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La música que reproducía su teléfono sonaba a todo volumen, llenando la habitación con su melodía tranquila y la relajante y cautivadora voz de la cantante, la cual era perfecta para motivarlo en las mañanas cuando no quería dejar la cama o ir a la escuela.
—Yeonjun, ya estoy listo.
La voz de su hermano menor se escuchó a su espalda, viniendo desde el pasillo. Yeonjun volteó con una sonrisa hacia el menor y lo vio con su uniforme, analizó que estuviera en orden antes de agarrar su propia mochila, apagar la música e ir hacia la cocina a preparar algo para el desayuno.
—Bien, entonces vamos a comer.
La luces blancas se prendieron en el momento en que sus pies tocaron el piso de la sala, alumbrando la cocina al mismo tiempo
Beomgyu agarró el control y prendió el televisor en las noticias, la voz del presentador se escuchó clara en el silencioso departamento a la par que Yeonjun prendía la estufa para preparar huevos revueltos con tostadas: los favoritos de su hermano.
—¿Qué te gustaría tomar? —preguntó mientras colocaba los huevos en un plato.
—Un té está bien, gracias —respondió el menor sin apartar su mirada de él televisor.
Yeonjun simplemente asintió y se dispuso a poner agua en el hervidor para el té de su hermano. Estaba poniendo los panes en la tostadora cuando empezó a prestarle atención al reportero y la noticia que se emitía.
El titular decía: "Niveles de temperatura siguen aumentando, expertos están preocupados."
"En los últimos dos años hemos experimentado temperaturas extremadamente altas, estas han causado un estimado de 180.000 muertes en central City y más de 250.000 muertes en los suburbios."
Se mostraron imágenes de los comúnmente llamados "sucios", gente de los suburbios, entre varias bolsas de lo que parecían ser cuerpos sin vida en la calle. El lugar se veía realmente deteriorado y sin mantenimiento alguno, daba la sensación que en cualquier momento algún bicho o roedor aparecería en cámara.
Las imágenes cambiaron y se mostró lo que parecía ser la foto de una bacteria o virus.
"Se cree y se teme que para fines del año, esta cifra pueda aumentar considerablemente.
Especialistas afirman que si algún familiar en el hogar presenta fatiga, sangrado nasal, enrojecimiento y sudoración de la piel y los ojos; se debe aislar al afectado y evitar el contacto con este. Y, en caso de observar vómitos con sangrado o compulsiones, llamar a emergencias, pues podrían ser síntomas de una nueva enfermedad desconocida.
Por el momento..."
—No deberías ver eso —dijo Yeonjun mientras y agarraba el control y apagaba la televisión.
—¿Viste como vivía esa gente? Deberían ayudarlos de algun modo...
El mayor siguió preparando el desayuno tratando de no darle importancia a las palabras de su hermano, porque sabía que una discusión con él no llegaría a ningún lado.
Beomgyu y su noble corazón siempre viendo por los demás, a veces le preocupaba que su hermanito fuera tan amable y que en algún momento pudieran aprovecharse de él y herirlo de algún modo.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la tostadora: los panes estaban listos.
Los puso en el plato junto a los huevos y se sentó en la mesa de la cocina.
—Vamos a comer, no vas a querer llegar tarde.
Beomgyu empezó a mover sin muchas ganas su comida y suspiró, apoyó su cabeza en uno de sus puños y habló en voz baja, desanimada.
—Ahora me siento mal por poder comer diario, probablemente ellos no puedan.
El mayor dejó su tenedor en el plato y miró fríamente al menor —No dejes que te agobie, esa gente no es tu responsabilidad y no hay nada que puedas hacer por ellos.
Y siguió comiendo, fingiendo que no le dolía la manera en que su hermanito lo estaba mirando, porque sabía que sus palabras lo habían herido más.
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Yeonjun estaba a punto de entrar a su salón, después de dejar a Beomgyu en la entrada de su pabellón, cuando notó a alguien apoyado en la pared, dándole la espalda, se apreciaba que temblaba ligeramente y gracias al silencio del lugar, pudo darse cuenta de su dificultad para respirar y los leves jadeos que soltaba. Aclaró un poco su garganta para que notara su presencia y el chico volteó, dejando ver su rostro enrojecido y con ojeras, se veía realmente mal.
—Wonyoung, te ves enfermo, deberías ir a la enfermería.
El chico le sonrió e hizo un gesto con la mano restandole importancia a lo que había dicho, pero al instante empezó a toser. Le dijo que no podía ir, pues se darían cuenta de su estado y no podía volver a su casa, pues sino no podría postular para ser el encargado del huerto escolar.
Yeonjun se sintió tentado a decirle que nadie estaría tan interesado en eso como para ganarle el puesto, pero se quedó el comentario para sí mismo y entró al salón para sentarse en su sitio.
Wonyoung no era tan cercano a él, compañeros de salón, así lo llamaría, por lo que no le insistió ni le dio más vueltas al asunto.
Volteó a mirar una vez más en la dirección del chico, pero no lo vio más en el lugar.
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Se encontraba en medio de la clase de comunicación, su favorita. Amaba todo lo que era letras, se le hacía muy sencillo, en especial cuando dejaban lecturas, pues la manera en la que se perdía en medio de las palabras para imaginar y entender los textos le encantaba, proyectar los escenarios en su mente y poder conectar con el libro, pero esa magia se estaba perdiendo por el sonido de la tos de un estudiante. Un pelirrojo corpulento del que no recordaba el nombre, pero siempre se sentaba atrás y recuerda alguna vez haberle pedido un lápiz prestado.
Yeonjun no parecía ser el único incómodo con la situación, pues algunos compañeros volteaban algunas veces para mirarlo, sin llegar a decirle nada. Hasta que el sonido de la silla arrastrándose sonó fuerte.
—Profesor ¿Me deja ir al baño?
El profesor asintió y el muchacho salió a gran velocidad por la puerta trasera. Algunos amigos empezaron a cuchichear, seguramente preguntándose por la salud del muchacho.
Y aunque Yeonjun no fuera su amigo, se había preocupado un poco por el estado del chico, pues parecía que iba a desmayarse en cualquier momento; entonces recordó a Wonyoung en la mañana, ya habían dos enfermos en su salón.
Dejó de pensar en eso y deseó que ya fuera receso para encontrarse con Taehyun y poder hablar con él sobre la serie que había salido de su videojuego favorito. Le encanta compartir tantos gustos con Tae, por algo eran mejores amigos desde hacía tiempo.
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—¿Me estás diciendo que se enfermó en un viaje familiar?
El tema de conversación no era "The Last Of Us", pero terminó siendo interesante de todas maneras. El receso ya había empezado y se encontraban en la cafetería de la escuela, hablando sobre su compañero enfermo el cual no volvió del baño en toda la clase.
Taehyun hablaba un poco más con Wonyoung y le había preguntado la razón de su estado más temprano, este le aseguró que se encontraba así desde esa mañana y que la noche anterior volvió de un viaje que hizo con su familia a Alaska.
Yeonjun se sorprendió.
—Supongo que la temperatura lo enfermó.
—No lo creo, me dijo que toda su familia se enfermó, espero se mejoren, Woo parecía al borde de la muerte.
Yeonjun miró a su amigo muy sorprendido "¿Toda su familia enferma?" Se preguntaba. Eo sí debía ser muy malo. Taehyun volvió a retomar la conversación al ver el rostro de su mayor.
—Sí... por cierto, vi que ahora mucha gente se está enfermando así ¿Se están cuidando, no?
Yeonjun dejó de masticar su galleta y miró a su amigo con los ojos abiertos, Tae le dirigió una mirada tranquila.
—No sabía que muchos se habían enfermado... Estamos bien, aunque Beomgyu en la mañana volvió a mencionar a los sucios, odio tanto cuando saca el tema...
—Oh... Eso es lindo de su parte, pero ¿Por qué lo odias tanto, hombre?
—Tengo mis razones...
Yeonjun apretó la mandíbula un poco y asintió mientras le daba otra mordida a la galleta que tenía en sus manos, dando por terminada esa conversación. Le quemaba saber que las personas que su hermano menor defendía tanto y opinaba que debían ser tratadas como humanos eran las mismas que en algún momento le quitaron a la persona que consideró su pilar. Esas bestias le quitaron a su héroe.
Los sucios habían asesinado a su padre.
Su padre que con todo su corazón quería ayudarlos para que tuvieran mejores vidas y ellos acabaron con la suya.
Por eso los odiaba y los detestaba con todo su ser, pero no lo diría, porque su madre intoxicó su muerte con una mentira y, desde entonces, la verdad era prohibida.
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No diría que química era un curso aburrido, iría más por "curso que no le gusta, pero lo tolera". Pero la profesora se encargaba de hacerlo especialmente aburrido, su voz tan monótona y apagada le daba ganas de salir de clase y dormir.
Normalmente tenían prohibido utilizar los teléfonos en clases, pues estos no dejaban que los alumnos prestaran atención, pero de todas formas muchos los sacaban y revisaban redes sociales. Fue en ese momento que uno de esos alumnos se levantó de manera brusca, seacercó a la profesora y le mostró algo en la pantalla de su móvil, el muchacho se veía pálido y un poco asustado, contagiando sus emociones a algunos de sus compañeros que empezaban a inquietarse.
La maestra se dirigió al frente del salón y detuvo la clase, su rostro, pálido de por sí, estaba decorado por una mueca tensa.
—Muy bien, jóvenes, voy a pedirles que ordenadamente que recojan todas sus cosas. El estado acaba de declarar estado de emergencia. —de escucharon varios suspiros y gritos ahogados, muchos se veían unos a los otros preocupados y otros se reían bajo, agradeciendo que terminara la clase— Pide que todos se mantengan en sus casas y no salgan hasta próximo aviso. Sus padres van a tener que venir por ustedes, así que esperen tranquilos.
El ambiente estaba silencioso y tenso, alumnos acatando las ordenes de la tutora hasta que pronto se escucharon pisadas rápidas desde el pasillo, algunos empezaron a mirarse desconcertados.
Pisada tras pisada, el sonido se volvía más fuerte y cercano al salón, hasta que en medio del ruido empezaron a distinguirse el eco de gritos y lamentos. El crujido de las taquillas al ser golpeadas con gran fuerza empezó a generarle un escalofrío que recorrió a Yeonjun de pies a cabeza. Y no fue el único, pues otros jóvenes dieron un pequeño salto del susto. Algo no estaba bien, en lo absoluto.
Se levantaron de sus asientos y abrieron las puertas corredizas para ver como alumnos con manchas rojas en la ropa corrían hacia su dirección y, más atrás, otro grupo pequeño bañado en el líquido rojo se lanzaban sobre otros estudiantes, los cuales empezaban a gritar de manera desgarradora.
Varios de sus compañeros empezaron a gritar horrorizados, logrando llamar la atención de esas cosas que llevaban el mismo uniforme que ellos. Vio que una de esas cosaa se ponía de pie y empezaba a correr en su dirección e hizo lo que su cerebro le ordenó en ese momento: correr.
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