueno, "vivo".

—Sí, en serio es alguien increíble —asintió Xavier quien le estaba acariciando el pelo de nuevo.

—Por lo que cuentas definitivamente lo es —asintió Sol y Luciel le dio la razón—. Yo tengo un hermano mayor también. Digo, no es la misma situación, yo tengo cáncer, no es que haya estado conmigo en un momento tan peligroso como les pasó a ustedes, pero sí que ha pasado por mucho sólo por estar cuidándome.

—Claro, son esas cosas de hermanos mayores —asintió Oliver antes de que Ari volviera a tomar la palabra.

—Yo tengo un hermano pequeño, y les digo que sí, aunque a veces puedan ser un poco molestos, se les quiere mucho; yo haría lo mismo por él. Quizá Sol no porque no lleva aquí ni un día, pero tú, Oliver, debes extrañar mucho a tu hermano, ¿no?

—Sí, la verdad sí. Llevo aquí cuatro meses, hace unas dos semanas fue a verme al hospital, pude escucharlo y la verdad es que hasta entonces me di cuenta de que lo extraño demasiado. Pero bueno, ya falta poco para volver, y además yo tengo un pequeño comodín.

—¿Un comodín? —preguntó Ari.

—Mi papá es enfermero, y desde que entré al Trance, él ha estado aquí ya dos veces, así que es mi pequeño contacto con el exterior. Pero no sólo yo.

—Hay varios que tienen algún pariente que trabaja en el Smirnov, pero también, si algún trabajador está en tu mismo país, puedes pedirle que le diga algo a tus familiares si es que los ve cuando vuelve. Los sanitarios están alrededor de dos semanas como máximo, vuelven unas cuantas y luego entran de nuevo; y la mayoría no tiene problema en hacer esos favores, así que pueden hacerlo si quieren. Mi enfermera de confianza es Camelia Travis, suele estar en la administración. Así que si alguien está en el Smirnov de Quebec, ella es la indicada —dijo Aiden chasqueando sus dedos.

—¿¡Saben de qué me enteré!? —de pronto las miradas de todos recayeron en Xavier, pero por un momento Oliver se asustó por su reacción repentina.

—Dios, qué susto —dijo mirándolo.

—¿De qué?

—De que Camelia y Pavel sí que están saliendo.

—¿No lo sabías? —dijo Aiden a la vez que Marcel.

—No, yo me quedé en que teníamos sospechas, pero el otro día estaba en la cafetería y los vi juntos. Se daban cada beso que dios mío —Oliver rio por su forma de decirlo, pero al seguir recostado sobre él, lo tomó de la barbilla acercándose a é—. Oliver, ¿quieres que hagamos como ellos?

Apartó la cara y luego le dio varias palmaditas en la cabeza.

—Después —dijo con un suspiro y la mirada apartada.

—Ay, ¿son pareja ustedes dos? —preguntó Sol con una pequeña risita lo que lo hizo suspirar y mantener el silencio un par de segundos.

—Sí —dijo Xavier y luego Oliver asintió para ahorrar explicaciones.

—Pues creo que eres el único que no se había enterado —siguió Aiden con el tema respecto a Camelia y Pavel.

—¿Y tú te respetas, o sales con doctores? —mencionó Xavier con una risa floja.

—¡No, Camelia sale con un doctor, no se respeta! —dijo Marcel entre risas fingiendo un drama.

—Los que son chicos de accidente a lo mejor no lo saben, pero en los hospitales pasa cada telenovela... Entonces los doctores, bueno, y enfermeros también, tienen su mala fama de amoríos y revolcones pasajeros. Además en el hospital los chismes se expanden como espuma —explicó Xavier volviendo a reír, antes de que Marcel siguiera hablando.

—Van a verse en persona el próximo año. Él va a ir a Canadá en marzo o abril y van a verse al fin. Ellos se conocieron en el Trance y sólo se ven cuando están aquí, me parece tan romántico que se conozcan físicamente pero a la vez no.

—Como todos nosotros, de hecho —dijo Luciel señalándolos con la mano—. Nos conocemos pero no en la vida real. Sol y yo sólo nos hemos visto una vez, por ejemplo. Y de hecho creo que lo que hacen muchos equipos o grupos de amigos, es que cuando salen del Trance intentan reunirse una vez salen o al menos mantener el contacto... Podríamos hacer lo mismo nosotros.

—Claro, eso se da por supuesto. Ya lo habíamos hablado y vamos a hacer eso —asintió Aiden.

—Sí, llevamos meses conociéndonos, no vamos a simplemente olvidarnos de la noche a la mañana —siguió Marcel, pero en ese momento Sasha le tocó el hombro—. ¿Qué pasó?

—¿Cómo harías tu esto? —le mostró algo que tenía escrito en una servilleta y Zippy también parecía bastante interesado.

—¿Qué es? —ellos le respondieron explicándole por encima lo que estaba escrito y Marcel contestó rápidamente— Fórmula del volumen y ya.

—¿¡Ves!? Te lo dije.

—¿Por qué? ¿Qué pasó?

—Es que él usa no sé qué método, pero tarda un montón.

—¿Cómo lo haces? —preguntó Marcel con extrañeza.

—Suma de integrales dobles... o triples, según el caso.

—¿¡Estás loco!? —Sasha empezó a reírse por la reacción de Marcel.

—Es más sencillo así.

—Ay no, ni que estuviéramos en cálculo uno, Dios mío.

—¿Pero y si tienes un cuerpo irregular, la cosa más irregular del mundo? No puedes aplicar fórmula de volumen, o por lo menos tardas más intentando plantearlo. Sólo haces la suma de las integrales y ya, eso te funciona para todo.

—A ver, ¿y yo para qué quiero calcular el volumen del cuerpo más irregular del mundo en tres segundos? —esta vez fue Aleksander quien miró a Lerner dejando el lápiz sobre la mesa.

—¡Pues se supone que ese es tu trabajo, eres ingeniero!

—No, ese es tú trabajo: tú te inventas una fórmula o teorema con tus números imaginarios y tus teorías, y nosotros la usamos para hacer cosas que sí sirven —volvió a decir Danilov, pero antes de que pudiera responder, Marcel intervino de nuevo, haciendo reír a Aleksander por la saña que había entre ellos dos.

—¡Zippy, entiende: te guste hacer integrales no es mi problema! Tu mentalidad de físico-matemático te hace querer filosofar con números, darle vueltas a la existencia e inventarte formas más difíciles de resolver cosas, pero nosotros somos prácticos: danos una fórmula para hacerla más simple, aplicarla y hacer productos.

—Pero es que así no-

—¿Tú comes números? ¡No! ¡Tú comes comida ultraprocesada por máquinas!

—¡Esas máquinas se hacen con números, tú debes-!

—¡Pero con números que sí sirven, no con teoremas que cuya repercusión en la vida diaria es prácticamente nula! ¡Así que deja de inventarte teoremas para calcular números primos y ponte a comer, carajo!

Todos en ese lado de la mesa se estaban riendo, pero especialmente Sasha se reía por haber sido el detonante de esa discusión, y porque era demasiado gracioso ver a Marcel así de intenso.

—Me encanta contradecirlo —Sasha admitió cuando Sol lo vio, dándose cuenta de que había sido él que inició el pique, más por travesura que por maldad, pues sabía lo mucho que le gustaba a Marcel quejarse de los teoremas especialmente con Zippy.

Oliver se separó de Xavier incorporándose un poco, y se dirigió a los nuevos mientras que aquellos dos seguían hablando, finalmente volviendo a involucrar a Danilov en la conversación hasta que Jana les quitó la servilleta ya harta por la discusión.

—Así es aquí, espero que se acostumbren.

—Me desarraigo de una vida de insatisfacción y hoy renazco—

—/PROYECTO SMIRNOV-EVANS 2023/—

***

Pues aquí está el primer capítulo de Deathmatch, después de mucho muchísimo tiempo. Advertí que sería historia a largo plazo, por eso apenas estamos aquí.

Espero que les haya gustado, cuéntenme qué tal, qué opinan. Apenas estamos conociendo este lugar irreal donde estarán nuestros personajes por un tiempo, y apenas los estamos conociendo a ellos también. A lo largo de la historia se verán las historias y trasfondos de distintos personajes, así que sigan la historia para conocer lo que se traen estas pobres criaturas.

Gracias por leer y nos vemos pronto.

Atsushi~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro